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Enoc Leaño, el misionero Californiano del siglo XXI

FOTOS. Cortesía

Rutas de Sudcalifornia

Por Arturo González Canseco

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). Enoc Leaño regresó al terruño y con proyecto bajo el brazo. Lo que busca hacer es, a mi modo de ver, la mayor reivindicación de Fernando de la Toba, desde el llamado que hiciera en los años cincuenta el también Fernando, pero de apellido Jordán. En El otro México, Jordán llamó la atención sobre la importancia de este personaje histórico en la península. Muchas décadas después, el actor Enoc Leaño quiere llevar al cine la historia de este personaje quien fue el primero en enarbolar la independencia nacional en esta región.

Nosotros llegamos después, dijo el actor en conferencia de prensa al referirse a las particularidades de la Independencia en la Baja California, un año después tuvimos nuestra propia Independencia, en 1822. Y fue Fernando de la Toba el hombre clave.

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Pregunto a Enoc sobre este proyecto y las rutas sudcalifornianas: Justamente este proyecto está completamente vinculado con las rutas de la California porque es cómo Fernando de la Toba bajó de Monterrey (ahora California, Estados Unidos), todo el periplo para poder llegar hasta Loreto y desde ahí ejercer cargos administrativos, militares, de gobierno y caminar por todas las rutas de los viejos caminos reales a caballo, a mula, para venir a aplicar la ley en San Antonio o, incluso, defender a la península de ataque de filibusteros.

En este año de conmemoraciones, Enoc Leaño presentará su proyecto a la Comisión Nacional de Festejos del Bicentenario y al IMCINE. La intención es rescatar el valor de las acciones de Fernando de la Toba así como colocarlo en los anales de la historia nacional.

La tarea no es nada sencilla. De antemano sabemos de la centralización de los discursos histórico-nacionalistas, lo mismo que de las producciones culturales. Todo se centra, valga la redundancia, en el centro y los nombres que nunca cambian.

De todo esto es consciente el actor pero nadar a contracorriente no es algo que lo detenga. Así ha logrado forjarse un nombre y tener una carrera sólida en el complicado mundo de la actuación. Desde sus comienzos tuvo que salir a buscarse la vida: Yo me fui de aquí por una cuestión de necesidad, falta de oportunidades de estudios profesionales, no los había. No había condiciones en el estado. De hecho, hasta el día de hoy sigue sin haber una escuela de artes, sigue sin haber una Secretaría de Cultura. Por esa razón me tuve que ir, no por gusto. Ahora regreso después de haber acumulado un caudal de experiencia, de conocimiento y de relaciones que me permiten tratar, una vez más, como todos los misioneros en este estado, de levantar un proyecto que permita exportar historias sudcalifornianas al mundo.

La historia es cíclica, de eso no hay duda. Alguna vez fueron los jesuitas con una cruz, hoy es Enoc con cámara en mano. En este regreso no estuvo solo. Trajo a su equipo de producción para plantar los cimientos de su obra. No había manera de contarlo, tenían que verlo, declara Enoc. La incapacidad de explicar Baja California Sur a quien nunca la ha visto con sus propios ojos.

Durante 10 días siguieron los pasos de Fernando de la Toba. Lograron palpar la inaccesible Misión de Dolores, recorrieron la sierra, de la Purísima a los Comondú, de San Javier hasta Guerrero Negro. El calor en los ojos y la piedra volcánica sobre los pies. Ya saben un poco de lo que fue recorrer estas tierras para los hombres del XVIII. El reto es convertir esto en lenguaje cinematográfico. Capturar en el cuadro la vastedad de los paisajes, la inclemencia, las incomunicaciones, el descargo espiritual.

Este recorrido fue también para Enoc un reencuentro con su memoria. Aquellas sensaciones únicas de la región de los cardones y los oasis: Lo que más me recuerda es el polvo del camino, el cansancio de la vista que no llega a concluir dónde termina esa vastedad. La esperanza que siempre me dio y el regocijo espiritual cuando descubrías unas palmas que sabías que ahí había agua fresca.

