1

Explica catedrático de la UABCS importancia de tiburones en ecosistemas marinos

FOTO: UABCS

La Paz, Baja California Sur (BCS). A través de un boletín de prensa de la Universidad Autónoma de Baja California Sur (UABCS) se informó que, al contarse entre los depredadores tope, los tiburones desempeñan un papel sumamente trascendente dentro del ecosistema marino, al mantener un equilibrio de especies en la cadena trófica, al igual que sirven como un indicador de la salud oceánica.

Esto lo dio conocer el Dr. Mario Jaime Rivera catedrático de la UABCS en el área de Ciencias Marinas y Costeras, en una plática que sostuvo en un ciclo de videoconferencias que, actualmente lleva a cabo la casa de estudios, para abordar diferentes problemáticas sociales y ambientales.

De acuerdo con el investigador, hasta el año 2020 se tienen registrados nueve órdenes de 34 familias, 107 géneros y 478 especies de tiburones en el planeta. En México, la biodiversidad de tiburones es del 19% respecto del total, con 59 especies que habitan en sus aguas. Y en el caso particular de BCS, señala que se han registrado 94 especies de elasmobranquios, de las cuales 54 son de tiburones, agrupados en 18 familias; y 40 de rayas, agrupadas en 13.

El científico explica que, si bien, muchos tiburones son depredadores tope, es decir, que están en la cima de la pirámide alimenticia, también los hay mesodepredadores, o sea que se ubican en un rango medio de un nivel trófico. De esta manera, un tiburón grande puede alimentarse de una foca, pero una foca de mayor tamaño puede alimentarse de un tiburón pequeño, revela el investigador al hablar de la complejidad que existe en las redes marinas.

Eso sí, hizo hincapié en que cualquier desequilibrio puede provocar un efecto en la red y dispersarse de manera muy veloz a través de la misma, causando serios daños al ecosistema marino, de allí la importancia de hacer conciencia y generar estrategias de conservación.

En torno a los tiburones, dijo que, lamentablemente, la captura incidental representa una de las principales causas de disminución de sus poblaciones, además que, en nuestro país, particularmente en la zona del Golfo de México, 50% de la producción de especies de importancia comercial de la pesca artesanal está integrada por organismos inmaduros.

“Se va pescando cada vez más afuera. Desde una perspectiva demográfica, las especies con tallas máximas, coeficientes de crecimiento lento, baja fecundidad y gran talla de madurez son particularmente vulnerables a la pesca#, expuso el Dr. Jaime Rivera.

Reveló que, de las 478 especies conocidas, se cuentan a 49 como vulnerables, 14 amenazadas y 10 en peligro de extinción, lo que significa que el 14% de todas las especies de tiburones está en alguna categoría de riesgo. En el tema particular de la pesca incidental, el catedrático universitario sugiere estudiar las características operacionales, entre ellas si las redes o artes que se utilizan tienen algún método de escape para la especie que se desea proteger, el ancho de malla o incluso número de anzuelo.

Asimismo, el atender de manera adecuada la postcaptura, como ya lo han hecho ciertas flotas atuneras para no afectar a delfines o tortugas marinas. “Lo mismo puede hacerse respecto a los tiburones, utilizando, por ejemplo, rampas especiales para deslizarlos al mar, entre otras técnicas”, acotó.

En cuanto a la importancia de conservar los tiburones, el investigador refirió que diversas organizaciones relacionadas con el tema han argumentado su trascendencia ecológica, vulnerabilidad a la que están expuestos a la sobrepesca, además de su relevancia para el sector ecoturístico.

Incluso, mencionó que ya hay países donde se ha prohibido la pesca total de tiburones, como el caso de la República de Palaos, que en 2009 se convirtió en un santuario de estas especies, prohibiendo toda pesca en sus aguas territoriales, concluye el boletín de prensa de la UABCS.




El extraordinario tiburón toro

FOTOS: Internet

La demencia de Atenea

Por Mario Jaime

Es pescado que acomete a una vaca y a un caballo cuando pace

y bebe a orillas de los ríos y se come a un hombre.

Francisco López de Gómara

 Historia de la conquista de México

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). A principios del siglo XX cerca de San Carlos, en el río San Juan, un indígena nicaragüense apilaba troncos cuando perdió el equilibrio y cayó al agua. Siguió una explosión de sangre y un grito que se perdió en la selva. Cuando recobraron el cuerpo le encontraron mutilado.

