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¿Cambian los protocolos de respuesta ante huracanes y sismos por la pandemia?

FOTO: Internet

Hilo de media

Por Elisa Morales Viscaya

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). La temporada de huracanes ya se ha hecho sentir en Baja California Sur, y aunque aún no se ha dado ningún impacto, ya nos han rondado un par de huracanes y es sabido que septiembre suele castigar más estos fenómenos a nuestra península.

Este año se pronosticaron alrededor de 30 huracanes, por lo que se hace necesario estar preparados como cada año. Sin embargo, la estrategia para hacer frente a esta amenaza en el 2020 será diferente ya que además de la necesidad de protegernos de los fenómenos meteorológicos también debemos hacerlo de un probable contagio del COVID-19. O, aún más, con algún contagiado aislado en casa.

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La clave está en la planificación. Planifica lo que harás antes, durante y después del huracán. De esta forma, podrás tomar acción más rápidamente cuando suceda y lo harás de manera controlada, minimizando los riesgos por algún descuido que las prisas o el miedo pueda generar.

Antes

  • Compra de víveres. Quizá este sea uno de los momentos más vulnerables ya que al hacer las compras de pánico podemos olvidar mantener la sana distancia en la desesperación por tomar productos esenciales o agua. Evítalo huyendo de las aglomeraciones que se generan en los días más cercanos a que pegue el huracán, si te es posible haz las compras de alimentos enlatados, agua, baterías y demás con anticipación, o bien recurre a las modalidades de compra en línea que la mayoría de los autoservicios ofrecen. En los casos de compra de medicamentos o de materiales de higiene, acudir a los servicios de atención de las farmacias por ventanilla es buena opción. De cualquier modo, no olvides acudir a tus compras con tu cubrebocas y siguiendo las medidas sanitarias establecidas.
  • Si vives en una zona de riesgo, infórmate sobre los refugios cercanos o el que te corresponda por zona, para estar prevenido en caso de que debas evacuar tu casa. Recuerda que como medida de prevención por el COVID-19 los refugios han acortado su capacidad, por lo que es posible que la ubicación del refugio este año para tu familia deba ser diferente.
  • Prepara tu mochila de emergencia. Es una recomendación de Protección Civil el contar en casa con una mochila de emergencia que contenga lo necesario para enfrentar un fenómeno natural en caso de una evacuación abrupta. Este año, además de lo habitual incluye en ella artículos para la protección del COVID-19, como desinfectante de manos con al menos 60% de alcohol, jabón, toallitas desinfectantes, gel antibacterial y mascarillas con dos cubiertas de tela para cada persona que habite en la casa.

Durante

  • Mientras esté en su apogeo el impacto del huracán, lo recomendable siempre será quedarse en casa o en el refugio temporal. Si convives en casa con algún enfermo de COVID-19, este deberá continuar manteniendo su aislamiento y las medidas sanitarias correspondientes. En los refugios, respetar la sana distancia dictada por las autoridades del lugar y utilizar en todo momento el material sanitario para evitar propagaciones del virus.

Después

  • Evita salir a visitar a familiares o amigos. Comunica tu situación e infórmate de la de tus seres queridos que vivan en otro domicilio a través de los medios electrónicos o teléfono. Si no hay servicio por cortes de luz o caídas de sistema, ten paciencia. Recuerda que es tarea de todos protegerse lo mejor posible contra el COVID-19.
  • Mantén las medidas de higiene cotidianas. Es muy importante mantener los buenos hábitos básicos de lavado de manos e higiene personal para ayudar a prevenir la propagación del COVID-19. Si se dificulta conseguir agua limpia después del fenómeno, utiliza agua hervida o desinfectada.

Sismos

En el caso de los sismos, a las recomendaciones usuales le deberás añadir las precauciones sanitarias que indican las autoridades.

“Si una persona tiene COVID y está en periodo de resguardo y empiece a temblar y debe evacuar, lo que debe hacer es ponerse el cubrebocas (…) y salir; después regresa y se lava las manos”, dijo Hugo López-Gatell, subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud federal.

“En caso de tener que salir de casa por motivos de fuerza mayor, se deben se seguir respetando las medidas preventivas, como el uso de cubrebocas, lavado de manos, mantener la sana distancia, y practicar las medidas de higiene necesarias”, agregó.

De acuerdo con información del Sismológico Nacional, se debe guardar la sana distancia tratando de seguir las recomendaciones sanitarias y usar siempre cubrebocas. “Durante esta emergencia sanitaria los expertos en salud han recomendado minimizar la movilidad de las personas pidiendo que permanezcan en casa”, dicen las recomendaciones.

Estos son los pasos a hacer durante un sismo, de acuerdo a las recomendaciones de la UNAM:

