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Lightyear: una dosis divertida de ciencia ficción

FOTO: Internet

Kinetoscopio

Marco A. Hernández Maciel

Pais: USA

Director: Angus MacLane

Duración: 105 minutos

La Paz, Baja California Sur (BCS). Durante toda la pandemia, el estudio de animación Pixar no había estrenado ninguna producción en las salas de cine. Desde Soul, pasando por Luca y más recientemente Red, todas fueron enviadas para alimentar al recién estrenado servicio de streaming Disney+ con resultados mayormente favorables en la crítica, dejándonos a varios con las ganas de haber podido disfrutar dichas producciones en la gran pantalla.

Tras dos años de ayuno, Pixar regresa y nos trae la aventura del Buzz Lightyear real, en el que se inspiraron los juguetes de la saga Toy Story. Si, esto suena un poco confuso y me permito aclararlo en la medida de lo posible. La historia contada en Lightyear no tiene absolutamente nada que ver con Toy Story, salvo el diseño del juguete. Creo que quedará más claro con un ejemplo: imaginen que en vez de Buzz Lightyear, el protagonista de Toy Story hubiera sido una figura de juguete de He-Man. La historia que conocimos de los juguetes de Andy no tiene nada que ver con la historia de la caricatura de He-Man, y aquí sería el mismo caso.

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Lo anterior me parece importante porque desde el estreno, he sido receptor de varias quejas muy amargas que ansiaban ver a los marcianos, a Woody o alguna interacción importante con Pizza Planeta. Nada de esto sucede y eso es algo bueno, ya que eso da pie a nuevos personajes y nuevas aventuras. Así que lo mejor es quitarnos esa expectativa y peso de encima para saborear un film de ciencia ficción que juega con conceptos como la relatividad y los viajes en el tiempo y disfruta la influencia de clásicos como Alien, Depredador, Star Wars, Star Trek y por supuesto, Wall-E.

Si, Lightyear apunta alto y busca ponerse al tú por tú con esos clásicos de la ciencia ficción. Apoyados con la siempre soberbia animación de Pixar, que película a película se supera y sorprende con los sets y decorados digitales, este film es una aventura intergaláctica divertida y emocionante que tiene su punto más fuerte en el desarrollo de sus personajes, porque si bien la capacidad técnica de Pixar es incuestionable, lo que ha hecho que este estudio sea ya un referente histórico del cine son los personajes tan entrañables que son capaces de crear, destacando la introducción de Sox, el gato cibernético que acompaña a Buzz en sus aventuras y que se convierte en el roba pantallas de la misma.

Desafortunadamente no todo es perfecto, ya que el guion del film sufre un poco al intentar develar el misterio principal, que si bien permite que la historia avance y se vuelva más emotiva, su resolución no está del todo bien ejecutada y puede provocar distracciones en el público que sigue buscando respuestas que no están de todo claras en en la trama.

​De igual forma, es notorio el peso de crear una película sobre un personaje ya conocido y muy querido, lo que presumiblemente limitó el potencial de experimentación y atrevimiento al que Pixar se ha destacado en otras producciones, como por ejemplo lo que pudimos vivir hace ya tiempo en Wall-E. En resumen, Lightyear es una memorable y emocionante aventura intergaláctica que desafortunadamente tenía un universo finito.

Quizás, sin el peso del apellido Lightyear, los realizadores de Pixar, ya liberados de esa carga, hubieran creado la aventura espacial que nos llevara al infinito… y mas allá.

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AVISO: CULCO BCS no se hace responsable de las opiniones de los colaboradores, esto es responsabilidad de cada autor; confiamos en sus argumentos y el tratamiento de la información, sin embargo, no necesariamente coinciden con los puntos de vista de esta revista digital.




Crítica: ‘Cars 3’

IMÁGENES: Internet.

Por Marco A. Hernández Maciel

Calificación: ***** Bien actuada, escrita y dirigida

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). Desde el lanzamiento de Toy Story en 1994, Pixar tuvo una racha perfecta de producciones que fueron una amalgama exitosa en crítica y taquilla. La dirección de John Lasseter los llevó a concebir historías increíbles como Wall-E, Up! y Toy Story 3 y las predicciones apuntaban a ir más arriba. Pero entonces llegó Cars 2 y la racha perfecta se terminó. Con decisiones creativas muy extrañas, ­—seguramente se basaron en las ventas de los juguetes—  se decantaron por darle el protagonismo a Mate la Grúa, dejando en segundo plano todo lo que había hecho memorable a la primera parte.

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Con ello en mente, Cars 3 supera en todo a su antecesora, y se convierte en una digna secuela. Y al parecer, Pixar se tomó muy a pecho el desprecio por la segunda parte ya que la única referencia a ese film es que respetan el orden de los números, no quedando rastro alguno de esa exótica y rara aventura de espías que fue la segunda entrega. Con decir que incluso Mate es poco más que un cameo y —quizás hiera algunas susceptibilidades— no se extraña en lo absoluto.

En esta tercera parte, el Rayo McQueen es un corredor consolidado que domina su competencia cuando el tiempo, y la tecnología lo alcanzan para verse superado por los más nuevos competidores. Así que después de un suceso casi trágico, empieza a reevaluar su carrera y busca la manera de mantenerse vigente con la ayuda de una entrenadora personal llamada Cruz Ramírez, contratada por su nuevo, rico y poderoso patrocinador llamado Sterling, quien es un impulsor de la tecnología que no duda en desechar lo que no sirve.

