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Proponen eliminar xenofobia, racismo hacia comunidades indígenas, afromexicanas e integrantes de la comunidad LGBTIQ+

FOTO: Internet

La Paz, Baja California Sur (BCS). Por medio de un boletín de prensa por parte del Congreso del Estado se informó que, la diputada María Guadalupe Moreno Higuera, presentó una iniciativa con proyecto de decreto, para eliminar la xenofobia, el racismo hacia comunidades indígenas, afromexicanas e integrantes de la comunidad LGBTIQ+. Desde su óptica, es un factor de gran preocupación, porque representa una amenaza para la prevalencia de valores como la estabilidad y la paz social.

La propuesta implica reformas al Artículo 205 Ter.- Discurso de odio, que quedaría como sigue: Se impondrá de dos a cuatro años de prisión o multa de doscientos cincuenta a cuatrocientos días de trabajo a favor de la comunidad y hasta trescientos días de multa al que por medio de la palabra, escrito, gestos, simbología o cualquier otro medio de comunicación o comportamiento realice un acto peyorativo o discriminatorio e incite a cualquier acto de violencia contra cualquier persona, generando expresiones de hostilidad e intolerancia, ya sea en razón de su religión, origen étnico, nacionalidad, raza, color, ascendencia, género, orientación sexual u otro factor de identidad señalado en el artículo 205 del Código PenalDebemos fomentar la creación de políticas públicas que garanticen espacios seguros para el libre desarrollo de la persona, donde cualquiera se sienta en un espacio seguro y puedan ejercer su derecho a la libertad de expresión.

Desde tribuna, la legisladora, adujo que las plataformas y redes sociales, han sido algunos de los medios donde los discursos de odio han tomado mayor alcance.

En ese sentido, el discurso de odio contribuye en gran medida al desprecio, intolerancia, discriminación y estigmatización de individuos o grupos, buscando segregarlos de la sociedad, esto causando más índices de violencia al considerarlos diferentes y subordinados a la satisfacción de estándares impuestos por la sociedad.

Esta iniciativa tiene también como propósito implementar mecanismos preventivos como la ejecución de programas dirigidos a niños y jóvenes en los que se aborden temas de estereotipos, discriminación a personas de la diversidad sexual, indígenas, discapacitados y demás grupos en condición de vulnerabilidad




La insoportable levedad del privilegio

FOTO: BID / INTERIOR: GQ.

El librero

Por Ramón Cuéllar Márquez

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). Hace unas semanas el mexicoestadounidense John Ackerman (Philadelphia, 1973) entrevistó al actor mexicano Tenoch Huerta (CDMX, 1981) en su programa Diálogos por la democracia y en él habló sobre la situación de discriminación racial y de clase que se padece en México, negado durante décadas y que sólo la clase blanca es la que puede hablar desde su posición privilegiada. Es una entrevista que merece la pena verse y hacernos preguntas con ella, de tal modo que comencemos a visibilizar no solo la cuestión racial, sino el cómo los privilegios se construyen partir de la opresión y sujeción del otro, que en la mayor parte significa explotación social y que proviene fundamentalmente de las clases blancas.

La entrevista abarca un universo más amplio, que habla de las élites, las redes de compadrazgo blanco y el cómo todas pertenecen a la misma raíz de las clases altas y clase media aspiracionista, que han elaborado un constructo cuyo fin es perpetuar los privilegios que han acumulado no sólo de décadas recientes, sino de siglos atrás, que vienen directamente de la Colonia española o que descienden de sus nexos europeos. De entre las cosas interesantes en las que profundizó el actor Tenoch Huerta, me llamó la atención la declaración siguiente: Entonces estos güeyes y estas morras, y estos morros que vienen desde el privilegio —que no tiene nada malo que tengan privilegios, mis hijas van a detentar el privilegio que yo he acumulado—, vienen del privilegio, pero no se atreven a ir más allá y el asunto es que no tengan que ir más allá, ellos que sigan contando sus historias de La Condesa, porque es lo que habitan.

