El tiburón tigre

08-Jun-2021
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FOTO: Emmanuelle Camallonga

La demencia de Atenea

Por Mario Jaime

¡Oh, Dios impío! Tu bondad injusta me dio talento
Y has sido cruel con mis compañeros de barro
De quienes yo también he abusado
Si supero a todos los villanos que me precedieron
Sólo ha sido por tus dones caprichosos, ciegos.
Robert Burns

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). Una sombra tornasol navega en agua claras. Pronto se destaca como un pez macizo, con hebras rayadas en su lomo, como un idioma atávico diseñado por un pincel de ninfas. Le dicen leopardo, tintorera, tigre. Estudia a sus presas, les rodea fijando su mirada abismal que a veces se cubre con una membrana blancuzca. Seduce su tonalidad verde azulada. Detecta una tortuga que se desplaza con lentitud. Acelera desde el fondo. Su poderosa mandíbula destroza el caparazón y el diseño moteado se llena de sangre.

El más grande y feroz miembro de los tiburones réquiem tiene un morro chato y conspicuo, debajo una sonrisa atravesada que enseña la punta de dientes curveados y filosos. Galeocerdo cuvier significa tiburón con piel de zorro. Es una de las criaturas más bellas del mar. Incluso más grande que un tiburón blanco, una hembra capturada en 1957 medía 7 metros y pesaba 3 toneladas. En promedio miden más de 4 metros y son escualos prolíficos, paren de 30 a 70 crías, la única especie de su familia, vivípara aplacentaria.

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El diente del tigre es más parecido a los hemigaleidos que a los carcharínidos. Curvo, con una profunda muesca y una serie de incisiones pequeñas en el borde distal del área aserrada y cortante. Morfología parecida a grupos más antiguos. Para cubrir sus necesidades energéticas se mueven miles de kilómetros entre islas oceánicas y en mar abierto.

Diletante de aguas tropicales abunda en el Atlántico, especialmente el Mar Caribe, las Bahamas, frente a Belice y la Península de Yucatán, patrullando los arrecifes coralinos. Es frecuente en las costas del Brasil y logra subir hasta Nueva Inglaterra. Algunos se dirigen hacia las costas occidentales y australes de África. En el Pacífico es un habitante migratorio y visita todas las islas desde Hawái hasta Australia.

Es un depredador solitario, hábil cazador. Cuando son juveniles se alimentan de pulpos y calamares, de peces pequeños que vagan por los fondos, de crustáceos, rayas y moluscos. Son noctívagos. Empiezan a crecer y sus demandas energéticas aumentan. Se atreven a batir en la superficie, devoran pelícanos, gaviotas, peces mayores, persiguen tortugas y hacen pedazos los caparazones. Pasan los años y adquieren experiencia, su fuerza y tamaño le permiten acosar delfines, ballenas, focas, lobos marinos, dugongos, manatíes, marlines, otros tiburones, incluidos a sus hermanos. Caníbales también.

En Sudáfrica, Dicken y otros analizaron el contenido estomacal de más de 700 tiburones tigre capturados en las redes de seguridad de las playas de 1983 a 2014. Se dieron cuenta de que el tiburón tigre no discrimina nada, como lo que puede de toda la cadena trófica, desde camarones y bivalvos hasta ballenas, pasando por pingüinos, delfines, calamares, sepias, pulpos y muchos tiburones. La principal presa de los juveniles son peces óseos y tiburones, pero conforme ganan tamaño y masa prefieren mamíferos marinos, reptiles —adoran a las tortugas— y aves, principalmente, los alcatraces. Incluso un pajarito como el abejuco, Merops apiaster fue hallado en su estómago. Los abejarucos tienen la costumbre de refrescarse haciendo pequeñas zambullidas. Uno de ellos se encontró un monstruo que jamás podría haber soñado.

