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El patrimonio histórico cultural de La Paz

Todas las fotos son de la fototeca del Archivo Histórico “Pablo L. Martínez”.

Colaboración Especial

Por Elizabeth Acosta Mendía

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). Para valorizar el patrimonio histórico cultural de La Paz, es necesario formular un inventario actualizado de los elementos considerados en este rubro.  De igual forma, falta conocer la historia de los edificios y monumentos antiguos, y todo lo que ello conlleva, por ejemplo, el estilo arquitectónico, tipo de construcción, régimen de propiedad, fecha de construcción, modificaciones o alteraciones en su interior o exterior, características y estado de conservación. Los edificios y monumentos son imágenes de una ciudad, son símbolos de la historia y de la identidad, son el puente del pasado con el presente y sin duda alguna, forman parte del acervo cultural de una ciudad.

De acuerdo con la Ley Nacional de la materia, son considerados monumentos históricos los edificios construidos para utilizarlos con distintos fines, cronológicamente, de 1521 hasta el año de 1899. En este sentido, no están considerados otros valores del patrimonio cultural antes y después de este período. En Baja California Sur, los monumentos más antiguos son las edificaciones misionales establecidas por los jesuitas franciscanos y dominicos. No obstante ser un Estado joven y que sus poblaciones surgieron a fines del siglo XIX y principios del siglo XX, la mayor parte de sus construcciones no son consideradas por la citada ley. Sin embargo, los edificios y construcciones edificadas en las primeras décadas, son parte del patrimonio cultural del Estado, pues están ligados al devenir cotidiano de los acontecimientos más sobresalientes de la historia de la región.  De ahí la vital importancia de conocer mucho más acerca de ellos.

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El objeto de estudio de la historia es el ser humano y la sociedad. Por ello, la historia tiene una función básica con la comunidad que es proporcionarle, desde su perspectiva, una visión de su pasado para así lograr conceder su presente. Es función del historiador, la de difundir el pasado y sus raíces a la comunidad sudcaliforniana. En este contexto, no es sólo indagar sobre el conocimiento de la historia de Baja California Sur, a través de la crónica de sucesos, centrándose en la memorización de fechas, lugares y nombres de personajes, sino en sus procesos históricos; sus diversas facetas, sus ciudades, pueblos, personajes, instituciones, edificios, monumentos, problemáticas, actividades económicas, políticas, sociales, culturales, deportivas, etcétera.  Es decir, la historia debe propiciar la concientización de la comunidad y sus integrantes.

Sus habitantes —en forma especial, las nuevas generaciones— al conocer la importancia y el valor que poseen tendrán elementos suficientes para identificarse con ellos y sentirse orgullosos y los tomarán como parte suya, es decir, tendrán conciencia histórica de su pasado, de sus antecesores, de sus instituciones y organizaciones.  Así lograrán satisfacer su necesidad de arraigo y de identidad, no sólo nacional sino local y sobre todo en La Paz, que es una ciudad aislada con el resto del país.

Sin embargo, acaso sabemos ¿cuántos monumentos y edificios históricos existen en nuestra ciudad? ¿Cuántos han desaparecido, por desastre natural como los incendios o intencionalmente para dar cabida a otro edificio más moderno? ¿En qué consiste el Patrimonio Histórico-Cultural del Municipio de La Paz? ¿Existe alguna Ley o reglamento que regule si se debe modificar o alterar los edificios públicos o privados? Estas son sólo algunas preguntas que nos planteamos para saber en qué condiciones se encuentra el patrimonio histórico cultural de La Paz.

Leyes y reglamentos

Durante el siglo XX, el Gobierno de la República decretó varias leyes sobre  la conservación de monumentos  históricos y objetos históricos y artísticos, inclusive en la de 1972 se estipuló que el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) era el organismo competente para planificar y conservar el patrimonio histórico-cultural de México.

En este decreto se mencionaba como patrimonio cultural al “conjunto de bienes y expresiones artísticas e intelectuales desarrolladas en la entidad; la suma de obras de relevancia histórica, estética, arquitectónica, urbanística, científica y tecnológica; el compendio de manifestaciones y prácticas sociales significativas desde el punto de vista de los valores y tradiciones populares, así como los bienes y zonas paleontológicas, arqueológicas, históricas y naturales de importancia para los habitantes del estado”.

En el caso concreto de BCS, en el año 1985 se realizó el levantamiento físico y de investigación para la elaboración del Catálogo Nacional Monumentos Históricos Inmuebles de Baja California Sur, también se hicieron en otros estados de la república, publicado  por el mismo INAH, la Secretaría de Educación Pública, el Programa  Nacional de las Fronteras y el Gobierno del Estado.

El objeto del  catálogo fue, en ese momento, proporcionar y enriquecer el conocimiento del patrimonio histórico “arquitectónico” y saber  cómo está conformado dicho patrimonio  y cuáles son sus características.  Este un elemento importante para tener en cuenta una primera evaluación de lo que se puede considerar como monumentos e inmuebles históricos.

En dicho catálogo se levantaron un total de 205 fichas de inmuebles históricos,  de las cuales correspondieron a los cuatro municipios en esa fecha serían Comondú, Mulegé, La Paz y Los Cabos. Los inmuebles considerados se tomaron en cuenta a la fecha de su construcción, a partir del siglo XVIII hasta la tercera década del siglo XX. Es de mencionarse que al ser un proyecto elaborado  desde la Ciudad de México, hubo un desconocimiento de una gran cantidad de edificios que no fueron considerados inmuebles históricos.

Hoy en día, algunos de estos inmuebles inventariados en 1985, se encuentran abandonados, descuidados e incluso algunos demolidos para dar entrada a una construcción modernista. Otros que no fueron tomados en cuenta han desaparecido total o parcialmente. En esos espacios han surgido una serie de negocios de diversa índole.  Inclusive edificios oficiales se encuentran en la actualidad ocupados como oficinas.

