Ascenso al cerro de la Sierra de La Giganta. Crónica de un campamento

FOTOS: Noé Peralta Delgado.

Explicaciones Constructivas

Noé Peralta Delgado

 

Ciudad Constitución, Baja California Sur (BCS). Baja California Sur comparte la media parte Sur de la península de Baja California, y representa un brazo de la República Mexicana. Esta entidad federativa es famosa por sus paradisíacas playas, encontrándose dentro de estas categorías de todo tipo: de oleajes para surfear en el océano Pacífico, playas tranquilas en el golfo de California, incluidos todos tipos de colores y texturas de arenas de playas. Lo que es menos conocidas son sus serranías altas, y es que orográficamente es un Estado que no tiene cadenas montañosas altas dentro de sus territorios.

Una de las cadenas montañosas medulares de Baja california Sur, es la Sierra de la Giganta, la cual se encuentra en su mayoría dentro del municipio de Loreto, pero también abarca partes importantes de los municipios de La Paz y Comondú. Dentro de esta cadena montañosa, se encuentra el cerro La Giganta, que es el punto más alto de dicha serranía con una altitud de 1,668 msnm y a la vez el sexto punto más alto del Estado.

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Su nombre se deriva de cuando llegaron los españoles a conquistar estas tierras, habiendo llegado al poblado indígena de Conchó —actualmente el puerto de Loreto—, preguntaron a los nativos sobre qué había atrás de las altas montañas frente a ellos, a lo que respondieron que vivían gigantes. Fue así como llamaron a esa cadena montañosa como Sierra La Giganta. Paradójicamente, esta sierra no es la más alta de la península de Baja California, simplemente que, como está a la orilla del golfo de California, se ve muy imponente desde el nivel medio del mar.

Para llegar a la cumbre, se ocupa escalar por la parte Norte del cerro, ya que es el acceso menos peligroso y empinado. A su vez, el camino —aunque más largo, es el que lleva menos esfuerzo—, es el que sale de San José de Comondú rumbo a los llanos de San Julio, en la parte baja del cerro La Giganta.

A inicios del mes de marzo del año en curso, hicimos una escalada hacia la cumbre del cerro La Giganta, tomando como punto de partida el pequeño pueblo misionero de San José de Comondú, que está ubicado a una altitud de 300 msnm. Para subir este cerro llevamos un guía de nombre Pablo Pérpuli, y nos hicimos acompañar por dos personas más, que se llaman Alberto «El Güero» Verdugo y Luis Mayoral. En este artículo relato día a día, cómo fue la travesía por los paisajes desérticos antes de llegar a la cumbre.

Día Uno

Se inició la salida en carro doble tracción desde San José de Comondú hacia los llanos de San Julio. En este recorrido se apreció la grave sequía por la que está atravesando el lugar, donde hay muchos árboles sin hojas y otros más ya completamente secos; la presencia de ganado fue escasa: Pablo platicó que el ganado de los lugareños se encuentra flaco y están en los ranchos donde se les da agua de pozo artesanos y algo de alfalfa llevada desde el pueblo.

Como se tenía que subir con mulas y caballos hasta el lugar denominadoEl Aguaje, el Güero y Luis se llevaron las bestias desde el pueblo, por lo que el trayecto de 27 km desde San José de Comondú hasta el lugar llamado El Cerco se hizo en todo un día completo. Llegando al lugar denominado El Cerco, se hizo la comida ya tarde y se levantaron las casa de campaña como a las 5 pm, no nos atrevimos a subir hasta el aguaje por la lejanía y sobre todo porque Pablo Pérpuli tenía 20 años que no subía y desconocía el estado del camino. Algo importante que nos comentó, es que es muy peligroso acampar en cualquier lugar, por la presencia de animales y en ocasiones por no tener una zona libre de ramas y llana.

Día Dos

Después de desayunar unas tortillas de harina con machaca, salimos en mulas y caballos hacia el lugar denominado El Aguaje, que queda a una distancia de 6 km en un camino con mucho monte seco. La altitud de los llanos es de 480 msnm, por lo que básicamente seguíamos a «nivel de piso».

