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De pequeño dios a ventrilopoeta. Manifiesto poético

IMAGEN: Internet.

Colaboración Especial

Por Christopher Amador

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). El lector es el gran ventrílocuo. Sin usar consonantes labiales nos tiene en su boca como el poeta usa a otros poetas cual marionetas que manipula (Francisco Hernández como el pináculo y más claro ejemplo). Lo que antes salía del corazón es empujado por el vientre y el lector es bacinica. Seguimos siendo los hombres huecos de T. S. Eliot, los hombres rellenos del polvo que se desprende de la madera al serrarla (aquél tiene madera mucha de escritor, éste muy poca). La poesía hoy es el juguete pero no la diversión, la risa ya no es lo mismo tras Nicanor Parra. Ventrilopoemas, ventrilopoesía… ¿Quién después de Nica bebe y habla sin ahogarse? Acaso sea hora de volver a casa, de-cantar para recordar y no cantar para ordenar el caos. Hemos prestado la voz a un espantapájaros. Poetas: el único método para la verdad es la interpretación de nuestro cinismo. El poema es un cielo sin orillas, agua que no sacia o calma la sed de los que la contemplan. La literatura congela nuestras manos para no pasar tan rápido las páginas del día, nos deja en la cara esa mirada postcoital adolescente en el azoro de estar vivos. Hay que aceptarlo, no estamos listos para, como el marinero fenicio que advierte Borges, devolver el remo —somos una eterna intertextualidad, continuar al otro, pasar la estafeta, hacer a muchas manos un estilo propio—. Mientras braceamos se construye la canoa; nuestro vivir es un buscar peces más gordos donde nadie está remando. Pisar de grillos en la noche la poesía es un laberinto de espejos encontrados donde las enunciaciones de la técnica se ven rebasadas a la hora de medir el mundo en las regiones de la mente desde la frágil materia del verbo. Cada verso en un poema es una punta de una misma figura geométrica donde la fábula y la metáfora de lo eterno se contiene, se multiplica. Estamos mil veces solos a la n potencia, cada punto y seguido nos abre una puerta a lo desconocido. No podemos parar, nos persigue un lobo, nuestro aliento es su aullido. Poesía es la relectura del presente, el nosotros como novedad ante la lectura; la escritura es una forma de leer, es la relectura de nuestros antepasados (escribir es releer clásicos). Como en los sueños, inventamos el poema que leemos. Sin embargo, yo no escribo para gustar, escribo para defenderme de la realidad. Escribir es defender un tiempo propio. Que la ciencia política se siga ocupando de los límites de la opinión, nosotros de no tropezar o pisar al vecino en la danza de la post-belleza y la posverdad. Lectoras, lectores: unos hablan con los pájaros, otros como ellos o a pesar de ellos (hay quienes incluso intentan, con sus palabras, volar más alto). Yo cuando escribo los apedreo, aliento la prisa de sus colores falsos. Hoy más que nunca es de valientes navegar con remo tan pobre como una guitarra o un adjetivo. Los gallos no deciden si amanece. Que quede claro: el poema es una muchacha que se mira en el espejo mientras cuenta l   e   n   t   a   m   e   n   t   e cada pétalo de su propia rosa. El poema de nuestro tiempo es la bitácora de un burócrata o de un becado que no permite lugar para el cuerpo tendido en pleno de la urgente Musa, un rascar de huevos que no puede ni llegar a ser puñeta. El bosque empieza en el primer arbusto que uno incendia. La poesía es el hilo de Ariadna que vibra y corre de la música de las esferas a la teoría de las súper cuerdas. De ese hilo pendemos todos los que la buscamos, los que intentamos oírla como dos niños que, con un hilo tenso y vasos de corcho, hacen un teléfono. Que alguien nos diga dónde el poema cuando la cultura de la terminología y el avance de los modelos para explicarnos la realidad es la nueva metafísica del logos. Dios no ha muerto, está soñando(nos).

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dejé mi rostro atrás). (Contando nubes

 

La poesía nos dejó hablando solos.

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La Rosa Fragmentada, la proyección internacional de Christopher Amador

FOTOS: Modesto Peralta Delgado.

El Beso de la Mujer Araña

Por Modesto Peralta Delgado

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). Con unos 20 libros a cuestas, Christopher Amador Cervantes es el escritor más publicado de Baja California Sur; de su obra, la minoría es en conjunto, la mayoría son de su sola autoría; además, ha tenido el privilegio de ser publicado no sólo por el Instituto Sudcaliforniano de Cultura, sino por otras editoriales en otros estados y ahora en otros países. El pretexto para realizar esta entrevista es la publicación de La rosa fragmentada en España, lo que lo convierte también en el primer sudcaliforniano en ser reconocido en un certamen literario europeo.