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Entonces me pregunté: ¿los privilegios deben acumularse y esa acumulación se debe eternizar como algo “natural”? ¿Por qué las clases blancas han asumido que los privilegios son derechos de clase? Y es que los privilegios se confunden a veces con tener “oportunidades”, es decir, que la vida nos concede una mano ante tanta desgracia, infortunio y pobreza hasta que estas se convierten irreversiblemente en privilegios. Las “oportunidades” siempre nos fueron presentadas como que sólo ocurren una vez en la vida —lo cual es tramposo y una gran mentira—, cuando en realidad las oportunidades deben estar a la mano de cualquiera siempre, porque de eso se trata lo universal, que en cualquier tiempo y época las personas tengan la seguridad de estudiar.

Nadie debe quedar fuera solo porque un sistema de élites decidió que los “más aptos” tenían derecho a los estudios. Eso se llama discriminación y clasismo. Sí, hay que ganarnos las cosas, pero a partir de una sociedad ética y moralmente capaz de ser sensible frente a las necesidades de los demás, que incluye especialmente a los que menos tienen. En ese sentido, debemos acabar con la romantización de la pobreza, esa que algunos ven como si fuera una gracia para la “superación personal” o incluso esa torva forma de “la cultura del esfuerzo”, que ya está visto es una falsedad del aspiracionismo clasemediero que desconoce la marginación, la pobreza y menosprecia a las clases populares.

Así que el privilegio es sólo una forma del clasirracismo y de las élites que ven en ello la manera de mantener su estilo de vida a costa de los demás, aunque esto implique sufrimiento y muerte. La acumulación de privilegios lleva siempre a que una sociedad se torne egoísta, distanciada de la realidad y a asumir roles de poder que le permita extenderse en el tiempo hasta convertirse en una clase indolente y funcionalmente clasirracista, haciendo hincapié en el tono de piel como forma de supremacismo por sobre las personas de piel menos blanca.

Por ello, de la cita anterior dicha por Tenoch Huerta, destaco esta parte: Que no tiene nada malo que tengan privilegios, mis hijas van a detentar el privilegio que yo he acumulado, es decir, Huerta de alguna manera, no sé si se dé cuenta, acepta que No es malo tener privilegios, cuando es el centro mismo de su crítica, y luego remata: Mis hijas van a detentar el privilegio que yo he acumulado; o sea, el fin último es tener privilegios, quitárselos a los privilegiados para repetir el modelo en nuestros descendientes. ¿No sería mejor que esos privilegios dejaran de ser una ideología de clase social que utiliza la opresión como sistema y veláramos más por derechos que estén ahí siempre, en cualquier momento y en cualquier circunstancia y no por “golpes del destino”, “buena suerte” o “aprovechar la oportunidad”?

Sin duda, todavía nos falta mucho debate, tocar fibras, romper esquemas, atrevernos a otra realidad, mientras tanto debemos seguir explorando nuestra propia conciencia y hacia dónde queremos dirigirnos.

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AVISO: CULCO BCS no se hace responsable de las opiniones de los colaboradores, ésto es responsabilidad de cada autor; confiamos en sus argumentos y el tratamiento de la información, sin embargo, no necesariamente coinciden con los puntos de vista de esta revista digital.




El México clasista

FOTO: NOTIMEX

Agenda Comunitaria

Por Frank Aguirre

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). El racismo en México, en Baja California Sur, en La Paz es sistemático. Lo ejercen las instituciones y sus funcionarios, la normalizan y trivializan la ciudadanía; amigos o familiares replican a modo de juego palabras e incluso actos, y el problema es cuando alguien, sin una pizca de pensamiento crítico ni escrúpulos, cree que esas bromas representan la normalidad y consideran que es “correcto” discriminar con acciones a las personas por su color de piel o por su nivel de ingresos económicos. Ahí es cuando, neta, ya no dan cura (risa) las “bromitas o la “carrilla”. Tenemos que cortar de tajo el racismo en México, porque mata.