El recorrido se hizo hasta El Aguaje, y donde sale agua de una cueva en las faldas del cerro la Giganta. En este punto que se encuentra a 700 msnm, inicia el verdadero ascenso de manera casi vertical. Llegamos poco después del mediodía, pero tuvimos que regresar de nueva cuenta hacia El Cerco por víveres y botellas de agua, que se utilizarían en una ruta turística tiempo posterior. Esta ida al lugar donde quedó el vehículo y posterior regreso se llevó todo el segundo día. Según pláticas con Pablo, nos comentó que hacía 20 años que no subía, y en aquel tiempo subió durante un mes de manera diaria, para llevar material para una antena de telecomunicaciones de la empresa Telmex.

Este día se acampó en un pequeño lugar limpio de monte y llano que estaba unos metros antes del aguaje; en el lugar donde brota agua del cerro no se puede acampar por lo difícil del terreno. Como comentario de este día, me admiró que en medio del desierto brote agua de las rocas y que en el lugar haya tres árboles de mango y dos palmeras de taco muy verdes.

La noche de campamento en este lugar fue terrible, por los remolinos que forma el viento en el lugar, y que en la noche pareciera que se volaría la casa de campaña por los aires como si fuera un huracán ó tornado.

Día Tres

Desde una altitud de 700 msnm, se inició el verdadero reto de escalar el cerro La Giganta. Al comenzar a subir casi de manera vertical notamos muy montado el camino, y la meta era llegar al lugar denominado Los Dormitorios, donde se ve claramente los campos agrícolas de San Juan Londó y el golfo de California; en el camino nos hallamos un par de baterías abandonadas que recordó nuestro guía, cuando subió el material hacía 20 años.

Para llegar a Los Dormitorios, se nos llevó como dos horas completas por lo empinado del camino y monte secos llenos de espinas que con el paso nos rasgaban las manos. Pero una vez que llegamos al lugar, la vista panorámica es espectacular y eso que apenas llegamos a 950 msnm. En este lugar se dejaron las mulas que llevaban los víveres, porque el ascenso de ahí en adelante era muy resbaloso para los animales.

Durante los siguientes recorridos llegamos a subir hasta 1,250 msnm, y por el tiempo que llevábamos no pudimos seguir adelante. Fue aquí donde tomé las fotos mas espectaculares hacia el océano Pacífico, desde el valle de Santo Domingo hasta el lejano pueblo de San Juanico. El golfo de California no lo pudimos apreciar, por quedarnos a nuestras espaldas del cerro La Giganta. Después de comer unos bocaditos en el lugar y apreciar el maravilloso paisaje, procedimos a retornar a El Aguaje, que era donde teníamos nuestro campamento. Esa noche volvimos a sufrir dentro de nuestras casas de campaña, los vientos remolinados del lugar.

Día Cuatro

Después de no haber alcanzado la cumbre, me quedé en el campamento, por los calambres en las piernas que me dejaron en el día anterior; por lo que Pablo, Luis y El Güero, volvieron a intentar llegar a los casi 1,700 msnm de la cumbre, o lo que es lo mismo, ascender casi mil metros desde el campamento. Dentro del campamento me quedé con una radio de comunicación, donde iba monitoreando el ascenso de mis compañeros.

Este día me tomé un gran descanso a la sombra del árbol de mango que estaba en El Aguaje y que pareciera que estaba en un retiro espiritual en medio de la nada y si con algún temor que me pudiera encontrar con alguna víbora de cascabel o puma de la sierra. Debo comentar que en todo el trayecto nos hallamos dos venados y que son animales completamente ligeros, los cuales, al menor ruido salían corriendo a gran velocidad.

Según el radio de comunicación con el que me quedé, los muchachos no pudieron llegar a la cumbre, por lo resbaloso del terreno y por el tiempo que llevaban recorriendo no les permitía regresar al campamento. El punto donde llegaron está a una altitud de 1,550 msnm y según fotos tomadas por ellos, les faltó muy poco, pero a la vez era muy peligroso hasta la cumbre final.

Pablo, Luis y El Güero, regresaron al campamento donde yo me encontraba, a las 6 pm y totalmente rendidos de cansancio; procedimos a hacer la fogata de costumbre y en lugar del café arriero nos tomamos una botella de tequila para celebrar en el lugar. Fue nuestra última noche de campamento y el tiempo se mostró benévolo con nosotros al estar en calma toda la noche el viento. Es de disfrutarse las noches sin contaminación de luz artificial, donde el cielo completamente estrellado nos da momentos totalmente relajantes.

