Invitan UABCS y Coscyt a conferencia sobre pandemia y bienestar humano

FOTO: Archivo

La Paz, Baja California Sur (BCS). Este jueves 6 de agosto, en punto de las 4:00 pm (hora La Paz, BCS), se llevará a cabo un Webinar sobre oportunidades entre la pandemia y bienestar humano, a cargo de Andrew Rodes Espinoza, actual Enviado Especial para Océanos y Biodiversidad de la Secretaría de Relaciones Exteriores, informó la Universidad Autónoma de Baja California Sur (UABCS).

La conferencia, que será abierta a todo público, forma parte del proyecto «Información y desinformación en tiempos de pandemia», avalado por el Consejo Sudcaliforniano de Ciencia y Tecnología y coordinado por profesores investigadores de la Universidad Autónoma de Baja California Sur.

La transmisión en vivo estará a cargo del Centro de Radio y Televisión Universitaria de la mencionada casa de estudios y se podrá ingresar a través de Facebook Comunicación Radio UABCS; además que podrá ser escuchada también en Internet por la plataforma Mixlr y por el 1180 de Amplitud Modulada. 

El conferencista ha dedicado su carrera profesional al manejo y conservación del Patrimonio Natural de México. Asimismo, se ha desempeñado en diversos cargos ejecutivos, incluidos ser el Director de Estrategias de Cambio Climático, director de Desarrollo Institucional y Promoción de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas; CEO del Sistema Pronatura, y Comisionado Nacional de Áreas Naturales Protegidas. Actualmente se desempeña como Enviado especial para Océanos y Biodiversidad de la Secretaría de Relaciones Exteriores.

En cuanto a su formación académica y trabajo de divulgación científica, destaca que Andrew Rodes es biólogo por la Universidad de las Américas Puebla, con especialidad en planeación y financiamiento para la conservación. Ha colaborado en la publicación de múltiples artículos sobre conservación de la biodiversidad y cambio climático, así como en la elaboración y edición de estrategias y herramientas para el fortalecimiento institucional.




El Día del Orgullo LGBTTTIQ+

FOTOS: Internet.

Sexo + psique

Por Andrea Elizabeth Martínez Murillo

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). El día del orgullo LGBTTTIQ+ (lésbico, gay, bisexual, transgénero, transexual, travesti, intersexual, queer) ha sido un referente durante décadas, no solo para visibilizar las distintas orientaciones sexuales, sino también para exigir los derechos que, al día de hoy, aún son omitidos en varios países o que, aunque en el papel se encuentren muy bien redactados, en la realidad, se continúa ejerciendo la discriminación y el rechazo. En la actualidad, sabemos que junio es conocido como el mes del orgullo, en el cual se realizan diversas actividades, marchas, conversatorios, entre muchas más actividades para visibilizar la realidad de la comunidad LGBTTTIQ+, todos los colectivos y aliados esperan que sea primero de junio para poner los filtros de los colores del arcoíris, sin embargo, en plena pandemia, parecer ser que muchas empresas han olvidado este detalle.

La historia de la lucha por los derechos de las personas LGBT+ se remonta a la década de los 50´s, pero no fue sino hasta el 28 de junio de 1969, donde se considera que inició todo. Ese día se llevó a cabo una redada en un bar de Nueva York, llamada Stonewall, bar conocido por ser frecuentado por personas gays y trans que, cansadas del abuso de autoridad, comenzaron con manifestaciones que darían origen al día del orgullo. Se atribuye a una mujer trans, afroamericana y con VIH ser la pionera de este movimiento, su nombre era Marsha P. Johnson. Posteriormente, para 1970, las marchas tomaron más seriedad y se fueron extendiendo de forma exponencial, y a manera de conmemoración por lo ocurrido en Stonewall, se declaró al 28 de junio como el Día Internacional del Orgullo LGBT+.

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De esta forma, año con año, más personas se han ido sumando y se han convertido en aliados de la comunidad LGBT+, aunque no han sido los únicos. Cada vez encontramos diferentes marcas, instituciones y/o empresas que se declaran a favor de la comunidad y crean productos conmemorativos o campañas en redes sociales. Gracias a la mercadotecnia se ha vendido de todo, ropa interior, termos, banderas, accesorios, casi cualquier cosa que se le pueda imprimir un arcoíris, pero, el problema no son los artículos que ponen en venta, si no la intención de estos, que, por lo general, solo buscan atraer a ciertos sectores de la población para elevar sus ganancias y no por solidarizarse con el colectivo.