Y los recuerdos son muchos pero hay momentos especiales que permanecen tatuados a pesar del tiempo: En una ocasión nos quedamos tirados en la sierra con mi abuelo Pancho, mi abuelo materno. Caminamos hasta llegar a una ranchería y nos ofrecieron llegando café de talega, caliente, a mediodía. Después nos dieron agua y nos ofrecieron de comer. Es una de las comidas que tengo más en la memoria, nos dieron dátiles, queso de cabra y café de talega. Créeme que ha sido una de mis comidas más extraordinarias y que sigo teniendo presente como algo maravilloso, un manjar que comí.

Es quizá su proyecto más personal hasta la fecha. Se considera un tobeño de nacimiento al haber crecido en la colonia Fernando de la Toba. Se podría decir que lleva toda la vida preparando esta película. Es un homenaje a los héroes que nos dieron Patria, sentencia Enoc.

Enoc Leaño, el hijo sudcaliforniano que regresó, o mejor dicho, que nunca se ha ido: Como diría Juan Rulfo, “uno es del lugar de donde son sus muertos”. Mis muertos están aquí. Mi origen está aquí, mi principio y fin está en mi estado que es Baja California Sur.  

Nota al pie: Las fotografías que acompañan este artículo fueron cordialmente brindadas por Enoc Leaño, son producto de esos diez días en la búsqueda de locaciones por parte del equipo de producción de la película. Los creadores hacen un llamado a toda la comunidad sudcaliforniana para abrazar este proyecto y ponen a disposición el siguiente correo de contacto: fernandodelatoba@contrabajofilms.com

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AVISO: CULCO BCS no se hace responsable de las opiniones de los colaboradores, esto es responsabilidad de cada autor; confiamos en sus argumentos y el tratamiento de la información, sin embargo, no necesariamente coinciden con los puntos de vista de esta revista digital.




Enoc Leaño, un cuentacuentos feliz. Entrevista con el gran actor comundeño

FOTO: Interenet.

El Beso de la Mujer Araña

Por Modesto Peralta Delgado

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). En estas semanas, Enoc Leaño recorre caminos, el monte y la costa de Baja California Sur, buscando locaciones para lo que será una película de época sobre la independencia de la California de España. En este proyecto está involucrado en la producción, dirección y guion. En exclusiva para CULCO BCS, el actor habló con nosotros sobre su carrera artística, directores y actores significativos en su trayectoria, y la felicidad que le brinda el arte de la interpretación.

Nacido en La Toba en 1968, Enoc Leaño tiene alrededor de tres décadas de carrera artística que incluye teatro, televisión y cine. Egresado de la Benemérita Escuela Normal Urbana, en La Paz, fue profesor por corto tiempo emigrando después a la Ciudad de México para estudiar actuación en el Centro Universitario de Teatro de la UNAM, logrando despuntar a nivel nacional al ser contratado para la telenovela Nada personal, en 1996. En esta entrevista, el actor —un hombre conocedor de política e historia—, habló sobre su trayectoria, sobre el mencionado proyecto fílmico y sobre la felicidad que le ha otorgado su vida en las ficciones.

FOTO: Sealtiel Enciso Pérez.

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Al preguntarle sobre los papeles que más proyección le han dado en su carrera, no duda en mencionar cuando encarnó a Pancho Villa en la serie El encanto del águila (2011), y su interpretación en Colosio: El asesinato (2012), precisamente como el candidato a la silla presidencial.

