Ascenso al cerro de la Sierra de La Giganta. Crónica de un campamento

FOTOS: Noé Peralta Delgado.

Explicaciones Constructivas

Noé Peralta Delgado

 

Ciudad Constitución, Baja California Sur (BCS). Baja California Sur comparte la media parte Sur de la península de Baja California, y representa un brazo de la República Mexicana. Esta entidad federativa es famosa por sus paradisíacas playas, encontrándose dentro de estas categorías de todo tipo: de oleajes para surfear en el océano Pacífico, playas tranquilas en el golfo de California, incluidos todos tipos de colores y texturas de arenas de playas. Lo que es menos conocidas son sus serranías altas, y es que orográficamente es un Estado que no tiene cadenas montañosas altas dentro de sus territorios.

Una de las cadenas montañosas medulares de Baja california Sur, es la Sierra de la Giganta, la cual se encuentra en su mayoría dentro del municipio de Loreto, pero también abarca partes importantes de los municipios de La Paz y Comondú. Dentro de esta cadena montañosa, se encuentra el cerro La Giganta, que es el punto más alto de dicha serranía con una altitud de 1,668 msnm y a la vez el sexto punto más alto del Estado.

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Su nombre se deriva de cuando llegaron los españoles a conquistar estas tierras, habiendo llegado al poblado indígena de Conchó —actualmente el puerto de Loreto—, preguntaron a los nativos sobre qué había atrás de las altas montañas frente a ellos, a lo que respondieron que vivían gigantes. Fue así como llamaron a esa cadena montañosa como Sierra La Giganta. Paradójicamente, esta sierra no es la más alta de la península de Baja California, simplemente que, como está a la orilla del golfo de California, se ve muy imponente desde el nivel medio del mar.

Para llegar a la cumbre, se ocupa escalar por la parte Norte del cerro, ya que es el acceso menos peligroso y empinado. A su vez, el camino —aunque más largo, es el que lleva menos esfuerzo—, es el que sale de San José de Comondú rumbo a los llanos de San Julio, en la parte baja del cerro La Giganta.

A inicios del mes de marzo del año en curso, hicimos una escalada hacia la cumbre del cerro La Giganta, tomando como punto de partida el pequeño pueblo misionero de San José de Comondú, que está ubicado a una altitud de 300 msnm. Para subir este cerro llevamos un guía de nombre Pablo Pérpuli, y nos hicimos acompañar por dos personas más, que se llaman Alberto «El Güero» Verdugo y Luis Mayoral. En este artículo relato día a día, cómo fue la travesía por los paisajes desérticos antes de llegar a la cumbre.

Día Uno

Se inició la salida en carro doble tracción desde San José de Comondú hacia los llanos de San Julio. En este recorrido se apreció la grave sequía por la que está atravesando el lugar, donde hay muchos árboles sin hojas y otros más ya completamente secos; la presencia de ganado fue escasa: Pablo platicó que el ganado de los lugareños se encuentra flaco y están en los ranchos donde se les da agua de pozo artesanos y algo de alfalfa llevada desde el pueblo.

Como se tenía que subir con mulas y caballos hasta el lugar denominadoEl Aguaje, el Güero y Luis se llevaron las bestias desde el pueblo, por lo que el trayecto de 27 km desde San José de Comondú hasta el lugar llamado El Cerco se hizo en todo un día completo. Llegando al lugar denominado El Cerco, se hizo la comida ya tarde y se levantaron las casa de campaña como a las 5 pm, no nos atrevimos a subir hasta el aguaje por la lejanía y sobre todo porque Pablo Pérpuli tenía 20 años que no subía y desconocía el estado del camino. Algo importante que nos comentó, es que es muy peligroso acampar en cualquier lugar, por la presencia de animales y en ocasiones por no tener una zona libre de ramas y llana.

Día Dos

Después de desayunar unas tortillas de harina con machaca, salimos en mulas y caballos hacia el lugar denominado El Aguaje, que queda a una distancia de 6 km en un camino con mucho monte seco. La altitud de los llanos es de 480 msnm, por lo que básicamente seguíamos a «nivel de piso».