Es común que en el mes de junio, estas empresas cambien el nombre de sus productos o saquen mercancía de los colores del arcoíris, sin embargo, empezando julio, quitan sus filtros, guardan las banderas y regresan a la cotidianeidad que implica el rechazo y la discriminación para la población LGBT+. O como le ocurre a la marca H&M que lanzó su Colección del Orgullo ´Love For All´ pero no la vende en Malasia en donde el coito homosexual se castiga con 20 años de cárcel. Es fácil proclamarse aliado cuando tienes un mercado prometedor.

Por otro lado, la realidad en México está polarizada, el 41% de personas trans tiene estudios superiores pero, pese a ello, tienen menos oportunidades de encontrar un trabajo. No es suficiente con mostrarse como una empresa incluyente si, a puerta cerrada se permite el acoso laboral o simplemente se descartan los currículos de aquellos que no sean normativos. En específico, me ha parecido muy interesante cómo en plena pandemia, muchas de las empresas que se vanagloriaban de apoyar a la comunidad LGBT+, se han mantenido en silencio, esperando a que se acerque el 28 de junio para mostrar su “apoyo”.

Y es que este es uno de los grandes problemas que tienen los diversos colectivos que luchan por los derechos de las personas LGBT+, ya que se aprovechan de sus historias de vida, sus represiones, su lucha, y los utilizan para enriquecer a empresas dirigidas por hombres cis, heterosexuales y llenos de privilegios, que son los que se benefician al momento de vender su mercancía en vez de hacer políticas para sus trabajadores.

Por otra parte, el mes del orgullo busca visibilizar a todas las orientaciones sexuales, no solo a los hombres gays; las personas lesbianas, bisexuales y hombres y mujeres trans también pertenecen al colectivo y se debe de buscar que tengan los mismos derechos. Aún hay mucha gente que no reconoce a un hombre trans como hombre, solo por no haber nacido con pene y testículos, y lo mismo para las mujeres trans, que, al no tener oportunidades de trabajo, se les orilla a la prostitución, recibiendo estigma tras estigma.

Por estos motivo, sigue siendo de suma importancia alzar la voz y seguir luchando por los derechos de las personas LGBT+, aunque tengamos la pandemia encima y no podamos salir a las calles a marchar, no debemos pasar por alto esta fecha. Es por esto que diversos colectivos en Baja California Sur convocan a la marcha virtual del Orgullo BCS y se siguen proponiendo actividades vía Zoom o Meet para brindar información y espacios seguros.

Las personas del colectivo LGBT+ no solo existen en junio, existen todo el año y si bien, este mes busca visibilizar la lucha de todas las personas que pertenecen a esta comunidad, la lucha no acaba aquí, solo comienza.

 

 Bibliografía

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Una década sin José Saramago. El visualizador de la pandemia moral

El Beso de la Mujer Araña

Por Modesto Peralta Delgado

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). Un buen libro es como una piedra que se avienta a un río, sin saber nunca qué manos se encontrarán con ella, pero no para contemplarla sino para volver a arrojarla. No será la misma piedra, ésta contiene la potencia de la inspiración, es decir, habrá revelado a un nuevo escritor. El alcance puede ser tan insospechado que, por más honda o revuelta el agua, una pedrada podría atravesar continentes y épocas. Uno nunca puede saber hasta dónde llegará la palabra.

A 10 años de su muerte, dedico aquí unas pocas líneas a José Saramago, por ser uno de los escritores que más me inspiraron aunque jamás lo vi físicamente, ni de lejos, y nunca supo de mi existencia. Su literatura llegó un día a mis manos y ocupa un lugar importante, no sólo en el librero, sino en mi vida. El escritor nació en Azinhaga, Portugal, el 16 de noviembre de 1922, y murió en Tías, España, el 18 de junio de 2010. De familia pobre, trabajando en lo que pudiera darle para sobrevivir —como periodista—, vino a ser mundialmente famoso cuando ya había vivido más de seis décadas.

