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El librero
Por Ramón Cuéllar Márquez
La Paz, Baja California Sur (BCS). El viernes 6 de marzo se inauguró la exposición del Profesor Ricardo Melgar Sánchez, Acuarelas y café, en la Galería de Arte del Poliforo Cultural Universitario Ángel César Mendoza Arámburo de la Universidad Autónoma de Baja California Sur (UABCS), un acontecimiento que merece la pena destacar no sólo por la obra exhibida, sino por la entrañable trayectoria de uno de los maestros que ha dejado huella en la educación de Baja California Sur, por la entrega y dedicación, y por su amor a la docencia, tan necesaria y vital para que las generaciones se desarrollen y crezcan a la luz del conocimiento y la razón.
Nació en Santa Rosalía, B.C.S., el 7 de febrero de 1942 y se inició profesionalmente como profesor en la Sierra de Badirahuato, Sinaloa, del año 1961 a 1963, una década de muchos movimientos y cambios en el mundo, siendo la primera generación que enviaron a la sierra de esa entidad. Después regresaría a nuestro estado —en el que andaría en su mayor parte por brecha—, hacia el norte, en el municipio de Mulegé, de 1963 a 1965; en seguida hacia el sur, de 1965 a 1967 en el Rancho Las Lagunas, en el hoy municipio de Los Cabos. Estando ya en el sur del estado, de 1967 a 1971, en el Rancho El Rosario, Delegación de Santiago; de 1971 a 1974 lo asignaron a la comunidad de El Campamento, en Las Cuevas; de 1974 a 1982, en La Ribera, y finalmente, de 1982 a 1991 en la ciudad de La Paz, donde fue iniciador de la inclusión de niños con discapacidad en las escuelas primarias.
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Ese largo recorrido a través del tiempo y la tierra lo llenó de anécdotas y visiones de los paisajes que conoció, junto con la sociedad que habitaba aquellos escenarios. El Profe Ricardo Melgar pertenece a esa generación que no sólo amaba la carrera sino a la gente y sus tradiciones, costumbres que le eran familiares, cuya identidad eran sus raíces. Es por ello que una vez que dejó las aulas, después de más de treinta años —y que la mitad de ese periodo se lo entregó a los ranchos—, le encontró el gusto a la escritura y la pintura, talentos que habían estado latentes esperando por su tiempo, paciencia y experiencia que acumuló en sus viajes por toda la península de Baja California.
Ha escrito algunas narraciones que atienden la voz de los rancheros sudcalifornianos, de donde nació su admiración, su respeto y reconocimiento particular al esfuerzo de aquellos hombres y mujeres que forjaron los pasos de la nueva California, es decir, los segundos californios que fraguaron a sudor batiente su futuro. Así que de Tijuana a San Lucas, como chofer de yarda, para continuar moviéndose, ya jubilado, aprovechó para hacer sus apuntes tanto literarios como plásticos. En ese proceso se percató de que la acuarela podía fungir como transmisora de sus sentimientos por aquellos paisajes, porque los colores, los tonos de la acuarela se acercaban mucho al ámbito geográfico en el que vivíamos, pues reflejaba esos amaneceres y atardeceres de nuestro medio ambiente desértico u hostil. Según sus propias palabras, la acuarela es única para eso.
Toda esa experiencia de vida la podremos apreciar y constatar a través de sus cuadros, que se exhiben en la galería de Arte del Poliforo de la UABCS en estos días. Cada una de esas piezas manifiesta no sólo su punto de vista artístico, sino una vida completa en cada imagen, como si cada una platicara, café en mano, lo que se siente y experimenta vivir en estas tierras del Finisterra. Nadie como Ricardo Melgar Sánchez para hacernos vivir paisajes que tal vez conocemos, pero que nunca hemos vivenciado del mismo modo. El arte puede cambiar el rumbo de la humanidad y muchos parece que lo hemos olvidado. Es un buen momento de retomar el camino yendo a visitar la obra del Profe en la UABCS. No se arrepentirán.
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