A mí me preguntaban muchas cosas sobre Colosio, y ni antes ni después se ha modificado en absoluto mi opinión. Era un tecnócrata, era alguien que iba a darle continuidad a lo que ahora El Peje señala constantemente como neoliberalismo, es decir, ese proyecto iba a continuar por esa misma vía, desafortunadamente, las razones por las cuales fue asesinado son desconocidas. Decían en ese entonces que al asesino de Colosio le decían “La Ardilla”… Porque vivía en Los Pinos. Yo creo que si hay un mártir de la democracia quizá pueda ser Heberto Castillo, quizás, el mismo Cuauhtémoc Cárdenas. Yo en el 88 llegué a la Ciudad de México, a la UNAM, y me tocó con estos hombres, junto con Maquío, denunciar; fue la primera vez que la izquierda y la derecha se unieron para reclamar la democracia en este país. Yo lo vi, estuve ahí presente en el campus universitario, viendo cómo la derecha y la izquierda marchaban exigiendo una sola cosa: que se respetara el voto y la decisión popular. Apenas hoy se alcanza a vislumbrar esa realidad que se hizo reclamo hace 30 años. En el caso de Colosio fue víctima de las circunstancias (..) El discurso, el cual mucha gente cree que fue el que terminó con su vida, el del Monumento a La Revolución, era un ritual que todos los candidatos hacían: desmarcarse del actual Presidente.

Para interpretar a Colosio tuvo que pasar por dos cosas: bajar de peso comiendo casi pura lechuga con pollo hervido y lo otro fue empaparse en términos legales. Se nos advirtió claramente que teníamos que entender el alcance de las demandas que podían venir en contra de la película por cada mención que hiciéramos fuera de lugar. Si a nosotros se nos ocurría mencionar a Carlos Salinas como responsable, vendría una demanda. ¿Por qué? Porque no tenemos con qué probarlo y los expedientes que había abierto en ese momento Fox venían todos censurados, de tal suerte que todavía los expedientes, a los que tuve acceso, venían subrayados con un color negro para que no vieran los nombres de los involucrados, entonces, fueron varias noches de estar con abogados, asesorándome. También tuvo acercamiento con personas allegadas al priísta para retomar algunos gestos, sin embargo, mucho quedó afuera, pues, como él mismo dice, su papel se proyectó principalmente en la parte cruel de Lomas Taurinas.

FOTOS: Internet.

Paisanos en ficción

Enoc Leaño puede presumir de haber trabajado con varias de las grandes figuras de la televisión y el cine nacional, desde ser dirigido por Alfonso Cuarón o Gael García Bernal, a ser compañero de escenas de Diego Luna o Damián Alcázar, y de la otra gran presencia sudcaliforniana en la pantalla grande: Dolores Heredia.

Sobre qué directores le sorprendieron o dejaron marca en su experiencia actoral, sonrió al declarar que todos son celosos y sentidos, pero al final se atrevió a dar nombres. Yo tengo un muy grato recuerdo de un director que falleció de cáncer, lamentablemente, Mauricio Walerstein. Es un director con el que hice la película “Travesía del desierto” (2011). Yo no lo conocía, llegué por casting, me hizo una entrevista, hice una película y terminé trabajando para un director y un gran amigo, con el cual tenía grandes conversaciones, de todos los temas, no sólo del cine. Mauricio es heredero de una tradición cinematográfica en México, porque su padre era don Gregorio Walerstein, quien le produjo películas desde Tin Tan, Pedro Infante, hasta películas de ficheras. Otro director con el que trabajé, un proyecto muy extraño en términos de lo que él proponía y en términos de su dinámica de trabajo fue Iván Ávila, con el que hice “La sangre iluminada” (2007). Fue un proceso muy extraño. Eran seis protagonistas, nadie conocía el guion y los antecedentes, y las cosas que nos platicó era a partir de que ‘Corre cámara’. Con el director que he trabajado con bastante frecuencia es Carlos Bolado. Tiene la particularidad de que es un hombre que sabe exactamente todo lo que pasa en el set. Los porqués. En el caso de Colosio, había investigado a profundidad todos los temas (…) Sin embargo, cada director es otra forma distinta de atacar el mismo hecho. Lo importante es que yo sigo viviendo en la ficción, y cuando me invitan los directores a vivir en sus ficciones, pues yo soy un hombre muy feliz de tener ese privilegio.

