1

Paceños ¿huevones?

FOTOS: Cervecería Paceña.

Agenda Comunitaria

Por Frank Aguirre

 

La Paz, Baja California Sur (BCS).  Es bien común escuchar en la ciudad que los que somos de La Paz somos bien huevones. Que no nos gusta trabajar, que somos empleados complicados, y que no apreciamos el trabajo. Siempre he pensado, cuando escucho ese tipo de comentarios, ¿de dónde creen que vienen y en dónde creen que están parados los que se expresan así? Ya he platicado anteriormente que en Baja California Sur somos un estado 100% migrante, nadie y todos somos de aquí. El chauvinismo hacia los locales es infundado y muchas veces una mordedura de lengua.

Hoy quiero platicarte de una historia local. Quiero inspirarte con la historia de dos hermanos, dos paceños, que aman trabajar, saben innovar, y que lo que hacen ya le ha dado la vuelta al país.

También te podría interesar: Amor peludo

Conocí primero a Daniel, porque de casualidad caí en su bar el año pasado buscando romper la rutina nocturna de ir a los mismos dos bares de siempre. Además, hace años había escuchado el chisme de La Toledo y la marca que disque quiso lucrar con su imagen para sacar unas cheves que se volvieron bien famosas, y supe que ahora tenían un bar.

Esa misma noche, entre tarros, conocí a su hermano mayor, Carlos Gutiérrez, ambos me platicaron de su cruzada para abrir un negocio familiar, y de materializar a toda costa el sueño de tener un local ofertando algo innovador en el corazón de la ciudad. Esta es su historia:

Un hobby

Hace 10 años, Daniel platicaba sobre cerveza casera con los dueños de un bar (que cerró debido a los estragos que el huracán Odile dejó en el local), donde hacían cerveza artesanal, aquí en la ciudad de La Paz. Los dueños le dijeron a Dani que intentarán hacer cheve en casa, que se consiguieran algo de equipo sencillo y que aunque les quedara mal, lo intentaran. El chiste era comenzar un hobby.

Así fue como, Daniel que es licenciado en Gastronomía de la Universidad Intercontinental del Noroeste  y su hermano mayor, Carlos quien estudió diseño gráfico en la Universidad Mundial, comenzaron hace una década a hacer cheve casera por nomás. Las primeras cervezas que hicieron fue la choyero weizen y la Naranjita Weath, compas de ellos probaron sus brebajes y después de eso comenzaron a tener pedidos pequeños.

La cosa se puso seria en el primer BeerFest, pues salieron ofertas de meter su cerveza en algunos restaurantes y bares locales, y con esto la demanda subió al grado que no se daban abasto, por lo que tuvieron que comprar equipo profesional de gran escala.

Comenzaron a vender en varias ciudades de México y esa fue la razón por la que decidieron abrir el taproom, para que la gente comenzará a probar más sus cervezas sin necesidad de andar buscando por otros lados.

La Toledo

En ese tiempo pasó lo de la Toledo. En las propias palabras de Carlos y Danielle quisimos dar un homenaje pero no funcionó. Primero subimos en redes una imagen para probar cómo sería la etiqueta y se salió de control. Empezaron a compartirlo en todos lados, salió en las noticias. Al principio íbamos a lanzar una red IPA estilo westcoast bastante fuerte y lupulada, y se nos ocurrió dar ese ejemplo de fuerza en la etiqueta, de ahí la idea de usar a la famosa oficial. Hablamos con ella para pedirle permiso y hasta ahí todo bien”.

 “Hicimos un evento de lanzamiento en el BeerBox, donde la oficial estuvo presente. A la semana siguiente del evento nos marcó para que le pagáramos la luz de su casa, y accedimos, pero al final rechazó su propia petición, tuvimos diferencias sobre el uso de imagen y optamos por cambiarle el nombre a la cerveza”.