Día Cinco

Por la mañana, y muy temprano, procedimos a levantar todo el campamento e iniciar el largo retorno a San José de Comondú. Después de llegar a El Cerco, tomamos un descanso y una comida final, para luego emprender a bordo del vehículo el regreso a través de los llanos hasta el pueblo misionero de San José.

El total de 5 días de exploración del cerro La Giganta, nos hizo ver, primeramente, las dificultades para ascender un cerro muy vertical, pero también las dificultades que deben de pasar los rancheros del lugar con las sequías recurrentes, que aun así siguen con su vida lejos del ruido citadino, y eso sí, en contacto directo con la naturaleza.

Agradezco la invitación que me hizo primeramente Luis, luego Pablo y El GÜero por esta aventura inolvidable que muy pocas personas han logrado subir hasta la cumbre del cerro La Giganta.

Escríbenos a noeperalta1972@gmail.com

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Mujeres de la serranía. Notas del diario de campo de una socióloga choyera

FOTO: Reneé Amao

Colaboración Especial

Por Diana Reneé Amao Esquivel

La Paz, Baja California Sur (BCS). Me despierto al alba en mi catre y ya huele a café. Estoy en La Soledad, una pequeña comunidad en la Sierra de la Giganta. En la cocina se escuchan las primeras voces del día alrededor del fogón. Una mujer atizaba el fuego desde antes de que saliera el sol para darle de comer a su marido y que se fuera a “campear” unas chivas que andaban perdidas en el monte; luego, la señora y su nuera ‘arrean’ a niños y niñas por igual para que se vayan a la escuelita CONAFE, con al menos una tortilla y frijoles con queso en la panza.

Viví mi infancia y adolescencia rodeada de historias de aquella tierra de gigantes. Mientras mi abuela hacía tortillas de harina en su cocina, me contaba aquellas anécdotas de cómo caminaba con sus zapatos viejos por el arroyo seco para llegar a la escuela. Me imaginaba tantas historias, y ahora estoy aquí, en el mismo arroyo, muy cerca del rancho en el que nació ella, mi bisabuela y de ahí para atrás.

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FOTO: National Geographic

¿Qué hacía una mujer conduciendo una troca 4×4 por la filosa brecha de esa serranía? Conocí las comunidades serranas y costeras de Sierra de la Giganta gracias al maravilloso trabajo de campo que he realizado por más de quince años. Soy socióloga y soy sudcaliforniana. He tenido la oportunidad de trabajar con organizaciones de la sociedad civil en colaboración con comunidades rurales serranas para hacer proyectos que permitan a las personas aprovechar y transformar sus recursos naturales, así como mejorar su economía familiar con un enfoque colectivo y de bien común.

Siempre teniendo en cuenta una visión que camina hacia la sustentabilidad, hicimos de todo tipo de proyectos: construcción de invernaderos para la producción de plantas locales para reforestación, de apicultura, de aprovechamiento forestal, bordados, confitería y muchísimos más. Todo, a través de planeación y toma de decisiones colectivas. En resumidas cuentas, el trabajo de mis sueños.

Como resultado de esta experiencia, aprendí mucho de mis raíces, mi historia, nuestra historia. Además, he podido vislumbrar algo que, como mujer formada en el feminismo siempre me inquietó, esto es la escasa o nula participación de las mujeres en procesos de participación comunitaria orientados hacia la sustentabilidad. Misma de la que quisiera hablarles más adelante, después de compartir un poquito de lo que dice la historia de nuestra tierra sudcaliforniana.

Mujeres y ruralidad

En las comunidades rurales de Baja California Sur se encuentra el legado de nuestros antepasados. Tres grandes grupos étnicos habitaron el territorio peninsular: el pueblo pericú, en la región del Cabo; guaycura, hacia la región central; y cochimí, hacia la región más norteña de Sudcalifornia. Estos grupos originarios fueron extinguidos durante el periodo colonial, a partir del cual se establecieron las misiones jesuitas entre 1697 y 1768, cuando fueron expulsados. Así, emerge la cultura ranchera, a partir de la fusión de los conocimientos y la manera de interactuar con la naturaleza de los pueblos nativos —o primeros californios—, que fue legada a los últimos californios o rancheros/as.