  • Mantenga la calma y ubíquese en las zonas de seguridad del lugar en que usted se encuentre al momento del sismo y procure protegerse de la mejor manera posible, permaneciendo donde está. La mayor parte de los heridos en un sismo se ha producido cuando las personas intentaron entrar o salir de las casas o edificios.
  • Párese bajo un marco de puerta con trabe o de espaldas a un muro de carga.
  • Hágase “bolita”, abrazándose usted mismo en un rincón; de ser posible, protéjase la cabeza con un cojín o cobertor.
  • Manténgase alejado de ventanas, espejos y artículos de vidrio que puedan quebrarse.
  • Evite estar bajo candiles y otros objetos colgantes.
  • Manténgase retirado de libreros, gabinetes o muebles pesados que podrían caerse o dejar caer su contenido.
  • Retírese de estufas, braseros, cafeteras, radiadores o cualquier utensilio caliente.
  • Si se encuentra en un edificio, permanezca donde esté; no trate de utilizar los elevadores ni las escaleras durante el sismo.
  • Conserve la calma.
  • Si se encuentra en el exterior, busque ahí un refugio. Asegúrese de estar a salvo de cables, postes, árboles y ramas, escaleras exteriores, edificios con fachadas adornadas, balcones, aleros, chimeneas, macetas y de cualquier otro objeto que pueda caer, especialmente si se encuentra en una zona urbana, así como en zonas de edificios de muchos pisos cuyas ventanas y fachadas pueden esparcir escombros peligrosos sobre las calles.
  • Si se encuentra en su vehículo, maneje serenamente hacia un lugar que quede lejos de puentes o postes de luz y estaciónese en un sitio fuera de peligro.
  • En lugares públicos y llenos de gente (cine, teatro, metro, estadio, salón de clases) no grite, no corra, no empuje; salga serenamente si la salida no está congestionada; en caso contrario, permanezca en su propio asiento, colocando los brazos sobre la cabeza y bajándola hacia las rodillas.
  • En el caso del Metro o sistema de transporte subterráneo, mantenga la calma y siga las indicaciones del personal de vigilancia. Tome en cuenta que la estructura del sistema de transporte ferroviario ofrece seguridad.
  • De ser posible, cierre las llaves del gas, desconecte la alimentación eléctrica. Evite prender cerillos o cualquier fuente de incendio.
  • En caso de haber quedado atrapado, conserve la calma y trate de comunicarse al exterior golpeando con algún objeto.
  • Verifique si hay lesionados y, de ser necesario, busque ayuda médica.
  • No utilice los elevadores y sea cauteloso con las escaleras; podrían haberse debilitado con los sismos.
  • Evite pisar o tocar cualquier cable caído o suelto.
  • Efectúe una revisión cuidadosa de los daños; si son graves en elementos verticales (columnas y/o muros de carga), no haga uso del inmueble.
  • No encienda cerillos, velas, aparatos de flama abierta o eléctricos, hasta asegurarse que no haya fugas ni problemas en la instalación eléctrica o de gas.
  • En caso de fuga de gas o agua, repórtelas inmediatamente.
  • Si hay incendios, llame a los bomberos o a las brigadas de auxilio.
  • No consuma alimentos y bebidas que hayan estado en contacto con vidrios rotos, escombros, polvo o algún contaminante.
  • Limpie inmediatamente los líquidos derramados, tales como medicinas, materiales inflamables o tóxicos.
  • Use el teléfono sólo para reportar una emergencia.
  • Encienda la radio para mantenerse informado y recibir orientación.
  • Cuando abra alacenas, estantes o roperos, hágalo cuidadosamente porque le pueden caer objetos encima.
  • No propague rumores ni haga caso de ellos, porque desorientan a la población.
  • Atienda las indicaciones de las autoridades o de las brigadas de auxilio.
  • Efectúe con cuidado una revisión completa de su casa.
  • Como medida ante cualquier riesgo, empaque previamente, sus documentos personales: actas de nacimiento, matrimonio, escrituras, documentos agrarios, cartillas, CURP, etc., en bolsas de plástico bien cerradas, guardadas en mochilas o morrales que pueda cargar de tal manera que le dejen libres los brazos y las manos.
  • Al salir, hágalo con cuidado y orden; siga las instrucciones de las autoridades o de las brigadas de auxilio.
  • Esté preparado para futuros sismos, también llamados réplicas. Generalmente son más débiles, pero pueden ocasionar daños adicionales.

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AVISO: CULCO BCS no se hace responsable de las opiniones de los colaboradores, esto es responsabilidad de cada autor; confiamos en sus argumentos y el tratamiento de la información, sin embargo, no necesariamente coinciden con los puntos de vista de esta revista digital.




¿Me puede caer un rayo durante una tormenta?

SudcaliCiencia

Por Marián Camacho

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). Desde que mis recuerdos son accesibles en mi memoria, año tras año están presentes los huracanes y tormentas de temporada. Hay mucha información al respecto que he recibido de mis padres, de la escuela, de protección civil, de los mensajes radiofónicos de Miguel Ángel Ojeda (que a veces es la única voz que se escucha durante un ciclón), de páginas web (especializadas y no especializadas) y de las redes sociales. Esta información incluye explicaciones desde por qué el cielo es azul, cómo se forman las nubes, qué es la lluvia, cómo se forma un huracán, hasta las medidas preventivas y de acción en caso de emergencia en este tipo de fenómenos naturales.

Así, como cualquier sudcaliforniana, específicamente paceña, los huracanes son parte de mis veranos y tengo muchos recuerdos alegres, melancólicos, emocionantes, graciosos y desafortunados, relacionados con ellos. Sin embargo, en este septiembre de 2019, me percaté de que me faltaba información cuando me pregunté a mi misma: “Marian, ¿podría caerte un rayo durante este tormenta?”. Y es que me di cuenta de que contaba con algunos datos que había escuchado por ahí, pero no tenía información científica que pudiera respaldarme cuando, en medio de una tormenta eléctrica, pasaba cerca de unas antenas instaladas cerca de mi casa en El Pedregal (una colonia popular sobre los cerros al este de La Paz). Esta estresante experiencia, me hizo indagar en literatura especializada y poder compartir con usted, querido lector, algunos riesgos de los rayos para los humanos y formas de prevenir lesiones o fatalidades.

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Antes de continuar, es importante que usted, querido lector, sepa, que, al menos en Estados Unidos, con base en análisis y registros al respecto, el impacto de rayos como una amenaza a la seguridad recibió menos atención que los huracanes, tornados e inundaciones. Sin embargo, desde 1972, se informa que los rayos han matado a un promedio de 80 personas al año, solo superado por 146 muertes relacionadas con inundaciones. Los tornados, que ocupan el tercer lugar, matan a un promedio de 69 personas por año; los huracanes son el cuarto, con 17 muertes por año.

