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Karla Panini y la misoginia internalizada en México

FOTOS: Internet.

Sexo + Psique

Por Andrea Elizabeth Martínez Murillo 

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). Hace algunos días, el portal de Facebook Histeoricas publicó un post donde, en la primera imagen, se lee: El acoso a Karla Panini es misoginia. Cómo es de suponerse, causó un interesante debate entre aquellos que insultan a Panini y quienes estuvieron de acuerdo con el contenido. Sin embargo, lo interesante de la publicación es que pone el foco de observación en cómo nuestra sociedad culpa a las mujeres por las acciones y responsabilidades de otra persona, en este caso de la pareja sentimental, un hombre. ¿Has considerado que el odio a Panini podría encubrir tu misoginia internalizada?

El post hecho por Histeoricas no pretende quitarle la culpa de las acciones que cometió, sino poner en revisión cómo miles de personas no responsabilizan al esposo, quien fue, de hecho, el que cometió la traición y demás actos que se le acusan. Es cierto que Karla Panini no fue sorora o solidaria con su ex amiga, pero quien maltrato, se burló y cometió traición, fue, principalmente su esposo. Y es este punto, el que merece más atención.

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Dejando de lado que son figuras públicas, nuestra sociedad ha responsabilizado en su mayoría a las mujeres de robar al marido o la pareja sentimental. Casi todos hemos escuchado expresiones como Esa z*rra me robó a mi ex, lo persiguió hasta quitármelo, mientras que en los hombres se alaba a aquel que consigue quitarle la mujer a otro. Esta doble moral no es nueva, es uno de los grandes pactos patriarcales que mantenemos hombres y mujeres, la misoginia internalizada.

Por definición, la misoginia es la aversión a las mujeres o falta de confianza en ellas1, es decir, un comportamiento cultural que ve a la mujer como inferior. Se expresa de diversas formas, desde comentarios despectivos o discriminatorios, en ocasiones se camuflajean de chistes o bromas, hasta llegar al feminicidio, la expresión más grave: el asesinato de una mujer por razones de género o por el hecho de ser mujer.

La misoginia es la antesala del feminicidio, en palabras de Isidro Cisneros: representa la valoración negativa de lo femenino o del ser mujer por razones históricas, sociales, políticas y psicológicas que se encuentra en la base de la hostilidad contra las mujeres con el objetivo de interpretar, ordenar y controlar la realidad. Abarca desde la forma más sutil de desprecio hacia las mujeres, que es la invisibilización o el silencio sobre ellas, hasta las manifestaciones más explicitas y contundentes de odio hacia el género femenino, pasando por todo tipo de expresiones de desdén y menosprecio2.

Ahora bien, esto puede sentirse muy lejano a nuestra realidad. Ya que aquí ni matan a nadie, mucho menos a mujeres, pues bien, según los datos recabados por Elisa Morales en su artículo ¿Qué “casi” no hay feminicidios en Baja California Sur3? Menciona que fue hasta a mediados del 2019 que se tipificó formalmente el delito de feminicidio en Sudcalifornia (antes de eso, únicamente se encontraba como agravante del delito principal, homicidio). La Procuraduría General de Justicia del Estado de Baja California Sur (PGJE BCS) continuaba sin reportar los casos de feminicidio, siendo señalados de negarse a investigar bajo perspectiva de género. Finalmente, en 2019 se registraron dos casos de feminicidio en Baja California Sur.

Es decir, la violencia contra la mujer en BCS existe, y es una realidad que ya no podemos seguir negando. Sin embargo, pudieran pensar que no conocen a mujeres maltratadas o víctimas de este delito, pero sigo compartiendo, pensando y me riendo de comentarios del tipo: Eso le pasó por puta, Si la encuentro de infiel la mato, Es que su forma de vestir me provocó, Vieja tenías que ser, o en el caso de las mujeres Pinche vieja, No soy como las demás, Me junto con hombres porque es más fácil, Donde pisa una leona, ninguna gata borra su huella y demás comentarios peyorativos hacia la mujer.