Ésta es una crítica con conciencia de clase y memoria histórica, enfocada en una primera parte a la reciente manifestación/tráfico/protesta del último fin de semana de mayo convocado por el grupo ultraconservador y anti-derechos civiles llamada Frente Nacional AntiAMLO (FRENAAA)

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Dice Angela Merkell que no debe negarse el derecho a manifestarse como les venga en gana, pero, como bien dijo también la presidenta de Alemania, así como hacen públicas sus quejas deberán enfrentar la crítica dura y pura.

En lo personal están son las inconsistencias más graves de las manifestaciones del fin de semana que no solo la terminan convirtiendo en absurda, sino vergonzosa:

1.- Fue una marcha racista y clasista:

Lean las pancartas, escuchen las entrevistas, busquen las declaraciones de las y los principales líderes organizadores, siempre usan adjetivos calificativos denigrantes para dirigirse a la población joven desempleada, sin trabajo, sin posibilidad de aspirar a estudios y, peor aún, en las manifestaciones de hace años contra la violencia, contra la represión o contra la inseguridad, usan frases antipáticas y poco solidarias enfocadas en la clase social de los marchantes.

Además, el 70% de las y los mexicanos (datos de INEGI) no tienen un coche ¿cómo podrían unirse a estas manifestaciones sin carro?

2.- Fue una manifestación anti-derechos civiles:

Las y los principales cabecillas están en contra del matrimonio igualitario o, en otras palabras, en contra del derecho a heredar bienes o compartir la seguridad social entre parejas del mismo sexo, así como en contra de la despenalización de algunas drogas. También están a favor de “los valores de antes”. Recordemos que los valores de antes eran aberraciones cómo:

  • Las mujeres no pueden tener su propio patrimonio.
  • No pueden denunciar si su pareja les golpea o si sufren violación alguna.
  • Estar en contra de que las mujeres puedan decidir qué hacer con su cuerpo. O sea la pérdida de la libertad de ser mujer.

3.-Contaminan:

Esto es literal, aunque la justificación es la “sana distancia”, terminaron convocando a civiles a reunirse para hacer tráfico, lo que alteró la calidad de aire que ya había mejorado durante la contingencia en algunas ciudades donde se ¿marchó? -más bien, se manejó- bajo protesta.

4.- Ignoran la situación política del país y confunden terminología básica de corrientes políticas:

Le dicen al presidente “comunista”, pero en realidad algunas de sus políticas públicas han sido más neoliberales que Calderón mismo, como el Tren Maya (proyecto neoextractivista y megadesarrollo turístico), la firma del nuevo tratado de libre comercio o la militarización del país.

Le dicen “socialismo” a la igualdad, la libertad, a todo lo que tenga que ver con derechos civiles, a la obra pública del gobierno federal que se ha enfocado en las zonas más vulnerables del país o a algunos programas de bienestar social que ya implementaba el PRI o el PAN y nomás le cambiaron de nombre.

Si has llegado hasta el final de ésta columna habrás notado que no he utilizado adjetivos calificativos o eufemismos para expresarme sobre el tema en cuestión, tampoco he buscado insultar o polarizar al respecto. Notarás que existe una crítica de forma al gobierno actual y de fondo a la manifestación motorizada.

Es pertinente e importante disentir con todo tipo de injusticia, venga del gobierno que venga o de la corriente política que sea, pero entre cada acto subversivo es relevante tener bien claro qué exigimos y con quién nos juntamos; se debe tener cuidado, que no por estar hartos del presidente se termine beneficiando a una corriente política aún más rancia, que añora la podredumbre del pasado (Tlatelolco 68, Halconazo 71, fraude del 88, Acteal 97, Tlatlaya, Atenco, Ayotzinapa, Punta Lobos, y un doloroso y largo etcéteras de represión social, terrorismo policial/militar y racismo institucional).

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El día más negro. El asesinato de Martin Luther King

FOTOS: Internet.

Tierra Incógnita

Por Sealtiel Enciso Pérez

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). Un 4 de abril de 1968, en el balcón de un motel de la ciudad de Memphis, Tennessee, cayó asesinado por las balas de un francotirador, uno de los hombres que más logros ha obtenido en la historia moderna no sólo de Estados Unidos de América sino de toda la humanidad. El hombre abatido fue el pastor Martin Luther King. Un hombre que en su funeral pidió que sólo se dijeran estas palabras en su memoria: Que él había intentado alimentar a los hambrientos, vestir a los desnudos, ser justo sobre el asunto de Vietnam y amar y servir a la humanidad.