Lo que sí es que eso resonó mucho y nos ayudó a impulsar más la marca. Obvio no todo ha sido color de rosa, para poder posicionar la marca y concretar el bar yo tuve que dejar mi otro trabajo – afirma Carlos al igual que mi hermano, acabarnos los ahorros, mi padre nos ayudó mucho, nos endeudamos con un crédito, pero lo apostamos todo y ahí vamos”.

La inauguración

El bar se abrió en 2017 cuando contaban con 12 cervezas distintas. Haciendo cuentas era mejor abrir un bar que continuar el camino de tener una marca de cerveza artesanal. Los costos e impuestos catalogados a este tipo de comercio de pequeña escala son excesivos en comparación con las condonaciones que se les hace a oligopolios o transnacionales cerveceras.

Los motivó el pensar en tener un lugar donde pudieran ofrecer todo su catálogo en un solo sitio y en barril, donde supieran que estaría cuidada, fresca y sin intermediarios. Conseguimos un préstamo pyme –dijo Daniel y empezamos a buscar local comercial. Tanto los ahorros de Carlos, mis propios ahorros, mi papá nos ayudó, y el préstamo. Ya con local rentado empezamos a darle con todo al bar

El proyecto del bar inició en agosto de 2017, buscando licencia de alcoholes, permisos de ayuntamiento y todo lo que se necesitaba. Si entras a la pinshi paceña podrás notar que la mayoría de los muebles e instalaciones lo hicieron entre Daniel y Carlos: el mobiliario, el refrigerador adaptado con torres, los dispensadores.

“Fue el 17 de noviembre que pudimos inaugurar nuestro tap-room y desde ese día no hemos parado. Ahorita queremos ampliar el equipo al triple para cubrir la demanda y comenzar a surtir de nuevo otros restaurantes y bares además de comenzar a distribuir en mini-supers locales”,  cuenta Daniel. ¿Ha valido la pena? Siii!- responde– es mucho esfuerzo desde comenzar por la mañana producción de la cerveza y por la tarde abrir el restaurante, pero es algo que comenzamos nosotros de cero y es nuestro sueño hecho realidad”. Al final ¿quién no ha soñado alguna vez con tener su propio bar?

De martes a jueves de 6pm a 12pm y viernes a sábado de 6pm a 2am, en calles Agustín Arreola esquina Francisco I. Madero (a un costado del DAX), puedes encontrarles y darte una vuelta en un lugar hecho por paceños que aman innovar y trabajar. Hay cervezas de temporada que no encontrarás todo el año, como la cerveza tóxica (en honor a la lucha contra el neoextractivismo, con el objetivo de influir en la conciencia de sus clientes contra la minería a cielo abierto), o la cerveza de naranjita o  de pitahaya, que no encontrarás más que finales de año, debido al proceso que implica que surja el fruto, pizcarlo, procesarlo, fermentarlo y envasarlo.

 

__

AVISO: CULCO BCS no se hace responsable de las opiniones de los colaboradores, esto es responsabilidad de cada autor; confiamos en sus argumentos y el tratamiento de la información, sin embargo, no necesariamente coinciden con los puntos de vista de esta revista digital.




¡Cómo me da coraje tener vacaciones y no poder disfrutarlas!

vacaciones-playas-malecon-loreto

Amanecer en el malecón de Loreto. Fotos: Modesto Peralta Delgado.

Colaboración Especial

Por Rebeca Olachea Pérez

 

“Vamos a la playa oh o-o-o-oh, vamos a la playa oh o-o-o-oh /  Vamos a la playa oh o-o-o-oh, vamos a la playa oh oh oh / Vamos a la playa, la bomba estalló / Las radiaciones tuestan y matizan de azul”.

Los Joao. 1983.