En entrevista exclusiva para CULCO BCS, Amador Cervantes platicó sobre su más reciente libro, un ensayo que obtuvo Mención Honorífica en el Premio Diderot de Ensayo convocado por Ápeiron Ediciones. La rosa fragmentada ya está a la venta en España, y la editorial cubre mercado en América Latina, enfocándose en instituciones educativas de nivel superior y medio superior, por lo que probablemente se convierta en un libro de consulta o de investigaciones en este tipo de planteles. “Eso me motivó o me pudo dar idea de que podemos tener penetración o un horizonte un poco más amplio las letras sudcalifornianas cuando estamos muy disciplinados y dedicados por escribir desde la pasión pero también desde la seriedad, y fue así que al terminar un ensayo que llevó a convencerme como lector o como ejercicio de autocrítica, pues vi yo en él posibilidades más amplias de lo acostumbrado, y me di a la tarea de buscar oportunidades en España. En España, porque para cualquier escritor en nuestra lengua, en nuestro idioma, esa nación nos representa un foco aspiracional contundente”.

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El año pasado concursó y recibió una llamada donde le informaban que estaba entre los dos finalistas para el primer premio, preguntándole también si tenía un doctorado. Christopher Amador no lo tiene, de hecho es Licenciado en Ciencias Políticas, “y quizá eso marco una diferencia para no acceder al primer lugar, me desanimó bastante, pero cuál fue mi sorpresa que en una segunda llamada me dicen que optaron por ofrecerme el segundo lugar”. Al no haber un segundo lugar, se le concedió Mención Honorífica que tuvo por fruto una publicación con una amplia distribución.

Se trata de un ensayo que concentra todos los artilugios, todas las herramientas, todas las perspectivas desde las que yo he abordado el problema de la belleza y de la poesía, unificándola. Es como si yo tomara un mosaico de todos mis libros publicados e intentara buscarle una matriz, lo que conocen los matemáticos como un Diagrama de Venn, es decir una semilla central, un punto de encuentro, de acuerdo, una mandala para poder desde ahí cosificar y desconcentrar o también encontrar cual es la suma de todas ellas, pudiendo unificarlas en un común denominador, porque un escritor es un estilo, es una sola mirada, y escribir no es sino intentar pulir o corregir esa manera de ver las cosas. La originalidad está más que demostrado que no existe, un escritor es una manera de mirar, una manera de palpitar, una manera de asombrarse y La rosa fragmentada pues es todos los Christopher que he sido, toda la pluralidad de mi coloratura y es una despedida a una manera de abordar el pensamiento y el sentimiento, es una pausa en mi vida, en mi obra creativa, porque me he determinado en buscar, en hacerme susceptible a otros hallazgos o a otras maneras, y si no las encuentro, guardaré silencio.

La convocatoria se lanzó a mediados del 2019 y el fallo se dio en octubre. Un mes después ya estaba hecha la publicación con un primer tiraje de 3 mil 500 ejemplares, los cuales ya se agotaron, según el escritor sudcaliforniano, reeditándose otro tiraje de mil 500 libros. A ese número se podrían sumar 5 mil más que Ápeiron distribuiría en bibliotecas y programas de educación superior. Sin duda, el poeta nacido en La Paz, BCS, es uno de los más prolíficos de la media península y también de los que más lejos ha llegado en la publicación de su obra, que si bien se ha concentrado mayormente en poesía, también cuenta con títulos en dramaturgia y en ensayo.

Doble tentáculo

El encuentro afortunado con concursos literarios en España lo tuvo Amador Cervantes desde 2010, con el libro de ensayos sobre teatro titulado El pulpo mímico, publicado en México por el ISC, y Copiar la imagen, intitulado así en el país europeo. El ensayo sobre teatro fue Premio Estatal de Ensayo Ciudad de La Paz 2010, y es el mismo texto que en España no pudo ganar, porque lo concursé, no al mismo tiempo, pero sí con un desfase de fecha que me permitió concursar en ambos certámenes. El premio internacional había dado una fecha para dar el fallo, y pues yo me desentendí y le seguí dando la oportunidad al texto, pero no, resultó que había recibido tantos envíos que resolvieron dar un margen creo que de tres meses más de consulta para el jurado, en ese ínter El pulpo mímico ganó el Premio Ciudad de La Paz. Obviamente, de haber ganado el premio internacional y estatal al mismo tiempo hubiera tenido que desistir a ambos, al yo decirles esta situación, cuando me llaman de la Mención Honorifica ellos no tuvieron problema porque el ISC —en ese entonces presidido por Elsa de la Paz—, no manifestó ningún inconveniente toda vez que no se presentaba como el premio en España.