En el 2010, Gallagher y otros capturaron en los Cayos de Florida a una hembra de 2.5 metros para tomarle biopsias. Mientras los científicos trajinaban, el tiburón vomitó los restos de un ave terrestre. Fue identificada como la focha Fulica americana, un ave fornida que habita los pantanos. Drymon en 2019 publicó que el 40% de neonatos de tintoreras registrados a lo largo de la costa del Missisipi en el Golfo de México tenían pájaros terrestres en sus tripas como golondrinas, pitirres, chochines, chipes, turpiales, gorriones, entre otros.

Que le fascinan las aves de todo tipo lo muestra el hecho de que los tiburones tigre viajan miles de kilómetros hacia los atolones de Hawái específicamente, para devorar albatros en sus épocas de anidación. William Young dijo que la vida de un tiburón capturado en un palangre junto a un tiburón tigre duraría 30 segundos.

Por cierto, en ningún otro tiburón se han encontrado más restos humanos.  Abro el periódico del 7 de septiembre del 2010 y leo: “Pescadores de las Bahamas vieron como un tiburón tigre escupía un pie humano. Le capturaron y llevaron al animal a Nassau. Cuando le abrieron el vientre encontraron el costillar, los brazos y las piernas de un hombre”. En el 2002 encontraron una pierna humana en un espécimen de 4 metros. En el 2001 el cráneo del anciano Arthur Applet se encontró en otro de 3 metros. O los de Kyle Dickens, una quinceañera que se ahogó en aguas de Carolina del Norte en 1995. O los del buzo Richard Peter Bisley, encontrado en un tigre capturado seis días después de su desaparición y así, hasta no dormir. De niño leí y miré una fotografía de los pies de un hombre negro encontrados en las tripas de un tiburón tigre. Las pesadillas se acumularon.

Y es que Galeocerdo no sólo es un cazador pertinaz sino un ávido carroñero. Pantagruélico y limpiador dentro de su barriga se han hallado: piedras, remos, bolsas de plástico, basura orgánica, hot-dogs, pijamas, huesos de buey, sacos de carbón, llantas, placas de automóviles, trapos, hamburguesas, cabezas de renos, caballos, cables, rollos de papel, zapatos y la cabeza de un cocodrilo. En el estudio de Dicken, los investigadores encontraron paquetes de papas fritas, condones, cigarros, piel de gamuza, mollejas de pollo, y restos de mataderos. ¡Incluso encontraron a un cefalofo, un pequeño antílope!

No todo este bagaje puede ser digerido. Al igual que otros escualos, tienen una capacidad de regurgitar lo nefasto. Esta destreza hace que algunos tiburones cuando se encuentran en la agonía de la pesca lleguen a expeler hasta sus propias vísceras. Además, existe un comportamiento debido a la curiosidad llamado “mordidas de prospección”. El tiburón no puede manipular las cosas, así que las muerde para estudiarlas y a veces las engulle. Después de horas o días vomitará el contenido.

Algunas anécdotas parecen grotescas. Un barco de la guardia costera norteamericana programaba cargas de profundidad del tamaño de un coco para realizar sondeos geológicos en el fondo del Pacífico. Cuando lo arrojaron, un tiburón tigre engulló el explosivo y segundos después explotó. Fin sombrío que nos enseña a no meternos todo a la boca. Lo que le sucedió a una mujer en 1949 fue igual de macabro. La joven nadaba en la costa occidental australiana cuando un tigre le arrancó el brazo. Pudo sobrevivir. Días después pescaron al agresor, abrieron su estómago y encontraron el brazo cuya mano llevaba un anillo, se lo devolvieron a la señorita que se lo puso en su único miembro.

En Cuba, todavía se habla sobre la leyenda de Don Pepe, un tiburón tigre que arribó a la bahía de Nipe en 1930. Según los pescadores que lo avistaron durante veinte años, medía 5 metros y era un animal astuto que esperaba los barcos que se acercaban a Punta Salinas para devorar cualquier basura que cayera de ellos. Las autoridades prohibieron arrojar basura para alejar al depredador, pero Don Pepe aumentó su radio de acción a El Ramón, Felton, Saetía y Nicaro. Cuando los pescadores no le alimentaban, el tigre mordía sus embarcaciones. Una vez devoró a un burro que cayó al mar con todo y carreta. El 6 de noviembre de 1943, dos lanchas de pasajeros colisionaron y Don Pepe devoró a varios. Por dos décadas escapó de los que deseaban matarlo y desapareció en 1950.