El recorrido se hizo hasta El Aguaje, y donde sale agua de una cueva en las faldas del cerro la Giganta. En este punto que se encuentra a 700 msnm, inicia el verdadero ascenso de manera casi vertical. Llegamos poco después del mediodía, pero tuvimos que regresar de nueva cuenta hacia El Cerco por víveres y botellas de agua, que se utilizarían en una ruta turística tiempo posterior. Esta ida al lugar donde quedó el vehículo y posterior regreso se llevó todo el segundo día. Según pláticas con Pablo, nos comentó que hacía 20 años que no subía, y en aquel tiempo subió durante un mes de manera diaria, para llevar material para una antena de telecomunicaciones de la empresa Telmex.

Este día se acampó en un pequeño lugar limpio de monte y llano que estaba unos metros antes del aguaje; en el lugar donde brota agua del cerro no se puede acampar por lo difícil del terreno. Como comentario de este día, me admiró que en medio del desierto brote agua de las rocas y que en el lugar haya tres árboles de mango y dos palmeras de taco muy verdes.

La noche de campamento en este lugar fue terrible, por los remolinos que forma el viento en el lugar, y que en la noche pareciera que se volaría la casa de campaña por los aires como si fuera un huracán ó tornado.

Día Tres

Desde una altitud de 700 msnm, se inició el verdadero reto de escalar el cerro La Giganta. Al comenzar a subir casi de manera vertical notamos muy montado el camino, y la meta era llegar al lugar denominado Los Dormitorios, donde se ve claramente los campos agrícolas de San Juan Londó y el golfo de California; en el camino nos hallamos un par de baterías abandonadas que recordó nuestro guía, cuando subió el material hacía 20 años.

Para llegar a Los Dormitorios, se nos llevó como dos horas completas por lo empinado del camino y monte secos llenos de espinas que con el paso nos rasgaban las manos. Pero una vez que llegamos al lugar, la vista panorámica es espectacular y eso que apenas llegamos a 950 msnm. En este lugar se dejaron las mulas que llevaban los víveres, porque el ascenso de ahí en adelante era muy resbaloso para los animales.

Durante los siguientes recorridos llegamos a subir hasta 1,250 msnm, y por el tiempo que llevábamos no pudimos seguir adelante. Fue aquí donde tomé las fotos mas espectaculares hacia el océano Pacífico, desde el valle de Santo Domingo hasta el lejano pueblo de San Juanico. El golfo de California no lo pudimos apreciar, por quedarnos a nuestras espaldas del cerro La Giganta. Después de comer unos bocaditos en el lugar y apreciar el maravilloso paisaje, procedimos a retornar a El Aguaje, que era donde teníamos nuestro campamento. Esa noche volvimos a sufrir dentro de nuestras casas de campaña, los vientos remolinados del lugar.

Día Cuatro

Después de no haber alcanzado la cumbre, me quedé en el campamento, por los calambres en las piernas que me dejaron en el día anterior; por lo que Pablo, Luis y El Güero, volvieron a intentar llegar a los casi 1,700 msnm de la cumbre, o lo que es lo mismo, ascender casi mil metros desde el campamento. Dentro del campamento me quedé con una radio de comunicación, donde iba monitoreando el ascenso de mis compañeros.

Este día me tomé un gran descanso a la sombra del árbol de mango que estaba en El Aguaje y que pareciera que estaba en un retiro espiritual en medio de la nada y si con algún temor que me pudiera encontrar con alguna víbora de cascabel o puma de la sierra. Debo comentar que en todo el trayecto nos hallamos dos venados y que son animales completamente ligeros, los cuales, al menor ruido salían corriendo a gran velocidad.

Según el radio de comunicación con el que me quedé, los muchachos no pudieron llegar a la cumbre, por lo resbaloso del terreno y por el tiempo que llevaban recorriendo no les permitía regresar al campamento. El punto donde llegaron está a una altitud de 1,550 msnm y según fotos tomadas por ellos, les faltó muy poco, pero a la vez era muy peligroso hasta la cumbre final.

Pablo, Luis y El Güero, regresaron al campamento donde yo me encontraba, a las 6 pm y totalmente rendidos de cansancio; procedimos a hacer la fogata de costumbre y en lugar del café arriero nos tomamos una botella de tequila para celebrar en el lugar. Fue nuestra última noche de campamento y el tiempo se mostró benévolo con nosotros al estar en calma toda la noche el viento. Es de disfrutarse las noches sin contaminación de luz artificial, donde el cielo completamente estrellado nos da momentos totalmente relajantes.