Es justo aquí, en la mente de cada uno de nosotros donde la misoginia internalizada hace efecto, en creer, responsabilizar y culpar a la mujer por casi cualquier cosa: por embarazarse, por no embarazarse, por cuidar a los hijos y descuidar al hogar, por tener la casa limpia, pero hijos desordenados, por trabajar poco o demasiado, por no atender al marido, por usar la ropa muy justa, por usarla muy aguada… y la lista sigue y sigue. Es momento de comenzar a repartir las responsabilidades al que le corresponde, de no seguir perpetuando este odio introyectado y de decir ¡basta!

Otra forma grave de misoginia que es respaldada socialmente, es creer que algo que hagas o dejes de hacer porque aquí todo se juzga te hace más, o menos respetable. Lo que quiero decir es que, no hay absolutamente nada que una mujer pueda hacer, que le reste respeto. No importa si iba borracha, si estaba sola con un hombre, si escogió mal a su pareja afectiva, si tenía poca o mucha ropa, si es lesbiana, o la etiqueta que le quieran poner, nada justifica la violencia —en cualquiera de sus vertientes. Es el abusador, acosador y/o violador, el culpable, tanto cómo aquellos que lo encubren.

Dejemos de culpar a las mujeres por todo y mejor repasemos cómo andamos internamente; escuchar los dolores, inseguridades y vivencias de las mujeres a mi alrededor desde la empatía y no desde el ego.

Bibliografía

  1. Definiciones de Osford Languajes. Revisado el 10/11/2021
  2. Cisneros, I. (2019). De la misoginia al feminismo. Crónica.
  3. Morales, E. (2020). ¿Qué “casi” no hay feminicidios en Baja California Sur? CULCO BCS.

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AVISO: CULCO BCS no se hace responsable de las opiniones de los colaboradores, esto es responsabilidad de cada autor; confiamos en sus argumentos y el tratamiento de la información, sin embargo, no necesariamente coinciden con los puntos de vista de esta revista digital.




Mujeres ¿machistas?

FOTO: Internet

Sexo + psique

Por Andrea Elizabeth Martínez Murillo

Sé una dama, me dijeron. Tu falda está muy corta. Tu camisa es muy pequeña. No enseñes demasiado. Cúbrete. Deja algo a la imaginación. No los provoques. Estás demasiado vestida. Estás muy desvestida. No seas muy gorda. No seas muy delgada. Come más. Adelgaza. Deja de comer tanto… ponte a dieta. ¡por dios! Te ves como un esqueleto. ¿Por qué no comes? Te ves demacrada. Te ves enferma. A los hombres les gustan las mujeres con carne en sus huesos. Sé talla cero. Sé talla doble cero. Sé nada. Sé menos que nada…

“Be a lady they said”

Camille Rainville

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). “El peor enemigo de una mujer es otra mujer”, reza el comentario que seguramente hemos escuchado en algún momento, así, como si fuera una verdad innegable y absoluta; se repite sin conciencia, remordimiento y, sobre todo, sin preocupación alguna sobre lo que pueda pensar quien lo escucha.

Surge entones la pregunta, como mujeres, ¿quién nos enseñó a odiarnos? ¿De dónde viene la aversión, envidia, celos, que por tanto tiempo se nos han vendido como naturales?

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Mira cómo se viste, siempre he me llevado mejor con los hombres, las mujeres hacen mucho drama, ¿así cómo quieren que la respeten?, ella se lo estaba buscando, entre otras frases, son dichos comunes que las mujeres hemos repetido como método de desaprobación ante tal o cual conducta. Sentirnos superiores a otras mujeres por tener más atención masculina o por pertenecer a su círculo selecto, en muchas ocasiones ha constituido el centro de lo que creemos deberíamos de ser o aspirar; ahora bien, esto pertenece a lo que hace poco publicaba Elisa Morales sobre el pacto patriarcal: serie de acuerdos implícitos entre hombres… una alianza basada en la complicidad y el silencio, donde los hombres se protegen, legitiman y excusan sus actitudes y acciones misóginas, sexistas y homofóbicas; pues bien, las mujeres hemos aprendido a sobrevivir en este pacto patriarcal y muchas lo hicieron sumándose a él.