El florecimiento de la vida es determinado por la presencia de cuerpos de agua, sin embargo, en climas áridos como el sudcaliforniano, la disponibilidad del vital líquido adquiere especial relevancia. Toda la vida del rancho y de cualquier asentamiento humano sucede alrededor de los humedales, de aquellos que aquí llamamos oasis, sobre los que florecieron los descendientes de los pueblos californios nativos. Estas sociedades, al igual que la gran mayoría de las sociedades rurales tradicionales en México, han adoptado una organización patriarcal que ha determinado las formas de organización social y las labores que llevan a cabo, tanto hombres como mujeres, en la vida comunitaria y familiar. Estas son algunas observaciones de este tipo de organización:

Dificultades de las mujeres sudcalifornianas en la participación comunitaria. Al pasar de los años de trabajar y convivir con varias comunidades rancheras, noté que las mujeres participaban en muchas actividades comunitarias como en los comités de salud, de educación, de las festividades comunales y de actividades religiosas, entre otras. Sin embargo, aquellas mujeres que participan en actividades que implican actividades productivas, toma de decisiones, ocupar cargos y espacios públicos son muy pocas. Razones, creo haber visto muchas.

Escasa participación de las mujeres en espacios públicos. En general, las mujeres tienen una participación mucho menos activa en los espacios públicos dónde se toman las decisiones comunitarias y se lleva a cabo el trabajo productivo. ¿Por qué sucede esto? Mucho tiene que ver la división sexual del trabajo en los ranchos, la gran mayoría de las mujeres han de permanecer en sus casas para preparar los alimentos, cuidar el agua, atender a niños/as, enfermos/as y personas mayores, ordeñar las chivas y hacer el queso, o simplemente, porque los espacios públicos de toma de decisiones son espacios de “hombres”, y difícilmente, las mujeres pueden tomar la palabra y ser escuchadas, aunque afortunadamente hay varias excepciones a esta situación.

FOTOS: Ilustrativa de Internet

Trabajo no valorado. Las actividades que llevan a cabo la mujeres en el espacio privado, en lo doméstico son arduas y numerosas, corresponden al trabajo reproductivo y de cuidados que, aún cuando forman parte del trabajo productivo y contribuyen a la riqueza social, desde el enfoque patriarcal del proceso de producción se ha considerado como trabajo no productivo, por lo tanto no es valorado y se desestima como trabajo no remunerado.

Representaciones invisibles. Lo anterior, invisibiliza o desvaloriza los roles que desempeñan y han desempeñado las mujeres históricamente en sus comunidades. Esto nos impide llegar a ver la mirada que las mujeres tienen del mundo, de sus comunidades, de sus familias, de sí mismas, pero también, sobre la forma en la que ellas interactúan con los ecosistemas, las necesidades vistas desde su vivencia, y anula la posibilidad de construir otras soluciones, aquellas senti-pensadas desde lo femenino.

Ruralidades sudcalifornianas femeninas. Cuando yo quería hablar con las mujeres, me metía a las cocinas a lavar los platos, a preparar alimentos, y buscaba que no se acercara ningún hombre, porque pasa una cosa bien bonita cuando estamos sólo las mujeres, y es que empiezan a brotar las palabras, todos los senti-pensares, entonces ellas me empezaban a platicar sobre sus sueños, cómo les gustaría ver su rancho, su familia, el monte, y eso era maravilloso.

A la gran mayoría les gustaba mucho la idea de tener o mejorar su huerto de traspatio, tener máquinas de coser para hacer  materiales para sus bordados. A algunas les gustaban las manualidades, a otras les gustaba la idea de tener un invernadero del cual se pudieran sembrar plantas medicinales y aromáticas para hacer artículos de belleza, querían hacer artesanías, en fin, varias ideas que, precisamente, por las dificultades que acabo de mencionar no vieron la luz fuera de la cocina, o aquellas que llegaron a ser propuestas no se concretaron.

Sin embargo, tuve la oportunidad de trabajar un proyecto de invernadero de hortalizas comunitario, en el cual trabajaban sólo mujeres, funcionaba muy bien, pero desafortunadamente, por razones ajenas a las mujeres, no fue posible continuar.