Las consecuencias de los tornados, huracanes e inundaciones, son cubiertas por los medios de comunicación porque pueden provocar múltiples muertes y la destrucción masiva de propiedades. Por su parte, los rayos generalmente cobran a sus víctimas una a la vez. Por esa razón, el público no es consciente del alcance de esta amenaza. El promedio de personas heridas por rayos es mayor a 2.5 veces el número de muertes relacionadas con rayos. Los estudios basados en datos médicos, también muestran que las muertes por rayos no se informan en las estadísticas oficiales del Servicio Meteorológico Nacional en, al menos, un 28% para muertes y 42% para lesiones. Teniendo en cuenta este subregistro, los rayos pudieran matar a unas 100 personas al año y herir a 400 más; incluso es probable que el número real de lesiones sea mayor.

 

MECANISMOS DE INTERACCIÓN ENTRE LOS RAYOS Y LOS SERES HUMANOS

En el IX Simposio Internacional sobre Protección contra Rayos, realizado en noviembre de 2007 en Brasil, el científico Gérard Berger del Laboratorio de Física de Gases y Plasmas; Descargas Eléctricas y Medio Ambiente de la Universidad de París, presentó un trabajo titulado Accidentes y lesiones causadas por rayos a los humanos. De acuerdo con su investigación, se han identificado varios tipos de mecanismos para explicar la interacción de los rayos con los humanos:

  • Impacto directo: En el caso de un impacto directo, el canal del rayo termina en el cuerpo exponiéndolo a la corriente completa del rayo. El canal puede terminar generalmente en la cabeza o la parte superior del cuerpo. Se cree que esto representa el mayor número de muertes. La probabilidad de golpear es baja, alrededor de 0.0005 por año (datos de Estados Unidos).
  • Rayo lateral: Cuando cae un rayo, por ejemplo, en un árbol, la corriente inyectada por el rayo en el árbol fluirá a lo largo del tronco del árbol hacia el suelo. Si un humano se encuentra cerca de este árbol, entonces, debido a un gradiente potencial, se puede crear una ruta de descarga entre el árbol y el humano. Una porción de la corriente del rayo puede fluir a lo largo de esta ruta de descarga y a través del cuerpo a tierra. Tal evento se llama rayo Es importante tener en cuenta aquí que, más del 50% de las lesiones por rayos que tienen lugar al aire libre son causadas por rayos laterales de los árboles, cuando el árbol se está utilizando como refugio contra la lluvia.

  • Voltaje de contacto: Cuando la corriente del rayo fluye a lo largo de un objeto (un árbol o una estructura), se crea una diferencia potencial entre el suelo y cualquier otro punto del objeto. Si una persona sostiene un objeto golpeado por un rayo, entonces este potencial hace que una corriente fluya a través de su cuerpo desde el punto de contacto hasta el suelo, causando lesiones. Esto se llama lesión debido al voltaje de contacto.
  • Voltaje de paso: Durante el impacto de un rayo, la corriente inyectada en el suelo en el punto del impacto fluirá radialmente hacia afuera. Este flujo de corriente dará como resultado una diferencia potencial entre cualquiera de los dos puntos ubicados en la dirección radial. Si una persona está parada cerca de un punto de caída de un rayo, esta diferencia potencial, conocida como voltaje de paso, aparece entre sus dos pies, lo que conduce a una corriente a través de la parte inferior del cuerpo. La corriente ingresará al cuerpo a través de una pierna y saldrá por la otra. En este caso, la corriente no fluye ni por el corazón ni por el cerebro. Las lesiones resultantes generalmente no son graves. Sin embargo, si la persona está sentada o acostada cerca del punto de impacto del rayo, la magnitud y el camino de la corriente a través del cuerpo pueden depender de la forma en que el cuerpo contacta el suelo. Esto es aún más importante para un animal de cuatro patas, donde la corriente puede fluir de la pata delantera a la pata trasera con el corazón en el camino. En la siguiente figura, se ilustra una propuesta para una posición de seguridad cuando se está en un área abierta.

  • Impactos posteriores: En general, un rayo consiste en varios impactos y el punto de terminación de diferentes golpes puede no ser el mismo. Es decir, el primer impacto del rayo puede golpear el suelo o cualquier otro objeto cerca de un humano y un impacto posterior puede golpear directamente a la persona en cuestión. En este caso, la persona estará expuesta al voltaje de paso del primer impacto y el impacto posterior lo golpeará directamente.

 

REGLAS PERSONALES DE SEGURIDAD CONTRA LOS RAYOS

Existen numerosos consejos de seguridad para individuos o grupos que corren peligro de ser alcanzados por un rayo. No es posible enunciarlos todos aquí, sin embargo, a continuación, se ofrece una especie de lista de verificación con seis niveles diferentes de prevención y acción, en un orden creciente de peligro, de acuerdo con el trabajo de Gérard Berger:

Nivel 1. Si está planeando actividades al aire libre, revise el pronóstico del tiempo con anticipación. Programe actividades al aire libre de acuerdo con el clima para evitar la exposición al peligro de los rayos.

Nivel 2. Si planea estar al aire libre, identifique y manténgase dentro de un área cercana a un refugio adecuado. Se recomienda el uso de la Regla 30-30 para saber cuándo buscar un lugar más seguro.

La Regla 30-30 significa que cuando vea un rayo, cuente el tiempo hasta que escuche el trueno. Si el sonido tarda menos de 30 segundos en escucharse, vaya inmediatamente a un lugar más seguro. Después de que la tormenta aparentemente se haya disipado o haya avanzado, espere 30 minutos después de escuchar el último trueno antes de abandonar el lugar más seguro.

Nivel 3. Cuando los rayos constituyen una amenaza, vaya a un lugar más seguro. Deben tomarse medidas adicionales para evitar riesgos incluso dentro del refugio. Una segunda opción para el refugio sería un vehículo cerrado.