Allá se tituló Copiar la imagen, para no competir con el mismo título y darle un tratamiento un poquito más postmoderno en un lenguaje muy pop porque justamente el pulpo “Thaumoctopus mimicus”, es un pulpo de Indonesia que lo que hace es al igual que el actor: cuando se ve frente a su depredador, copia no solamente la imagen sino el movimiento, la textura, las psicología, el color del máximo depredador de su depredador inminente, y es lo que tiene que hacer el actor para finalmente resolver al escena. Esa es la historia de ese ensayo, que yo los invitaría a conocer. Copiar la imagen se agotó la edición en España, pero hubo una reedición para una Feria Internacional del Libro Teatral en la Ciudad de México, y la editorial Paso de Gato editó el cuadernillo de consulta. El texto lleva trece ediciones, la primera en 2010, y la más reciente en 2018.

La poesía, ¿un género fácil?

Al preguntarle si la poesía no aparentaría ser un género literario fácil, donde basta coleccionar palabras para contar sentimientos y vivencias de forma romántica o ingeniosa, recalcó que en todo caso sería el poema, pues la poesía, para él, está más allá del escrito. Yo creo que lo que es fácil es el poema, porque el poema es una fórmula, es una receta de cocina; el poema tiene validez cuando la musicalidad el acomodo de las palabras y el sentido conviven permitiendo una microrrealidad dentro de la experiencia del lenguaje, y eso lo puede producir cualquiera con lecturas, con estudio y con el ejercicio del oficio de la técnica. Sin embargo, la poesía, la verdadera poesía es el momento en que reverberan los signos y la condición humana se vuelve más amplia, o más aceptable la vida; la poesía es una revolución al interior del problema ontico, ontológico; se abre otro espacio dentro del espacio. Y eso sólo lo puede descifrar el lector, no cuando lo pasa bien en un libro sino cuando realmente es dueño de su conciencia y cuando encuentra más preguntas de las que va a poder resolver en su vida. La poesía nos abre caminos interminables, es un agobio, es una exaltación, y la academia no puede señalarla; la poesía es el momento en donde uno rinde las rodillas y yo no me atrevería a clasificarla pero es el momento más alto de la condición verbal, donde logra encender y cobrar este sentido por un momento, por un fragmento de hora, sentirse realmente vivo o sospechar que puede ser realmente más grande de lo que se nos ha dicho. Yo no creo que la poesía este en el poema, sino la poesía, al ser lenguaje y al ser comunicación puede estar en cualquier dimensión característica de la condición humana.

Pero sí, el poema sigue siendo la herramienta de brevedad que te permite ser con facilidad, retomando esa palabra que tu manejas, con facilidad, el mejor amigo de los dioses, el mejor amigo de la inmortalidad. El lector de poesía sabe que en un solo verso puede su vida ser más amplia de lo que le ha resultado respirar 30, 40, 50 años, en lo que dura la primera letra al punto final de ese verso, y esa contradicción es horrible y es una angustia existencial porque te planteas tú lo que es vivir, ¡cómo es posible que haya yo aprendido más o amado más al ser testigo de esta historia de amor en una pieza dramática que en todas las relaciones en las que yo me he visto inmiscuido, en las que me rasgado las vestiduras! Entonces, la literatura, la poesía, es aquella que al cerrar un libro el hombre toma riesgos y cambia su postura, y se atreve a reformarse, a pedirle más al amigo, al novio, al hermano, a la nube, al sol, a realmente consumirlo, a realmente formar parte, participar de una mañana, participar de una velada, de una luna llena, y ser un producto activo. La poesía es aquella que permite, en términos de literatura, que el lector este participando de la existencia que es dejar el papel y la tinta y la inteligencia y conocimiento como muy al lado, sólo como un auxiliar, pero realmente nos permita entender lo que es estar realmente vivo.