Entonces, entendí algo: es fundamental que encontremos espacios de diálogo que tiendan los puentes entre lo femenino, que recuperen las historia que cuentan las mujeres sudcalifornianas, su mirada y su habitar, ya que éste se encuentra determinado por su andar y por su condición como mujer. La invitación es a que pensemos más detenidamente sobre cómo la historia puede ser diferente desde la mirada femenina. ¿Cómo es la vida comunitaria de las mujeres rurales sudcalifornianas? ¿Cómo se relacionan con la familia, con la milpa, con la actividad ganadera, con nuestros ecosistemas? Y aquí termino mi breve relato, con la ilusión de que les genere algún tipo de reflexión, evocación o emoción.

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¿Por qué el 2 de julio se celebró el Día del OVNI?

FOTOS: Internet

California Mítica

Por Gilberto Manuel Ortega Avilés

La Paz, Baja California Sur (BCS)Esta fecha no se tomó de manera azarosa para celebrar a nuestros amigos verdes o a sus seguidores e investigadores. En este pandémico 2021, se cumplieron 74 años del incidente en Roswell, Nuevo México, Estados Unidos, el evento trascendental para la humanidad que marcó el primer contacto difundido de manera  global, creando muchas teorías y conspiraciones.

La caída de un platillo, la recuperación de material alienígena, cuerpos extraterrestres rescatados y demás hechos mostrados en el diario local. Los testigos que en ese mismo día confirmaron los hechos, cambiaron sus versiones después de recibir la amable visita de agentes militares y del gobierno.

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El nuevo milenio trajo muchos fanáticos de los aliens y OVNIS, por eso se comenzó a celebrar esta fecha, haciendo visitas al lugar, publicando teorías e incluso queriendo invadir la antes misteriosa área 51, aunque ahora no se niega su existencia siempre han negado la existencia de tecnología extraterrestre en el lugar.

Actualmente, Estados Unidos confirma que el fenómeno OVNI es real y libera videos —que ya circulaban en la red hace tiempo—, diciendo que si existen Objetos Voladores No Identificados, pero que ni ellos saben de que se trata. Muchos ufólogos afirman que, una gran revelación está cerca aunque esta complicado que se revele algo relacionado con extraterrestres o el misterio de los objetos que aparecen en las fotografías marcianas o los hechos curiosos que pasan durante las grabaciones en vivo de la estación espacial.

Es una buena época para ser fanático o investigador de los OVNIS hay muchos medios de investigación, podemos contactar a cualquier investigador de cualquier parte del mundo, existe excelente tecnología para grabarlos aunque curiosamente, aun salgan borrosos en todos los videos.

¿Dónde ver OVNIS en BCS?

Se rumora que, la playa Balandra se han visto salir OSNIS (Objetos Submarinos No Identificados) por las noches, aunque hoy en día acampar en dicha playa está un poco complicado por las restricciones de la pandemia, pero es un buen lugar para comenzar.

Imagen ilustrativa de Internet

En las sierras. Ya sea en la Sierra de la Laguna, la Sierra de La Giganta o en zonas más al norte del Estado muchos rancheros han relatado el encuentro con estos objetos, muchos de estos plasmados en entrevistas y periódicos, así que en la próxima subida a estas formaciones montañosas hay que estar atentos. Las carreteras solitarias, esos tramos oscuros y largos que conocen tan bien camioneros, así como transportistas, también son lugar frecuente de estos encuentros.

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Del rancho al mar: exorcismos en Baja California Sur

FOTOS: Internet.

California Mítica

Por Gilberto Manuel Ortega Avilés

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). Al mencionar la palabra exorcismo se nos viene a la mente aquella clásica película de terror protagonizada por Linda Blair, donde un par de sacerdotes luchan por salvar el alma de una niña poseída; El Exorcista cuenta con elementos fantásticos y terroríficos, sin embargo… No se aleja mucho de la realidad.

El exorcismo es algo real. Diferentes religiones han creado métodos para alejar espíritus o demonios de personas, objetos casas o lugares. A continuación, contamos algunas historias que han sido registradas en libros o en testimonios que revelan esos escalofriantes episodios en la media península.