Ley en la congeladora

Ante estos ejemplos de destrucción que han hecho las autoridades para el rescate  de los inmuebles, ya sean públicos o privados que todavía permanecen de pie, el 4 de noviembre del 2008 el Poder Ejecutivo envió a consideración del Congreso del Estado, la iniciativa de ley denominada Ley  para el Desarrollo Cultural del Estado de Baja California Sur, para su ratificación y publicación correspondiente. En ella se expone la importancia del patrimonio cultural, desde el punto de vista jurídico, se entiende de como una rama del derecho cultural que regula la investigación, protección, conservación, restauración, recuperación y uso de los bienes culturales muebles e inmuebles valiosos y los espacios en que se encuentran, así como los objetos singulares creados y legados históricamente por la sociedad a través de su evolución en el tiempo.

Son pues, estos conceptos, los que se plasmaron en la referida iniciativa de Ley que aún permanece atorada o congelada y se insiste en reafirmar en la iniciativa que la protección, la promoción, y el mantenimiento de la diversidad cultural son una convicción esencial para el desarrollo sostenible en beneficio de las generaciones actuales y futuras.

Se dice también, que la cultura constituye una dimensión fundamental del proceso de desarrollo y contribuye a fortalecer la independencia, la soberanía y la identidad de las naciones. Se reconoce que el patrimonio cultural que además de lo edificado, se integra por los usos, representaciones, expresiones, conocimiento y técnicas de cada comunidad, toda vez que nuestra entidad posee una riqueza natural que se manifiesta en tradiciones, costumbres, historia, monumentos, es decir, en servicios y bienes culturales, tangibles e intangibles de valor incalculable.

Ante este panorama actual, resulta  imperativo desahogar y activar la presente iniciativa que se encuentra durmiendo en los sueños de los justos porque es urgente implementar una política implementada por los principios de democratización, regionalización, eficacia, participación y respeto que fortalezca nuestra entidad, reduzcan el fenómeno de transculturización, y estimule las manifestaciones culturales de BCS ejerciendo estrategias acurdes con las exigencias del presente siglo que permita dar respuesta a las necesidades propias del Estado y sus municipios con el compromiso de preservar su entorno histórico.

En la actualidad se carece de un compromiso para la protección del patrimonio cultural tangible, ya sea arquitectónico o de otra índole, para preservar la imagen rural y urbana que es motivo de orgullo para Baja California Sur, que sea un ejemplo protegiendo y respetando siempre la propiedad pública y privada, y respetuosa de las diferentes esferas de gobierno y sus respectivas competencia como son el Municipio y la Federación.

En los últimos años, mucho se ha comentado en diferentes medios de comunicación la importancia y el objeto de esta ausencia legal que propicie las mejores condiciones para todos los factores, pero sólo hemos encontrado un grupo de investigación de la UABCS preocupado por el ordenamiento, preservación y protección del patrimonio histórico a través del doctor Gilberto Piñeda Bañuelos, quien en diferentes foros ha manifestado la pertinencia de contar con el instrumental adecuado para este punto en comento. Ninguna asociación civil, organismo camaral, profesor, arquitecto, ingeniero o arqueólogo, se ha interesado por el rescate del patrimonio. Ello es de vital importancia promover el surgimiento de organismos y comisiones que se integren y se interesen en la preservación del patrimonio histórico cultural, de las ciudades, pueblos y del Estado en general.

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AVISO: CULCO BCS no se hace responsable de las opiniones de los colaboradores, esto es responsabilidad de cada autor; confiamos en sus argumentos y el tratamiento de la información, sin embargo, no necesariamente coinciden con los puntos de vista de esta revista digital.




Revelan hallazgos en pinturas rupestres de BCS: la serpiente monumental de San Borjita

FOTOS: Senda Rupestre.

El Beso de la Mujer Araña

Por Modesto Peralta Delgado

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). Serpiente monumental: así denomina el doctor en Historia, Jorge Luis Amao Manríquez, al descubrimiento hecho en la cueva de San Borjita. Ubicada al extremo Norte del Estado, junto con San Franciso y Guadalupe, forma parte de las más afamadas pinturas rupestres de Baja California Sur, y quizá de todo el continente americano. Según algunos estudios, estas pinturas y petrograbados datan de hace más de 7 mil 500 años y en buena medida siguen siendo un misterio por develar. Sin embargo, en exclusiva para CULCO BCS, el también catedrático comparte resultados de sus estudios, mismos que apuntan a revivir otro enigma: la hipótesis de que los primeros habitantes de la península de Baja California provendrían de Oceanía.

Jorge Amao Manríquez nació en La Paz, BCS, en 1953. Es profesor investigador de la Universidad Autónoma de Baja California Sur (UABCS), donde ha impartido diferentes materias, entre ellas Historia de México e Historia de BCS. Entre sus publicaciones, destaca su libro  Mineros, misioneros y rancheros de la Antigua California. Fue jefe del Archivo Histórico “Pablo L. Martínez” y también director del Centro Regional del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) en BCS, cargo que ocupó por más de veinte años. Actualmente es docente en la UABCS y su actividad académica se orienta al estudio de las pinturas rupestres de la península de Baja California.

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Por primera vez, el investigador da a conocer públicamente los resultados de su investigación, donde destaca la forma de la serpiente monumental en San Borjita, misma que estaría camuflada —como los reptiles reales—, pero donde se descubren también otras figuras interesantes, entre ellas el Dios de un solo pie. Lo que llama la atención de estas interpretaciones, es que los chamanes personificados allí, tienen semejanza con los de Melanesia, ésto significa que pudiera regresarse la mirada a una hipótesis que se creía superada: que los antiguos pobladores de América llegaron de estas islas de Oceanía. A continuación, la entrevista íntegra con don Jorge Amao Manríquez.