De la ausencia de la violencia

Hombre muy expresivo, a quien le cuesta trabajo dar respuestas cortas y a quien le salen las metáforas a borbotones, me llamó la atención que en la obra de Christopher Amador Cervantes no hay nada sobre la violencia de las calles, un tema tristemente muy actual y, por lo mismo, recurrente. No es que fuera su obligación —le comenté—, pero pregunté si este doloroso tema no le ha inspirado escribir. Se dice consciente de la sociedad en que vivimos, pero cree que la literatura debe ser más un jardín de recreación, que una lupa a poner sobre este tipo de problemas.

La violencia a la que yo le hago culto es la de tomar un diccionario y confrontarlo con la vida, o tomar a las palabras y apretarlas o arrojarlas como si fueran bombas a expresiones, a ideas, a argumentos, a fabricaciones de la fantasía oral, para ver qué ocurre o llevar a las puertas a su último acantilado a los poetas que yo respeto o los poemas que yo más admiro, y sacarles sangre y dejarles los dientes a ver qué tanto más pueden aullar o chillar; pero si te refieres a la violencia de lo que es ser un testigo o víctima del mundo o de la condición más vulgar y terrena que significa estar desamparados ante las decisiones del poder fáctico, yo la verdad como politólogo encuentro en la poesía esa isla que me permite la libertad, por un momento.

Soy muy consciente del mundo en el que vivo y más que homenajearla (a la violencia) o ser la lupa o una lente para que sus llamas crezcan más, para ponerle lupa donde yo sé que esta el sol o poner la sal gruesa donde está la herida abierta, pues yo creo más que la literatura es la manera de criticar esa violencia, el no darle la espalda sino poderles dar un jardín artificial a los que no conocen el momento de sombra, de un árbol frondoso en medio del desierto. Y creo que mi participación contra la violencia tiene más qué ver con mi vida cotidiana como ciudadano al no formar parte de ella, o poder consolar a mis seres amados, a mis seres queridos con educación cívica, ética, o moral, con mis hijos o con mis amigos, ser un ejemplo no de vida pero si un ejemplo de alguien que frente a las balas o frente a los gritos o patadas, al grito de guerra, siempre tiene un jardín errante, un libro para ser un refugio de todos aquellos que estén casados de escuchar tanto ruido sin un sentido que apoye los caminos de la libertad.

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Continúa abierto concurso de los Juegos Florales del Carnaval La Paz 2018

La Paz, Baja California Sur (BCS). El Comité del Carnaval La Paz, a través del Instituto Municipal de Cultura (IMC) convocan a todos los poetas de nacionalidad mexicana a participar en el concurso Juegos Florales del Carnaval La Paz 2018 Tierra de Encanto y Fantasía.

Los interesados podrán participar con un poemario inédito, de tema y forma libre cuya extensión será de 20 cuartillas como mínimo y 50 como máximo escritas en computadora en letra Times New Roman de 12 puntos en doble espacio.

El trabajo deberá firmarse con un seudónimo. Dentro del paquete en un sobre sellado deberá incluirse una ficha con los datos completos del autor: nombre, domicilio, teléfono, lugar de residencia y copia de acta de nacimiento.

Los concursantes deberán entregar o enviar sus trabajos al Instituto Municipal de Cultura de La Paz, en calle 5 de Mayo #1035 entre Marcelo Rubio y Lic. Verdad, en la colonia centro de esta ciudad.

Se otorgará un premio único de 40 mil pesos y flor natural al poeta que presente un trabajo excepcional y sobresaliente.

El certamen queda abierto a partir de la publicación de la presente convocatoria y cierra el día viernes 12 de enero a las 14:00 horas, en el caso de los trabajos remitidos por correo o mensajería, se aceparán aquellos que cuya fecha de envío no exceda la del límite de la convocatoria.

El jurado calificador estará conformado por especialista en la materia y su fallo será inapelable, la premiación se realizará en el marco del Carnaval La Paz 2018 Tierra de Encanto y Fantasía.




“Perlas negras”, el primer libro de Luis Fernando Gómez Cota

 

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El poeta Luis Fernando Gómez Cota. Foto: Ramón Cuéllar Márquez.

El librero

Por Ramón Cuéllar Márquez

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). No todos los poetas tienen el aliento. No todos los poetas enloquecen con sus lauros obtenidos o persiguiéndolos para inflar sus egos. No todos los poetas navegan con una poética (que sí, hombre, entiéndanlo, lo que escriben es su poética aunque digan lo contrario) clara, definida y estructurada. Hay poetas a los que uno admira de siempre, de donde abrevamos para lanzarnos al vacío de los versos, a los que tenemos la oportunidad de convivir junto a él o ella en carne viva. Luis Fernando Gómez Cota es uno de esos poetas.