Días después capturaron a un tiburón robusto de morro amplio y coloración broncínea. En su estómago se encontró la pierna de la víctima. A casi 180 kilómetros del mar Caribe, en plena jungla, había muerto por el ataque de un tiburón toro Carcharhinus leucas.

También te podría interesar: ¿Somos más estúpidos que nuestros ancestros? (II) Sobre disonancia cognitiva

En el río Ganges, sagrado para los hindúes, dos tiburones hacen presa de los cadáveres y los peregrinos, el tiburón del Ganges y el tiburón toro. Cito este pasaje del viaje del poeta Leonardo Fernández Nadieco a Varanasi para acceder a la atmósfera de estos páramos:

Hombres y mujeres de todas las edades se bañaban en las aguas heladas; incluso la bebían (nuestra guía mencionaba que las aguas del Ganges están tan contaminadas que se consideran sépticas, con registros de millones de bacterias fecales coliformes, treinta grandes drenajes descargan continuamente). Sin embargo, a la gente poco le importaba, algunos encendían veladoras que eran arrastradas como flores en llamas en la cabellera de la diosa Ganga. El guía remó hasta el Manikarnika ghat. Al bajarnos de la canoa, nos recibió la imagen de una pierna saliendo de una pira funeraria. 

El olor acre y dulzón de la carne humana,

el fuego literal lamiendo el pecho,

la carne que se ampula y carboniza,

el vapor que evacua nuestro cuerpo.

El encargado de lidiar con los turistas nos contó que ahí llegaban cadáveres de todos las regiones del país y que el fuego llevaba encendido desde hacía cientos de años. Primero envuelven el cuerpo en una tela, lo sumergen en el Ganges y después lo queman. La visión de ese momento persistirá en la memoria: en el espacio trémulo que construyen las llamas se levantaba el sol y duplicaba su majestad naranja en la piel del río, dos perros  peleaban a muerte por un hueso, una vaca defecaba a unos cuantos metros y un grupo de niños correteaba un papalote. La muerte y la vida se reconciliaron en ese instante, ese instante era la India vibrando, sonriendo.

¿Cómo es que en estos ríos plagados de basura, carroña y  cenizas pululen los galeodos?

El tiburón toro puede penetrar el agua dulce gracias a su fisiología. Es un organismo eurihalino, es decir, se aclimata al agua dulce y al agua salada por igual soportando grandes variaciones. Cuando nada en el mar sus concentraciones de sodio, calcio y urea aumentan.  Poseen una glándula rectal cuya función es secretar estos electrolitos. Se concentran en el riñón más que en el músculo. Les provee de un transporte iónico efectivo. Cuando el tiburón penetra en agua dulce, la actividad de la glándula rectal disminuye así como el número de sus glóbulos rojos.

Otras cinco especies de tiburón comparten esta característica y habitan el agua dulce, el tiburón del Ganges, Glyphis gangeticus, el tiburón diente de lanza, Glyphis glyphis, el Glyphis siamensis, el de Borneo Glyphis sp. B, y el de Nueva Guinea Glyphis sp.

Se le ha encontrado en el río Amazonas a la altura de Iquitos, Perú, lejos del mar tanto como 3500 km. En 1937, el Alton Evening Telegraph publicó las fotografías de un tiburón toro capturado cerca de Alton, Illinois, 2800 km río arriba en el Mississippi.

Se han hallado en el Potomac, el Grijalva, el Champoton, el Usumacinta, el Ganges, el Zambesi y el Parammata. Existen numerosos reportes de personas mutiladas en los afluentes del Tigris y el Éufrates. Penetra el lago Cocibolca o Nicaragua, el lago Michigan, el lago Isabel en Guatemala, el Patuca en Honduras, entre otros.

En Nicaragua son famosos, aunque ya muy raros debido a la sobrepesca. Los primeros estudios sobre estos “escualos de agua dulce” fueron realizados en las décadas de los 40 por el  jesuita Ignacio Astorqui. Los indígenas de la selva nicaragüense les adoraban como a un dios y le ofrecían cadáveres engalanados.

Para entrar al lago Cocibolca,  el tiburón nada 180 km desde el Mar Caribe a través del Río San Juan.