Nivel 4. En caso de falla de los consejos anteriores, minimice la amenaza de ser golpeado, manténgase alejado de lugares de mayor riesgo, como árboles y áreas abiertas.

Nivel 5. Junte los pies, póngase en cuclillas, meta la cabeza y cubra las orejas.

Nivel 6. Si sucede lo peor, es decir, un impacto del rayo, se recomiendan utilizar técnicas de primeros auxilios como reanimación cardio-pulmonar (RCP) o boca a boca con las víctimas y moverlas a un lugar más seguro cuando sea posible.

Asimismo, aplican recomendaciones específicas cuando se quede atrapado al aire libre o en interiores. Se debe evitar cualquier contacto con servicios capaces de conducir electricidad. Para un grupo es mejor dispersarse. A continuación, se presentan recomendaciones típicas:

En lugares abiertos:

  1. Buscar áreas de menor elevación.
  2. Nunca usar un árbol como refugio.

  3. Salir y alejarse inmediatamente de albercas, lagos y otros cuerpos de agua.
  4. Evitar árboles solitarios, áreas abiertas, cimas de cerros y colinas y áreas húmedas.
  5. Permanecer lejos de objetos metálicos (portones, cables de corriente, postes).
  6. No usar paraguas y evitar levantar cualquier tipo de estructura en forma de palo.

En lugares cerrados:

  1. Alejarse de las ventanas, puertas y aparatos eléctricos. Desconectar los aparatos antes de la tormenta, no durante.
  2. Evitar contacto con tuberías, incluyendo fregaderos, lavabos, bañeras y grifos.
  3. No utilizar el teléfono, excepto para emergencias.

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AVISO: CULCO BCS no se hace responsable de las opiniones de los colaboradores, ésto es responsabilidad de cada autor; confiamos en sus argumentos y el tratamiento de la información, sin embargo, no necesariamente coinciden con los puntos de vista de esta revista digital.




Los 10 huracanes más impactantes en la historia de BCS (II). De Liza a Juliette

PORTADA: John Malmin / Interiores: Internet.

Vientos Huracanados

Por Jorge Alberto Garza Cossío “MetMEX”

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). Baja California Sur posee una geografía singular que atrae fenómenos meteorológicos extremos como sequías, olas de calor, heladas, tormentas severas… y descomunales ciclones huracanes. Continuando con la entrega anterior, en esta ocasión te presentamos la segunda de tres partes sobre los diez huracanes más poderosos en la historia del Estado. Para leer la primera parte DAR CLIC AQUÍ. En esta ocasión, hablaremos sobre los huracanes más impresionantes en la historia reciente de BCS.

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Liza

El huracán Liza ha sido el peor desastre natural en la historia de Baja California Sur. Se generó a partir de una zona de disturbio al Sur de las costas de México el 25 de septiembre de 1976. Lentamente fue intensificándose, y hasta el día 26 de septiembre logró ser tormenta tropical. Las condiciones atmosféricas y de las temperaturas de la superficie del mar fueron favorables, por lo que Liza se convirtió en huracán categoría 1 en la escala Saffir-Simpson el 27 de septiembre, pero fue hasta el 30 de septiembre que alcanzó su intensidad máxima como un huracán categoría 4 con vientos sostenidos de 225 kilómetros por hora y rachas mayores en su centro y una presión mínima central estimada de 948 hPa.

Liza fue perdiendo intensidad mientras ingresaba al golfo de California. El 1 de octubre el centro de este poderoso huracán pasó a 84 kilómetros al Este de La Paz, y finalmente fue a tocar tierra justo al Norte de Los Mochis, Sinaloa, con vientos sostenidos de 185 km/h y rachas de 230 km/h como huracán categoría 3.

De acuerdo con el Centro de Predicción Hidrometeorológico, Liza dejo lluvias ligeras a moderadas con acumulados estimados de hasta 25.4 milímetros en La Paz (aunque la estación meteorológica del SMN en la ciudad reportó 137 mm de lluvia); El Cajoncito reportó 180 mm; Los Robles, 68.4 mm; Los Divisaderos, 266.4 mm; San Antonio, 247.8 mm; El Triunfo, 259 mm; Los Planes, 170 mm; El Carrizal, 108 mm; y San Bartolo, 425 milímetros.

Esa gran cantidad de lluvia en zonas montañosas al Sur y Oriente de la ciudad de La Paz causó que el agua de la presa de la Buena Mujer rebasara su capacidad. Una pared de agua de 1.5 metros terminó venciendo el dique, y el escurrimiento de tanta cantidad de agua avanzó por el arroyo El Cajoncito, mismo que pasa por la parte sur de la capital de Baja California Sur, donde en ese entonces miles de familias vivían en casas de madera y cartón.

Aunque el huracán Liza no tocó tierra en Baja California Sur, se reportó gran destrucción en Cabo San Lucas, San José del Cabo, Punta Arenas, La Ribera y Pichilingue. Sobre lo que aconteció, te recomendamos leer este relato de primera mano, de una de las sobrevivientes.

Kiko

Al contrario de donde normalmente suelen formarse los ciclones tropicales, a partir de ondas tropicales que salen de África o de bajas presiones al Sur de México, en esta ocasión Kiko, en 1989,se formó a partir de una sistema convectivo de mezoescala o lo que viene siendo tormentas generadas por el Monzón Norteamericano.

Estas tormentas salieron del estado de Sinaloa el 23 de agosto para ingresar sobre la parte centro-sur del golfo de California, para el 24 las lluvias y tormentas eran cada vez más fuertes concentrándose en la parte central de la baja presión que ya se estaba formando. Gracias a estimaciones de imágenes de satélite se determinó que el 25 de agosto se había formado una depresión tropical a 185 km al sur de Mazatlán, Sinaloa; de hecho, operacionalmente no fue declarada depresión si no que inmediatamente alcanzó a ser tormenta tropical con el nombre de Kiko con vientos sostenidos de 65 km/h.