Lo anterior tiene nombre: misoginia. Definida como la aversión/odio a las mujeres por el hecho de ser mujeres. Son aquellas actitudes con las que crecimos gracias a la sociedad heteronormativa y patriarcal en la que vivimos desde hace cientos de años. De aquí se desprende todo un sistema de creencias con prejuicios arraigados hacia la mujer y lo femenino. De esta forma, hemos interiorizado la desvalorización de la mujer, lo que da pie a la misoginia interiorizada, que se definiría como la creencia involuntaria de que los estereotipos y mitos dañinos en torno al ser mujer, son verdaderos.

Este sistema de creencias nos ha obligado a apegarnos a modelos de belleza irreales y hasta peligrosos como la delgadez extrema, la palidez de la piel como algo esperado, ciertos rasgos físicos, entre otros. Ha generado que las mujeres odiemos a otras mujeres, sobre todo, a nosotras mismas. De esta forma, se nos ha impuesto un modelo en donde todo lo relacionado con la feminidad es malo, inútil, engorroso y, desde luego, menos valioso que lo masculino. Lo que nos ha llevado a tratar de ganar cualidades, comportamientos, hábitos y estatus que nos alejen del resto de las mujeres y nos acerquen al ideal masculino.

Así, hemos odiado a nuestras compañeras de la escuela o trabajo, a las exnovias de tu pareja, a la novia de tu ex, a las amigas de tu pareja, a la novia de tus amigos por ser *coloque aquí el insulto estereotipado* zorras, putas, fáciles, y la lista puede seguir interminablemente. Lo que hay aquí, es la intención de diferenciarse de lo que significa ser mujer y ponerse en un pedestal al que otras mujeres solo puedan aspirar, pero no acercarse.

Con la intención de explorar este tema, la neurocientífica Berit Brogaard, no solamente concuerda en la hipótesis de la existencia de mujeres misóginas, sino que la estudia a tal profundidad que desarrolla hasta cuatro perfiles diferentes de mujeres misóginas:

  1. Puritano. Considera que la mujer ideal es aquella que se dedica a la labor doméstica, es cariñosa, abnegada, amable, subordinada al hombre y sexualmente pura antes del matrimonio. Se ha apropiado de la frase, detrás de un gran hombre, hay una gran mujer y pone su vida y sus emociones detrás de las necesidades del hombre (padre, pareja, hijos). Critica a cualquier mujer que no quiera ser madre, ama de casa o no atienda al marido.
  2. Autocrítico misógino. Critica a la mujer que sale de los estándares de feminidad, aquellas mujeres que son muy grandes, toscas, directivas, de carácter fuerte, competitivas y duras; en fin, aquellas mujeres que han desarrollado características socialmente atribuibles a los hombres, ya que consideran que las mujeres deben ser débiles, sumisas y tiernas.
  3. Egoísta misógina. Se define como aquella mujer que considera a las mujeres — incluida ella misma— como promiscuas, manipuladoras, irracionales, poco inteligentes, y que tiende a negar su desprecio por sí misma pero lo refleja en las demás.
  4. Diablesa misógina. Aquella mujer que se ve a sí misma como superior a las demás. Considera a las mujeres como manipuladores, incompetentes, poco inteligentes, pero ella está exenta de esta categoría. Se percibe como poseedora de virtudes masculinas estereotipadas como la inteligencia, fuerza de carácter y racionalidad.