¿Qué figuras ya están identificadas en las pinturas rupestres de BCS, y qué se sabe de cuándo y quiénes las pintaron?

Los sitios que albergan las pinturas rupestres de la península, por lo general, se encuentran en cuevas, covachas y paredones de  las sierras de la península, principalmente San Borja, San Francisco, Guadalupe y La Giganta. Casi siempre de difícil acceso. Algunas de estas manifestaciones se relacionan con los petrograbados o están formalmente vinculados a ellos en la construcción de los relatos que éstos contienen, relatos que los estudiosos del tema debemos descifrar a través de diferentes métodos, lo cual requiere de un esfuerzo de construcción bastante complejo pero en el que están presentes diferentes disciplinas como la llamada historia del arte, la arqueología, la etnografía,  antropología, sociología, filosofía, la botánica y todas aquellas ramas del cocimiento posibles para este tipo de indagaciones. Las pinturas contienen diferentes temas y fases constructivas, de tal manera que las más antiguas se encuentran cubiertas por diferentes capas formales de pinturas. Saber su correspondencia a un tiempo determinado resulta  sumamente difícil, sin embargo, algunos investigadores han realizado algunos fechamientos aislados entre los que destaca uno de 7 mil 500 años de antigüedad para una figura humana pintada en la bóveda de la cueva de San Borjita, en la sierra de Guadalupe, cerca de la antigua Misión de Mulegé. Gracias al esfuerzo de diferentes estudiosos del tema se ha logrado identificar gran parte de las formas que se muestran en los sitios, sin embargo, estoy convencido que todo lo estudiado hasta ahora, aunque es muy importante, es poco respecto a lo que queda por indagar. En ese sentido, las instituciones culturales del país como el INAH y las universidades de la región deben orientar recursos para la atención de ese patrimonio de los mexicanos.

Usted descubrió la figura monumental de una serpiente en las pinturas de San Borjita, al Norte de BCS. ¿Qué se sabía de estas pinturas rupestres y nos puede describir de manera general este hallazgo?

Esa forma la encontré por primera vez en San Borjita en 2017. Ningún investigador ha dado cuenta de ello. Hasta hoy es prácticamente inédita, pues su registro no ha sido publicado por ninguna revista o periódico. Esta sería la primera vez. Se trata de una forma serpiente monumental, pienso que es una de las formas serpentinas más grandes que se han descubierto en México. Como todas las serpientes está camuflada en la pared rocosa y esto dificulta su identificación, pues se combina con numerosos petrograbados que se asocian a ella, al tiempo que también contribuyen a su expresión formal. Desde mis interpretaciones, esta gigantesca serpiente se relaciona a la Creación de un mundo de hombres, peces, tortugas, mamíferos marinos y terrestres. Es la lectura de uno de los  relatos más antiguos de la creación. Esta forma expresa un sistema de creencias pero también los mitos de Creación que de manera universal comparten todas las culturas. Es una forma que, de acuerdo a mi interpretación, se relaciona con el Sol y la Luna, la renovación del tiempo, el agua y la fertilidad. La forma serpiente —como todas las serpientes—, al camuflarse se oculta, de ahí que su observación no sea fácil; además que por su forma monumental no te percatas que tú estás en el cuerpo de la serpiente y ella te observa. Su tamaño  monumental te impide que la identifiques con facilidad. Esta forma monumental también la tengo ya identificada en la sierra de San Francisco y La Giganta. Esta última es la más grande de todas. Su presencia denota un relato común, un símbolo de continuidad durante milenios.

Sabemos que es difícil explicar todo, pero díganos, ¿qué elementos importantes encuentra en este hallazgo en cuanto a figuras y posibles significados?

La serpiente monumental que encontré en San Borjita aparece en todas las culturas. Se vincula a un relato de la Creación y la renovación del tiempo. De acuerdo a lo que yo planteo, se relaciona con una deidad muy antigua que he identificado como el Dios de un solo pie, cuyo culto ceremonial se realizaba en el mes de noviembre, hacia la llegada de la Luna Nueva. Este ceremonial también se relaciona con Ibo: el Sol. Ibo fue un personaje de la antigüedad y los indígenas de los primeros contactos aún conservaban su memoria. Este mismo culto, pienso que es el que también se relaciona con el ceremonial de El Hombre que bajó del cielo, El Gran Espíritu o El Visitador, del que dan cuenta numerosas crónicas misionales realizadas por diferentes autores jesuitas. El Dios de un solo pie fue documentado durante la estancia de Eusebio Kino en San Bruno —muy cerca de Loreto—, en el año de 1683. Debo señalar que los mitos de origen son construcciones del pensamiento que se van modificando a lo largo del tiempo pero que, sin embargo, su núcleo permanece. Mi encuentro o descubrimiento de la forma serpiente se facilitó entre otras muchas cosas por el estudio de las fuentes etnográficas, principalmente  las relacionadas con los mitos que devienen en lo que yo llamo para objeto de mis indagaciones lo real maravilloso de la península de California, que es a final de cuentas un patrimonio tangible que se puede observar como una ventana al pasado, que muestra creencias antiguas donde se guarda la impronta de un hombre vinculado a la magia, lo sagrado y eso que nosotros llamamos milagroso. Esas expresiones son dadas en formas monumentales, pero en paisajes que tendrían la consideración de lo sagrado. Ahora mismo, precisamente, estoy haciendo una consideración muy importante en mis indagaciones: la sierra de La Giganta no se llama así porque en ella hayan vivido gigantes como lo registraron los jesuitas, sino porque ahí la forma serpiente se expresa  monumental en el perfil del pico principal en asociación con el planeta Venus, desde la consideración de lo sagrado, en este caso desde la observación de un sitio ritual.

