Asesinato en una lavandería china, de Juan José Rodríguez. 25 años después, la eternidad

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FOTOS: Cortesía.

El librero

Por Ramón Cuéllar Márquez

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). Conocí a Juan José Rodríguez (Mazatlán, Sinaloa, 1970) en 1996, con motivo de la presentación de su novela Asesinato en una lavandería china (FETA, 1996, 2001 en segunda edición y 2019 en una edición libre), en su ciudad natal. Ha sido la primera y la última vez en que nos hemos visto, no obstante, hemos mantenido la comunicación a través de redes sociales.

Es un escritor constante que ha madurado con los años y que ha creado una obra consistente y reconocida por la crítica, además de acumular lectores de manera copiosa. Guardo una profunda admiración por su narrativa, en especial esta novela que tuve la oportunidad de leer de primera mano cuando cuidé la edición que publicara el Fondo Editorial Tierra Adentro (FETA), y donde colaboré de 1996 a 2000.

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La recordaba como uno de los mejores libros que conocí del FETA, bien estructurada, bien contada y sobre todo con una anécdota extraña que en aquel entonces no aprecié porque la leí más como corrector de estilo que como lector de a pie. Hace algunos meses me enteré que habían filmado una película a propósito de la novela y que habían sacado una nueva edición por los 25 años de existencia del libro, así que me di a la tarea de buscarlo en mi escasa colección de Tierra Adentro para volver a leerla; esta vez sin la carga ni el compromiso de que había que entregar un trabajo editorial.

La leí sin detenerme una tarde. Y ahí estaba todavía esa extraña historia de vampiros que beben sangre, pero que no tienen nada que ver con los clásicos literarios, pues las criaturas de Juan José Rodríguez no salen de noche, no le temen a la luz y sobre todo sí se reflejan en los espejos. Se trata de un vampirismo exclusivo que está asociado a la eternidad, en el que necesitan beber sangre cada cierto tiempo porque necesitan de los nutrientes que les permiten no morir. Tienen cientos de años sobre la faz de la Tierra y han aprendido a esconderse y a reinventarse, para que nadie note que siguen vivos y jóvenes a pesar de los años.

Esta vez mi lectura fue distinta, de goce. Es una novela de amores y muerte, de grupos mafiosos y de chinos. ¿Por qué será que en las mejores novelas negras siempre hay chinos? No puedo dejar de asociarlo con El complot mongol. Y la novela de Juan José está estructurada alrededor de la emigración, tráfico humano, cultura y misticismo de los chinos. El reencuentro con Asesinato en una lavandería china prácticamente fue como si la conociera por primera vez, porque de pronto, como los buenos clásicos, uno descubre cosas que no habíamos visto antes. No la había leído desde 1995, y de súbito el ritmo de las palabras, de los párrafos, se mostraron con otro aliento, otro espíritu. No era sólo una anécdota, el lenguaje era el principal protagonista y daba un sentido estético que pocas narraciones del tipo logran, pues la mayoría se centra en las acciones. Pienso que Juan José Rodríguez es un narrador con la capacidad de un poeta de ofrecernos una obra no sólo como propuesta de lectura, sino arte en su sentido más amplio, como un Rulfo que suelta a las almas en pena a vagar por el mundo porque nunca van a morir.

Vale la pena acercarse a la obra de Rodríguez, pero particularmente a  Asesinato en una lavandería china, a la que el propio autor considera la mejor de sus novelas. Y esa capacidad narrativa le valió que fuera llevada al cine en 2012, que aunque está inspirada en el relato, mantiene algunos de los tópicos y acciones de la historia. La película se llama Reencarnación: una historia de amor y la pueden hallar en YouTube sin problemas, altamente recomendable. Mientras la novela nos cuenta algo de vampiros exóticos, la película nos habla sobre la reencarnación y el encuentro de las almas. Ya tenemos dos motivos para disfrutar de la literatura y el cine: tener la eternidad a la mano es cuestión de decidirlo.

 

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Ramón Cuéllar Márquez

Nació en La Paz, en 1966. Estudió Lengua y Literaturas Hispánicas en la UNAM. Actualmente se desempeña como locutor, productor y guionista en Radio UABCS, en programas como “Stradivarius” y “Libreta Cultural”. Ha publicado los libros de poesía: “La prohibición del santo”, “Los cadáveres siguen allí”, “Observaciones y apuntes para desnudar la materia” y “Los poemas son para jugar”; las novelas “Volverá el silencio”, “Los cuerpos” e “Indagación a los cocodrilos”; de cuentos “Los círculos”; y de ensayos: “De varia estirpe”.

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