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Complot mediático ahoga a la 4T en falsedades, pero también en sus errores

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La Última Trinchera

Por Roberto E. Galindo Domínguez

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). La oposición, a través de algunos medios de comunicación y mediante campañas de desprestigio en las redes sociales, nos quiere hacer creer que estamos en crisis, o a punto de entrar en una; los artífices están en las cúpulas de la política y en las élites económicas de este país; los mercenarios de campo son comentaristas exchayoteros; y los soldados de a pie son los que, en las redes, reproducen los ataques, ellos, los del último eslabón de la cadena, son derefachos de cepa o fifílusos —en el peor de los casos aspiracionales—. Todos ellos quieren hacernos creer que México está mal, peor de lo que estaba.

En realidad los que están en crisis son ellos, la oposición, y es que se les acaba el tiempo para intentar recuperar sus privilegios y continuar haciendo marrullerías con el resto de la sociedad. Nosotros tenemos más de cinco años por delante, para reanimar al país y consolidar el proyecto de la Cuarta Transformación (4T). Ellos tienen menos de seis años, para presentarse al proceso electoral de 2024; y hasta hoy, lo que en su mayoría usan para atacar al régimen actual, son denostaciones, falsas noticias y, eso sí, una intención muy firme de desacreditar, por cualquier vía, al presidente más legítimo de las últimas décadas, tal vez el único que ha tenido México.

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Lo que los de la oposición no quieren aceptar, es que la gran mayoría de los mexicanos estamos cansados de lo que ellos representaron en su momento, temen entender que la situación está cambiando, que las relaciones socioeconómicas se están modificando, aunque ligeramente; pero eso los tiene tan temerosos, que invocan con nostalgia furibunda al comunismo, al socialismo, al Che Guevara, a Hugo Chávez, a los hijos de Fidel, y cuando sus temores son más grandes, incluso hablan y defienden al Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), clamando a gritos el resurgimiento del subcomandante Marcos para que confronte a Andrés Manuel López Obrador (AMLO).

Qué más se puede esperar de la oposición, si sus maestros del chayote intelectual, como Enrique Krauze, complotaron contra Andrés Manuel inventando intervenciones rusas en la política mexicana; y otros, más discretos o menos torpes, pagan a comentaristas extranjeros como Gloria Álvarez, quien, en piel de sirena, les endulza el oído a los temerosos fifís y trata de seducir a las clases medias, diciéndoles de que lado masca la iguana. Qué podemos esperar, si estaban acostumbrados a llevarse del plato a la boca la sopa en cuchara de oro y sin derramar una gota, para después devorar el guisado, sólo dejando que las migajas cayeran de su mesa a las masas.

De la oposición podemos esperar falsedades y triquiñuelas, pero debemos reconocerlas en las redes, aunque no es fácil, pues el flujo de información en Internet no tiene filtros, y pocos son los que dedican un tiempo a verificar las notas o comentarios que comparten.

De los divulgadores de notas falsas, esos que lo hacen con la intención de desacreditar las acciones del gobierno, ejemplos de políticos sin escrúpulos, hay muchos, como el perredista Fernando Belaunzarán o las panistas Paloma Migoya o Mariana Gómez del Campo; esta última, incluso ha aseverado que desde Venezuela se financió la campaña electoral de AMLO; tenemos también el caso del prianista Javier Lozano, quien constantemente publica mentiras en su cuenta de twitter, las más recientes son fotos de manifestaciones multitudinarias de cualquier evento y fecha, que usa para falsamente ilustrar las miniprotestas fifís domingueras contra López Obrador. Lo anterior, sólo por mencionar algunos complotistas que siguen haciendo sus marrullerías políticas sin la menor vergüenza.

Por otro lado, tenemos a los detractores de la 4T en los noticieros de radio y televisión, y no es que la crítica no deba ejercerse, es más, en cualquier sistema de gobierno es saludable que se tenga, hasta la más dura, pero siempre y cuando no se haga de manera tendenciosa y basada en falsedades; pero, lamentablemente, en nuestro país varios periodistas reconocidos y de larga trayectoria, sobre todo los identificados con las administraciones prianistas pasadas, usan su amplia difusión para denostar y difamar al gobierno de AMLO.

Uno de estos mercenarios de la opinión es Joaquín López Dóriga, quien tras la renuncia de Josefa Ortíz Blanco a la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), divulgó la falsa noticia de que el exgobernador de Chiapas, Manuel Velasco, sería el nuevo titular de la dependencia, aunque después reculó; también, en su momento, aseveró que un científico del Conacyt protestaba contra la política de AMLO en cuanto a la ciencia: en la foto que subió a su cuenta de twitter, se aprecia que su protesta es contra el Conicet, una institución semejante al Conacyt pero argentina.