Las condiciones atmosféricas y temperaturas por arriba de los 26.5°C sobre la superficie del mar fueron detonantes para que Kiko se intensificara rápidamente, sin importar que se localizara muy cerca de tierra. El día 26 por la mañana, logró ser huracán categoría 1, y para la noche del mismo ya era un huracán categoría 3 con vientos sostenidos de 195 km/h y una presión mínima central estimada de 955 hPa.

A pocas horas de llegar a tierra en BCS, Kiko logró ser un huracán categoría 4 con vientos sostenidos de 215 km/h, pero una vaguada (baja presión alargada) que se formó al Norte comenzó a debilitar a este sistema tropical, por lo que al momento de impacto, muy cerca de Punta Arena, en el municipio de La Paz, ya presentaba vientos sostenidos de 185 km/h. Lo pequeño de este huracán y su contacto con tierra hicieron que se degradara muy rápido, y una vez que logró salir al océano Pacífico se degradó a una débil depresión tropical que se disipó el 29 de agosto.

La información de variables meteorológicas fue realmente poca la que se logró registrar, debido a lo “compacto” de los vientos del huracán Kiko, además que su impacto fue en una zona de muy poca población. En el poblado de Aguacaliente, Norte del municipio de Los Cabos, se registró 304 mm de lluvia, cerca del Aeropuerto de Cabo San Lucas se registró vientos sostenidos de 76 km/h y ráfagas de 101 km/h. Numerosos daños fueron reportados, como varios árboles y postes de energía eléctrica caídos. Mil 300 personas en la ciudad de La Paz fueron evacuados a diversos albergues.

Juliette

Juliette fue un huracán de categoría 4 de larga duración, causando la muerte de 12 personas y daños materiales de 553 millones de dólares cuando impactó Baja California Sur a finales de septiembre de 2001.

Su formación inició cuando una onda tropical procedente de África cruzó todo el océano Atlántico y casi 15 días de recorrido, dicha onda tropical generó a la depresión tropical 9 en el mar Caribe, el 19 de septiembre; este sistema se disipó el 20 de septiembre, al no tener las condiciones adecuadas para su evolución. Fue el 21 de septiembre que los remanentes de dicha depresión tropical lograron cruzar al océano Pacífico y se convirtió nuevamente en depresión, pero en esta ocasión en diferente cuenca. Las condiciones le fueron favorables para una rápida intensificación por lo que el 22 de septiembre se convirtió en tormenta tropical bautizándola con el nombre de Juliette. Mientras se movía paralelo a las costas del Pacífico Mexicano, logró ser huracán categoría 1 con vientos sostenidos de 120 km/h la tarde del 23 de septiembre, lo interesante fue que el pico máximo de intensidad se registró ese mismo día, de ser categoría 1 por la mañana alcanzó la categoría 4 por la tarde.

Al llegar a su pico máximo de intensidad, Juliette comenzó a tener cambios en intensidad y para el 24 de septiembre se degradó rápidamente a categoría 2, y nuevamente el 25 de octubre alcanzó la categoría 4 en la escala Saffir-Simpson con vientos sostenidos de 230 km/h y rachas mayores en su centro.

Una extensa vaguada comenzó a modificar la trayectoria de Juliette, así que en poco tiempo ingresó a temperaturas del mar muy por debajo de los 26.5°C, lo que ayudó mucho a que perdiera intensidad rápidamente hasta quedar en una débil tormenta tropical. Debido a que las bandas de nubosidad externas del ciclón tropical abarcaban las zonas cálidas del golfo de California influenciaron para que sus nubosidades presentarná mejor organización y así lograr ser huracán categoría 1 nuevamente el 29 de septiembre.

Después de estar varios días muy cerca del sur de Baja California Sur con una trayectoria errática, en la que era muy difícil localizar el centro real de Juliette, logró ingresar a tierra muy cerca al Norte de Cabo San Lucas cerca de las 5 de la tarde del 29 de septiembre; así permaneció en tierra en las próximas horas debilitándose rápidamente, salió al golfo de California cerca de Mulegé y finalmente se disipó el 3 de octubre.

Aunque Juliette no fue un fuerte ciclón tropical al tocar tierra en BCS, los daños fueron mayores debido a lo errático de su trayectoria y al número de horas que se mantuvo muy cerca de las costas dejando una cantidad importante de lluvia en el municipio de Los Cabos, el registro máximo de lluvia en México durante el paso del huracán Juliette fue de 1011 mm en Caduaño, municipio de Los Cabos; otros acumulados de lluvia importantes fueron: 826 mm en San Bartolo; 811 mm en Yeneka; 687 mm en Santa Anita; 686 mm en La Candelaria; 620 mm en San Felipe; 610 mm en Las Cuevas; 454.5 mm en Santiago; 432 mm en San José del Cabo; 395 mm en Cabo San Lucas; 372 mm en Todos Santos; 369.1 mm en San Antonio; 348 mm en El Pescadero; 326.8 mm en San Antonio; 324.3 mm en La Ribera; 309 mm en El Triunfo; 228.5 mm en El Sargento; 199 mm en La Paz; y 40 mm en Puerto Adolfo López Mateos.

En la siguiente y última entrega descubriremos cuáles son los ciclones tropicales más fuertes y recientes en Baja California Sur, así como datos interesantes en cuanto a lluvia y viento. No te pierdasla próxima entrega de Vientos Huracanados.

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AVISO: CULCO BCS no se hace responsable de las opiniones de los colaboradores, ésto es responsabilidad de cada autor; confiamos en sus argumentos y el tratamiento de la información, sin embargo, no necesariamente coinciden con los puntos de vista de esta revista digital.




Los 10 huracanes más impactantes en la historia de BCS (I)

FOTOS: Internet.