Día Cinco

Por la mañana, y muy temprano, procedimos a levantar todo el campamento e iniciar el largo retorno a San José de Comondú. Después de llegar a El Cerco, tomamos un descanso y una comida final, para luego emprender a bordo del vehículo el regreso a través de los llanos hasta el pueblo misionero de San José.

El total de 5 días de exploración del cerro La Giganta, nos hizo ver, primeramente, las dificultades para ascender un cerro muy vertical, pero también las dificultades que deben de pasar los rancheros del lugar con las sequías recurrentes, que aun así siguen con su vida lejos del ruido citadino, y eso sí, en contacto directo con la naturaleza.

Agradezco la invitación que me hizo primeramente Luis, luego Pablo y El GÜero por esta aventura inolvidable que muy pocas personas han logrado subir hasta la cumbre del cerro La Giganta.

Escríbenos a noeperalta1972@gmail.com

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Casi al 100% pavimentación de San Miguel a San José de Comondú

FOTO: JEC.

La Paz, Baja California Sur (BCS). Uno de los compromisos fundamentales para la administración estatal es la generación de infraestructura que permita llevar bienestar directamente a las comunidades, por ello la histórica pavimentación del camino entre San Miguel de Comondú y San José de Comondú, constituye un importante impulso para el desarrollo de esta zona.

En seguimiento a los avances de la obra, la titular de la SEPUIMM, Carolina Armenta Cervantes y el director general de la Junta Estatal de Caminos (JEC), Jorge Alberto Cota Pérez, realizaron recorrido en donde constataron acciones que a la fecha se han realizado, entre las que se encuentra, el saneamiento de la red de agua potable, nivelación y compactación del terrero, colocación de concreto hidráulico, así como el inicio de la colocación de señalamiento vial, con un avance del 95 por ciento.

Al respecto, el titular de la JEC puntualizó que, en esta obra que desarrolla el Gobierno del Estado, se han ejercido 33.7 millones de pesos, los cuales son acuerdos establecidos del gobernador Víctor Manuel Castro Cosío con las familias de estos poblados, por lo que se prevé que sea a finales de este mes cuando se formalice la entrega de estas acciones, agregó Cota Pérez.

Finalmente, añadió que, para mejorar las condiciones de movilidad, próximamente se iniciarán trabajos de rehabilitación, en tramos aislados, de la carretera Ciudad Insurgentes a Zaragoza.




Explorador, Cartógrafo y Misionero: El Legado de Juan de Ugarte en Baja California

Tierra Incógnita

Sealtiel Enciso Pérez

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). En el corazón de la rica historia de Baja California, la figura de Juan de Ugarte emerge como un pilar de exploración, cartografía y devoción misionera. Nacido el 22 de julio de 1662 en el Reino de Guatemala, y fallecido el 29 de diciembre de 1730 en la Misión de San Francisco Xavier, California, México, Juan de Ugarte dejó una huella indeleble en la península.

Hijo de Juan de Ugarte y María Vargas, Juan fue uno de los 14 hijos de este prolífico matrimonio. Su compromiso con la Compañía de Jesús comenzó en 1679 en Tepotzotlán, México, donde ingresó a la orden. Su camino se entrelaza con los padres misioneros Eusebio Francisco Kino y Juan María de Salvatierra, quienes lo llevaron consigo en la labor misionera que marcaría el destino de Baja California.

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Desempeñando un papel fundamental en la creación del Fondo Piadoso de las Californias, Ugarte recolectó fondos y abastecimientos para la misión. Su llegada a las Californias en 1700 marcó el inicio de una trayectoria ejemplar. No solo se dedicó a la construcción del asentamiento misional de San Francisco Xavier, sino que también introdujo técnicas agrícolas, hilado y tejido de lana, enseñando estos oficios a los cochimíes.

Con la muerte de Salvatierra en 1717, Juan de Ugarte se convirtió en el sucesor al frente de las misiones jesuitas en California. Su liderazgo se vio desafiado por adversidades como un huracán en el mismo año, pero su compromiso inquebrantable llevó a la consolidación y expansión de las misiones, incluyendo la fundación de San José de Comondú en 1708.

Apodado El Atlante de las Californias por Salvatierra, Ugarte demostró su espíritu explorador al aventurarse por la costa occidental de la península en 1703. Su deseo de entender la geografía de la región lo llevó a liderar una expedición en mayo de 1721 hacia el Golfo de California. A bordo del navío El Triunfo de la Cruz, Ugarte exploró las costas, confirmó la conexión terrestre entre la península y el continente y contribuyó significativamente a la cartografía de la zona.