Hasta el momento, con base en lo descubierto ¿qué hipótesis plantea? ¿Se cuenta una cosmogonía, una forma de organización, etcétera?

Las hipótesis que planteo se relacionan con una interpretación en la que los chamanes son los depositarios de la complejidad de formas del pensamientos muy antiguos. Estos personajes eran portadores de una parafernalia que, de acuerdo a mis indagaciones, tiene sus registros en las islas más septentrionales de la Melanesia (Oceanía). Este registro, que alude al uso de una enorme capa de cabellos la encontré en un dibujo que fue exhibido en el Museo de Arte de Nueva York. Fue una fuente de información muy valiosa, pues a partir de ese registro y otros datos, doy cuenta de una tradición pictórica vinculada a los chamanes peninsulares que portaban una parafernalia común a los indígenas de estas islas, lo cual, a su vez, plantea de nuevo, la añeja polémica del poblamiento de América por grupos provenientes de estas islas de la Melanesia. El chamán es el personaje central que de acuerdo a mis indagaciones se “transformaba en venado” o en otro animal; orientaba las cacerías, pesca, llevaba el calendario ritual que convocaba a sus dioses, etcétera. Las figuras son representaciones de sus mitos de Creación, y quien los conoce y enseña es el chamán.Podría decir que mis interpretaciones son desde una observación de segundo nivel, en donde la mirada del historiador es desde la observación del chamán.

¿Qué correspondencia se encuentra entre estas figuras y las de otros grupos indígenas del México Precolombino (o de otros lugares)? ¿Permite establecer algún tipo de relación o de contacto?

El relato del que se da cuenta en la fase pictórica —pienso que una de las más antiguas— de San Borjita, alude al acto o los actos de Creación común a todas las culturas. Este acto creativo lo encontramos en todas las culturas y en muchas de ellas la forma serpiente se relaciona con una de las deidades fundamentales de la Creación. En esa tradición encontramos en Mesoamérica a Quetzalcóatl, un Dios antiguo negado a los territorios peninsulares del septentrión americano. Yo no planteo de ninguna manera que la Gran Serpiente de San Borjita sea Quetzalcóatl, pero sí bosquejo la hipotésis de que esta forma serpentina pudo cruzar el Golfo a través de la cadena de islas que están en la parte centro-norte de la península, y de ahí trasladarse a través de los muchos flujos de intercambio que se fueron construyendo; o a la inversa: que llegó desde aquellos lejanos territorios. Por otra parte, pudo ser un desarrollo autónomo propio de grupos meramente locales. Como quiera que sea, esta construcción formal es por sus enormes dimensiones, su factura, trazos, composición, contenidos, situación geográfica y paisajística, una expresión de lo real maravilloso de esa región de México. Lo real maravilloso es también  por su relación con las creencias sobre lo sobrenatural, la magia de un mundo antiguo que llega hasta nosotros gracias a estos testimonios del hombre antiguo.

Tengo entendido que su hallazgo es producto de su doctorado. Pero ¿hace cuánto inició estos trabajos? ¿En qué disciplinas y métodos se apoyó?

Efectivamente, es producto de un doctorado que culminé en diciembre de 2017 en el Instituto de Investigaciones Históricas de la Universidad Nicolita. Como producto final, es parte de un largo aprendizaje y conocimiento de los sitios con pinturas rupestres, lo cual se me facilitó cuando fui director del Centro Regional del INAH en BCS. Es sumamente difícil que esta circunstancia se dé con facilidad entre algunos historiadores, de tal suerte que cuando tuve que elegir un tema, fue inicialmente un impulso, una emoción la que me llevó a estas indagaciones. A San Borjita había ido varias ocasiones, siempre en tareas de gestión cultural. Durante esas visitas observaba las pinturas tratando de comprender su despliegue sobre la pared de la cueva. Nunca observé la serpiente monumental, ni tampoco los acompañantes que iban conmigo, entre ellos Narciso Villavicencio, el guía de Harry Crosby y Enrique Hambleton que, como sabes, hicieron numerosos registros fotográficos del lugar. En cuanto a la metodología, esta investigación es la construcción de un ensayo de una historia regional sobre el tema, así podría caracterizarla. El método se fue construyendo a lo largo de la investigación, aprovechando el conjunto de ciencias y disciplinas disponibles. Quedan algunos pendientes en esa construcción, entre ellas las partes que pueden aportar la psicología y la sociología. El tema es una gran puerta al pasado en donde deberían concurrir todas las disciplinas. Mención especial merece el estudio del paisaje como parte de lo que yo menciono como lo real maravilloso, que es el espacio donde ocurre un continum.

FOTOS: Archivo personal de Jorge Amao Manríquez.

La interpretación de pinturas rupestres, ¿no es más bien un campo de arqueología y antropología que para la historia? En todo caso, ¿los historiadores se están limitando a campos de estudio?

En la actualidad, las indagaciones del pasado antiguo o remoto es campo de todas las disciplinas. Yo elegí desde hace varios años realizar investigaciones sobre ese tema por necesidad de entender una lectura, una sola que me ayudara a deletrear  una forma rupestre. En esa búsqueda encontré la serpiente monumental, no solamente en San Borjita, sino también en otros lugares de la península. Encontré otras formas que hablan de la complejidad de los hombres que poblaron esta región de México hace miles de años. Sus pensamientos eran comunes a los de otros hombres de otras regiones del mundo, y las pinturas rupestres están ahí para leerse como fuentes primarias, así, como documentos propios del historiador. Desde este oficio, se pueden construir novedades, como ésta de la que ahora hablamos. Algunos colegas se sorprendieron cuando comencé estos estudios, pero por otra parte recibí respaldos importantes, entre ellos del cuerpo académico del doctorado del Instituto de Investigaciones Históricas de la Universidad Nicolita que, debo decirlo, sin su apoyo y seguimiento no lo hubiera realizado. En ese ir y venir, Luis Etzrascani, Aníbal Angulo y el Director de Cultura de BCS  hicieron posible varios registros fotográficos que me han sido de gran utilidad para las diferentes interpretaciones que sigo construyendo.  Las fotografías que ahora interpreto y edito son de Etzrascani. En estos esfuerzos conté con el apoyo de la UABCS y también con la experiencia de mi paso por el INAH. Desde ahí, tuve oportunidad de acercarme desde hace varios años a ese patrimonio de lo  que yo llamo lo real maravilloso.