Vientos Huracanados

Por Jorge Alberto Garza Cossío “MetMEX”

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). La posición geográfica en la que Baja California Sur se ubica —en la parte sur de la península de Baja California—, la hace especial para el registro de fenómenos meteorológicos extremos tales como sequías, olas de calor, heladas, tormentas severas, y lo más importante: el embate directo de los ciclones tropicales. En este artículo te presentamos la primera de tres partes sobre los diez huracanes más poderosos en la historia de BCS.

¿Sabías que Baja California Sur es el Estado de México con el mayor número de impacto directo de ciclones tropicales (depresiones tropicales, tormentas tropicales, huracanes), y Los Cabos el municipio con el mayor impacto de estos fenómenos? De 1950 hasta el 2018, BCS tiene en sus registros 26 huracanes tocando tierra y 34 tormentas tropicales, esto da un total de 60 ciclones tropicales (sin tomar en cuenta a las depresiones tropicales por lo que el número se elevaría hasta 90 impactos).

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La temporada de ciclones tropicales en el océano Pacífico Nor-Oriental inicia oficialmente el 15 de mayo y finaliza el 30 de noviembre, aunque no es de sorprender que ciclones tropicales se formen los primeros días de mayo, o que aún se mantengan activos los primeros días de diciembre. El registro adecuado de los ciclones tropicales en el Pacífico inició en 1949 por Estados Unidos, trabajo que sigue realizándose por parte del Centro Nacional de Huracanes de Miami, Florida (NHC – National Hurricane Center, por sus siglas en inglés).

Esto no quiere decir que antes de 1949 no se haya tenido afectación, de hecho, existen algunos registros y anécdotas de ciclones tropicales en las décadas de 1910 y 1920, incluso se habla de que en el año de 1793 la construcción de la Misión de San José del Cabo Añuití fue destruida por una inundación que pudo tener relación con un ciclón tropical, o el posible ciclón a mediados de octubre en 1697 que hizo que uno de los dos botes que salieron de las costas de Sinaloa hizo que tardara hasta un mes en llegar a las costas de Baja California Sur debido a los daños que sufrió la embarcación.

Dicho todo lo anterior, comenzaremos a presentarte una lista de los ciclones tropicales más importantes en la historia de Baja California Sur. Es importante señalar que algunos de éstos carecerán de ciertos datos como variables meteorológicas o datos estadísticos en cuanto a daños en aquellos antes del año de 1949.

El huracán sin nombre de 1918

Importante ciclón tropical que impactó Baja California Sur dejando 25 muertes, la mayoría en San José del Cabo; importantes daños en la ciudad de La Paz; así como lluvia estimada de 20 pulgadas (508 mm) en El Triunfo. Se desconoce la intensidad real del ciclón tropical por falta de variables meteorológicas en tierra. En este enlace puedes encontrar más información.

Huracán de Cabo San Lucas (1941)

El huracán de Cabo San Lucas en 1941 es considerado como el peor ciclón tropicalen afectar Cabo San Lucas. El huracán fue reportado por primera vez el 8 de septiembre a las afueras de las costas de México. Su movimiento de traslación era lentamente al Noroeste mientras incrementaba su intensidad. Para el 9 de septiembre alcanzó la intensidad de una tormenta tropical con una presión mínima central reportada de 1001.4 hPa.

Su movimiento de traslación continuó siendo muy lento entrando al Golfo de California. Finalmente tocó tierra en el municipio de La Paz con vientos sostenidos de 135 km/h como un huracán categoría 1 en la escala Saffir-Simpson. De acuerdo con los registros, el huracán permaneció afectando la entidad hasta que se degradó el 13 de septiembre.

El huracán dejó 15 muertos a lo largo de BCS y muchos más quedaron heridos. El puerto de Cabo San Lucas fue arrastrado y destruido por las fuertes lluvias. El huracán destruyó la empacadora de atún. En general, este ciclón tropical es considerado uno de los peores en destruir la ciudad. Al poco tiempo de su impacto en la localidad todas las actividades que se realizaban cercanas a Cabo San Lucas cesaron, y durante la Segunda Guerra Mundial estaba prácticamente abandonada, poco tiempo después de la guerra, la mayoría de los edificios destruidos por el huracán fueron reconstruidos. Después del este evento metereológico, Cabo San Lucas fue reubicado 1.6 kilómetros tierra dentro para evitar que sufriera daños por futuros huracanes.

Los fuertes vientos y las lluvias afectaron la parte centro y sur de Baja California Sur durante 48 horas, durando hasta el 12 de septiembre. Los fuertes vientos destruyeron las colonias más pobres en La Paz y pueblos cercanos. Santiago y El Triunfo fueron totalmente destruidos. Las fuertes lluvias destruyeron caminos por toda la península y dejó a miles sin hogar. Algunos acumulados de lluvia registrados con el paso de este fuerte huracán: Cabo San Lucas, 329.5 milímetros; San José del Cabo, 345 mm; Santiago, 103.8 mm; y La Paz, 26.8 mm.

Olivia (1967)

Olivia se formó como depresión tropical el 6 de octubre de 1967 a más de 1,500 km al sur de las costas de BCS. El 9 de octubre mientras seguía su movimiento de traslación al Oeste e luego al Oeste-Noroeste logró convertirse en tormenta tropical.Tocó tierra como tormenta tropical entre el 11 y el 12 de octubre un poco al Sur de Puerto Chale, en el municipio de La Paz; por sus fuertes vientos en altura, cruzó la península saliendo por la isla San José. El 13 de octubre, se convirtió en huracán categoría 1 mientras se encontraba en el Golfo de California, su movimiento de traslación fue al Norte y luego al Noroeste bordeando las costas del municipio de Loreto. Debido a su pequeño tamaño y a las temperaturas favorables en la superficie del mar en el golfo, Olivia logró ser un huracán categoría 3 por seis horas con vientos sostenidos de 201 km/h. Con esa misma intensidad tocó tierra por segunda ocasión en BCS, esta vez lo hizo en el municipio de Mulegé entre el 13 y 14 de octubre. Aunque no se reportan daños materiales, si dejó 61 muertos tras su paso por el Estado.