A Dolores Heredia —recuerda— la conoció actuando en La Paz, y se la volvió a encontrar en los teatros de la Ciudad de México. La conocí cuando recién llegué yo aquí a La Paz, en lo que es ‘El Ágora’; había un espacio adentro donde representamos obras y yo recuerdo haberla visto a ella. Te hablo como del 84, 85, estaba actuando una obra de Merino, ‘Cosas de muchachos’. Nunca más la volví a ver hasta un día que voy al teatro, a ver ‘Las costureras’ que dirigía Luis de Tavira, y de repente veo una flaca en la escena y dije, ‘Yo la conozco’ y la abordé. Al final, fui a buscarla al camerino y le dije ‘Tú eres la Lolis, ¿no?’, y se volteó sorprendida, ¡quién le decía Lolis más que la gente de acá! Estuvimos horas platicando en el camerino. Ahí conocí a Damián Alcázar, porque creo que en ese momento era su novio, así que platicando sobre Rubén Sandoval y la gente que conocíamos en común. Con Dolores trabajó en la serie La ruta blanca (2013), donde ella era la esposa del patrón del sicario que interpretaba Enoc; y en Chicuarotes (2019) como marido y mujer, una de las pocas películas dirigidas por Gael García Bernal.

Un cuentacuentos feliz

También se le preguntó sobre lo no hecho, ¿con quiénes le gustaría trabajar o qué se ha quedado con ganas de hacer? Con ganas de hacer, nada todavía, porque no he muerto —dijo riendo. Cuando he dado un par de conferencias en universidades o he impartido algunos talleres, etcétera, algo de lo que me jacto de decir en las conferencias es que están ante un hombre que es feliz. Y hoy en día la palabra ‘feliz’ suena como… Como algo de 14 de febrero. ¿En que baso yo esta afirmación? En que soy un hombre que ha tenido la posibilidad de estar en todos los infiernos emotivos que la humanidad ha vivido. Entonces, no tengo frustración porque he experimentado, aunque sea un miligramo de energía, lo que significa matar, lo que se necesita desear, lo que se siente robar, lo que se siente ser bipolar, etcétera. Gracias a esta carrea he estado podido estar en los pies de esa gente e interpretar un personaje y eso me ha permitido extirpar muchos de esos deseos que te generan frustración. Por eso me considero un hombre feliz.

Se define a sí mismo como ‘un cuentacuentos profesional’ que sólo se adapta al formato lo decide el que lo contrata: sea en las tablas de un escenario de teatro, en locación de televisión o un set de cine. Además, se sigue preparando. Dijo haber terminado una maestría e interesarse en continuar con un doctorado, y actualmente estudia un diplomado como Showrunner, pues los productores buscan que los artistas también activen su lado administrativo y de gestión. Me sigo preparando porque las historias que quiero contar debe tener un argumento sólido. Y ahora, desde un tiempo a la fecha, estoy escribiendo mis propias historias. Son historias ambiciosas, no lo voy a negar, porque sí lo son. Ahorita es mi apuesta. Me gusta mucho la historia, la historia viva de nuestro país, me gusta el periodo de la Revolución, el periodo cardenista, posterior a la Segunda Guerra Mundial.

FOTO: Sealtiel Enciso Pérez.