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Un Evangelio en las sombras

Hace casi 20 años lo leí por primera vez. Había salido de la licenciatura en Ciencias de la Comunicación en Mexicali, y regresaba a Ciudad Constitución. Sin encontrar trabajo, algún tiempo fui ayudante de albañil, haciendo una labor agotadora que no tenía nada que lo mío; sinceramente, me sentía frustrado. Pero por manos de un amigo llegó hasta mí El Evangelio según Jesucristo. Lo leía por las noches, y a pesar de mi cansancio, lo avancé rápido. Esas noches, su lectura me instalaba en una atmósfera más de terror que de un halo divino. ¿Qué estaba leyendo? De cabo a rabo, la historia atrapó toda mi atención y recuerdo que se me enchinó la piel al llegar a la última línea.

Súbitamente, José Saramago se convirtió en uno de mis autores favoritos. Empecé a buscar sus libros, que si bien no los he leído todos, sí buena parte, y el caso de la versión sacrílega de los hechos alrededor del Nazareno, no era una excepción el estilo que empecé a admirar desde el comienzo. Es un verdadero maestro de la narrativa, de las oraciones subordinadas: frases larguísimas, sin guión ni indicación de qué personaje hablaba, y sin embargo, lo entendías; apelaba a la oralidad: no es un escritor complicado, sino que ‘escuchabas’ hablar a los personajes con un lenguaje sencillo —sin embargo, podían tratar los asuntos más profundos de la condición humana; y mantiene entretenida una trama donde siempre ocurrían y ocurrían cosas, sin detenerse a dar algún discurso: simplemente te contaba un cuento, pero podías ver de otra manera al mundo. Sin dejar de mencionar que siempre dejaba un final doble, el que anticipabas porque ya se acababan las páginas, pero también se daba el lujo de sembrar una vuelta de tuerca en las últimas líneas.

Después sabría que El Evangelio según Jesucristo, publicado en 1991, le había costado el exilio de su país: Portugal. Él alguna vez platicó que el título juraría haberlo visto en algún puesto de revistas, lo que no era cierto, pero lo imaginó tan vívidamente que así lo dispuso para su novela. Representaba una blasfemia inquietante para la grey católica, pero le concedió fama mundial, pues pronto empezó a conocerse su monumental obra, y más tarde, en 1998, ganar el Premio Nobel de Literatura.

Leer esta «versión» de las Escrituras te deja boquiabierto. Era la primera vez que la figura de José, el padre de Jesús, lo leía representado con tanto detalle. Ese personaje nunca le había creído a María que su hijo fue obra del Espíritu Santo, y sufrió remordimientos al huir con su niño por la amenaza de Herodes, por no avisar de la amenaza a las otras familias y con lo cual hubo una masacre de infantes que pudo prevenir. Aquí también descubres a un Dios maquiavélico, sediento de sangre y de gloria, que parecería ser más ruin que el mismo Diablo, quien es dibujado como una especie de sombra simpática del primero. Y es que a donde vaya Dios, irá el Diablo. El primero no quería deshacerse del segundo, pues le era sumamente útil para hacerse de nuevos simpatizantes. Y qué decir de un Jesús tan terrenal, tan existencial, lleno de dudas, nada contento con morir de modo tan infame.

Hasta la fecha, mi ejemplar obtuvo severas críticas y rayoneadas cuando lo llegué a prestar o hablar de él. Llamaba la atención desde el título, y supongo que yo estaba tan emocionado de describirlo que algunos vieron en mi rostro una sonrisa demoníaca. Como sea, el libro sigue allí. No dejaba indiferente a nadie, y algunos han temido leerlo. Tan osado es el libro que puede pasarte del lado de los ateos, agnósticos e iconoclastas, porqué aquí, definitivamente, Dios se muestra como un personaje cabrón y ojete.