Ya Fernández de Oviedo en el capítulo XLII de su Historia general y natural de las Indias de 1535 específica que dentro de este lago habita el tiburón y el pexe vigüela refiriéndose al toro y al pez sierra Pistris sp.

En 1852, Efraín George Squier admitió el hecho de que en el lago abundan los tiburones toro o tigrones llamado así por su rapacidad. Squier describió el hecho de que atacaban bañistas a tiro de piedra desde la orilla y que él les observaba desde los muros del castillo; proyectando sus aletas sobre el agua.

En 1877, el tiburón del lago Nicaragua recibió el nombre de Eulamia nicaraguensis y en 1887 fue bautizado como Carcharhnius nicaraguensis. Los naturalistas del siglo XIX pensaban que era pariente del tiburón toro marino pero otra especie de agua dulce, según su opinión, era imposible que el tiburón toro pudiese pasar los rápidos del San Juan para entrar al lago. La teoría de entonces subrayaba la posibilidad de que en tiempos geológicos pretéritos, el lago se había cerrado dejando atrapada a una población de tiburones que se adaptó al agua dulce.

Fue hasta 1966 que se reportó que los tiburones saltaban los rápidos de San Juan como si fueran salmones.  Bigelow y Schroeder demostraron que toda la población de agua dulce era la misma que la de agua salada y los tiburones del lago Nicaragua eran en realidad Carcharhinus leucas.

Desgraciadamente, su población en este lago está muy diezmada. En 1953 un pescador se ufanó de haber capturado él sólo más de 7 000 especímenes en 8 meses. Los japoneses instalaron en sus orillas dos procesadoras de carne de tiburón que exportaron más de 4 millones de libras de aletas rumbo a Asia. Estas factorías cerraron en 1981. Como si la sobrepesca no fuese suficiente, las aguas del Nicaragua están muy contaminadas. En los años 80’s se estimaba que 32 toneladas de aguas residuales eran vertidas cada día por las corporaciones químicas.  Aunado a esto, la sedimentación del río San Juan debida a la deforestación contribuye a la desaparición del tiburón toro en esta zona.

Los tiburones toro nacen cerca de los esteros y fijan en su memoria el lugar de nacimiento y su área de crianza. Comparados con otros tiburones réquiem, el toro nace con una talla pequeña, unos 70 cm de LT. Su tasa de crecimiento es muy lenta, al primer año miden 85 cm y crecen en promedio unos 15 cm al año.

Cuando adultos van y vienen, se juntan en cardúmenes o vagan solitarios, desde los abismos hasta aguas de menos de 50 cm de profundidad. Su cuerpo es sólido, broncíneo, con un rostro romo y una efigie maciza. De joven, la tonalidad en la punta de sus aletas es negra y se decolora con los años. Llega a tener un color plateado y gris en el lomo y blanco en el vientre. Viven cerca de 25 años y las hembras pueden llegar a medir hasta 3.5 m. Es vivíparo y tiene de 1 a 3 crías. Su periodo de gestación de 11 meses. Los machos maduran sexualmente a los 15 años y las hembras a los 18.

Michelle Heupel et al estudiaron los movimientos de tiburones toro en el río Caloosahatchee al suroeste de Florida entre el 2003 y el 2006. Colocaron 25 receptores acústicos para monitorear el patrón de movimiento de los tiburones en el río que mide unos 108 Km de largo. Un individuo se movía hasta 14 Km al día y viajan a lo largo de todo el río moviéndose en contracorriente durante el día y dejándose llevar por ella durante la noche; nadando por la superficie durante la noche y sobre el lecho del río durante el día. El río Caloosahatchee es un área de crianza para ellos y un refugio para los manatíes. En este río, Olín et al descubrieron que los tiburones juveniles ampliaban el rango de sus presas conforme la corriente aumentaba; en momentos de poca corriente los bagres les sustituyen como depredadores tope.

Así, pues, teóricamente, es más probable encontrar un tiburón toro en el río durante la noche en momentos de gran afluencia de agua dulce.

Nuestro amigo es un gourmet que no desprecia nada. Al conquistar diversos ambientes la gama de sus presas en enorme. En su estómago se han encontrado erizos, camarones, cangrejos y multitud de peces óseos. Devora otras especies de tiburones como Carcharhinus limbatus, C. acronotus, C. plumbeus, Rhizoprionodon terranovae, Sphyrna tiburo, S. lewini, además de rayas como Mobula sp.  En los ríos colombianos han comido pez sierra Pristis pectinata. Por sus hábitos ha podido devorar perros, tortugas, monos, terneros, pájaros y —tristemente— basura que el hombre lanza a los ríos como plástico y botellas; mezclada con detritos y pastos.