Por último, platicando en medio de los tiempos electorales —donde sonrió al decirle que preguntarle sobre política sería hablar de lo mismo de siempre—, le pregunté en específico sobre la política cultural de BCS. ¿Cómo la ves?, ¿qué crees que hace falta implementar? De entrada, la política que tenemos en general es muy chafa. Entonces, si a eso le sumas que esos políticos quieren tener una idea de lo que es la política cultural, entonces estamos en el hoyo… Y cavando, que es lo peor. Es  complicado, porque, de entrada, este asunto de llamarle ‘política cultural’ en boca de un político, es una gran mentira, ¿por qué?, porque a ningún político le interesa apoyar a la cultura. La cultura per se es revolucionaria, te va a obligar a cuestionarte, a ver tu entorno y decir ‘¿esta es la realidad que quiero? ¿Cómo la voy a transformar?’ (…) Luego hay otro factor que se da en este Estado —no es el único, pero aquí es más notorio—: que las Secretarías de Cultura se le otorgan como premio por los servicios otorgados durante la campaña, entonces hemos tenido casos patéticos como el que acomodaba las mesas y que luego pasó a ser Secretario de Cultura, ¿qué hizo? ¡Nada! O tenemos secretarios contratados para que escriban y hagan concursos ¡Y la cultura estatal bien gracias! Entonces, se vuelven premios la secretarías de culturas.

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Fernando de la Toba. El alférez que juró la adhesión bajacaliforniana a la Independencia Nacional

FOTOS: Cortesía

Tierra Incógnita

Por Sealtiel Enciso Pérez

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). La historia sudcaliforniana es pletórica en hazañas y sucesos de los cuales debemos sentirnos orgullosos. En el caso que hoy nos ocupa, trataré sobre los hechos que rodearon a una de las 6 juras de adhesión de las Californias, la Alta y la Baja, al acta de la Independencia de la Nueva España del imperio español. Este suceso fue protagonizado por un soldado de origen español pero con un corazón eminentemente Californiano, el Alférez Fernando de la Toba.

Los datos sobre el nacimiento así como la ascendencia familiar de este militar son desconocidos, hasta la fecha sólo se sabe que su nacimiento ocurrió en la provincia de Vizcaya en España y muy joven viajó con las fuerzas españolas que venían a reforzar el Presidio Real de San Carlos de Monterrey, el cual había sido fundado entre los años de 1770-1771 en la Alta California. Durante el tiempo en que estuvo en este sitio aprendió todo lo concerniente al oficio militar y, debido a su carácter honesto y decidido, lo transfieren al Real Presidio de Loreto, en la Baja California, en donde sirve a las órdenes del Gobernador José Joaquín de Arrillaga.

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En el año de 1814, cuando se encontraba en funciones de Gobernador don Felipe de Goicoechea, éste fallece de forma inesperada a principios del mes de septiembre y, debido a que De la Toba ostentaba el segundo puesto de mayor importancia en Loreto, asume de forma interina la comandancia del sitio así como los deberes de Gobernador. Permanece en esta alta responsabilidad hasta el mes de octubre de 1815 y es relevado por don José Darío Argüello, el cual fue el último gobernador de la California Colonial. Algo importante de mencionar es que, en distintas ocasiones del primer tercio del siglo XIX, don Fernando de la Toba pasa a ocupar de forma temporal los puestos de gobernador de la Baja California y, al ser depuesto de esta responsabilidad jamás realizó un acto de insubordinación o manifestó su malestar por ello, lo cual nos habla de su carácter disciplinado, e incluso podríamos decir un tanto previsor y astuto ya que dadas las circunstancias tan cambiantes de la política nacional en esos tiempos tan convulsos, su prudencia le valió la permanencia en su empleo e incluso el no ser expulsado de México, conforme a las diferentes leyes que se decretaron en los primeros años del Imperio de Iturbide y la República Federalista.

Es en el año de 1821 que el alférez Fernando de la Toba recibe órdenes del Gobernador Argüello para que se traslade a las poblaciones del sur de la península, con el fin de realizar los comicios municipales en los poblados de San Antonio, San José del Cabo y Todos Santos. Durante este primer ejercicio democrático de elección, el cual era inédito en nuestra península, se cometió el error de elegir 3 alcaldes sin tomar en cuenta que solamente existía una municipalidad, la de San Antonio. Unos meses después, en enero de 1822, se repite el proceso electoral pero solamente para elegir a los integrantes de los ayuntamientos de San Antonio y San José del Cabo (recién formado) a los cuales toma protesta, en su momento, el mismo De La Toba.