Ensayando el COVID-19

Más tarde leí Ensayo sobre la ceguera, y reafirmé mi opinión sobre este maestro. Creo que a una década de su partida, es un material perfecto para leerse durante esta cuarentena —ochentena, cientoveintena o lo que resulte. Ahora que pasamos por una pandemia que ha detenido el mundo —una especie de guerra, sin muertos en la calle, pero que ha dejado en bancarrota a la población—, esta obra maestra se anticipa al comportamiento humano. En este «ensayo» hay una epidemia de ceguera, donde te haces ciego con el solo hecho de ver a otro ciego, hasta que prácticamente todos dejan de ver, pues es virtualmente imposible escapar. Se establece una cuarentena para los infectados, que viven un infierno bajo el confinamiento, y logran escapar para adentrarse en una ciudad devastada cuando se dan cuenta que la infección había llegado a todos. Sólo se trataba de sobrevivir.

En esta fábula moderna —publicada en 1995 y llevada al cine en 2008 por Fernando Meirelles— se pone a prueba la solidaridad y el amor frente al gandallismo y el egoísmo, tal como en estos tiempos. En las épocas de crisis, uno viene mostrando el cobre y termina sacando lo mejor y lo peor que cada uno tenemos. Y lo que hace evidente esta novela es que son más, muchos más, los abusivos que aquellos que actúan con compasión. ¿Qué tan dispuestos estamos a cooperar en favor de la sociedad en su conjunto? ¿Es más fácil tomar lo que no es tuyo que dar de lo tuyo a un desconocido?

No es una obra para decir «te enseña equis cosa», pues el genio portugués no se proponía dar lecciones de moralidad, pero sí nos inspira a reflexionar sobre la condición humana, en especial en tiempos como el nuestro, frente a un mal que afecta literalmente a todo el mundo. José Saramago, seguramente, hubiera tenido alguna estupendo texto o una entrevista inteligente para estos días. Era un hombre pesimista, quizás no hubieran sido las mejores palabras de aliento, pero para él, los pesimistas son los que de verdad podrían cambiar el mundo, pues los optimistas están encantados con lo que hay. Y esa visión tan crítica es lo que uno como lector le agradece. En el fondo de todos sus escenarios y personajes, reflexiona sobre este mundo tan jodido e individualista que nos ha tocado vivir.

Queda decir una cosa. Hace 10 años yo era un empleado en una de esas pseudoempresas tecnológicas, y era la mañana del 18 de junio de 2010 cuando en las noticias del Internet se leía la muerte de José Saramago. Sentí una gran pena, como una pérdida personal muy fuerte —¡así era, para qué negarlo!— y no faltó el compañero que se sonrió preguntando porqué lloraba, que si lo conocía… ¡Claro que lo conocía! Lo había leído desde una década atrás, en una las peores épocas de mi vida, y encontrarme con sus letras me hizo recordarme que unas de las cosas que yo quería hacer y que le daba sentido a mi vida era escribir, que podía escribir, que él sería un referente importante, no importando que nunca lo fuera a igualar, sino que pudiera ser mi piedra de inspiración. Él nunca supo de mi existencia, ¡y qué importa!, yo me había encontrado con él a través de sus libros e intentaría empezar a practicar los mejores tiros en el río.

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La pandemia en La Paz (I)

FOTOS: Roberto E. Galindo Domínguez

La Última Trinchera

Por Roberto E. Galindo Domínguez

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). Estas fotografías son un testimonio de la ciudad durante la Jornada Nacional de Sana Distancia, de las calles a través de su gente, de aquellos que por alguna razón salieron, de esos que no tienen una casa donde quedarse. Son testigos del miedo y de las ganas de vivir que se mezclan en el espacio público cuando un virus es la amenaza más letal sobre la Tierra. Son el recuerdo de los que ya se fueron para los que aún estamos.

 




La sombra de los giros negros

FOTOS: Internet

Ius et ratio

Por Arturo Rubio Ruiz

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). A finales del siglo pasado, cuando la agencia del Ministerio Público de Cabo San Lucas se ubicaba en la zona de giros negros, un reportero local entrevistó al comandante de la policía ministerial, a propósito de la disponibilidad de drogas de abuso en las calles sanluqueñas. El mando policiaco refirió entonces, que la venta de drogas era un mal necesario, porque los turistas, sobre todo los norteamericanos, venían a consumirla. Básicamente sostenía, que sin drogas, no habría turismo.

Esa falacia cayó por su propio peso, pues el tiempo ha demostrado que el potencial turístico no se relaciona necesariamente con el consumo de drogas.