La crónica de Francisco de Gómara del siglo XVI sobre el pez que devora caballos junto a los ríos nos remite al tiburón toro. En marzo del 2003, el entrenador equino Alan Treadwell acompañaba a su caballo de 500 kg mientras se bañaba en el río Brisbane, Australia; cuando un tiburón toro mordió al equino en las ancas. El tiburón mató al caballo y se alimentó. Esto sucedió apenas unas semanas después de que un tiburón toro mordiese en la cabeza al joven de 18 años Nathan Shaxson tan sólo a 15 km de distancia del ataque al caballo.

A veces, la síntesis de toxinas del hígado puede resultar mortal para el hombre. Los pescadores de Manakara al sureste de Madagascar no tenían problemas al capturar y comer tiburones toro. Sin embargo, en noviembre de 1993, cinco horas después de la ingesta, 188 personas fueron ingresadas en un hospital después de haber consumido un solo tiburón toro. Todos presentaban ataxia y 40 personas murieron. El análisis confirmó que el hígado del tiburón presentaba dos toxinas liposolubles desconocidas. Fueron bautizadas en honor al tiburón como carchatoxinas 1 y 2.

Desde que Rasmussen y Murru evaluaron, en 1992, la concentración de esteroides en la sangre de algunos tiburones, se ha mitificado el tema sobre los niveles de testosterona en el tiburón toro.  Su agresividad ha sido ligada a las hormonas.

Para que el lector compare, he aquí algunos datos: en un hombre joven la concentración de testosterona varía entre 2.5 ng/ml  y 12 ng/ml. En un elefante africano macho Loxodonta africana, la testosterona se dispara a 64.4 ng/ml siempre y cuando halle a una hembra en época reproductiva. En un tiburón toro hembra (son mayores que los machos) 0.1 ng/ml. Mucho menos que en un hombre —después de todo debe conservar su feminidad—.

¿De dónde sale la falacia de la testosterona? Rasmussen encontró una concentración de 358 ng/ml en un tiburón macho. En promedio 10 ng/ml a 20 ng/ml, sin embargo, cuando llegaba la época de reproducción su nivel aumentaba hasta 185 ng/ml. Más que un elefante, en efecto. Ahora, otros tiburones más pequeños tienen concentraciones de testosterona más altos. Manire, en 1995, registró 303 ng/ml en un macho y en una hembra 74 ng/ml en la sangre de tiburón martillo Sphyrna tiburo. No se excite el lector ávido pensando que puede incorporar esta testosterona a sí mismo bebiendo sangre de tiburón  —una creencia moderna— como si se inyectara esteroides. El metabolismo humano disuelve radicalmente la concentración de testosterona cuando se absorbe a través de los intestinos. Es decir, no sirve para nada matar estos animales en pos de una fuerza masculina.

__

AVISO: CULCO BCS no se hace responsable de las opiniones de los colaboradores, esto es responsabilidad de cada autor; confiamos en sus argumentos y el tratamiento de la información, sin embargo, no necesariamente coinciden con los puntos de vista de esta revista digital.




Ataques de tiburones ¿incidentes, accidentes o verdaderos ataques? (I)

FOTO: Internet

La demencia de Atenea

Por Mario Jaime

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). El pasado 11 de noviembre de 2019 en Loma Amarilla, en el complejo lagunar de Bahía Magdalena, un tiburón mako mordió el brazo de un buzo danés. Aunque el incidente no pasó a mayores, este hecho fue calificado en la prensa como un ataque de tiburón. Casi un año antes, el buzo Naum Iván Erubey murió desangrado en Puerto San Carlos y en 2017 el cadáver de Andrés Rozada fue recuperado en Cabo Pulmo con mordidas evidentes de tiburón.

La satanización de los tiburones es injustificada. Es difícil discernir si un tiburón ataca a un ser humano, es decir, se lanza contra él con la intención de hacerle daño. Más preciso es hablar de incidentes; los tiburones al carecer de manos dan mordidas de prospección para saber que son las cosas. A veces su intención no es comer, sino solo es curiosidad. Lo más probable es que eso haya sucedido con el danés. Asimismo, hay accidentes, el azar se presenta en la realidad sin otra intención que el grado de ignorancia que tenemos sobre ella.