¿Cuál es su meta por descubrir o completar con este trabajo en San Borjita? ¿En qué trabaja en este momento?

Quisiera que mis hallazgos lleguen a los museos, al campo de la difusión, a la enseñanza de la historia. En este momento estamos preparando una exposición para el mes de noviembre en el Museo Regional del INAH y el Gobierno de BCS en La Paz. Por otra parte, continúo con el estudio de nuevas interpretaciones sustentadas en fuentes históricas del siglo XVII y XVIII, principalmente. Estoy atento de los avances de la arqueología, la antropología, y en fin, de todos aquellos conocimientos que contribuyan a la novedad sobre el tema.

Finalmente, ¿hay algo importante que deseé mencionar?

Para un historiador todo es importante. Lo difícil es discernir sobre las observaciones. Un ejemplo: la serpiente monumental de San Borjita la encontré después de una jornada agotadora ya muy  cerca de las tres de la mañana, en que ¡veía y veía una fotografía! A punto de cerrar la jornada, y ganado para el sueño, de pronto encontré una mirada fría, petrificada, era la serpiente que con su enorme cabeza me observaba fijamente, ondulante, amenazante, mostrando dos colmillos, uno más grande que el otro. Fue un momento de una emoción profunda, de esas que te hacen sentir tu piel, tus cabellos. ¡¿Cómo, cómo nadie la había visto si ahí ha estado siempre?! No la vieron muchos estudiosos, entre ellos una pionera, Bárbara Dalhgro, Javier Romero; tampoco Fernando Jordán; muchísimos arqueólogos, periodistas, antropólogos; Rufino Tamayo; hombres y mujeres que ya no están para saber de este hallazgo y que seguramente  algunos de ellos lo hubieran celebrado, particularmente Fernando Jordán, de eso no tengo la menor duda.

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El FUS y Loreto 70. Los movimientos que forjaron a Baja California Sur

FOTOS: Internet.

Tierra Incógnita

Por Sealtiel Enciso Pérez

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). La California del Sur ha luchado desde siempre por crear una identidad propia. A partir del siglo XX en que se estabilizan los procesos de poblamiento de nuestra tierra y se empieza la etapa de la industrialización de las principales cabeceras municipales, surge la imperiosa necesidad de promover el autogobierno por aquellos calisureños que conocían de primera mano las necesidades de estas tierras, así como las mejores formas de hacerla progresar. Este ímpetu regionalista fue lo que sentó las bases del movimiento que se llamó “F.U.S.” y el cual devino en la movilización “Loreto 70”.

El surgimiento del F.U.S. (Frente de Unificación Sudcaliforniano) no fue un hecho espontáneo. Desde muchos años antes de su integración habían surgido diferentes expresiones políticas en nuestro Territorio, sin embargo la mayoría eran de poca duración y sus propósitos se diluían una vez que finalizaban. Fue el 9 de julio de 1945 que surge en esta ciudad de La Paz, el Frente de Unificación Sudcaliforniano, teniendo su domicilio en el número 21 de la Calle Carlos M. Ezquerro, en la colonia Centro. Su lema fue “Liberación y progreso”. La directiva fundadora del organismo se integró por los siguientes ciudadanos: Francisco Cardoza Carballo, José H. Ramírez, Arturo Canseco Jr., Francisco Urcádiz, Jorge S, Carrillo, Francisco C. Jerez, Félix J. Ortega, Miguel L. Cornejo, Estanislao Cota y Félix Rochín C. El líder de este grupo fue el profesor y doctor Francisco Cardoza Carballo, quien conocía ampliamente las necesidades y carencias de los sudcalifornianos de los diferentes rincones de la entidad, puesto que en sus años de docente y estudiante de medicina había realizado largos recorridos por la geografía californiana.

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Es importante mencionar que todos los integrantes de la mesa directiva de este movimiento eran hijos de las familias aristocráticas de nuestra ciudad, quienes ansiaban regresar al poder político que les había sido arrebatado durante la época revolucionaria. Sin embargo, el deseo de obtener posiciones políticas tenía el objetivo de mejorar las condiciones de vida de los habitantes de nuestro territorio, el regresar la vida municipal, el que se reconociera el derecho de sus habitantes de elegir a su propio gobernador a través del plebiscito y que como principal característica que fuera “nativo” de estas tierras. Durante los cuatro años anteriores a la formación de este Frente, Baja California Sur estaba gobernando el general Francisco J. Múgica, quien desde la llegada a estas tierras emprendió una campaña de unificación de la sociedad civil en torno a la modernización de la entidad y estimuló la participación constante y decidida de sus pobladores en las actividades políticas y cívicas.