Otro caso execrable de un comunicador pendenciero, es el de Carlos Loret de Mola, sus notas falsas sobre AMLO y el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) merecen una tesis, sólo señalaré una de las más recientes: la de la crisis del sargazo en el caribe mexicano; asunto en el que dio como noticia que el Gobierno Federal se aprestaba a firmar una acuerdo millonario con una empresa privada, recién fundada, para extraer la planta acuática de los mares y playas mexicanos; nota que el mismo presidente desmintió, señalando que la limpieza estaría a cargo de la Secretaría de Marina, y que tal contrato era amañado, y que, con este, algunos particulares querían enriquecerse a costa del erario bajo la falsa bandera de un estado de emergencia nacional; no es aventurado pensar que tal vez fue una trampa que se le puso al presidente, para enredarlo en un asunto corrupto y después exponerlo y desacreditarlo.

Y qué tal Ciro Gómez Leyva, anunciando encuestas hechas sobre pedido y a modo, que señalan una abrupta, pero falsa, baja en la aceptación de Andrés Manuel entre la sociedad.

Estos comentaristas propalan notas falsas como primicias, primero por la necesidad de protagonismo que tienen, en tiempos en que la relación corrupta del gobierno y los medios se está superando, y más cuando en la radio y la televisión se abren espacios a nuevos comentaristas; y lo segundo, y más peligroso, debido a su amlofobía aderezan las noticias falsas con planteamientos de escenarios apocalípticos para México, y aunque sus fake news después son desmentidas, ya causaron una primera impresión de desprestigio contra la 4T. Además, esas noticias falsas son difundidas a un espectro mayor en las redes, por otros corifeos de las pasadas administraciones, como han hecho comunicadores exchayoteros del prianísmo; notas que, a su vez, son copiadas y pegadas sin recato por derefachos y fifílusos, y hasta por chairos de dudosa procedencia o fáciles de influenciar.

Es así, que la oposición mantiene un constante asedio contra la administración federal de Morena. Si a lo anterior, aunamos que algunos servidores públicos morenistas están cometiendo atropellos contra la ciudadanía y la democracia, tenemos un futuro incierto para los objetivos de la 4T.

De entre las pifias más sobresalientes de Morena tenemos a la presidenta municipal de Los Cabos, Armida Castro, en el asunto de la privatización del Estero de San José del Cabo, y en la tranza de la contratación de su hijo en el Organismo de Aguas Municipales; o el gobernador electo de Baja California, Jaime Bonilla, en el cochupo entre morenistas y prianistas para extenderle el periodo de gobierno de dos a cinco años, a cambio de cubrirle las espaldas al gobernador saliente Francisco Kiko Vega de Lamadrid, mediante el nombramiento de su amigo y colaborador Carlos Montejo Oceguera como auditor superior del estado, para los próximos años.

En la escena político social del inicio del sexenio de Morena, se está dando la coyuntura perfecta para que los detractores de AMLO claven una cuña y vayan socavando a la 4T, con miras, en primera instancia, a la revocación de mandato que se llevará acabo a mediados del sexenio, y en segundo término, a la elección de 2024. La oposición quiere regresar al poder, sin importar los costos sociales, a un partido conservador y derechista, para restablecer su modus vivendi y campear a sus anchas en la corrupción, asi como lo hicieron en los tres sexenios pasados; pero no todo es culpar a los opositores, y es que de Morena están emergiendo los gorgojos políticos que AMLO reclutó en la pasada campaña electoral, entre otros, Germán Martínez y Carlos Urzúa, que abandonaron y denostaron el barco, incluso antes de la zozobra; además de otros, de talante más criminal, como el exsuperdelegado Carlos Lomelí, quien fue obligado a renunciar.

La política, salvaje como es, ya le está cobrando las facturas a Obrador por las alianzas que hizo, con tal de ganar la elección presidencial ante la posibilidad de un fraude electoral —que se puso en marcha, pero que no logró ser concretado por los 30 millones de mexicanos que votamos por Morena—, y es que, ni nosotros esperábamos un levantamiento electoral de tal magnitud.

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El Complot Berlín: de Enrique Fakerauze para Andrés Manuelovich

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La Última Trinchera

Por Roberto E. Galindo Domínguez

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). En días recientes, Tatiana Clouthier, diputada federal de Morena y ex coordinadora de la campaña electoral de Andrés Manuel López Obrador, dio a conocer su libro Juntos hicimos historia, en el que señala que en 2006, Enrique Coppel no sólo apoyó abiertamente a Felipe Calderón sino que fue uno de los empresarios que estuvo detrás de la guerra sucia contra AMLO, y que en 2018 encabezó un movimiento en favor de José Antonio Meade. La aversión de los hermanos Coppel a López Obrador no es nueva, su “pejefobia” es bien conocida, pues en 2006 los trabajadores de Grupo Coppel recibieron llamados para votar por Felipe Calderón del Partido Acción Nacional. Asimismo, en 2018 Enrique Coppel fue uno de los partidarios de la unión del Partido Revolucionario Institucional y el PAN para derrotar a Morena. Ese proselitismo político parece ya haber traspasado los límites de lo permitido electoralmente.