Baja California Sur Noticias

También te podría interesar: El lenguaje instrumental en las nociones sobre la vida y lo viviente (II)

Ahora, algunos tiburones han matado seres humanos. Es un hecho.

El encuentro de estos dos depredadores ha sido, la más de las veces, horripilante.  El hombre merma de forma continua las poblaciones de escualos, los escualos —muy pocas veces— sesgan la vida de los hombres.

En la actualidad hay más de 500 especies de tiburones, de estas muy pocas han atacado humanos. Tres son las más peligrosas. El tiburón blanco Carcharodon carcharias, el tiburón tigre Galeocerdo cuvier, y el tiburón toro Carcharhinus leucas, son los principales protagonistas de incidentes fatales. Tríada de peces masivos, habitantes de aguas tropicales y templadas, su forma de vida les acerca a donde el humano ha invadido.

El tiburón blanco es un cazador temible. Ha atacado nadadores, kayakistas, buzos, náufragos y surfistas. Una hipótesis que está siendo refutada sugería que los confunde con pinnípedos.  Su forma de atacar a los mamíferos resulta formidable. Vaga por el fondo y cuando divisa una presa potencial se lanza verticalmente para dar el primer golpe. Mutilada, la presa comienza a desangrarse, el tiburón a veces se retira por unos instantes y después regresa a comer. Este comportamiento ha provocado mutilaciones humanas pero también ha propiciado que los heridos puedan salvarse, ya que el tiburón paladea algo extraño y no regresa a matarlo.

Sin embargo, esto no es necesariamente cierto, existen pocos registros que indican que el tiburón blanco ha devorado seres humanos.

El tiburón tigre es un animal voraz, que no desprecia ningún alimento. Agresivo y curioso, se le atribuye la mayoría de los ataques a humanos en aguas de Hawái y Australia.

El tiburón toro nada en los fondos, se introduce en los ríos, habita lagos, estuarios, manglares, playas rocosas, esteros, aguas bajas y contaminadas; lugares que frecuentan los hombres. Es muy agresivo, algunos biólogos comparan su forma de morder con la de un pit bull.

Luego siguen especies que han mordido a nadadores y buzo; principalmente: el tiburón mako Isurus oxyrinchus, el tiburón limón Negaprion brevirostris que se acerca a las costas y se introduce en los esteros. El puntas blancas oceánico Carcharhinus longimanus y el tiburón azul Prionace glauca han sido relacionados con naufragios. El tiburón del Ganges Glyphis gangeticus ha matado peregrinos y santones en la India. El tiburón de Galápagos Carcharhinus galapagensis, el tiburón de arrecife Carcharhinus perezi, el tiburón oscuro Carcharhinus obscurus, el tiburón puntas negras Carcharhinus limbatus, el tiburón sedoso Carcharhinus falciformis, el tiburón gris de arrecife Carcharhinus amblyrhynchos, el gran tiburón martillo Sphyrna mokarran y el tiburón puntas negras de arrecife Carcharhinus melanopterus. De la mayoría se han documentado en ataques no fatales, mordidas a pescadores o bañistas.

Relatar los ataques necesita una selección.

De 1500 casos estudiados, el 75 % no tuvo nada que ver con un comportamiento de caza y alimentación. Esto indica que la mayoría fueron contingentes, accidentes diremos. El hombre no es su presa habitual pues no pertenece al ecosistema marino.

Sin embargo, los incidentes no pasan desapercibidos, la prensa alardea y se esparce el pánico. Tradicionalmente, el morbo ha hecho que se publiquen más documentos sobre sus ataques que sobre su biología.

El archivo global sobre ataques de tiburón (Global Shark Attack File), reporta cerca de 5700 ataques documentados desde el siglo VIII a. NE  hasta el 2018. De estos, 4288 no fueron fatales y 1388 costaron la vida a humanos.

Global Shark Attack Files

Global Shark Attack Files

Evidentemente, los más antiguos se basan en dibujos de vasijas, leyendas, mitos, bitácoras y testimonios escritos.  Los primeros datos que se obtuvieron de estos animales fueron anécdotas sangrientas.  A partir del siglo XVIII se obtuvieron datos provenientes de bitácoras y anécdotas, pero su confiabilidad seguía envuelta en la sazón de los relatos marineros. Según el historiador Marcus Redliker si tuviéramos, como ahora, registros confiables de ataques de tiburones del siglo XVIII, cuando las poblaciones de escualos eran mucho mayores, las estadísticas modernas serían despreciables en comparación.

