“¿Es cáncer del bueno o del malo?”

FOTOS: María Amao Verdugo.

Colaboración Especial

María Amao Verdugo

 

La Paz, Baja California Sur (BCS).  Desde hace unas tres semanas, acompaño a mi tío Tony Verdugo a sus tratamientos de radioterapia al Centro Estatal de Oncología, en La Paz. Las primeras dos o tres ocasiones, asistía algo ensimismada, pero con gusto de acompañar a mi tío favorito y satisfecha también de tener esos momentos para conversar con él cosas de la vida y resolver el mundo desde esas bancas plateadas, brillantes, casi nuevas, que se sienten como sillones de consultorio terapéuticos.

Uno de esos días se acercó una señora de lentes de armazón negro, grueso, de ojos brillantes y una sonrisa de dentadura blanca que iluminaba su rostro, y me entregó un libro titulado Esperanza más allá de la incertidumbre. Sentí un genuino agradecimiento por el gesto y guardé el libro. Al llegar a casa, mi mamá me dijo con emoción: “¿Te lo dio una señora, verdad? Están buenísimos. A mí me dio este otro”. El que tenía era verde con el título: Vivir con esperanza.

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Casi todas las personas acompañantes de pacientes, simplemente, fijan la mirada en algún punto o en el celular, aunque también se les puede ver platicando entre ellos durante los ratos de espera en la sala. Un día llevé el libro para leer mientras esperaba y la misma señora que me lo obsequió, se acercó de nuevo para preguntarme qué me había parecido y si yo era paciente del Centro. Le conté por qué estaba allí y entonces ella me platicó su historia.

Si Dios me preguntara: “¿De qué te quieres morir?”

Carmen Altamirano Hernández es una mujer que creció en Mulegé. Aunque se fue un tiempo a Tijuana con su familia, al día de hoy reside en Mulegé desde hace 29 años, con su esposo y familia.  Tiene cáncer de mama, detectado por una revisión de rutina en abril de este año; en junio la operaron para quitarle el tumor e inició su tratamiento de radioterapia. Recuerda el primer día que pisó el Centro Estatal de Oncología: se sentía con mucha preocupación, nervios y con el deseo de que le dijeran que todo estaría bien, que se podía ir porque no había nada maligno, pero no fue así. Lo describe como un lugar de servicio; todas las personas que trabajan ahí son muy amables, porque todas las personas sin importar de qué parte del Estado, o si tienen o no seguro, son atendidos.

En esa primera cita, le hicieron dos estudios al mismo tiempo, de mastografía y ultrasonido; al día siguiente le tenían que hacer la biopsia y dar la noticia; en ese momento empezó a perder paz y tranquilidad.

El de ella fue detectado en etapa 1: confirmada 100% que era cáncer, le dijo la doctora, a lo que ella respondió:  “¿Y es del cáncer del bueno o del malo?”. Me platicó que las dos se rieron y que le explicaron que no había cáncer bueno, pero si quería una respuesta, era del malo. Carmen pensó que se iba a morir. Es lo que uno piensa al escuchar cáncer: “porque tan solo la palabra de esa enfermedad como que se ubica en muerte, ¿verdad? Como si no hubiera esperanzas”.

Narra cómo, emocionalmente, se vio muy afectada: “sola no lo puedo hacer, solo Dios me puede dar la paz que necesito”, se dijo a sí misma. Le pidió a Dios, que no permitiera que viviera con esa intranquilidad, que si ella ya había aceptado el tratamiento que le diera la fortaleza para seguir adelante, perder el miedo a las agujas y confiar en la ciencia médica. Su proceso de cirugía para retirar el tumor salió bien. Ella se salvó de la quimioterapia, y sintió alivio cuando le dijeron que todavía tenía tiempo. Pero no se escapó de la radioterapia.

Cuando doña Carmen llegó a su primera sesión, vio la preocupación en los ojos de quienes estaban a su alrededor, podía observar cómo la angustia brotaba de las personas mientras ella esperaba su turno; se daba cuenta que estaban sufriendo igual que ella, algunas acompañadas, pero muchas otras solas; y pensó que también necesitaban, como ella, una palabra de aliento, que si eran creyentes supieran que Dios está con ellos, y si no, de todas maneras. Así empezó a llevar sus libros y revistas para regalar a las personas. Así fue como conoció a Martha, una paciente del centro que viajaba sola, en transporte público desde Los Cabos, se hicieron amigas y se acompañaron en sus tratamientos. En ese lugar las personas se saludan con gusto, hacen contacto, intercambian teléfonos, Carmen dice que no solo oran, también se preguntan como están y hasta chistes se inventan. Por ejemplo, su tocaya Carmen, de Vizcaíno, le daba ánimos para el tratamiento, que no le iba a pasar nada y que todo saldría muy bien, le agarraba la panza y le decía: “¡Ay, tocaya!, todavía estás medio inflamada”, y nuestra protagonista se reía y le decía “¡No!, esta barriga es normal, mi cáncer es de mama”.

Doña Carmen es una mujer sonriente, quien, en la medida de los posible, ha hecho llevadera su situación, buscando contagiar un poco su alegría. Piensa que hay que disfrutar la vida, que es tan bonita, vivirla más en armonía que en dificultad; desde que recibió su noticia, dice que se volvió más empática con las personas que le rodean, con un mayor sentimiento de amor y empatía.  Reflexionaba: si Dios me preguntará, “Carmen, ¿de qué te quieres morir?”, no hay respuesta, todos nos vamos a morir, nadie quisiéramos ni siquiera pensar en eso, pero así es la vida, para eso no hay respuesta, ella no la encontró.