King nació en Atlanta el 15 de enero de 1929. Sus padres fueron el pastor bautista Martin Luther King, y Alberta Williams King, organista en una iglesia. Originalmente el padre y el hijo tenían un nombre distinto: Michael King Sr, sin embargo lo cambiaron por Martin Luther en honor al teólogo y fraile que inició la reforma religiosa en Alemania (Martín Lutero). Luther King Jr. Fue un alumno muy inteligente y destacado logrando culminar la licenciatura en Teología; posteriormente hizo un doctorado en Teología Sistemática en la Universidad de Boston, recibiendo el grado el 5 de junio de 1955. Se casó el 18 de junio de 1953 con Coretta Scott, en Heiberger, Alabama.​ Tuvieron cuatro hijos: Yolanda, Martin Luther King III, Dexter Scott, y Bernice.

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King Jr. fue nombrado en 1954 pastor de la Iglesia bautista de la Avenida Dexter, en Montgomery, con 25 años de edad. Fue al siguiente año en que inicia su militancia y participación en los movimientos en pro de los derechos civiles de los afroamericanos. Ese año habían arrestado a una mujer afroamericana que no había querido ceder su asiento en el autobús a un hombre blanco, tal como las leyes vigentes en ese entonces lo marcaban. Durante el año de 1956, Martin Luther King logró unir a más de 40 mil afroamericanos a su causa desatándose intensas movilizaciones con las consabidas represiones por parte de la policía, exclusivamente formada por gente blanca. La casa de King fue atacada con bombas incendiarias en varias ocasiones, pero afortunadamente siempre salió ileso al igual que su familia. Debido a las grandes pérdidas económicas y a la presión ejercida por todos los sectores dentro y fuera de la ciudad, el gobierno terminó por capitular y que se declaraba ilegal la segregación de los afroamericanos en los autobuses, restaurantes, escuelas y otros lugares públicos.

Al lado de otros líderes de la comunidad afroamericana funda la Conferencia Sur de Liderazgo Cristiano, de la cual sería su presidente hasta su muerte. Los deseos de justicia y de reivindicación social que pretendía King Jr. no se circunscribían solamente a la gente afroamericana, declaró públicamente que su lucha era por el fin de la segregación racial en las escuelas públicas; una legislación significativa sobre los derechos civiles (incluyendo una ley que prohibiese la discriminación racial en el mundo del trabajo); una protección de los activistas de los derechos civiles de la violencia policial; un salario mínimo de 2 dólares para todos los trabajadores sin distinción. Como podemos darnos cuenta, Martin Luther King Jr. no pensaba sólo en la gente de color sino en reivindicar las demandas de los grupos vulnerables que por lustros habían sido ignorados y segregados de los derechos humanos dentro de los Estados Unidos de América.

Escribió en 1958 el libro La marcha hacia la libertad; la historia de Montgomery, en donde compendia su pensamiento libertario y la lucha por los desposeídos. Lamentablemente, el Gobierno de su país empezó a alentar en la ciudadanía las ideas de que Luther King Jr. pretendía implantar el comunismo, e incluso que era un agente leal a los rusos. Para dar mayor credibilidad a estos rumores destinó a varios agentes del FBI para que lo vigilaran día y noche, y aunque jamás pudieron encontrar una sola prueba que lo relacionara con los países del bloque comunista, la semilla de la duda estaba plantada. Un efecto lamentable de esta guerra sucia fue que el pastor fuera apuñalado en una firma de libros, por una mujer afroamericana que lo acusaba de ser agente comunista.

