Cartas a un facho, de Ramiro Padilla Atondo

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El librero

Ramón Cuéllar Márquez

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). El fascismo es una de las formas humanas del pensamiento más difíciles de definir, que sin embargo, se hace presente en muchos gobiernos alrededor del mundo, ya sea de manera abierta o soterrada. Se trata una ideología o movimiento político —convertido a veces en gobiernos— que posee un profundo carácter totalitario, antidemocrático, ultranacionalista y de extrema derecha, que provoca con ello cismas brutales en la historia mundial, pero que también influye en los individuos a tener posturas de este corte y que se oponen a todo cambio fundamental de las sociedades progresistas, emanadas desde las izquierdas políticas. 

Así, ser un facho es sintomático de una sociedad que no quiere comprender las necesidades apremiantes de las mayorías marginadas, antes bien sus propias seguridades. Y esto lo comprende perfectamente Ramiro Padilla Atondo (Ensenada, 1968) en este delicioso libro Cartas a un facho (2022), que nos presenta los dilemas, injurias, conjuras, mentiras, sabotajes que la derecha y ultraderecha mexicana desglosan en estos tiempos contra la Cuarta Transformación de la vida pública de México, encabezada por el presidente Andrés Manuel López Obrador. Me vienen a la memoria algunos títulos de obras que han dedicado cartas a un interlocutor general, como Cartas a un joven poeta (1929, póstumo) de Rainer Maria Rilke (Praga, 1875-1926), o consejos éticos a ciertos grupos humanos o bien a descendientes, como Ética para Amador (1991) de Fernando Savater (España, 1947). Bien podrían estas Cartas de Padilla Atondo llamarse Ética para fachos.

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Sin duda, vivimos tiempos interesantes que están incidiendo en la vida pública de todos. Existe una mayor politización y un gran número de gente que cada vez se involucra más. No obstante, son los fachos los que no han entendido los cambios que se están dando, se han erigido en una oposición mediocre que no tiene asideros, sin programa político, sin base social popular; son el resultado de décadas de gobiernos entreguistas, apátridas, traidores y ladrones que no supieron dirigirse a su pueblo, que lejos de promover el progreso y el desarrollo se dedicaron a corromperlo todo como forma de gobierno para sostener sus privilegios.

Los fachos son los hijos del racismo, el clasismo, una tribu que se le ha dado en llamar whitexicans por sus deseos de ser quienes no son, pero que reivindican un mexicanismo desde sus ventajas, que consideran derechos adquiridos y no productos de gobiernos empresariales corruptos que se dedicaron a saquear. La mayoría de piel blanca ha asumido que son ellos los que deben gobernar, votar, tener estudios y que el resto solo debe obedecer a sus designios y caprichos, aunque esto vaya en detrimento de la pobreza económica, social y cultural del pueblo.

Carta por carta Ramiro Padilla Atondo, con ironía, sarcasmo, de modo divertido y pedagógico, inquiere, informa, enseña, aconseja, describe los tiempos que vivimos; nos habla de los requerimientos de una sociedad que ya no se ciega, que ha puesto sus ojos en el presente y en la herramienta de la democratización verdadera para construir una Patria del futuro. Cada carta invita al facho de a pie, por así decir, a que se pregunte, que no se quede en su ignorancia tragándose todo lo que la prensa vendida le repite día y noche, en el que han convertido la Cuarta Transformación en el demonio a vencer. Pero los fachos no escuchan, se cierran a todo propósito, no miran los alcances, los beneficios, sino que han reducido su ideario al odio sistemático contra el presidente López Obrador.

Esta ética para los fachos es necesaria. Son cartas lúcidas para gente que vive en el oscurantismo ideológico y religioso. Estoy convencido de que hay que educar a las élites, quienes se acostumbraron a pensar que eran ellos los que debían marcar el destino de las mayorías. Asimismo, estoy seguro de que Cartas a un facho será leído por propios y extraños con el mismo interés con que hemos seguido otras obras de Padilla Atondo. Nuestro deber como seres sociales y animales políticos es pasar la voz de que otro mundo es posible, de que México es mucho más grande que sus desgracias, que lejos de ello hemos sabido sobreponernos una y otra vez. Cartas a un facho es el espíritu de los cambios que se están produciendo y que ya no nadie detendrá.

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Ramón Cuéllar Márquez

Nació en La Paz, en 1966. Estudió Lengua y Literaturas Hispánicas en la UNAM. Actualmente se desempeña en Comunicación del Instituto Sudcaliforniano de Cultura. Ha publicado los libros de poesía: “La prohibición del santo”, “Los cadáveres siguen allí”, “Observaciones y apuntes para desnudar la materia” y “Los poemas son para jugar”; las novelas “Volverá el silencio”, “Los cuerpos” e “Indagación a los cocodrilos”; de cuentos “Los círculos”; y de ensayos: “De varia estirpe”.

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