La Paz, Baja California Sur (BCS). Ya se acercan las vacaciones. Dos semanas, una semana, o aunque sea dos días, pero tendremos un descanso. ¿Qué haremos los paceñ@s? Como ya es bien sabido por todos, nos gusta ir a la playa. Ya sea unas horas o quedarnos a acampar. Viajar a los lugares maravillosos con los que cuenta el estado y pasárnosla de lo mejor. La mayoría de los sudcalifornianos conocemos de sobra la perfecta combinación de playa y sol. Aunque en Semana Santa todavía el clima no es abrasador, nos regala unas excelentes horas vespertinas adecuadas para ir al mar y disfrutar. Sí, ya me vi. ¿O no? No todos somos así. Siempre tenemos a algún conocido o familiar que no va a la playa, que no sabe ni nadar, es más, que ni siquiera descansa. Para esas personas las vacaciones es época de más trabajo, de más estrés, de más “quehacer”. ¿A poco no? Se acaban las vacaciones en un suspiro y no sienten haberse relajado, sino todo lo contrario.

Existen personas que no gozan sus días de asueto. Ni en su propia casa. Lo más adecuado es que aprendamos a disfrutar de nuestro tiempo libre. Aquél que queda después de haber trabajado y/o estudiado. En ocasiones disfrutar y relajarnos no es una tarea fácil. La casa, los hijos, las preocupaciones nos llevan a una actitud que aún estando de vacaciones, no descansamos ni de nuestros miedos ni de nuestras aprehensiones. Nos quedamos con las ansiedades de la oficina, de la escuela, de las notas, de los resultados, de las ganancias. Los que tienen suerte llegan a la relajación precisamente el día antes de regresar al trabajo, con más cansancio que al inicio.

También te podría interesar ¡Cómo me da coraje que todos se estén tomando selfies!

Empecemos por el principio, ¿qué son las vacaciones? Según Wikipedia “vacaciones” son los días que se debe de descansar indefinidamente sin molestias y es la época cuando  las personas deben disfrutar de sus cosas favoritas. Todos debemos tener derecho a este merecido descanso pero lamentablemente no es así. En el esquema mundial, México es uno de los países con el régimen más duro, otorgando sólo 6 días de vacaciones pagadas por año laboral, hablando de la iniciativa privada. Los países con más vacaciones se encuentran dentro de la Unión Europea. Francia y Finlandia son los más generosos del mundo, con más de 30 días de descanso al año.

vacaciones-los-cabos-portada

Cabo San Lucas.

Entonces, si tenemos pocos días de descanso hay que aprovecharlos al máximo. Todo el año esperamos con ansías las vacaciones para tener una tregua y por fin, lea Usted bien, ¡por fin, hacer todo eso que no hemos realizado! Algunas personas no saben disfrutar el privilegio de tener unos días de reposo. Por ejemplo, las mujeres toman esos días para hacer los quehaceres de limpieza y orden que no tienen tiempo de hacer el resto del año. Realizar trámites o arreglos a la casa. Los hombres también utilizan esos días para llevar el auto al mecánico, pintar, arreglar artefactos domésticos, etcétera. ¿Y las vacaciones? “Bien, gracias. La próxima vez si las disfrutaré”. No debería ser así. Para empezar, los compromisos y quehaceres que se tienen se deben de hacer en el momento adecuado, no esperar a un descanso para entonces llenarlo de faenas. El tiempo que se nos otorga para descansar debe ser para eso, para relajar cuerpo y alma. De plano si ya es mucho la urgencia de esos quehaceres, se pueden realizar en  vacaciones pero dividiendo el tiempo. La mitad de tus días de descanso para sacar esos apuros y la otra mitad para disfrutar.

Aparte de hacer ocupaciones pendientes las peores decisiones puede ser por ejemplo, viajar sin tener interés de hacerlo. Ir a visitar familiares que no tienen ganas de ver, a un lugar donde no quieres estar, con personas con las cuales no quieres convivir, a hacer cosas que no te gustan.