Conocí a Luis Fernando Gómez Cota en el taller de poesía de los sábados que dirigía Héctor Domínguez Ruvalcaba, uno de los mejores de su tiempo, cuyas bases cimentaron a un buen número de entusiastas versificadores que hoy continúan en activo y muy presentes. La particularidad del taller de Héctor era que la visión de una poética sobresalía por sobre todas las cosas, lo que importaba era el goce estético y la euforia de conseguir imágenes y metáforas extraordinarias. Nada más. La interacción nos iba formando no sólo como interesados en el arte, sino en las relaciones de amistad que aún hoy perviven y son muestra de que lo vivido fue fructífero. Había competencia, sí, pero no era desleal, ni nadie exigía a nadie, ni siquiera el tallerista, quien también se exponía en sus propios poemas. Todos sugeríamos, comentábamos y criticábamos (a veces ácidos, a veces justos). Fue un tiempo fenomenal e insólito.

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Y justamente de ese tiempo recuerdo que de los poetas que yo más admiraba era Luis Fernando Gómez Cota; bueno, para decirlo con otras palabras: yo envidiaba sus versos y llegué a imitarlos en alguno de mis poemas. Yo quería escribir como él. Me parecía uno de los muchachos más honestos y sinceros a la hora de construir, tenía la capacidad de deslumbrarme con sus contundentes imágenes breves, que parecían salidas de lo más profundo. Aquel taller de la Preparatoria Morelos sí hizo fuerte y siempre éramos llamados para hacer lecturas en la ciudad. En una de esas presentaciones Héctor dijo que estaba sorprendido de lo que hacíamos, que las imágenes de los chicos lo asustaban por la forma tan brillante en que las escribían. Con nosotros ocurría que nos asumíamos como poetas, que en verdad nos creíamos eso de que el arte era lo más importante. Cómo olvidar los versos de Alejandra Manríquez, Angélica Vega, Eduardo Rojas Rebolledo, Esteban Beltrán, Óscar Joel Mayoral y Rubén Rivera. Todos ellos talentosos y brillantes. Una generación que no sé si se repita. Y en ese tiempo Luis Fernando Gómez Cota convivía con nosotros, nos seducía con sus poemas, que provenían de los impactos de la vida cotidiana.

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Presentación de “Perlas negras”, al lado del Gómez Cota, otro reconocido poeta: Rubén Rivera. Foto: Facebook.

En días recientes salió una plaqueta de poemas de su autoría. Hacía falta que sus poemas (que ya deben sumar cientos) se juntaran en una publicación dedicada exclusivamente para él. Perlas negras se llama. Es una colección de poemas que hablan de su oficio, que no ha olvidado la vena que lo movía, que su cualidad para nombrar los instantes de su vida, o de la familia o de lo divino o de un café o de un palacio gigante, todo compendiado entre versos vivos, sin ataduras de un lenguaje sinfónico, libre de decir con certera efectividad aquello que lo inquieta, siguen ahí latiendo como siempre. Si no vean:

Escuché

un murmullo de rebozos

livianos alejarse,

así como el agua

entre las piedras

y la huella de la luna

al atravesar tu cama.

 

O este otro:

 

¿a qué juega el café en nuestros labios?

a florecer nuestros lutos

en perlas del rosario.

 

Perlas negras es un manojo de poemas que sacuden e invitan a la delicadeza, pero también a detenernos en las partes esenciales de la palabra, de cómo todas ellas son células que conforman el sentido. Cada verso libre es muestra de que no es fácil escribir bajo ese estilo. Escribir verso libre no es hacer una lista del mandado ni ocurrencias alegres que suenan bien, pero que no funcionan; o como decía el gran Óscar Joel Mayoral: “Es bonito, más no bello.”

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Un merecido homenaje a este poeta que se ha destacado por su incansable labor cultural en pro de la lectura. Perlas negras es un repaso, una síntesis del oficio de un poeta que aspira a los latidos vivos de sus criaturas, que para nada tiene que pedirle nada a las latitudes e inquietudes de otros poetas; antes bien, nosotros a él. Con este libro confirmo mi admiración por un poeta que recién entra al mundo de las publicaciones, pero que siempre estuvo codo a codo combatiendo con sus delirios, sus fantasmas, sus imágenes increíbles, seguro de que el arte es curativo y revolucionario, una necesidad fundamental, un bálsamo para lo cotidiano, una terapia colectiva de la que podríamos salir fortalecidos y más humanos. Luis Fernando Gómez Cota es un poeta mayor.