El detalle aquí es que, no importa que características tengas como mujer, ninguna debería dar pie al odio, exclusión o juicio ajeno. A las mujeres nos han enseñado a estar en constante competencia con nosotras mismas y con las demás, ¿quién es más bella?, ¿quién se liga al mejor partido?, esta competencia es un intrincado mecanismo con el que fuimos educadas para no crear redes de apoyo sólidas y duraderas, comenta Loreto Vega Crecemos entendiendo que la otra es enemiga y para muchas, la forma de ganar esa carrera y diferenciarse es ponerse en el otro lado, junto a lo masculino, y desde ahí criticar y menospreciar a las mujeres como si una no fuera parte de ese grupo.

Creo que es momento de romper esos pactos y costumbres que nos han querido imponer, y comenzar a ver a otras mujeres como iguales. Esto no significa que tengas que amar a todas las mujeres o que todas deban caerte bien, para nada. Implica dejar de odiarlas por lo que son y comenzar a aceptar las diferencias como parte natural del ser humano. Involucra también desarrollar una mirada más cálida con una misma y dejar de seguir modelos que muchas veces ni entendemos y solo repetimos sin pensar. Desarrollar la sororidad, la complicidad o la alianza entre mujeres, volver a crear esas redes de apoyo, soporte y contención. Sabernos acompañadas y no juzgadas… nos da la oportunidad de vivirnos de una manera completamente diferente, más libres, plenas y felices. Esto es un proceso, y es importante saber que, así como lo aprendimos, lo podemos desaprender, y que mejor que hacerlo acompañada.

Referencias
• Brogaard, B. (2015). What is misogyny, anyway?. Psychology Today. Recuperado de: https://www.psychologytoday.com/us/blog/the-mysteries-love/201503/what-is-misogyny-anyway
• Caballé, A. (2019). Breve historia de la misoginia. Ariel. Recuperado de: https://www.legisver.gob.mx/equidadNotas/publicacionLXIII/Anna%20Caball%C3%A9%20-%20Breve%20historia%20de%20la%20misoginia%20(Ariel).pdf
• Massiel, A. (2021). ¿Misoginia en mujeres?. Grupo VivoMultimedia. Recuperado de: https://grupovivomultimedia.com/misoginia-en-mujeres
• Morales, E. (2021). ¿Qué es el pacto patriarcal y por qué debe desaparecer? CULCO BCS. Recuperado de: https://www.culcobcs.com/sociedad/que-es-el-pacto-patriarcal-y-por-que-debe-desaparecer/?fbclid=IwAR0lYoqsauoZBfb-IRduyCoh5b-tydys8RJptUAFGmahCWJSW7jMmif-jbM
• Morales, P. (2020). Mujeres misóginas: “muchas piensan que deben comportarse como una tigresa para proteger su posición contra otras hermanas”. La tercera. Recuperado de: https://www.latercera.com/paula/mujeres-misoginas-muchas-piensan-que-deben-comportarse-como-una-tigresa-para-proteger-su-posicion-contra-otras-hermanas/?fbclid=IwAR3DX9fvKOpb8WJ_TApGbObr647PSsj5resJ_4Cua6gqLU_U-f2RwVEHUJs
• Video: Be a lady they said. Camille Rainville. https://www.youtube.com/watch?v=d2o0CiANBVg

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La misoginia contra las comentaristas deportivas

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Las comentaristas deportivas suelen usarse en calidad de modelo o edecan en programas especializados. Fotos: Internet.

Colaboración Especial

Por Laura E. Cruz Reyes Mendoza

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). El otro día mientras veía un programa deportivo especializado con todo el kit futbolero preparado (papas fritas, mi bebida favorita y el control remoto) algo llamó mi atención, qué decían las comentaristas respecto a un juego de fútbol de la Liga MX y me di cuenta de algo: ¿cómo tratan a las comentaristas?, ¿qué lugar ocupan dentro del escalafón?, ¿qué respuestas recibían a sus argumentos? Me fijé que los comentarios de las mujeres eran obviados o desaprobados por sus pares a pesar de contar con la preparación necesaria.