Sin embargo, esto lejos de acallar sus protestas y hacer que se replegara, le dio mucha más fuerza para proseguir en las marchas y acciones a favor de los derechos civiles y demás reivindicaciones de las clases menos favorecidas. Algo que puso un sello distintivo en sus manifestaciones es que fueron apegadas a la no violencia, tal como Gandhi las realizara años atrás en La India. Cuando en algunas de las manifestaciones, la policía empezaba a dispersar a los manifestantes con chorros de agua, golpes y arrestos, y los manifestantes afroamericanos empezaban a lanzarles objetos o a golpear a los policías, de inmediato demandaba que se suspendiera la protesta y que la gente se entregara sin violencia a las autoridades. Incluso él mismo fue encarcelado más de 20 ocasiones por liderar estos movimientos y jamás opuso resistencia ni quiso pagar las multas que se le impusieron. Siempre cumplió su condena al lado de sus correligionarios.

Durante los años 60’s fue cuando Martin Luther King obtuvo sus mayores éxitos, después de 10 años de constantes mítines, manifestaciones, huelgas, discursos incendiarios, se había convertido en un símbolo para los grupos que luchaban por los derechos civiles. Gracias a su persistencia y a la eficacia de sus métodos, pero también a la inusual y salvaje represión de las autoridades policíacas del gobierno estadounidense, logró que Estados Unidos de América fuera considerado al lado de Sudáfrica como un país que practicaba el Apartheid, e incluso Rusia y los países del Bloque Socialista utilizaban las imágenes de la represión que sufría King Jr. y su gente como propaganda para desacreditar al capitalismo y la falsedad del llamado “modo de vida americano”. Sus grandes éxitos fueron la publicación de las leyes Civil Rights Act of 1964 y el Voting Rights Act de 1965, con la cual el Gobierno Federal reconoce la igualdad de todos los ciudadanos ante la ley y los servicios que proporciona el gobierno, sin distinción del color de la piel.

Memorable fue también la marcha del 28 de agosto de 1963 frente al Capitolio de los Estados Unidos, en lo que constituyó la manifestación más grande que haya tenido lugar en la capital estadounidense logrando reunir 250 mil manifestantes. Ese día leyó su famoso discurso I have a dream, en el que manifestó su voluntad y su esperanza de conocer una América fraternal. Este discurso​ está considerado como uno de los mejores de la historia estadounidense, junto con el Gettysburg Address de Abraham Lincoln. El 14 de octubre de 1964, Martin Luther King se convirtió en el galardonado más joven con el Premio Nobel de la Paz —contaba con 35 años—, por haber dirigido una resistencia no violenta con el objetivo de eliminar los prejuicios raciales en los Estados Unidos.

Fue de los pocos líderes sociales que se opusieron a la invasión imperialista de su país sobre Vietnam. Expresó vehementemente sus ideas de que esa lucha era injusta y desigual y acusaba a su gobierno de estar haciendo un asesinato masivo de niños y civiles utilizando armas como el napalm el cual era inhumano y altamente mortífero entre la población de aquel país. También concentró sus esfuerzos en la lucha por acabar con las desigualdades entre los económicamente desfavorecidos dentro de su país, constantemente refería en sus discursos que había que reconstruir las bases del gobierno y eliminar las políticas donde se privilegiaba el destinar millones de dólares para la guerra, que alimentar a millones de personas en la pobreza.

Está por demás explicar que sus demandas causaron una gran incomodidad entre las cúpulas del poder, e incluso dentro de los mismos grupos que antaño lo habían apoyado. Estos grupos se empezaron a separar de él por considerar que su método de la no violencia era demasiado blando y de resultados a largo plazo, además de que lo tachaban de idealista al luchar por reivindicaciones irrealizables. Envuelto en esta serie de intrigas y constantes amenazas de muerte, viaja a la ciudad de Memphis, Tennessee, para unirse en la lucha de los trabajadores afroamericanos recolectores de basura, los cuales ganaban menos que los blancos realizando una jornada igual de trabajo. El 4 de abril de 1968, a las 18:00 hrs, mientras salía al balcón del departamento donde se hospedaba para saludar a un grupo de personas que se habían reunido en la parte baja, cayó muerto por el disparo de un francotirador. Martin Luther King contaba en ese entonces con 39 años de edad. Meses después de sus funerales, la policía capturó a James Earl Ray el cual fue presentado como el culpable de su asesinato. Sin embargo esta persona alegó inocencia del delito. Fue condenado a 99 años de prisión.