Durante el mes de junio de 1821, el Gobernador José Darío Argüello se ve imposibilitado para seguir desempeñando su puesto debido a una grave enfermedad que lo aqueja, por lo que el 21 del mismo mes es nombrado jefe político interino Fernando de la Toba. En los meses posteriores se dedica a despachar asuntos de poca importancia, hasta que el 6 de octubre del mismo año Argüello reasume la titularidad del puesto ya recobrado de sus dolencias. A principios del año de 1822, atraca en el puerto de Loreto la goleta “Carmen” al mando del capitán Vitorino Legazpi Sánchez, el cual había sido comisionado por el gobierno del Nuevo Imperio Mexicano para que personalmente exhortara al gobernador Argüello y a los sacerdotes dominicos, responsables de las misiones, con el fin de que abandonaran su postura renuente a aceptar la nueva realidad política y se adhirieran a la Independencia Nacional. Argüello manda llamar a los sacerdotes para consultarlos sobre este asunto tan delicado y la respuesta fue un rotundo no a la independencia de la corona española, pretendiendo mantenerse atentos a la llegada de un ejército Realista que los socorriera y regresara al estado anterior, cosa que jamás ocurrió.

Para ese entonces, De La Toba había sido nombrado Comandante de Armas de la Jurisdicción del Sur y su campo de operaciones eran los poblados de Todos Santos, San Antonio y San José del Cabo. El 17 de febrero de 1822 fue alertado de que al puerto de San José del Cabo acababan de atracar dos barcos pertenecientes a la temible armada del comandante Thomas Cochrane, con tripulación chilena, los cuales venían en una supuesta acción de emancipación y liberación de estos territorios del dominio de la Corona Española; sin embargo, la tripulación de los mencionados barcos se dedicaba a realizar acciones de pillaje y saqueo. Una vez que logran el control del puerto de San José del Cabo se trasladan al poblado de Todos Santos a intentar hundir uno de los Galeones de Manila que estaba fondeado frente al puerto. A su paso por el lugar, las huestes chilenas se dedican a replicar las inmorales acciones que ya habían realizado con anterioridad, pero son repelidos por sus bravos habitantes, los cuales les dan muerte.

Al llegar Fernando de la Toba al poblado de San José del Cabo, es sorprendido por el comandante de uno de los barcos de nombre William Wilkinson, el cual le da a conocer su propósito y lo conmina a que de inmediato jure la adhesión al acta de Independencia Nacional. El escritor y antropólogo Fernando Jordán Juárez sostiene que el propósito de estos invasores era anexar esta tierra Californiana al país de Chile, el cual recientemente había logrado su independencia, sin embargo, estas son sólo especulaciones. Debido a lo anterior, “el 25 Febrero de 1822, Fernando de la Toba, comandante de armas de la jurisdicción del sur, declaró la libertad de la península en San Antonio y la adhesión al nuevo gobierno”. Días después, otro barco de la escuadra chilena, de nombre Araucano, se dirige a Loreto y al llegar al lugar finge tener el propósito de surtir sus bodegas con carne y harina, sin embargo, al desembarcar, la tripulación inicia sus acciones de pillaje. Ante esta contingencia, el Gobernador Argüello huye al poblado de San José de Comondú y deja el puerto de Loreto bajo el mando del alférez José María Mata el cual, junto a los pocos soldados bajo su mando, hacen acopio de valor y se enfrentan contra los invasores logrando apresarlos y quitarles los objetos robados a los pobladores. Finalmente y una vez expulsado del lugar estos indeseables marinos, Mata proclama la Independencia de California el día 7 de marzo, lo cual es replicado, con autorización oficial y pleno convencimiento, por Fernando de la Toba el 18 de marzo en el puerto de San José del Cabo.