Eso me llevó a investigar y me encontré con que las comentaristas deportivas reciben dentro de los programas especializados una posición entre modelo/edecán y el último lugar de confiabilidad, casi casi su función es para efemérides y anécdotas. De igual forma, las comentaristas son mujeres jóvenes y algunas están vestidas con ropa entallada que muestra mucha piel, otras se visten de forma un poco más seria, mientras los comentaristas están vestidos con traje completo o ropa deportiva que sólo muestra sus brazos.

Esto no termina ahí, dentro de sus redes sociales las comentaristas reciben decenas de respuestas violentas y machistas. Sus publicaciones son respondidas por los hombres quienes responden con groserías y diciéndoles que se callen se denomina violencia psicológica y son parte de la violencia de género contra las mujeres que está tipificada como delito dentro de la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia (LGAMVLV).

Así, lo que parece la libertad de expresión de los seguidores es en realidad misoginia en contra de las comentaristas deportivas que se presentan en las diferentes televisoras de nuestro país como ESPN, Fox Sports, Televisa y TV Azteca.

Derivado de esta situación varias comentaristas deportivas como Marion Reimers, Jimena Sánchez y Vero Rodríguez de Fox Sports crearon la Asociación Civil VERSUS, la cual  tiene por objetivo detener la violencia  y discriminación contra las mujeres.  Las comentaristas presentaron un vídeo donde muestran algunos de los cientos de comentarios machistas que reciben diariamente, sólo por ser mujeres.

¡Zorra! ¡Puta! Y demás “linduras” son escritas por los seguidores en redes sociales de las presentadoras deportivas. Se les califica por su cuerpo y forma de vestir, no por la información que reportan y la argumentación que presentan. Quien vea programas deportivos sabe que cada comentarista hombre tiene su equipo favorito y habla desde su perspectiva, y sus filias así que sufre ataques por sus convicciones, lo que se considera parte de su trabajo; lo que no sucede es que a los hombres les critiquen la ropa que lleva o si ha subido de peso. La crítica es contra los datos que da, la visión del partido, su perspectiva, es decir, contra sus argumentos y pensamientos, no por efectos externos. ¿Por qué se violenta lo dicho por una mujer? Por la misoginia (aversión hacia la mujer o falta de confianza en ellas) las comentaristas deportivas son atacadas porqué los hombres descalifican todo lo que dicen respecto a los deportes sólo por el hecho de ser mujeres.

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Las comentaristas como Inés Sáinz, Marion Reimers, Jimena Sánchez y Vero Rodríguez son mujeres profesionistas, en muchos casos con estudio de maestría y conocimiento profundo de los deportes que presentan pero esto no es obstáculo para que cualquier hombre las descalifique y violente.

Por otra parte, en la televisión de Estados Unidos dentro de la cadena NFL Network, canal dedicado exclusivamente a presentar programas y juegos del fútbol americano, el que cuenta con dos comentaristas Kay Adams y Cynthia Frelund. Kay Adams es la co-conductora de Good Morning Football, programa matutino de gran audiencia con tres horas de duración de lunes a viernes que comparte la mesa con exjugadores, coaches retirados y especialistas reconocidos. Ahí ella argumenta y comparte sus opiniones, favoritismos y datos de ese deporte. Cythia Frelund es Maestra en Análisis Predictivo por la Universidad Northwestern, por lo que se le considera una especialista en estadística y sus opiniones son consideradas por varios programas para predecir resultados, yardaje, número de pases y todos los aspectos matemáticos de ese deporte. Cuando ambas postean en Twitter no reciben ataques machistas, reciben comentarios positivos o negativos de su trabajo, no hacia su cuerpo, ropa o género; la gente que las sigue toman en consideración su conocimiento y experiencia.

No digo que todo es miel sobre hojuelas en otros países, también existe la violencia de género, no es privativa de México, pero en nuestro país forma parte de la cultura y debe erradicarse esta forma de pensamiento retrograda que daña no sólo a las mujeres, sino a la sociedad entera.