Cuando niña siempre le decía a mi padre que fuéramos a acampar o a pasar unos días a otra ciudad. Me contestaba que sí, pero la mayoría de las ocasiones me decía: “no, porque la casa se va a quedar sola”. A mí me causaba mucha gracia. Me imaginaba a la casa llorando de soledad. Ahora que soy adulta comprendo totalmente su preocupación. No puede uno irse tranquilo pensando que literal, la casa estará sola.  Ahora entiendo que la casa no es la que va a llorar, los que lloramos somos nosotros si al llegar descubrimos que nos robaron o que algo malo pasó. La situación actual es peor aún que hace años atrás, pero de alguna manera tenemos que hacer el esfuerzo en confiar y sentirnos seguros, claro está tomando las precauciones necesarias. En algunos casos no tenemos opciones y si nos tenemos que quedar en casa o salir solamente unas cuantas horas. Aun así hay que disfrutar al máximo y no estar pensando en lo malo que puede suceder.

Hay que animarnos y obligarnos a disfrutar de las vacaciones. El trabajo en numerosas ocasiones se vuelve un lugar dónde pasamos más tiempo que en nuestras propias casas. Eso presiona al cerebro a crear una necesidad del ambiente de estrés. No lo permita. Esconda el portafolio, la mochila, el bolso que carga día con día. Sea consiente que tiene unos días para descansar y póngase la tarea de no ser un espectador del descanso, si no el principal protagonista de sus vacaciones.

vacaciones-playas-el-requeson

Playa El Requesón.

Planee su descanso sin excederse en las actividades ni horarios estrictos. No va a poder hacer en esos días lo que no ha hecho en años. Recuerde que los días sólo tienen 24 horas. No puede ir a Chiapas, al museo, al cerro, hacer ejercicio e ir por un helado el mismo día. Escoja las actividades que prefiera hacer, las que le causen dicha y paz. Pero sobre todo, escoja muy bien con quien las va realizar. Atrévase a experimentar la compañía de otras personas o un poco de soledad. Quizás ir a caminar sol@  no sea tan mala idea como usted imagina. Tal vez aceptar esa ida a acampar que usted siempre rechaza sea una opción válida para vivir nuevas experiencias. Ir a un evento cultural o intentar hacer algo nuevo sean opciones idóneas para desconectarse de su estrés. Lo más importante es que su rutina cambie. Quédese hasta tarde en la cama, o levantase a las 5 de la mañana, nomás para ver “que se siente”. Una actividad distinta activa nuestro cerebro a nuevas y agradables experiencias. Si su día a día es con personas que ama, aprovéchelo al máximo y otórgueles ese tiempo y esas nuevas experiencias como un valioso regalo. Compártale sus ideas y planeen juntos unos días de relajación. Quizás la mejor opción sea no hacer nada.

Si son solamente dos días o dos semanas planifique y organice sus actividades sin presión. Sea realista. Descanse. Disfrute. Las vacaciones son una bendición. Haga de cuenta que va a ir a una fiesta. Planee su ropa, su peinado, el tiempo, quién lo acompañara, con quién bailará. Al final quedará satisfecho, porque esa fiesta que usted habrá aprovechado al máximo era en su honor.

¡Felices vacaciones para todos!

 

 

 




¡Cómo me da coraje ir al Carnaval de La Paz y tener que aplaudir!

carnaval-portada

La costumbre de que los paceños casi nunca aplauden en el Carnaval. Foto: Internet.

Colaboración Especial

Por Rebeca Olachea

¡Ay, no hay que llorar, que la vida es un carnaval,
y es más bello vivir cantando!
Oh, oh, oh, Ay, no hay que llorar,
que la vida es un carnaval
y las penas se van cantando…

Víctor Daniel

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). Pronto será aquí, en su bella ciudad, el Carnaval. Ya se escuchan las frases típicas: ¿Vas a ir?; Uuuy, un gentío; yo nomás al desfile a llevar a los niños; ¿Quién se va a presentar?; de “esos” nadie me gusta; ¿Vamos? nomás para ver qué onda con la palomilla, mmm… No hay ni donde estacionarse, etcétera. Todos los años acudimos a esta gran celebración que ocurre desde 1888 en La Paz y que al principio solía ser sólo celebrado en las haciendas con las hijas de los ricos como las reinas. En 1988 retoma fuerza. En el libro Estar y no del escritor Miguel Ángel Avilés se menciona, sin especificar en qué año, que el carnaval se celebraba en el parque Revolución. Lo describe de igual forma como una gran fiesta de alegría y gozo para la comunidad paceña y sudcaliforniana. Lleva ya varios años que sólo se celebra en el malecón con gran audiencia y éxito.