A 73 años, un gran paso

El general Múgica integró en su gobierno a varios de los ciudadanos que posteriormente aparecieron como fundadores del Frente, y siempre tuvo en gran estima las recomendaciones que éstos le hacían. Un evento de gran relevancia fue el que catapultó hacia las primeras esferas de la política nacional al F.U.S. J. Múgica les hizo entrega de su carta de renuncia a la gubernatura del territorio el día 7 de noviembre de 1945, y alentaba a sus dirigentes a que presionaran para que se nombrara a un gobernador nativo y con arraigo para estas tierras. Cuando hicieron llegar esta sorpresiva renuncia al presidente Manuel Ávila Camacho, toma en cuenta las peticiones de este grupo y decide nombrar al todosanteño José Agustín Olachea Avilés como el nuevo Gobernador del Territorio.

Al inicio de su gestión, el general Olachea hizo eco de las demandas del Frente y colocó en puestos de importancia a varios de los ciudadanos sugeridos por ellos, sin embargo con el paso del tiempo los fue sustituyendo a su arbitrio por lo que el F.U.S. perdió gran parte de la fuerza adquirida. Empero, durante los diez años que duró al frente del Territorio el general Olachea, el F.U.S. se convirtió en su gran aliado y ayudó al proselitismo político de los candidatos a presidentes Alemán Valdés y Ruiz Cortines, a cambio, el Gobierno Federal favoreció a nuestra entidad con progresos económicos, como fue la colonización y explotación en gran escala del Valle de Santo Domingo  y el Valle de San Juan de Los Planes. Dentro del F.U.S., en el año de 1947 fue sustituido el doctor Cardoza Carballo como dirigente por José H. Ramírez. Fue en el año de 1959 que el entonces presidente Adolfo López Mateos designó al general Bonifasio Salinas Leal como gobernador del Territorio de Sudcalifornia, con lo cual se agudizaron los enfrentamientos entre el F.U.S. y este mandatario. Constantes fueron las denuncias que realizó el Frente en contra Salinas, así como el grupo de comerciantes del que se rodeó, pero no fueron escuchadas en el Palacio Nacional. Fue hasta la llegada del presidente Díaz Ordaz, con Luis Echeverría Álvarez al frente de la secretaría de Gobernación, que el Gobierno federal volteó sus ojos hasta este abandonado brazo de la patria y se relevó al general Salinas de la gubernatura de la entidad.

El día 15 de mayo de 1965 llega a nuestro Estado con el encargo de Gobernador del Territorio, Hugo Cervantes del Río. Con este nombramiento llega el llamado “civilismo” a la dirigencia de nuestro territorio, en donde se cierra el capítulo de los gobernantes de origen castrense, una de las demandas más sentidas por parte del F.U.S. Durante el gobierno de Cervantes del Río, amigo muy cercano de Echeverría Álvarez, se dio gran impulso a la creación de una línea de transbordadores, la apertura de un nuevo aeropuerto y en general se realizaron grandes obras de toda índole: infraestructura educativa, impulso a la agricultura y al comercio, desarrollo pesquero y de la industria del turismo. Sin embargo, la efervescencia política de los sudcalifornianos no cedía y al contrario, se vio favorecida y fomentada por el mismo gobernador Cervantes. Fue en este tiempo que “La Asociación de Estudiantes Paceños en México” dirigida por el joven Rubén Cardoza Macías lanza un manifiesto en el cual pide la conversión del Territorio de Baja California Sur en Estado. Finalmente el 3 de mayo de 1969, ya para finalizar el periodo presidencial de Díaz Ordaz, que la llamada “Alianza Juvenil Pro-Estado Libre y Soberano y Gobernador con Arraigo”, hace un comunicado nacional al cual titula ¿QUÉ LOS HIJOS NATIVOS DEL TERRITORIO DE BAJA CALIFORNIA Y LOS ADOPTIVOS VAN A SEGUIR SIENDO POLÍTICAMENTE HABLANDO, LOS BASTARDOS DE MÉXICO? Poniendo de nuevo en el foco de atención nacional este caro anhelo de los sudcalifornianos.

La directiva de esta Asociación, que posteriormente ratificaría sus posiciones, estuvo integrada por Matías Amador Moyrón, presidente; Francisco Cuenca, secretario general; Javier González Rubio, tesorero; Enrique V. Ortega Romero, secretario de relaciones públicas; Heraclio Antonio Manríquez C., primer vocal; y Eduardo Almada Peñúñuri como segundo vocal. Desde mi óptica considero que el candidato Luis Echeverría Alvarez alentó las demandas del F.U.S. para promover la conversión de este territorio al Estado Libre y Soberano de Baja California Sur, y que al mismo tiempo que consolidaba el apoyo que se le daría para ser electo como presidente de la República, empezó a gestar la estrategia para consolidar la hegemonía del Partido Político del Estado Mexicano, el PRI, en esta entidad. Se utilizaron todas las estrategias de difusión (El periódico el “Eco de California” y la estación de XENT Radio La Paz para crear una gran efervescencia entre todos los ciudadanos de estas tierras. Una vez electo como Presidente, Echeverría ni tardo ni perezoso viaja a nuestro estado el 5 de julio de 1970, como una de sus primeras giras de trabajo, y al llegar sostiene reuniones de trabajo con la dirigencia priísta para instruirlos de cómo capitalizar las demandas que durante muchos años enarboló el F.U.S., y que fueran asumidas por la gente como emanadas del PRI.

El resultado de esta estrategia bien orquestada por el mencionado grupo político, que no fue ya el F.U.S., es la culminación del movimiento “Pro-Gobernador Nativo o con Arraigo” que tuvo lugar en la Magna Asamblea Territorial efectuada en Loreto, primera capital de las Californias, el 11 de octubre de 1970. En la mencionada Asamblea, Leopoldo Pérpuly Pagés, presidente del comité del PRI en la delegación de La Paz, llevó un comunicado de su partido en el que solicitaba se modificaran los artículos constitucionales respectivos para promover la Conversión a Estado del hasta ese entonces Territorio. Tras diferentes gestiones, esta instrucción dada meses atrás por el ahora Presidente, empieza a cobrar fuerza y así como la vía para concretarse. El primero de estos pasos fue el relevar de la Gubernatura de nuestro territorio a Cervantes del Río y colocar al ingeniero Félix Agramont Cota, como el encargado de esta importante etapa de transición de nuestra California milenaria. Lo demás es historia y será parte de otro reportaje.