Otros sufren más que yo

En este mes, terminaron las 20 sesiones de radiaciones para Carmen. Durante estos meses, ella y su esposo han entregado libros y revistas a muchas personas; algunas les pedían más. Carmen dice que el sentimiento de recibir una sonrisa, un “Gracias”, “Que Dios le bendiga”, le daba satisfacción, una sensación de bienestar; porque a pesar de que ella era la que estaba dando algo, era también la que recibía: crecimiento, fortaleza y saber que aún dentro del cáncer hay muchas personas que sufren mucho, “incluso, más que una”. Cuenta que muchas mujeres le abrieron su corazón, casos en etapa cuatro que durante ese proceso perdieron a familiares y las ganas de vivir, un sin fin de circunstancias que a Carmen le hicieron pensar: “¿Por qué estoy llorando yo por esto? si estoy tan bendecida”.

Carmen inicia el seguimiento de 5 a 6 años de observación para asegurarse de que no haya quedado nada y pueda continuar sana el resto de su vida. Dice que, aún así, seguirá con su red de apoyo, mandando mensajes y, sobre todo, seguir dando ánimo a quienes lo necesitan.

El mensaje de Carmen a mujeres que acaban de recibir su diagnóstico es que Dios está a su lado, que estará abrazándola, sea cual sea su proceso, porque el de todas es diferente, unos más dolorosos que otros; humanamente hablando, en esta institución la van a apoyar. Sobre todo, que todas las personas debemos estar atentas a las revisiones, el cáncer detectado en etapa temprana siempre es probable sanarlo.

Agradecimiento y motivación

La última vez que yo estuve ahí, después de una videollamada con Doña Carmen, vi el Centro Estatal de Oncología con otros ojos; puse más atención a la mirada de quienes estaban a mi alrededor. Algunas personas sonreían y saludaban, asintiendo con la cabeza, reconociendo ya una familiaridad conmigo. En esto llega un señor sonriente, saluda a mi tío con alegría y fue ahí cuando vi en sus manos uno de los libros verdes de Doña Carmen. De lejos lo observé, lo leía y meditaba, dejaba el libro, sonreía al libro y lo volvía a tomar. No me aguanté y me acerqué a platicar con él. Se llama Enrique, y al igual que mi tío, estaba ahí para recibir 39 sesiones de radio. Dijo que su actitud y sonrisa son por la alegría de vivir; es optimista, cree en Dios, vive con ánimo; también pensó que se iba a morir, como doña Carmen, pero igualmente, se puso a disposición de la ciencia y de Dios. Cuando recibió el libro, dijo que sintió sorpresa, agradecimiento y motivación.

El Centro Estatal de Oncología “Dr. Rubén Cardoza Macías” se inauguró en noviembre de 2018. De acuerdo con las Estadísticas a propósito del Día Mundial contra el Cáncer, publicadas por el INEGI el 30 de enero del presente año, Baja California Sur se encuentra en segundo lugar a nivel nacional en el indicador de tasa de defunciones por tumores malignos con un 86.2. En cuanto al cáncer de mama, BCS con 24.3 por cada 100 mil mujeres se encuentra muy por encima del promedio nacional como causa de muerte, que es del 19.3.

Quizás, preguntarse si hay cáncer del bueno o del malo suena extraño, pero lo que es una realidad es que el impacto en la vida de quienes lo padecen, mueve las fibras del alma y el corazón para hacer algo por los demás y eso cambia vidas, mueve perspectivas y regala oportunidades, de replantearnos nuestra existencia y reflexionar lo mucho que podemos hacer en nuestras circunstancias, cada quien con lo que tiene, como puede, donde puede; eso ya es mucho. Pienso que no hay cáncer bueno, pero sí el que hace ser y hacer el bien. Por eso, Carmen, que es cristiana adventista, sigue ahora regalando sus libros y dando la luz de su sonrisa.

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AVISO: CULCO BCS no se hace responsable de las opiniones de los colaboradores, ésto es responsabilidad de cada autor; confiamos en sus argumentos y el tratamiento de la información, sin embargo, no necesariamente coinciden con los puntos de vista de esta revista digital.

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Colaboración Especial

Es Licenciada en Ciencia Política y Administración Pública por la Universidad Autónoma de Guadalajara,
cuenta con diplomados en Alta Dirección, Género, Violencia Familiar, Liderazgo Político y Docencia Universitaria. Tiene estudios de Maestría en Administración Pública y Maestría en Inclusión Social,
Género y Derechos Humanos; ambas por la Universidad Internacional de La Paz, donde es docente, y donde también se ha desempeñado como Subdirectora Académica del 2016 al 2018, y Directora General de Extensión y Difusión Universitaria del 2022 al 2023. Como servidora pública, del 2018 al 2021 fue Directora General del Instituto Municipal de la Mujer en el municipio de La Paz. Actualmente se desempeña como profesora-investigadora en la UABCS; de manera independiente, imparte cursos de capacitación a instituciones públicas y privadas en diversos temas orientados al fortalecimiento de las organizaciones y sus integrantes.

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