Lluvias acumuladas por el huracán Olivia: Loreto 105.5, mm; San José del Cabo, 44 mm; El Triunfo, 23 mm; Mulegé, 20.1 mm; San Ignacio 20 mm; y La Paz, 3.8 mm.

Este mes, no te pierdas la segunda y tercera parte de este artículo, con el recuento de los huracanes más poderosos en la historia de Baja California Sur.




A un siglo del huracán de 1918. Crónica de una catástrofe en BCS (I)

FOTOS: Archivo Histórico “Pablo L. Martínez”.

Colaboración Especial

Por Luis Domínguez Bareño

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). En Baja California Sur es cosa común el acercamiento y paso de ciclones tropicales durante el verano e inicio del otoño, éstos tienen gran influencia sobre las condiciones de vida en el agreste y seco medio peninsular; sin las lluvias que aportan difícil sería mantener núcleos poblacionales, son de un gran beneficio. Desgraciadamente, cuando el sudcaliforniano no toma las medidas pertinentes, es cuando estos benefactores pueden trocarse en desgracias, donde los beneficios pueden ser menores a los daños y, lo más lamentable, esos daños pueden significar la pérdida de vidas humanas.

Los ciclones tropicales son de los eventos meteorológicos de mayor capacidad destructiva en nuestro planeta, pues llegan a combinar lluvias torrenciales con vientos intensos, además de inmensas marejadas que pueden destruir pueblos y ciudades en la línea de costa cercana al impacto. El principal factor para medir la intensidad de un ciclón es, básicamente, la fuerza de los vientos que sostiene cerca de su centro. Recordemos que los huracanes en el hemisferio norte hacen el giro sobre su eje en sentido contrario a las manecillas del reloj, este giro provoca que la zona central del sistema forme un espacio bien definido de baja presión, con ausencia de nubes y en calma, denominado ojo; esta es la zona nucleogenética de los ciclones pues controla el movimiento del ciclón y participa en su mayor parte de la “absorción” de calor necesario que asciende y se distribuye por todo el ciclón, incrementando su potencia.

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Uno de los más potentes y desastrosos ciclones que han tocado el sur de la península californiana —hoy Baja California Sur—, fue el ciclón que golpeó el llamado Distrito Sur de la Baja California del 15 al 17 de septiembre de 1918, hace exactacamente un siglo. Después del ciclón Liza de 1976, es éste ciclón sin nombre del año de 1918, el segundo ciclón que ha dejado más víctimas a su paso por estas tierras pues se habla que fueron 25 víctimas mortales en San José del Cabo, una víctima en San Antonio y una en Pescadero, además de varios desaparecidos en el mar.

Históricamente hay poca información sobre los ciclones en nuestra media península, yéndonos más atrás, unos 30 años en el tiempo, es muy complicado conocer las tormentas tropicales y ciclones que nos han afectado; ha faltado una socialización del conocimiento en este aspecto. El Gobierno de México desde finales del siglo XIX tiene un área de meteorología que atiende e informa sobre este tipo de fenómenos pero, desgraciadamente, la información no llega al común de la población a veces ni en el momento mismo de su generación; cuando el fenómeno está en desenvolvimiento y ponen en peligro a la población, mucho menos se ha hecho la historiación y difusión social de los datos. Contrario a ese auto desprecio de los hechos en nuestro país, han sido los Estados Unidos los que mantienen un registro consecuente de las tormentas tropicales y huracanes en nuestra zona del Pacífico Nororiental. Para efectos de enriquecer este trabajo sobre el huracán de 1918, hemos echado mano del importante informe que sobre el mismo escribió en el Monthly Weather Review, Franklin G. Tingley, meteorólogo de la National Oceanic and Atmospheric Administration (NOAA) y que se publicó en Washington durante enero de 1919.

Tingley afirma que fue durante los días del 14 al 17 de septiembre de 1918 en que este huracán surcó las aguas del Pacífico Mexicano, internándose a la media península por San José del Cabo y continuando hacia el norte, pasando por tierra muy cerca de La Paz, trayectoria que dibuja Tingley en el mapa que se muestra en las imágenes anexas, y en la cual se aprecia un recorrido muy parecido al del muy recordado y reciente potente huracán Odile. Tingley recoge los informes de dos embarcaciones que se encontraron al huracán de 1918 en mar abierto. El primer navío que cita información es el del barco Delagoa, de bandera danesa y un peso de 3, 541 toneladas. El informe de ese primer encuentro que hace el capitán Hansen es transcrito por Tingley para documentar su informe. En ellos da cuenta el capitán que se encontraron con el huracán en 19° grados latitud Norte y 106° longitud Oeste,  estas coordenadas son en mar abierto a unos 170 kilómetros al oeste del puerto de Manzanillo, Colima.  El 14 de septiembre desde el Delagoa comenzaron a sentir la elevación del oleaje de rumbo Este Sureste y para la medianoche el viento ya se incrementaba a casi 20 km/h; en la madrugada del día 15 el viento del Noreste fue en incremento hasta llegar a los 100 km/h, con la nubosidad y lluvia característica del acercamiento de un ciclón; para las seis de la mañana el viento ya rebasaba los 120 km/h, lo cual colocaba al barco bajo los efectos de un huracán en toda su magnitud.  En punto de las 8 de la mañana el viento fuerte siguió aumentando, por la descripción que hace el capitán de estar bajo “un huracán violento” debemos suponer que era un huracán mayor, de lo que hoy se conocería en la escala de huracanes Saffir-Simpson como un Categoría 3 por lo menos. Señala el informe que el mar subió increíblemente del Sureste, los chubascos eran torrenciales con olas que rompían muy alto y el barco estaba totalmente a la deriva recibiendo severos golpes del agua en el casco de la nave. Para las 10 de la mañana notaron que, el centro del huracán, les pasaba por el Este, dirigiéndose dicho fenómeno rumbo al Norte; ésto les dio pie a intentar dirigir la nave hacia el Sur para escapar de la tormenta, el viento comenzó a cambiar de dirección, primero viniendo del Norte y noroeste, para después soplar al Oeste, y a la una de la tarde del Suroeste. En este tiempo se registró la presión mínima de 975 hectoPascales, lo cual es característico de un huracán categoría 2, aunque la medida que determina hoy en día la clasificación de la intensidad de un huracán es la fuerza de sus vientos.