Uno de los comentarios más comunes en estos días de fiesta es que los paceños, así como también todo sudcaliforniano que nos acompañe en la celebración,  por lo general, no aplauden. Asistimos a las variadas presentaciones en nuestro afamado escenario ubicado en el kiosco del malecón pero al estar enfrente del espectáculo, del artista y/o cantante que trata de animarnos, no aplaudimos. No bailamos, no nos emocionamos o entusiasmamos. Lo habrá usted notado en alguna ocasión. La inquietud aquí es: si va usted asistir al próximo Carnaval, ¿va aplaudir? ¡Meh! ¡Ya está el simple! Diríamos como respuesta todos en coro.

Precisamente es en esta celebración donde periódicamente se observa la personalidad única del sudcaliforniano al acudir a un evento de alegría. No aplaudimos, no nos entusiasmamos, no corremos detrás de ningún artista a pedir ni siquiera un autógrafo, no gritamos ni bailamos cuando el ejecutante nos lo solicita desde la tarima. Dónde haciendo su mejor esfuerzo pide que lo acompañemos con nuestras palmas. He sido testigo en variadas ocasiones del rostro de asombro y de frustración de artistas que se cuestionan qué pasa, ¿por qué no aplaudimos?

También te puede interesar: ¡Cómo me da coraje tener que celebrar el Día de San Valentín!

Según Wikipedia, el aplauso es principalmente la expresión de aprobación mediante palmadas, para crear ruido. Suele esperarse que los espectadores aplaudan tras una representación. Como forma de comunicación no verbal de masas, el aplauso es un indicador simple de la opinión media relativa del grupo completo: cuando más ruidoso y prolongado, mayor aprobación. El término entusiasmo es aquél que se utiliza para hacer referencia a una actitud o forma de encarar las diferentes situaciones de la vida. Esta actitud se caracteriza por una demostración de excesivo interés o alegría por algo. Todo esto nos demuestra que aplaudir y/o entusiasmarse en una reacción social, colectiva. Por lo tanto, los paceños y sudcalifornianos somos parte de un colectivo, de una multitud. Ya lo dice Gustavo Le Bon “los aplausos no se relacionan con el gusto personal, sino con el dejarse llevar por la masa, donde abunda la impersonalidad y las decisiones se toman dejándose llevar por la corriente”. Todo sudcaliforniano comprenderá el sentido de que no aplaudir es una reacción colectiva. No es que se le indique, no requiere instrucciones, está en su inconsciente. En general no le gusta aplaudir, ni entusiasmarse. Desde personas de la tercera edad hasta niños pequeños la reacción ante un espectáculo casi siempre es la misma: mutismo. Lo aceptamos, lo disfrutamos, pero no nos deshacemos en aplausos y gritos. No se nos da.

Para darme a la tarea de saber el porqué de esta situación entrevisté a Martín Villavicencio Carmona quien es Director del Instituto Municipal de Cultura de La Paz. Él ha participado en innumerables ocasiones en el carnaval y actualmente es el encargado de la logística y organización del mismo. En su opinión la pregunta resulta ser un poco capciosa y complicada de explicar. ¿Por qué no aplaudimos? Él nos menciona que somos tranquilos, no somos muy expresivos. Esto no significa que seamos malos, en sí, somos muy amenos, pero en un sentido más íntimo.  El no aplaudir es un comportamiento general.