En Hawái, representa un icono de peligro. Con un promedio de cuatro ataques por año, mantiene el suficiente miedo para ser considerado un enemigo. De 1959 a 1976 el Estado propuso un programa de matanza selectiva —así como el gobierno de Canadá designa a la masacre de focas. Se mataron 4 mil 688 tiburones, entre ellos, 554 tigres. Los ataques no disminuyeron. Cada tiburón capturado le costó a los contribuyentes 182 dólares. La lógica detrás de esta estrategia: los tiburones tigre vagan por ciertas áreas pequeñas.

Varios ataques fatales durante la década de los noventas hicieron que el gobierno reconsiderase las matanzas selectivas. A partir de esto se disparó la investigación sobre sus migraciones. Los científicos le pusieron sondas y transmisores satelitales. Los resultados indicaron que el tiburón tigre no se queda en el área de alimentación sino que se desplaza rápidamente, en pocas horas alejándose de cualquier punto donde ataca. Su fama de asesino también ha sido exagerada, de más de cuatro mil ataques a humanos documentados, cerca de 60 han sido efectuados por nuestro amigo. El primero confirmado en el cual se identificó a la especie fue en 1853 en el puerto de Charleston, Carolina del Sur, cuando un hombre murió al ser mordido por una tintorera preñada.

Hoy existe una atracción ecoturística en Tiger Beach, cerca de Gran Bahama, muy popular entre los que pueden pagarla. Se conoce como wrangling; esta palabra en México se conoce como curracaneo. A bordo de una embarcación los buceadores esperan nerviosos. Usan capucha, guantes y aletas negras, está prohibido usar algo de colores para no confundirse con los peces.  El instructor lanza carnada al agua, utiliza un cabo que lleva en su extremo una boya embadurnada con cebo de pescado. Cuando aparece el animal, el instructor lo atrae a la embarcación y puede que los turistas se diviertan en alejar el cebo y disputárselo a tirones. Entonces los buzos se arrojan al agua en una formación en “U”, llevan bastones de plástico para alejar a los depredadores. Los buceadores descienden al fondo arenoso para fotografiar a los tigres que nadan en círculos. A veces se juntan hasta nueve ejemplares.

Su capacidad reproductiva y su gran tamaño hacen pensar que seguirán en este mundo tremendo, como otra pieza en una biosfera formidable. Se ha calculado que pueden parir de 40 a 80 crías. Los recién nacidos miden unos 70 centímetros y crecen rápidamente. Los neonatos tienen forma de anguila, son largos y esbeltos. No tiene placenta. Sus embriones ganan un 2119% en peso húmedo durante la gestación.

Tan impresionante crecimiento hace que la energía del huevo fertilizado no sea suficiente para desarrollar por completo al embrión así que cuando la yema se termina la madre secreta un fluido por el revestimiento uterino para terminar de nutrirlos. Tal estrategia se conoce como embriotrofía. Conforme crecen se van haciendo masivos. Al año de vida ya han doblado su tamaño, en promedio crecen unos 30 centímetros al año. Después de alcanzar los 2 metros, el tiburón tigre comienza a engordar y a aterrorizar a sus posibles enemigos.

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AVISO: CULCO BCS no se hace responsable de las opiniones de los colaboradores, ésto es responsabilidad de cada autor; confiamos en sus argumentos y el tratamiento de la información, sin embargo, no necesariamente coinciden con los puntos de vista de esta revista digital.

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La demencia de Atenea

Por Mario Jaime

Doctor en Ciencias Marinas. Recibió el Premio Internacional de Divulgación Científica “Ruy Pérez Tamayo” en 2012. Entre sus libros sobre temas científicos destacan “Tiburones, supervivientes en el tiempo” y “Ensayos en Filosofía Científica” en coautoría con David Siqueiros.

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