Hubo otro barco que se encontró cerca del huracán y reportó algunos datos, fue el Ciudad de Para, el cual cubría la ruta del canal de Panamá hacia San Francisco; cuenta su capitán G. McKinnon que el 16 de septiembre se encontraban en 22° latitud Norte y 110° longitud Oeste, esto es a unos 100 km al Sur de Los Cabos; los efectos que ellos sintieron en la noche del 16 al 17 de septiembre fueron una presión atmosférica de 993 Hpa. y un viento de 80 km/h del Oeste-Noroeste. Esto es que el huracán pasó al lado de derecho (Este) de la embarcación, por la trayectoria del ciclón que era hacia el Noroeste y que la parte más potente del ciclón ya había tocado el Sur de la península bajacaliforniana. El barco Ciudad de Para no sintió el golpe del huracán desde todos los cuadrantes, es decir no estuvo tan cerca del centro del ciclón como el Delagoa, más sin embargo alcanzó a ser golpeado por el cuadrante suroeste del ciclón con una fuerza de tormenta tropical. Como diríamos en el argot choyero sobre ciclones, les tocó la pura “colita”.

Estos interesantes datos de la navegación marítima nos sirven para conocer en gran medida de la potente dimensión del huracán, el cual comenzó a golpear San José del Cabo con toda su furia durante la tarde del día 16 de septiembre para durante la madrugada enfilarse sobre tierra hacia la ciudad de La Paz. Aquí es importante compartir el informe que envió a su país el consul estadounidense B.F. Yost, quien se encontraba en Santa Rosalía, según mis rudimentarios conocimientos del idioma, traduciendo el informe citado la narración sería la siguiente:

El mayor daño hecho en La Paz es para las embarcaciones; cada barco en la bahía fue volado sobre la playa, más o menos todos fueron dañados y unos totalmente arruinados. Como La Paz es principalmente comunidad marítima, muchas personas tenían todos sus ahorros invertidos en pequeños balandros usados en el cabotaje. algunos de estos navíos  fueron totalmente destruidos, mientras los otros que quedaron ha sido imposible de repararlos hasta ahora debido a la ausencia total de los materiales necesarios, como la estopa, hojas de cobre, y clavos de cobre.

El resultado es que la mayor parte de los navíos están todavía sobre la playa y en espera de ser reparados antes de que puedan ser puestos a flote de nuevo. El daño en La Paz y sus alrededores probablemente alcanzará un total de 200,000 pesos. El viento del Norte y el Noreste fue el que hizo el mayor daño. El vapor americano Sun Gabrien, en marcha para La Paz sobre aquel tiempo, con una carga general grande, ha fallado en llegar, según cuentan los periódicos. Otro vapor americano, el Coos Bahia, con rumbo hacia San Francisco, es dado por perdido con todo a bordo. Otros navíos que habían sido reportados perdidos, gradualmente se ha estado teniendo noticias de ellos.

Los informes de San José del Cabo indicarían que la tormenta fue sumamente severa allí. Pequeños arroyos se hicieron torrentes furiosos, arrasando todo en su camino y dejando casas y árboles en el mar. Muchas personas perdieron sus vidas ahogados o por caída de árboles, el número de muertos hasta ahora se considera que es de 25. San José es el centro de la industria de caña de azúcar, cuya cosecha sufrió un daño considerable; otras cosechas han sufrido en la misma proporción. Las comunidades de Santiago, Miraflores, y San Bartolo fueron golpeadas con severidad por la tormenta, aunque ninguna muertes haya sido reportada de aquellos sitios. Sin embargo, mucho daño fue hecho a las cosechas recientes. En El Triunfo la tormenta era claramente menos violenta, pero aproximadamente 20 pulgadas de precipitación fueron cuantificadas. Muchas casas fueron arruinadas y la mayor parte de los techos volaron. Casi todos los edificios sufrieron algún tipo de daño.

De toda la información disponible, es fácil de afirmar que la tormenta parece haber sido limitada a la parte del Sur de la península, que fue muy dura, como huracán, en el Distrito de San José del Cabo, y probablemente alcanzó gran fuerza en alguna distancia en el mar adentro. Esto alcanzaría una muy pequeña parte al noreste y al oeste de La Paz. Los efectos de la tormenta en Mazatlán, Altata, y Guaymas no fueron tan sensibles, pero una marejada y viento pesada del sudoeste fue sentida.

En Santa Rosalía muy poco viento fue registrado, y éste nunca alcanzó la velocidad de una tormenta. Una marejada pesada del Sureste ha continuado durante dos días sin hacer cualquier daño material, excepto el lado de un pedazo de muelle de la Compañía Boleo que embarca en esta parte del Golfo fue algo trastornada. Se pensaba que 11 barcos alemanes que navegaban cerca, y fueron anclados en Santa Rosalía, podrían sufrir daño, pero ellos soportaron la corriente marina en buenas condiciones.

El daño total causado en el área afectada por el ciclón, sin contar los barcos perdidos en el mar, puede ser estimado en aproximadamente medio millón de pesos.