El 11 de octubre de 1970, quedará grabado para la posteridad como la fecha en que los sudcalifornianos manifestaron su deseo tan acariciado de que a su media península se le integrara como un Estado Libre y Soberano en el concierto nacional y de que se les reconociera, no se les concediera, el poder elegir, por sufragio, a un ciudadano nativo y con arraigo para que los gobernara. Con ello sentaron las bases para que 5 años después, sus deseos se convirtieran en realidad. Sin embargo nunca olvidemos que el tronco del árbol que dio este delicioso fruto fue el Frente de Unificación Sudcaliforniano, que desde muchísimos años antes luchó a brazo partido por consolidar este sueño.




La Concesión Leese. ¿Una traición de Benito Juárez a Baja California?

Benito Juárez y Jacob Primer Leese. FOTOS: Internet.

Tierra Incógnita

Por Sealtiel Enciso Pérez

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). Sabido es por todos aquellos que hemos dedicado tiempo para analizar la historia de nuestra California Original, que el gobierno estadounidense, desde que se constituyó en Estado, ha mantenido una actitud colonizadora y expansionista, buscando de todas las formas posibles, desde la compra hasta la infame invasión filibustera, agrandar su territorio. México, por su colindancia con esta nación ha sufrido múltiples embates, en todos ellos hemos perdido más de la mitad del territorio que teníamos desde 1821 hasta 1848. La península de Baja California por su ubicación estratégica en el océano pacífico, ha sido codiciada por los estadounidenses, los cuales buscaban quedarse con ella en las negociaciones del Tratado Guadalupe-Hidalgo, así mismo se tienen documentos en el Archivo General de la Nación —por lo menos, más de 20— en donde solicitaron se les vendiera. En todas esas ocasiones fueron firmemente rechazados.

Sin embargo, existe un impase dentro de la historia de la California del Sur, en donde algunos historiadores sostienen que prácticamente la península fue “vendida”, por el entonces gobierno de don Benito Juárez a un empresario  estadounidense. Estamos hablando de la famosa Concesión Leese. A continuación vamos a describir de forma clara y concreta lo que ocurrió en ese tiempo y cómo se resolvió este controvertido asunto.

Corría el año de 1864. México se encontraba sumergido en una nueva guerra invasora por parte del imperio francés al mando de Maximiliano de Habsburgo. Desde el año de 1862, habían llegado miles de soldados enviados por Francia con el pretexto de cobrar al gobierno mexicano un adeudo que se tenía, sin embargo detrás de todo ello estaban por un lado los altos jerarcas de la iglesia mexicana sumamente disgustados por haber perdido sus propiedades y privilegios con la promulgación de las Leyes de Reforma; y por otro lado, los deseos expansionistas de Napoleón III el cual estaba deseoso de ampliar sus dominios hasta América y construir un imperio en México.

Es así como el legítimo gobierno de la República Mexicana, se encontraba sin dinero para sostener al ejército nacional en la lucha por expulsar de nuestras tierras a estos invasores, sin capacidad para comprar armas y municiones. En esas horas desesperadas para el gobierno juarista surge la propuesta, encabezada por el comerciante Jacob P. Leese para colonizar los terrenos baldíos de la Baja California en un área que abarcaba de los 24 hasta los 31 grados lat. Norte. A cambio de esta colonización, el Sr. Leese se comprometía al pago de 100 mil dólares. Algunas de las cláusulas del mencionado contrato eran las siguientes:

7ma. Dentro del término de 5 años, contados desde el día de aprobación de este proyecto de colonización, los empresarios introducirán en el territorio doscientas familias de colonos cuando menos…..

8va. Las salinas Ojo de Liebre y San Quintín, que al presente son rentadas por el gobierno, cuando el contrato presente haya expirado, serán rentadas a dicha colonia por el término de 20 años, con la condición de que serán pagados al gobierno 20 reales por tonelada de sal que sea exportada…..

10mo. Los colonos serán independientes en su administración municipal, en virtud de lo cual se les otorgará el poder para poder organizar libremente todas las instituciones que consideren adecuadas…..

El acuerdo fue firmado y durante los siguientes 7 años Jacob P. Leese y sus socios trataron de cumplir de formas chapuceras con el mismo. Difundieron en las principales ciudades de Estados Unidos carteles donde prometían la entrega inmediata a cualquiera que deseara dirigirse hacia la Baja California, de cientos de hectáreas de tierra, la cual era tan fértil que producía pasto el cual crecía tanto que podría sobrepasar la estatura de un caballo. Mencionaba que había una gran cantidad de caudalosos ríos los cuales bañaban las tierras y producían en cantidad sin necesidad de cuidarlas. Obviamente, cuando los pocos colonos estadounidenses engatusados llegaban a estas tierras de la California y se daban cuenta del engaño, exigían de inmediato ser devueltos a sus lugares de origen. Muchos de ellos fueron abandonados a su suerte en los Llanos de la Magdalena y de no ser por el socorro de los sudcalifornianos, hubieran muerto. Durante este tiempo, Leese descubre que en los llanos de la Magdalena o de Hiray crecía una gran cantidad de una planta tintórea de gran demanda en ese entonces en el mercado londinense, la orchilla, y decide dar un giro a sus propósitos empezando su explotación industrial.