Primero llegamos a una pequeña observación en conjunto: el estado ha crecido. Ahora es un mosaico de varias ciudades nacionales y en la actualidad existe una intensa mezcla con personas de otros estados que de alguna manera nos aportan su presencia, usos y costumbres sobre todo en ocasiones como en está de fiesta. Todos en la escuela, trabajo, o lugares de entretenimiento convivimos con connacionales que nos invitan a ser más expresivos y nos contagian de su entusiasmo pero no al 100%, suele pasar por unos minutos, horas quizás, pero es relativo.  Pasada la motivación externa por parte del amigo de provincia volvemos a ser el sudcaliforniano típico. En su libro Paceño, yo, Mauricio Guillén Monsalvo menciona que el carácter paceño es uno de sus rasgos más distintivos, y que el paceño se distingue de los mexicanos porque se sabe de una cultura propia cuyos rasgos identitarios lo definen como único por su manera de ser.

Primera conclusión con Martín: el paceño y/o sudcaliforniano es Único. Eso sin duda. El sudcaliforniano no se impresiona. Si hay alegría, ese sabor de que si viene al carnaval va a prepararse con sus mejores ropas, va emocionarse entre sus iguales, entre sus amigos, entre sus familiares, pero en cuanto se pare enfrente del escenario y se le pida aplaudir simplemente no lo va hacer. Entre nosotros en ocasiones si nos alentamos, por ejemplo, en hacer burla o “barullo”. Eso sí. No es que no tengamos alegría, en eso estamos bastos. Solamente que nuestro júbilo no va ser compartido con todos, con los que llegan así nomás porque sí. Podemos soltar sendas carcajadas y escandalo a un compañero que nos quiere hacer reír. Pero allá en un escenario, un extraño pidiéndonos algo, en este sentido, que aplaudamos, ahí es cuando  no hay reacción.

Aparte de únicos, somos miembros de un pueblo, una ciudad con historia donde la enseñanza ha sido muy distinta a los demás estados de la república. Somos Aridoamérica. Somos “el otro México” ¿cómo esperar que seamos como los demás?, ¿qué hay en nuestra memoria colectiva que no aplaudimos?

En nuestra historia podemos encontrar pasajes donde el pueblo sudcaliforniano ha sufrido, ha luchado para ya no padecer hambre, por hacer fértil una tierra desértica. Somos también el resultado de una mezcla de muchas nacionalidades que se instalaron en la Baja en siglos anteriores. Parece ser pues, que a simple vista no hay respuesta, ni mucho menos una sola. Por alguna razón el inconsciente colectivo del sudcaliforniano no aplaude. Ni siquiera en el Carnaval, fiesta de suma importancia para nosotros. Lo primordial aquí es que donde vea a alguien que no aplaude, ahí tiene usted a un lindo sudcaliforniano orgulloso de sus raíces.  Si lo alienta aplaudirá, un rato, quizás poquito. Pero si lo hace su amigo, tendrá al más fiel y alegre compañero.

 

 

 

 

 




Día del Amor y la Amistad; ¿cómo y porqué se enamora un paceño?

amor-paceños-portada-dos

Corazones y osos de peluche en puestos en las calles de La Paz, por el Día de San Valentín. Foto: Modesto Peralta Delgado.

SudcaliCiencia

Por Marián Camacho

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). Hoy 14 de febrero, Día del Amor y la Amistad —o Día de San Valentín— te explico que el enamoramiento de los paceños tiene que ver con cosas que van más allá de tener mujeres hermosas, hombres muy guapos, atardeceres espectaculares, así como playas y espacios solitarios que invitan al amor: La Eréndira, el terraplén de los cocos, el mirador del Pedregal, la playa del Cetmar, etcétera. Sin embargo, no sólo basta con comprar una nieve y caminar por el malecón para decir que se conoce la fórmula del amor paceño. No, ya no. Hoy tenemos que conocer la explicación que está detrás de todo esto.