Hablar del color negro en las sociedades occidentales es hablar de algo negativo, impuro, demoníaco, contrapuesto a la pureza. Tal vez por eso, en las sociedades donde se ejerció el esclavismo, como fue en Estados Unidos de América, a los afroamericanos se les han generalizado las características ya descritas, perpetuando espacios de desigualdad, violencia, segregación hasta convertirlo en algo que se ha visto como obvio y socialmente tolerable. Sin embargo hubo un hombre que levantó su voz, un hombre que no tuvo miedo de hacerse llamar negro, porque al hacerlo reivindicaba que ese color era tan puro que toleraba la presencia de todos los demás en un abrazo grande y compasivo. Hablar de “el día más negro” es recordar que el 4 de abril debe ser conmemorado como el inicio de la verdadera hermandad entre todos los seres humanos rescatando aquello que nos hace iguales y buscando los caminos para salvar las grandes desigualdades que existen.

Quiero finalizar este escrito recordando las valientes palabras de Luther King pronunciadas un mes antes de ser inmolado y que se le llama el discurso “He estado en la cima de la montaña”: Como todo el mundo, a mí me gustaría vivir mucho tiempo. La longevidad es importante, pero eso es algo que ahora no me preocupa. Yo solo quiero cumplir la voluntad del Creador ¡Y él me ha autorizado a subir a la montaña! Y he mirado en torno a mí y he visto la tierra prometida. Puede que yo no vaya allí con vosotros. Pero quiero que sepáis esta noche que nosotros llegaremos como pueblo a la tierra prometida. Y estoy muy feliz esta noche. No tengo ningún temor. No tengo miedo de ningún hombre.

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Sudcalifornia: 100% migrante

FOTO: Archivo

Agenda Comunitaria

Por Frank Aguirre

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). Hace unos meses, camino de Mérida a Tihosuco, Quintana Roo, platicaba profundamente con un queridísimo compañero sobre el racismo, el clasismo y el exterminio que sufren las comunidades de los pueblos originarios; en esa conversación hablábamos específicamente de la comunidad maya. Pasamos desde La Conquista al Porfiriato y las órdenes explícitas del mismo don Porfirio Díaz fue de exterminar —literalmente— a los pueblos mayas en resistencia, quienes se oponía a que los expulsaran de sus casas, de sus terrenos, de sus tierras, de sus costumbres, de sus rituales, de su lengua.

Durante esos años, a los soldados que lograban asesinar a los indígenas, se les daba una medalla con la insignia “Mérito al exterminio maya”, así podía leerse a espaldas de dicha condecoración; cuando escuché esto no pude evitar pensar inmediatamente en Adolf Hitler y El Holocausto, el genocidio que a mitad del siglo pasado acabó con millones de personas que no eran afines al fascismo y el nazismo.

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Manifestación de pueblos originarios contra Monsanto (2015). FOTO: RT.

Continuando con la reflexión sobre el clasismo actual hacia los mayas en las urbes, y el racismo interiorizado de quienes buscan a toda costa negar sus raíces, los que cambian sus apellidos de origen maya y olvidan su lengua, los que no vuelven nunca al lugar donde nacieron, los que buscan “mezclarse” entre lo común, entre los “locales”; pensemos en que la idea del localismo, del regionalismo, o del patriotismo, a veces ésta se encuentra tan arraigada en nuestra mente que olvidamos reflexionar de dónde venimos. Después de platicar horas con Poot —mi compa maya— acerca de la xenofobia y diversos tópicos alrededor de la discriminación, no pude dejar de pensar cuántos de estos casos existen en Baja California Sur.

Querido Lector, Querida Lectora, ¿alguna vez te han preguntado?: “¿Tú no eres de por aquí verdad?, ¿eres chilango?”. Lo más irónico es cuando quién te lo pregunta ni siquiera habla costeño, pero se siente muy “patasalada”. Existe ésta idea romántica del “sudcaliforniano de abolengo”, “el paceño de cepa”, “el descendiente 100% sudcaliforniano“. También están los apellidos de renombre, con historias de éxito, de empresarios que hicieron su fortuna en la nada, en el desierto, en la oportunidad que generaba la ausencia de competencia en un mercado vacío.