La investigación científica se disparó después de la Segunda Guerra Mundial con el objetivo de minimizar los riesgos en caso de naufragio.

El problema es que los reportes provienen de los países imperialistas como Estados Unidos, Francia o Inglaterra que llevan cuenta de lo que sucede en sus territorios y colonias. No existen registros confiables en otros lugares del mundo, lo que no significa que esos incidentes nunca hayan ocurrido. Las estadísticas están sesgadas por la política y la falsa consideración de lo que llamamos civilización occidental. ¿Cuántos pescadores o buceadores han sido atacados en la historia de la humanidad? Incontables.

Un aspecto a considerar es la falacia numérica que he leído en varios libros. La probabilidad de sufrir un ataque de tiburón es de 1/12,000,000 ¿Y la de morir por esta causa? 0/264,000,000. Otro artículo da esta cifra 1/300,000,000 ¿Cómo calculan esta probabilidad? Se pueden encontrar frases como: la probabilidad de que te ataque un tiburón es menor que la probabilidad de que te caiga un relámpago. ¿Se mide el número de fatalidades por tiburones contra fatalidades por los rayos? Si la premisa original no tiene relación con la subsecuente, ¿cómo relacionarlas? Esto es un error de silogismo. Planteo estas preguntas: ¿cuál es la probabilidad de sufrir un ataque de tiburón si habito un departamento en Zacatecas? ¿cuál es la probabilidad de sufrir un ataque de tiburón si naufrago de noche en alta mar y quedo a la deriva por cinco días?

Se antoja un chiste: un hombre nada entre un cardumen de tiburones tigre mientras arponea bagres. Cuando emerge su piloto le pregunta: ¿no tienes miedo de ser mordido? Y el pescador deportivo responde: no, según las estadísticas sólo una persona entre once millones que van al mar es muerta por ataque de tiburón. Y la semana pasada murió un amigo aquí mismo, así que la probabilidad de que me muerdan es nula.

Los acontecimientos raros —dice el matemático John Allen Paulos en su libro El hombre anumérico— que son fruto del azar no se pueden predecir individualmente.

No hablamos de números solamente, sino de hechos en un planeta peligroso. El hombre minimiza o maximiza el riesgo en su trato con un animal dependiendo las actividades que realiza y los lugares donde los realice.

La primera representación de un ataque, de la cual se tiene noticia, es la figura en un vaso desenterrado en Ischia, isla del Mar Tirreno. El vaso muestra a un hombre llevado por un pez parecido a un tiburón. Los análisis demuestran que data del 725 a.NE. Esta época aún abunda en mitos, por lo que no sabemos si es una representación de facto o una representación poética.

Los últimos casos de ataques fatales, refieren la mano de un hombre llamado Richard Martin Turner que se encontró en el estómago de un tiburón tigre en agosto de 2019 en la Isla Reunión de Madagascar. Su viuda lo identificó por el anillo de bodas.

En los últimos 20 años el número de ataques de tiburones ha sido mayor que en toda la historia de la humanidad. Esto no significa que los tiburones se hayan vuelto más agresivos, lo que sucede es que nunca antes la comunicación había sido global; cualquier incidente se reporta inmediatamente.

Por otro lado, la superpoblación mundial es de tal magnitud que nunca antes el hombre había utilizado tanto el mar para sus actividades lúdicas y económicas. Simplemente, la probabilidad de ataques se incrementa en cuanto más personas se metan al agua.

Aun así los encuentros son raros con relación a la población. Por ejemplo, la Bahía de Mossel Bay en Sudáfrica alberga una población residente de más 300 tiburones blancos que atacan a las focas de Seal Island frente a playas que se colman de turistas en verano; casi dos millones de visitantes anuales. Y no ha habido un ataque en más de dos décadas.

Continuará…

__

AVISO: CULCO BCS no se hace responsable de las opiniones de los colaboradores, esto es responsabilidad de cada autor; confiamos en sus argumentos y el tratamiento de la información, sin embargo, no necesariamente coinciden con los puntos de vista de esta revista digital.