*Luis Fernando Gómez Cota, Perlas negras, La Paz, BCS, Cuadernos de la Serpiente, Poesía, 2017, 24 páginas.




Plantarán “La semilla en la voz”: nueva antología de jóvenes poetas de BCS

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27 jóvenes creadores se congregan en este nuevo libro de Cuadernos de la Serpiente. Fotos: Cortesía.

La Paz, Baja California Sur (BCS). El próximo viernes 27 de enero se presentará La semilla en la voz: Nueva cartografía poética de Baja California Sur, el proyecto más ambicioso de editorial Cuadernos de la Serpiente, dirigido por Raúl Cota Álvarez, quien concedió una entrevista exclusiva para CULCO BCS; la nueva antología de jóvenes poetas de La Paz y otras ciudades sudcalifornianas recoge la sensibilidad y expresión de 27 nóveles talentos.

¿Es el proyecto más ambicioso de Editorial Cuadernos de la Serpiente? ¿Qué tiene de nuevo o de particular esta antología de jóvenes poetas de BCS?

Así es, es la reunión de las plumas más recientes en el estado, y es una apuesta por la permanencia de cada uno de los escritores que en ella aparecen. Una referencia para ver que estarán haciendo en la escena dentro de cinco años.

¿Cuándo y cómo nace esta inquietud; cómo se seleccionaron a los autores y/o los textos; y cómo se hizo el financiamiento?

Nace de la negativa institucional a darle cauce a un proyecto importante como lo es ubicar, convocar, motivar y dar a conocer a nuestros escritores más jóvenes, para nutrir la escena cultural.  Se convocó vía redes sociales, a través de contactos en los municipios, vía telefónica y personal, desde la comunicación y convivencia en talleres, encuentros. Se comentaron los textos con cada autor y se dio terminado a su colaboración. La edición fue posible gracias a una recaudación de fondos con recompensas, así se obtuvo el recurso para hacer nacer este proyecto.

¿Quiénes son los autores que se publican?

Son autores de distintos puntos del estado. En total son 27 plumas que se reúnen en torno a la poesía.

¿Cuáles son las temáticas más recurrentes y cuál el tipo de verso o de recursos poéticos que utilizan la mayoría de los poetas?

El entorno, la soledad, el oficio, el amor… La metáfora sigue siendo la columna vertebral del discurso poético, pero encontramos sinestesias, hipérboles, hipérbaton, paradojas muy bien logradas.

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Maestro Raúl Antonio Cota y Raúl Cota Álvarez. Foto: Archivo.

Hay quienes no ven en la poesía una utilidad práctica —un beneficio social—, y ante el panorama de crisis nacional y violencia, te preguntaría: ¿puede la poesía aportar algo a la sociedad? ¿Puede generar, socialmente, cambios positivos?

Por supuesto. Primero nos aleja de contaminantes en los distintos medios, la lectura —no sólo de poesía— aporta riqueza de vocabulario, capacidad imaginativa, postura crítica y autocrítica; al comunicar poesía comunicamos una forma distinta de ver, de abordar el mundo y las relaciones humanas, creamos vasos comunicantes y crecemos en dirección contraria a la violencia.

Recuerdo una frase del maestro Daniel Sada: “deberían prohibir la poesía”, para que las personas la leyeran casi como un acto de rebelión; tú ¿qué opinas, qué se debería hacer para acercar más a la población paceña a la poesía?

Por el contrario, hacerla cotidiana, llevarla a los lectores, sacarla de las bibliotecas, de los libros mismos, carteles, lecturas en colonias mercados, cruceros, fomentar las publicaciones independientes, contrarrestar el bombardeo audiovisual de los comercios y los políticos con un entorno cultural más a la mano todos los días.

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La antología se presentará el próximo viernes a las 19:00 horas en la biblioteca Leopoldo Ramos, en La Paz; se contará con comentarios a cargo del maestro Raúl Antonio Cota, maestro Antonio Ahumada y el propio Cota Álvarez, y habrá lectura de poesía a cargo de algunos autores que aparecen en el libro.

La semilla en la voz: Nueva cartografía poética de Baja California Sur cuesta 70 pesos, y estará disponible el día de la presentación, y a partir del lunes 30 de enero en la Casa del Libro Sudcaliforniano y a través de la página de Facebook de Cuadernos de la Serpiente.