Asimismo, nos encontramos ante la creencia de que existe un “sudcaliforniano puro“, el que viene de El Triunfo, Miraflores, San José, Santa Rosalía, etcétera. Dicha idea es más falsa que unas pestañas postizas; tan sólo hace falta echarse un clavado en el Archivo Histórico “Pablo L. Martínez” para darnos cuenta de que estas familias de generaciones y generaciones de crianza y crecimiento en Baja California Sur, siempre tienen una ascendencia foránea, como la mía: los Palacios Avilés, familias conocidas y de varias generaciones atrás, asentadas en San José del Cabo, en la que si uno le rasca a la historia, resulta que un español se quedó atrapado en la península, tal como muchos foráneos, después de un trabajo encomendado —en este caso, en El Faro Viejo de Cabo Falso—.

FOTO: El Vigía

En estos apellidos reconocidos y populares en el estado, siempre podremos encontrar que la línea genealógica los lleva fuera de aquí: Francia, Japón, Inglaterra, Estados Unidos, China, Alemania, España, entre otros. Entonces, ¿qué es ser sudcaliforniano? Es imposible pensar en nuestra memoria histórica, en nuestro regionalismo, sin incluir nuestro pasado foráneo. Lo mismo sucede con quienes ya son “muy sudcalifornianos” porque la abuela llegó hace 80 años, ¿y de donde vino la abuela? Seguro llegó de Oaxaca, Veracruz, Ciudad de México, Durango, Guanajuato, Jalisco, Guerrero, Baja California, o más recientemente de Sonora o Sinaloa, más específicamente, de Hermosillo, Culiacán o Mazatlán.

¿A dónde voy con esto? Creo que después de 40 años de que Baja California Sur se conformara como Estado, es hora de comenzar a ampliar la discusión sobre qué es ser sudcaliforniano; principalmente en torno a nuestra memoria histórica y teniendo en consideración que somos de los estados con mayor migración al año.

No hace mucho tiempo escuché a alguien criticar el arte de un reconocido muralista local, dicha persona decía con desprecio “¡es que no usa los colores sudcalifornianos!”. Pero, “¿cuáles son los colores sudcalifornianos?”, me pregunté, ya que Sudcalifornia está llena de testimonios diversos, de personas con largas raíces, incluso de diversas etnias y pueblos originarios: zapotecos, yaquis, tojolabales, mixtecos, triquis, etcétera. Es mezquino no reconocer  a nuestros antepasados para hablar de una identidad en constante construcción como la de Baja California Sur.

La mayoría de los jornaleros que trabajan en BCS, son migrantes provenientes de otros estados del país. FOTO: Milenio

Es importante dialogar alrededor de nuestra construcción identitaria como sudcalifornianos, porque cuando no reconocemos que somos una comunidad diversa, estamos negando nuestra historia y la humanidad de quienes tenemos enfrente. Reflexionar sobre la sudcalifornieidad es relevante hoy en día porque vivimos entre una comunidad chovinista, polarizada y que a veces raya en la xenofobia.

No tiene nada de malo que los “chilangos” tomen puestos de toma de decisión en las instituciones —siempre y cuando estén capacitados para el puesto—; tampoco está mal que aumente cada vez más el porcentaje de residentes de la comunidad norteamericana —siempre y cuando no clausuren accesos a playas o especulen con los usos de suelo en las urbes—; al mismo tiempo la comunidad mexicana se está duplicando cada año en Phoenix, Los Ángeles o Houston; tampoco resulta más o menos paceño si no se habla como costeño, o si alguien tiene más de 30 años que vino a vivir a La Paz, o tiene toda su vida aquí.

Según la realidad que me he construido alrededor de “abolengos” y “chilangos”, de documentos, libros y datos duros, ser sudcaliforniano es ser migrante, porque no hay nada más sudcaliforniano que el amor por esta tierra. Y esta tierra se edificó y se sostiene a base de migrantes.

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