Una vez restaurada la República, y ya estando Benito Juárez en posibilidad de atender a todos los asuntos que le demandaban desde todos los rincones del país, realiza una evaluación de la concesión que se hizo con el Sr. Leese, y al ver que éste no había cumplido con lo prometido, se rescinde el contrato de forma inmediata. Sin embargo, el chapucero Sr. Leese no queda conforme con esta decisión y presiona a través del gobierno de su país para ser “compensado” por los daños que se le ocasionaron por la cancelación de la Concesión; no queriendo entrar en una nueva confrontación bélica con los Estados Unidos, Juárez le ofrece un contrato para que explotara la orchilla.

Durante los siguientes 6 años, Leese y sus socios trabajaron estos productos en los llanos de Magdalena o Hiray. Al vencer este contrato, en el año de 1878, y ya siendo presidente de la República el general Porfirio Díaz, los terrenos orchilleros pasaron a poder del inglés Josep P. Hale.

Para efectos prácticos, la famosa Concesión Leese jamás puso en riesgo la soberanía mexicana ni tampoco estipulaba la “venta” de la península de Baja California. Simplemente era una forma en la cual el gobierno encabezado por Benito Juárez, se hacía de recursos para afrontar al peligro real que se cernía en ese entonces sobre nuestro país, la ocupación francesa. Incluso puedo apostar que Benito Juárez tenía conocimiento de los grandes retos a los que se enfrentaría Leese y sus socios al querer colonizar a la antigua California: la escasez de agua para fundar y sostener nuevos poblados, las dificultades para sembrar y hacer producir esos terrenos que aunque fértiles, carentes de agua, el clima extremoso. En fin, todas aquellas circunstancias con las que lucharan los jesuitas y los primeros colonos para continuar con la vida en esta región de México, y a la que los estadounidenses no estaban acostumbrados.

La California del Sur, esta tierra de ensueños y grandes retos, ha sido codiciada por un sinnúmero de naciones, sin embargo, pésele a quien le pese, ha sido, es y seguirá siendo orgullosamente mexicana.




Benito Juárez, el indígena zapoteco que llegó a la Presidencia de México

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Detalle del mural de José Clemente Orozco, Juárez “El clero y los imperialistas”. Museo Nacional de Historia – Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).

Érase una vez

Por Pablo Reynosa

“A propósito de malas costumbres había otras que sólo servían para satisfacer la vanidad y la ostentación de los gobernantes, como la de tener guardias de la fuerza armada en sus casas y la de llevar en las funciones públicas sombreros de una forma especial. Desde que tuve el carácter de gobernador, abolí esta costumbre usando de sombrero y traje del común de los ciudadanos y viviendo en mí casa sin guardia de soldados y sin aparato de ninguna especie, porque tengo la persuasión de que la respetabilidad del gobernante le viene de la ley y de un recto proceder, y no de trajes ni de aparatos militares propios, sólo para los reyes de teatro. Tengo el gusto de que los gobernantes de Oaxaca han seguido mi ejemplo”, Benito Juárez en Apuntes para mis hijos.                                                                                              

La Paz, Baja California Sur (BCS). ¿Quién ha pasado de largo frente a alguna de las pinturas de Benito Juárez, el Benemérito de las Américas? Es probable que nadie; su cara regordeta, su peinado impasible, al que tantas madres intentaron revivir en sus hijos en la década de los ochenta, pero sobre todo su proeza: pasar de ser un humilde indígena zapoteco, que pastoreaba borregos y que tocaba la flauta (según cuenta la historia) a ser el 27º Presidente de México —desde donde impulsó el respeto a la Constitución de 1857, la separación de la Iglesia y el Estado (Leyes de Reforma), la educación gratuita y laica, entre otros decretos y acuerdos—, son motivo suficiente para conmemorar su natalicio cada 21 de marzo.

El camino que transitó Benito Juárez en la presidencia estuvo lleno de vicisitudes, ahí están, para muestra, la Revolución Francesa, el cargo ejercido a bordo de una carreta, el intento de asesinato, hechos que para Juan Villoro en el relato Un sueño burocrático, contenido en el libro ¿Hay vida en la tierra?, implican, junto a otros, que “Nadie se ha superado tanto entre nosotros”, y tiene razón —de acuerdo al Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL), siete de cada diez personas hablantes de lengua indígena se encuentran en situación de pobreza (CONEVAL, 2015)—.

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El paso que vivenció Benito Juárez, de un humilde indígena zapoteco a Presidente de México, está en relación con la educación que se procuró en la Ciudad de Oaxaca, donde convergieron, por un lado, las ideas liberales de la época, que suponían al indio ignorante sólo mientras estuviera sujeto a la vida comunal, toda vez que el quehacer cotidiano se nutría con prácticas mágico-religiosas y, por el otro, de la masonería, a través del Rito Nacional Mexicano, cuyos mandamientos son, a decir del historiador del Valle de México, Luis J. Zalce y Rodríguez: “amor fraternal, socorro y verdad”.

Para quienes vivimos en Baja California Sur, el temple de Benito Juárez se hace notorio cuando en 1859, Estados Unidos de América quiso comprar el territorio de Baja California, como parte del Tratado McLane-Ocampo, por el cual proporcionaba cuatro millones de dólares a Juárez, que en ese entonces combatía en la Guerra de Reforma contra los conservadores, a cambio del paso de mercancías y militares estadounidenses por el territorio mexicano, y el prócer se negó.

Así de grande fue el talante de Benito Juárez, hombre de un metro 37 centímetros de altura, en cuyo cuerpo se albergó un pastor de borregos, un flautista, un abogado, un político, un Presidente de México, al que los soldados se negaron a asesinar un 14 de marzo de 1858, cuando Guillermo Prieto les gritó, mientras cubría el cuerpo de Juárez con el suyo: “¡Alto, los valientes no asesinan!… sois unos valientes, los valientes no asesinan, sois mexicanos, éste es el representante de la ley y de la patria”.