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El antecedente viene a colación, porque a raíz de la pandemia que enfrentamos y la necesidad de reactivar económicamente la zona sur del estado -principal detonante de la actividad turística en la entidad-, debe establecerse el orden en que se irán aperturando los distintos rubros comerciales, y el aviso de reactivación inmediata de los giros negros, publicitado por prestadores de ese servicio, es indicativo de que para las autoridades municipales dicha actividad es prioritaria, y otra vez, aunque de forma vedada, ha surgido como justificante la afirmación de que se trata de un mal necesario, como se decía hace treinta años de la disponibilidad de drogas de abuso en las calles.

Es innegable que hay un sector del turismo que nos visita que consume drogas, y otro –o el mismo-, que nutre el mercado de los giros negros, pero ese sector no es el que sostiene el destino, y ello lo corrobora la estadística del crecimiento económico de la entidad, que ubica a la pesca deportiva como el principal detonante de la derrama económica en la entidad.

Ni el sector restaurantero, ni el hotelero, ni los prestadores de servicios recreativos lícitos, requieren de drogas ni giros negros para desarrollarse en la entidad, tal y como las estadísticas lo demuestran.

Si los establecimientos relacionados con la prostitución, trata de personas, y consumo de sustancias de abuso no son un mal necesario, ¿por qué la autoridad municipal prioriza su apertura?

La respuesta está en la disponibilidad inmediata de recursos que esta actividad genera para las autoridades municipales, principalmente aquellos recursos económicos que no ingresan a las arcas y que, por tanto, evaden el escrutinio de la fiscalización oficial. Representan ingresos no registrables que, en las manos adecuadas, se convierten en fuente de financiamiento no documentado de campañas políticas; y es que las elecciones intermedias están a la vuelta de la esquina, y hay que allegarse recursos para sufragar los gastos de campaña, sobre todo aquellos que no pueden reportarse a las autoridades electorales.

La reapertura económica del destino en el proceso de incorporación a lo que se ha llamado “la nueva normalidad”, no puede anteponer el interés de grupo al interés general que, en el caso, es la salud pública.

Otras entidades, como la Ciudad de México, han colocado la apertura de los giros negros en la última etapa de reactivación económica, precisamente porque no es prioritaria y, en cambio, si se constituye en una potencial fuente de contagios masivos, dado que resulta prácticamente imposible aplicar un dispositivo de sano distanciamiento, por la cercanía que este tipo de servicios exige entre quienes lo prestan y quienes lo reciben, lo reducido de los locales en proporción al número de asistentes, y las complicaciones relativas a las labores oficiales de supervisión, dado los horarios en que operan este tipo de establecimientos.

Autorizar la apertura de los locales destinados a los giros negros, en esta etapa de la pandemia, es un grave error, que pone en peligro no solo a la comunidad, sino al turismo cuyo retorno se pretende detonar.

El riesgo de contagio es sumamente elevado durante la operación de estos establecimientos, y lo cierto es que la entidad no está preparada para enfrentar un brote masivo de complicaciones médicas relacionadas con la infestación viral.

Independientemente del peligro en que se pone la salud de visitantes y residentes, cabe la posibilidad de que el gobierno norteamericano emita una alerta sanitaria, lo que conlleva el riesgo de perder el atractivo que tradicionalmente ha colocado al sur de la entidad como importante destino turístico de visitantes norteamericanos.

Finalmente, hacemos hincapié en la conveniencia de reorientar la nueva normalidad con un enfoque que permita canalizar el impulso oficial a las actividades productivas que realmente generan un crecimiento económico sustentable y saludable, y en ese espacio, los giros negros deben ser la última opción en el esfuerzo público, no solo por el riesgo de contagio que en esta época pandémica representan, sino por su tradicional vinculación con actividades ilícitas altamente lesivas, como resultan la trata de personas, la explotación sexual de mujeres y menores de edad, el consumo de drogas, delincuencia organizada y criminalidad marginal.

Hacemos un llamado a los integrantes del cabildo cabeño, para que se ubique a los giros negros en la última etapa de reactivación económica del destino. El dinero fácil que bajo la mesa genera esta actividad no vale la pena, comparado con los riesgos que ello implica a la salud pública de la localidad.

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