Con esta premisa, la historia se convierte en un road trip que lleva al Rayo y a Cruz de viaje por muchos caminos donde la productora Pixar aprovecha para mostrar el gran avance tecnológico logran en cada producción que presentan en la gran pantalla. Las imágenes creadas tienen un nivel de textura que en algunas ocasiones parecen cien por ciento reales. La recreación de múltiples escenarios y climas es sobresaliente y ello contribuye a que la historia y los personajes sean aún más entrañables. En la playa, en el lodo, en el bosque, entre la niebla, en el desierto y dentro de la pista de carreras, todo está cuidado al más mínimo detalle. Con Pixar, el entorno se convierte en un personaje y todo el conjunto se sublima para crear un producto visualmente perfecto.

Y aunque toda la película se mantiene en ese nivel de perfección visual, hay tres secuencias que explotan al máximo esa cualidad: la carrera inicial, el entrenamiento en la playa y la batalla en el lodo. No contaré de más en la trama pero el ritmo de edición, los encuadres, movimientos de cámara y la coreografía de cada personaje están realizadas con maestría. La carrera nos lleva directamente al asfalto y sentimos en carne propia el vértigo, el calor y la emoción como nunca se había mostrado en el cine. La secuencia en la playa es sumamente divertida y todos aquellos fanáticos de Rocky no evitarán recordar aquella épica carrera entre Rocky Balboa y Apollo Creed en su preparación para derrotar al monstruoso Clubber Lang. Y la batalla en el lodo es un caos perfectamente sincronizado y que nos introduce a un personaje que seguramente será de los nuevos favoritos de la franquicia.

Sin embargo, el guion de Cars 3 batalla para mantener su nivel de emotividad hasta el final y decide tomar la vía fácil, la vía conocida sin arriesgar mucho en su historia. Se mantienen en la línea del homenaje a la nostalgia y se apega mucho a la primera entrega. Los malos resultados de la segunda parte los obligaron a irse por la segura, sin complicaciones, apelando al carisma de los personajes y transitando por el camino ya conocido. Un camino que deja vía libre para seguir explorando el mundo de Cars.

La calificación de Kinetoscopio:

5 Estrellas: Clásico imperdible

4 Estrellas: Bien actuada, escrita y dirigida

3 Estrellas: Entretiene

2 Estrellas: Sólo si no tienes otra opción

1 Estrellas: Exige tu reembolso

0 Estrellas: No debería existir

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La Fiesta (¿o sermón?) de las Salchichas

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“La Fiesta de las Salchichas”. Imágenes: Internet.

Kinetoscopio

Por: Marco A. Hernández Maciel

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). Sexo explícito entre alimentos. Salchichas, pan para jates, tomates, elotes, mayonesa, mostaza, catsup, se preparan para mostrarnos una de las más locas orgías en la historia del cine animado. Además, tenemos a Seth Rogen, Kristen Wiig, Edward Norton, Jonah Hill, James Franco, Michael Cera, Paul Rudd y Salma Hayek prestando sus voces a los personajes principales, y ¡subtitulada! ¿Que más quieres? El cine es diversión y esta apuesta animada sólo para adultos promete un hit seguro, ¿no?

No. Esta producción resulta en un aberrante intento de afanes evangelizadores y filosofía más barata que la producida por Paulo Coehlo. Porque realmente, ¿alguien en este mundo necesita que una salchicha caliente que sólo busca introducirse en un pan nos venga a derrumbar los mitos de la religión? ¿En serio un baguel y una pita son el canal más efectivo para solucionar el problema entre Israel y Palestina? O los mexicanos, ¿no somos más que tequilas embriagados y tacos dorados?

Si bien, la intención en algún punto de la cinta es criticar los estereotipos y los clichés alrededor de cada grupo étnico, y reduce a los gringos a una raza controlada por el sexo y la mariguana, su afán didáctico la convierte en una especie de capítulo de Plaza Sésamo mal escrito, mal planeado, y lleno de maldiciones y leperadas. Porque en algún punto esta idea pudo ser buena, “un Toy Story en el Soriana”, pero los guionistas (Seth Rogen, Evan Goldberg y Jonah Hill) se desviaron demasiado y se convirtió en un tormento de tonterías que además, buscan aleccionar a una reflexión de la vida eterna y los supuestos dioses que nos gobiernan.

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Y es válida la intención, pero cuando prometes un film que te garantizará hora y media de carcajadas, y te encuentras a una salchicha dando consejos de superación personal a su amiga que salió defectuosa, tratas de explicar la alegoría de La Caverna de Platón con un bote de mostaza en crisis y terminas con una parodia de La rebelión en la granja de Orwell mezclado con una versión extrema de Sodoma y Gomorra, hay muchas cosas que simplemente no funcionan.

Y si bien dentro de todo hay momentos hilarantes y muy bien logrados, el guión nos regresa a ese laberinto filosófico-evangelizador que quiere que nos detengamos a reflexionar un poco sobre el sentido de la vida. Y es en ese momento donde te imaginas a los directores Greg Tiernan y Conrad Vernon como el cura gruñón, el vendedor de telemarketing, el prefecto de la secundaria, tu amigo el cerebrito o tu tío que viene del D.F. sermoneando y exponiendo toda su inmensa sabiduría,  que sólo logra irte irritando más y más hasta que abandonas la sala, o miras al piso y te desconectas del mundo para no sufrir un ataque de ansiedad.

¿Quieren disfrutar una verdadera fiesta de salchichas? Salgan a la esquina de su cuadra, lo disfrutarán muchísimo más que perder 89 minutos de su vida. Y por ese tiempo que les estoy ahorrando, al menos invítenme uno con todo y cebolla asada.