El lenguaje del cerebro

En primer lugar, necesitamos saber que nuestras acciones están controladas por la voz de mando de nuestro cerebro. El cerebro es un órgano compuesto por millones de células, llamadas neuronas, que se comunican entre sí para generar diferentes respuestas. Esta comunicación se llama “sinapsis” y es el lenguaje de las neuronas. Al igual que en todo lenguaje donde las palabras o gestos nos indican algo, en la sinapsis existen algunas “palabras químicas” que se llaman neurotransmisores. Un neurotransmisor es una molécula que lleva información de una neurona a otra.

neurotransmisores-amor

Neurotransmisor (esferas amarillas) transmitiéndose de una neurona a otra. Imagen: Internet.

Pues resulta que, durante el enamoramiento, el neurotransmisor llamado dopamina se libera “mashín”. Es decir, cuando un paceño está enamorado, existen grandes concentraciones de dopamina liberándose lentamente. Es importante saber que la dopamina está relacionada con el deseo, la felicidad y la sensación de placer, todas presentes cuando uno está enamorándose. Además, los enamorados presentan estados de ansiedad (tiemblan las piernas) y estrés moderados que se manifiestan a través de un aumento en la sudoración, la presión arterial, el ritmo cardíaco y en los movimientos peristálticos intestinales (sí: las famosas “mariposas en el estómago”).

enamorados-dia-del-amor-portada

El amor nos vuelve tontos

Pero ¿qué creen? Esta liberación alocada de dopamina tiene sus consecuencias. Por ejemplo, dicen por ahí, que cuando una persona está enamorada se “vuelve tonta”. Y esto tiene mucho de razón, porque resulta que, al aumentar la liberación de dopamina también aumenta la actividad del sistema límbico. El sistema límbico son las partes del cerebro encargadas de responder a ciertos estímulos y también, es ahí, donde se encuentran los instintos humanos. O sea que entre más dopamina hay, más respondemos a nuestros instintos. Y no sólo eso, cuando el sistema límbico “anda con todo” se inhibe el trabajo de la corteza prefrontal, que es la parte de “enfrente” del cerebro y que está involucrada en el razonamiento, en la expresión de la personalidad, en los procesos de toma de decisiones y en la regulación del comportamiento social adecuado en cada momento. Entonces, ya sabrán lo que pasa cuando alguien anda enamorándose y trae un relajo con la dopamina, el sistema límbico y la corteza prefrontal.

corteza-cerebal

Corteza prefrontal en rojo. Imagen: Internet.

¡Weeeey!, entonces hay que liberar constantemente un montón de dopamina y “puum” estamos enamorados para siempre

Desafortunadamente o afortunadamente, según como se vea, las concentraciones de dopamina disminuyen conforme avanza el enamoramiento. Algunos científicos afirman que, en promedio, la dopamina del enamoramiento se acaba en tres años. Ya sé, es súper poquito tiempo para que se acabe el cuento feliz. Sin embargo, después de este tiempo, contamos con nuestra amiga, la poderosa, la inigualable: oxitocina. Esta sustancia química es conocida como la “hormona de la unión” por la neurociencia, ya que es liberada en el cerebro de paceños y paceñas a través de interacciones amorosas íntimas. La oxitocina tiene un efecto calmante y disminuye la necesidad de más y más dopamina. Esta hormona es la responsable del sentimiento de calidez, relajación, seguridad e intimidad amorosa que la mayoría de la gente busca. Y lo mejor… nuestros cerebros nunca desarrollan tolerancia hacia ella, por lo tanto, una relación amorosa construida con “ladrillos” de oxitocina ¡puede durar para siempre!

Existen diversas técnicas psicológicas encaminadas a reforzar los patrones químicos en las parejas que desean mejorar sus relaciones amorosas. Sin embargo, antes de intentar cualquier cosa, considero que lo más importante es comprender los principios básicos que generan nuestro comportamiento. Ya que como dijo la genial y enamorada Marie Curie, “no hay nada que temer en la vida, sólo cosas por comprender”.

¡Feliz Día del Amor y la Amistad!