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En el libro de Emilio ArceEl corral viejo, anecdotario sudcaliforniano, el autor relata las vivencias que pasó de niño en su rancho, allá hacia el Norte del Estado, en la Sierra de La Giganta, donde relata anécdotas de amigos, familia, hechos curiosos, desastres naturales, y también incluye un intento de exorcismo.

En lo que es la huerta del palmar de San Vicente, existen todavía unas ruinosas paredes de piedra de lo que fue, hace muchos años, la casa de un señor llamado Macedonio Pérez, pariente de los del Corral Viejo, que según crónicas le rendía culto al Maligno y murió alucinando sin que rezos y agua bendita pudieran hacer algo por él. Lo último que se supo del diablero es que en una ocasión, estando en su casa, un gallo empezó a cantar estruendosamente al filo del mediodía. No había manera de callar al animal, además que cantaba de una inexplicable forma, algo sobrenatural. Al salir de su casa para tratar de espantar al animal, un remolino elevó a Macedonio a una regular altitud, testigos intentaron anclarlo al suelo, pero fue imposible, y fue lanzado a un pitahayal donde quedo mortalmente herido. La señora Luisa Nana (abuela) del autor, en su calidad de Wama (curandera), oró por él, intentando exorcizar al sacrílego, pero fue imposible y pagó sus actos con su vida.

Trombas sobrenaturales

En el libro La Paz de antaño, de Rogelio Olachea Arriola, se habla de las trombas ocurridas en esta capital, y cómo miraban a estos fenómenos como algo terrible, casi sobrenatural, tanto así, que terminaban intentando exorcizar tales fenómenos.

Según los relatos locales, en 1918 se formaron unas culebras de agua en el malecón y el señor Juvencio Ramírez, sin medir el peligro, realizó un exorcismo para alejar las trombas hacia la Sierra de las Cachanillas; aunque la lógica nos indica que fue el mismo viento el que desvió,queda para la historia la realización de estos exorcismos como una forma de aplacar la naturaleza.

Posesión demoníaca

Esta es la crónica de una posesión en La Paz, investigada por el grupo Exploración de Sucesos Sobrenaturales (ESS) relatada por uno de sus fundadores: Manuel Salceda.

Solo una ocasión que la familia de la paciente estaban convencidos de que la hija de 25 años, cuyo nombre no recuerdo, según ellos, padecía de una horrible posesión demoníaca. «Tiene el demonio adentro», decía la señora; eso era lo que ella afirmaba enfrente de nosotros y del sujeto farandulero Carlos Trejo en aquella ocasión, cuando el compa vino a dar un show al teatro de la ciudad.

Creo que fue durante 2005 ó 2006, que Carlos Trejo rechazó ir a ver el caso y nos hecho a nosotros el problema. Las señoras muy humildes, de colonia Marquez de León, se notaba que pues eran personas con pocos estudios, es una desgracia que la falta de conocimiento haga sufrir a la gente. La muchacha tenía poco desarrollo físico y mental debido a que el diagnóstico médico oficial que yo leí, es que ella tenía un grado fuerte de retraso mental problemas físicos de desarrollo y además una terrible enfermedad incurable la que conocemos como esquizofrenia. Era imposible ayudar, nada qué hacer para nosotros la muchacha en su mente…

Ella creía ver algo desagradable por su comportamiento, ella tenía demasiado miedo porque podía ver seres, por lo que ahí observe pequeños sus golpes eran siempre hacia el suelo. Ella trataba de alejarlos de defenderse, pero luego de todo ese llanto ella comenzaba a golpearse a sí misma luego golpear su cabeza contra el suelo; fue horrible ver eso, una lástima, nadie en el mundo pudo ayudarlos, la mamá, pobre doña, cansada, agotada, que además de pobreza extrema, una vivienda de cartón, todo en lo peor imaginable; la señora tan exhausta y enferma grave de diabetes, ella falleció como por el año 2012, no recuerdo el dato. El papá era un señor de poca educación, taxista, y su única ayuda para esa pobre familia, la verdad le perdí el rastro, no quise saber más; fue algo inolvidable y que la realidad supera la ficción aunque… No hay que olvidarnos que la ciencia nunca pudo explicar totalmente el origen  de la esquizofrenia, la ciencia no comprende no puede explicar por que esas voces, esa inteligencia, es siempre totalmente maligno, nunca es positivo.

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