El «Triunfo de la Cruz», construido bajo la dirección de Ugarte en 1719, se convirtió en una pieza clave para viajes a lo largo de varios años en las costas de la península de California. El Padre Ugarte continuó trabajando incansablemente hasta su muerte a los 68 años, siendo sepultado en la Misión de San Francisco Xavier de Viggé-Biaundó.

En la memoria de Baja California, Juan de Ugarte perdura como un visionario y misionero cuyo legado se extiende más allá de las páginas de la historia, dejando una impronta imborrable en la tierra que exploró y amó.

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Geometría perfecta en los Comondús

IMÁGENES: Internet

Tierra Incógnita

Por Sealtiel Enciso Pérez

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). La identidad de Sudcaliforniano se va forjando en la medida que sus habitantes, nacidos aquí o avecindados, vamos conociendo toda la belleza que encierra esta parte austral de la península de Baja California. Su flora, fauna y los vestigios de la gran cultura que floreció en toda su extensión nos dan motivos para estar orgullosos, pero también comprometidos con su cuidado y conservación. Otro de los aspectos que sobresale es su geología y orografía, la cual emerge desde el momento mismo en que uno otea el horizonte para cualquiera de los puntos cardinales.

En esta ocasión les comentaré de una de las bellezas geológicas que es motivo de satisfacción mundial para los habitantes de San José y San Miguel de Comondú y que desde hace una decena de años ha sido expuesta en varios portales de internet y redes sociales, me refiero a sus famosos prismas basálticos.

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Estos son unas estructuras geométricas con forma de columna y que se encuentran agrupadas formando bloques robustos, y que tienen como particularidad que estas columnas adquieren formas prismáticas (de ahí su nombre) de cinco, seis y siete caras (pentagonales, hexagonales y heptagonales). Estas caprichosas formas que han sido esculpidas de forma espontánea por la naturaleza tienen su origen en erupciones volcánicas, que acontecieron en lo que se denomina actualmente la Sierra de la Giganta hace catorce millones de años. Es común que este tipo de roca, el basalto, se encuentre cubriendo grandes extensiones de lecho volcánico marino por lo que el tenerlo en la superficie de nuestra península reafirma la idea de que su origen fue por haber emergido del fondo del mar, al chocar una placa marina con otra del macizo continental.

El basalto está compuesto generalmente de silicatos de magnesio, hierro y sílice, y dependiendo de cuál de estos minerales abunde más en su composición así será el color que asuma. En el caso de los prismas basálticos de Comondú son de tonalidades blancas y mediterráneas lo que anuncia su composición abundante en sílice y magnesio. El basalto es el tipo de roca más común en toda la superficie de la tierra (cubre el 70%) e incluso se ha encontrado en meteoritos, así como en las muestras de suelo que han traído las exploraciones interplanetarias de Marte, Venus y la Luna.

Su curiosa forma prismática la obtuvo este basalto debido en gran medida a su ductilidad y a su fácil fusión a altas temperaturas. Al emerger a la superficie esta roca líquida adquiere su estructura por dos procesos: uno de ellos es adquiriendo la forma que van dando las grietas por donde surge y que le dan su característica forma de columna prismática; el otro proceso se explica por la fragmentación (cuarteadura) natural que ocurre en los grandes bloques de basalto que se han solidificado al transcurrir de miles de años y que le dan su peculiar conformación, que hoy apreciamos.

Para poder llegar al sitio donde se encuentran estas maravillas naturales se debe de viajar aproximadamente 340 kilómetros al noroeste de La Paz, B.C.S. por un camino pavimentado y en regulares condiciones. Al llegar a San José de Comondú se sigue por un camino trazado de forma artesanal y cercado en sus costados por piedras encaladas. Este trayecto dura aproximadamente 20 minutos a paso tranquilo, hay personas de la comunidad que con gusto acompañan a los viajeros a conocer este sitio. Para admirar todo este imponente complejo pétreo es necesario subir unos 100 metros de un cerro, el cual tiene diferentes cuevas en las que se puede sentar a descansar y apreciar las columnas prismáticas o bien, tocar los restos de columnas que se han desgajado por el paso del tiempo y que tapizan el suelo y las laderas del cerro.