En el mes de junio del mismo año, llega al puerto de Loreto el canónigo Agustín Fernández de San Vicente el cual es comisionado por el emperador Agustín de Iturbide como su embajador en las Californias. El propósito de la visita de este sacerdote era convencer a los sacerdotes dominicos de que aceptaran de buena manera la independencia de las Californias de España. Al presentarse ante el gobernador Arello, éste de inmediato le presenta su renuncia argumentando su avanzada edad y sus problemas de salud. Ante esta situación decide nombrar al alférez Fernando de la Toba como jefe político interino; hasta ese día, todos los dirigentes que habían tenido las Californias eran Gobernadores, el primero que estrenó el título de jefe político fue De la Toba.  Después de una reunión con los sacerdotes dominicos, estos acceden a que se declare la Independencia de España y el 7 de julio, en una ceremonia solemne en donde se encontraba también el recién electo alcalde de Loreto, Juan Higuera, se jura la Independencia de las Californias, así como su adhesión al naciente Imperio Mexicano.

De la Toba ocupó el puesto de jefe político hasta el 3 de octubre de 1822 cuando es sustituido por el militar José Manuel Ruiz Carrillo, el cual permanece en su cargo hasta el año de 1825 sustituido por José María de Echeandía. A partir de esta fecha, don Fernando de la Toba regresa a sus funciones militares y es muy probable que durante este tiempo fueran recompensados sus servicios con algún rancho y sitio de ganado mayor en la delegación de Los Dolores, específicamente en el sitio que hoy se conoce como La Presa. Durante el año de 1837 nuestro personaje vuelve a los reflectores de la política al ser electo por el ayuntamiento de La Paz, recién nombrada capital del territorio de Baja California, como jefe político. Este cargo lo ejerció hasta el mes de mayo de ese año cuando fue sustituido de manera interina por el abogado Luis del Castillo Negrete. Sin embargo, lejos de dejar el ambiente político pasó a ocupar la prefectura del ahora Departamento de las Californias, algo así como el equivalente a “Secretario General de Gobierno”.

Se ignoran más datos sobre el momento en que Fernando de la Toba deja su responsabilidad en el gobierno. Tenemos un breve relato elaborado por Fernando Jordán Juárez sobre los últimos años de vida de este militar: “La ley de expulsión de españoles le afectó, perdió cargos, honores y uniforme, aunque no el amor a Baja California. En 1835, se dirigió al Secretario de Guerra de Santa Anna solicitando humildemente un retiro que le permitiese vivir. Parece que no consiguió nada, excepto el pago de sus sueldos vencidos. Viejo, derrotado y pobre, se pierde poco después en el interior peninsular. Se ignoran el lugar y fecha de su muerte. La historia y la toponimia californiana lo han olvidado, y no hay, en ninguno de los dos territorios, monumentos, pueblo, montaña o arroyo que lleve su nombre. Lo único que resta de su paso son los numerosos descendientes que hacen una conocida familia, en el Territorio Sur”.

De acuerdo a informes de los pobladores del rancho La Presa en la delegación de Los Dolores, B.C.S., se cree que el cuerpo de este legendario militar se encuentra sepultado en su panteón, pero se ignoran más datos.

Se dice que “hay que vivir bien para bien morir” y si esto es cierto, don Fernando de la Toba debió encontrar al final de sus días una gran paz y tranquilidad, tras el deber cumplido y toda una vida dedicada al engrandecimiento de su California, a la cual dedicó sus esfuerzos y sus afanes.

 

Bibliografía:

Fernando Jordán – El otro México Biografía de Baja California

Breve historia de Baja California – Marco Antonio Samaniego

Ulises Urbano Lassépas  – Historia de la colonización de la Baja California y decreto del 10 de marzo …

 Marco Antonio Samaniego López (coordinador) – Breve historia de Baja California

Fernando Jordán – El mar roxo de cortés: Biografía de un golfo

Francisco Holmos Montaño – Apuntes Cronologicos de Baja California Sur y Los Cabos

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