En San José y San Miguel de Comondú abunda el basalto por lo que ha sido tomado como material de construcción para sus viviendas. Uno de los lugareños nos comenta que a veces no es recomendable usar mucho de este material, ya que esta roca tiene la característica de retener el calor del sol y en las tardes de los meses más soleados desprende una temperatura muy alta. Aunado a ello, esta roca tiene la desventaja de fragmentarse con cierta facilidad (debido a su contenido de silicato) por lo que es poco recomendable para la construcción de presas o caminos. Para utilizarla como paredes de hornillas caseras o improvisadas es muy buena, ya que es resistente al calor. Se cuenta que los dos templos misionales que se construyeron en el sitio (Comondú viejo y el de San José de Comondú) fueron construidos con basalto. Otro sitio de México en donde también se pueden encontrar Prismas Basálticos semejantes es en Huasca de Ocampo (también llamado Santa María de Regla) en el estado de Hidalgo.

Reseñando un poco de historia de este sitio (hoy conocido como Los Comondús) les mencionaré que fue descubierto el 16 de diciembre de 1684 por el Almirante Isidro de Atondo y Antillón denominándole como Nuestra Señora de la O, aunque por los naturales se enteró que le nombraban “Comondú” en su lengua. En el año de 1708 los sacerdotes Juan María de Salvatierra, Juan de Ugarte y Julián Mayorga recorrieron el lugar y decidieron que éste último regresara en poco tiempo y se quedara en el sitio para iniciar la construcción de una Misión (que fue financiada por Don José de la Peña Castrejón y Salzines, marqués de Villapuente). A la muerte del Padre Mayorga en 1736, el sitio de la Misión fue cambiado unos kilómetros por el mismo cauce del arroyo hasta el sitio donde actualmente se encuentra (en San José de Comondú). El templo misional que se construyó, del cual actualmente sólo existe lo que fuera la sacristía y la casa donde vivían los Padres, fue el único en la Antigua California que tuvo tres naves.

Nacer y vivir en Sudcalifornia no es sinónimo de ser Sudcaliforniano. Para adquirir este notable título debes preocuparte por conocer la historia básica de tu estado, conocer sus bellezas naturales y cultura y, además, promover su cuidado y conservación.

 

Bibliografía:

 

Misiones de la Antigua California. La fundación de las Californias” – Carlos Lazcano Sahagún.

Portal web de National Geographic en español.

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Lagunas en Baja California Sur. Llanos de San Julio (I)

FOTOS: Noé Peralta Delgado

Explicaciones Constructivas

Por Noé Peralta Delgado

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). La parte sur de la península de Baja California, que por cierto es la más antiguamente conocida y explorada por los aventureros y misioneros jesuitas, está conformada por el hoy estado de Baja California Sur; por mucho tiempo fue una región inhóspita, con escasa población nativa, en gran medida por la falta de fuentes de importantes fuentes de agua, y con un clima tan seco que los oasis fueron los únicos lugares donde los antiguos nómadas podían subsistir y ya después, con la llegada de los jesuitas, estos oasis fueron la cuna de los primeros centros de población.

El clima tan seco de la península, hace que tengamos un desierto con muy poca humedad derivada de las también pocas lluvias; aún así, existen plantas y hierbas que sobreviven con la gran cantidad de humedad que les acarrea el Océano Pacífico por el lado occidental, y los principales oasis están precisamente a las laderas de la gran sierra, que corre en sentido longitudinal la región y que, en las partes más altas, el clima tiende a ser más suaves por la elevación propia con respecto al nivel del mar.

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Pero, ¿qué pasaría si tuviéramos un clima con lluvias abundantes, tipo selva lacandona?  Pues en años recientes se generaron lluvias extraordinarias, procedentes de la cada vez más frecuente presencia de huracanes formados en el Océano Pacífico, los cuales, a pesar de dejar una estela de destrucción a su paso, también dejan una gran cantidad de precipitación pluvial, que han sacado a relucir hermosas vistas de lagunas que por mucho tiempo estuvieran completamente secas.

Llanos de San Julio

En la parte más inaccesible de la Sierra de la Giganta, donde corre la línea divisoria entre los municipios de Comondú y Loreto, se encuentra una serie de lagunas, que los lugareños llaman ¨llanos de San Julio¨, y que históricamente han servido como una fuente de recargas para un arroyo que nace muy cerca. Es importante aclarar que este llano no tiene una salida que desfogue su cantidad de agua, en caso de una lluvia excesiva que pudiera caer; por lo tanto, estamos hablando de una laguna tal y cual, aunque con el inconveniente que, con falta de precipitaciones constantes durante el año y la alta evaporación ocasionada por los intensos rayos solares veraniegos, el agua recaudada no dure mucho, aunque las fuertes lluvias ocasionadas por el huracán Jimena en septiembre del 2009, se presentó el fenómeno de que un año entero estuvo la laguna llena de agua y ahora si funcionado como una laguna.

Existen leyendas de los moradores de los pueblos de San José y San Miguel de Comondú, de que cuando los llanos están a su máxima capacidad de agua, se escuchan como remolinos en su interior, donde se supone existen corrientes que saturan de agua los mantos acuíferos, incluso tuvimos la oportunidad de conocer unos de los ¨ojos de agua¨ donde nace el arroyo de los Comondús, y que a pesar de haber años con mucha sequía, siempre tiene una fuente de agua, claro que con mucha menor intensidad que en épocas lluviosas; la localización de este manantial está en las coordenadas: 26.059824 latitud norte y -111.808809 longitud oeste, a pleno pie de la serranía que sirve de represo a los Llanos de San Julio.

En las imágenes satelitales, se pueden ver con mucha claridad la forma tan bien definida de la laguna o Llanos de San Julio que, de manera natural, juntan el agua de las lluvias para dar lugar a imágenes muy agradables a la vista en tiempos que se encuentran a una alta capacidad de captación de agua; para muchos, la única laguna que existe con agua en Baja California Sur es la que se forma en la sierra del mismo nombre, y que se encuentra cerca de Todos Santos, pero no cumple con las características de un lago, ya que nunca llega retener grandes cantidades de agua por tener un desagüe natural muy bien estructurado hacia el lado este, que da origen al arroyo que pasa por el poblado de Santiago en el municipio de Los Cabos.

Volviendo a los llanos comundeños, estos se encuentran en las siguientes coordenadas: 26.079097 latitud norte y -111.759832 longitud oeste, en pleno corazón de la Sierra de la Giganta; alrededor se encuentran un sinfín de pinturas rupestres de menor tamaño, donde da pista que el lugar fue en tiempos remotos un lugar de convivencia de los indios cochimíes en tiempos de lluvia, ya que, de acuerdo con los historiadores, los indígenas de la Antigua California eran nómadas y casi de una cultura tipo aborigen, sin ningún rastro de viviendas ni vestigios de construcción.

El acceso a estos llanos, es sumamente imposible en vehículos chicos o automóviles, siendo los carros grandes o camionetas de doble tracción los únicos que pueden acceder por el pedregoso camino que comunica a San José de Comondú con el poblado de San Javier en el municipio de Loreto. También se puede acceder en el sentido contrario, pero el camino, aparte de lejos, está igual de inaccesible; las pocas personas que transitan por esa geografía son los rancheros que tienen su ganado y sus propiedades a los alrededores o los guías de cazadores que andan en busca de venados o borregos cimarrones, ya que una vez que se atraviesan los llanos (en época seca), se puede tener un libre  camino hacia el cerro de la Giganta que, con sus pocos más de 1600 metros sobre el nivel del mar, lo convierten en el lugar más altos de la Sierra de la Giganta.

Seguramente que en algún tiempo el lugar fue una zona con mucha actividad volcánica, ya que por la forma de sus rocas y la serranía dan un aspecto parecido a zonas donde hubo erupciones, lo que se aprecia en los caminos de acceso demasiados pedregosos y totalmente carentes de vegetación, con la excepción del propio llano, donde con el tiempo se ha juntado tierra fértil y hay abundantes mezquites, palos fierros, palos blancos y arbustos diversos así como biznagas de varios tamaños, como la que se aprecia en la foto de portada del presente artículo.

Según se dice, cuando se viaja en avión desde la ciudad de La Paz hasta la fronteriza ciudad de Tijuana, y acaba de pasar un fenómeno de precipitación extraordinario derivado de un huracán, se puede ver por la ventanilla una belleza inigualable de una laguna en el municipio de Comondú, en pleno corazón de la sierra sudcaliforniana, así como también otra laguna que está más hacia el sur, en el municipio de La Paz y denominado Llanos de Kakigüi, que será la próxima entrega.

 

 

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