Clouthier también señala que Agustín Coppel generó una campaña negra para las elecciones de 2018 mediante la empresa Expertaria, que inició desde 2016 y cuyos integrantes crearon vídeos, memes, bots, trolls y páginas falsas cuya función era denostar al candidato de Morena y favorecer a Ricardo Anaya, todo dentro de una operación internacional, cuya base general de operaciones fue una casa con el número 245 en la calle de Berlín en laAlcaldía de Coyoacán, Ciudad de México. De acuerdo a Tatiana Clouthier, en esta campaña se sumó Enrique Krauze después de concertar su colaboración con Agustín Coppel.

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“Juntos hicimos historia” de Tatiana Clouthier

Gente cercana a Krauze, como Fernando García Ramírez, columnista en El Financiero y parte del consejo editorial de Letras Libres —publicación dirigida por Krauze— coordinó la elaboración y difusión de temas para denostar a AMLO, como el ya famoso caso de la intervención rusa en el proceso electoral mexicano de ese año o el del Eje México-Caracas-La Habana, entre otros; toda la información generada se almacenó en el portal PejeLeaks.Org, sitio patrocinado por empresarios mexicanos para difundir fake news en contra del tabasqueño. Las acusaciones vertidas en Juntos hicimos historia incluyen también a los comentaristas Pablo Hiriart y Ricardo Alemán. Ante tales acusaciones retomadas por Carmen Aristeguila respuesta de Krauze fue hecha pública el 14 de marzo en el programa de noticias de la periodista; en su comunicado, niega todas las imputaciones y se dice víctima de una persecución desde el poder, mencionando que se reserva su derecho de tomar acciones legales.

La revelación de la campaña negra contra AMLO no paro ahí. El 14 de marzo aparece una investigación periodística en el portal Eje Central, titulada Operación Berlín: conjura anti-AMLO, en la que un informante llamado Miguel Ángel detalla la trama del complot. El 17 de marzo Aristegui Noticias publica el texto Krauze operó contra AMLO. Testimonio sobre la insidia, firmado por Ricardo Sevilla, quien al día siguiente declaró en entrevista con Carmen Aristegui que formó parte del equipo de Krauze, incluso que fue él quien lo reclutó y orquestó gran parte del complot mediático. Sevilla no sólo aseveró muchas de las revelaciones hechas por Clouthier, además detalló la manera en que funcionó el equipo de Krauze, desde lo operativo hasta lo administrativo, y dijo tener las suficientes pruebas para demostrar sus dichos.

Sevilla también mencionó que estuvieron involucrados varios panistas como Germán Martínez, ahora director del Instituto Mexicano del Seguro Social, quien se adhirió a Morena poco antes de las elecciones presidenciales; también hizo énfasis en Margarita Zavala, entre otras personalidades del PAN. De igual forma, Sevilla aseveró que como parte del trabajo que efectuaban fabricaron tópicos para los debates electorales de Ricardo Anaya y con pleno conocimiento del candidato panista, señalando que todo fue financiado por los empresarios Alejandro Ramírez, director de Cinépolis; Germán Larrea, presidente de Grupo México; y Agustín Coppel, cerrando así la trama que Clouthier comenzó narrando con los hermanos Coppel. Lo anterior descubre el contubernio de empresarios, intelectuales y políticos en contra de AMLO durante el proceso electoral del año pasado. Las intenciones de Sevilla al confesar la confabulación y la operación de la campaña negra en la que participó, pueden basarse en su arrepentimiento —como él señala— o pueden ser una estrategia para no “hundirse” junto a Enrique Krauze y los otros conspiradores, después de lo que destapó Clouthier en su libro.

Ricardo Sevilla en el programa de Carmen Aristegui

Muy lejos está Krauze de ser coartado en sus libertades y mucho más de ser un perseguido en un país donde periodistas, activistas y defensores de los derechos humanos caen ante las balas del crimen organizado y sufren represión de los diversos niveles de Gobierno, incluso ahora cuando la llamada Cuarta Transformación ha iniciado. Es importante recordar que la noche del 1 de julio pasado, Enrique Krauze dio su opinión sobre el triunfo de AMLO en el canal 2 de Televisa, dijo que López Obrador debía cuidar sus palabras: “…las palabras son las que cuentan, las palabras son las que hay que cuidar, la claridad de las palabras; si no creemos en las palabras, en el peso de las palabras, no creemos en la verdad, en la verdad objetiva […] tono, modales, formas, cultura y el respeto a la palabra”.

Esa noche Krauze reconoció con palabras conciliadoras y elogiosas al que en junio de 2006, en la revista Letras Libres, bautizó como “El Mesías Tropical”, en un ensayo erudito basado en el concepto del “Poder tropical de Tabasco”, referente a una fuerza espiritual ligada a la naturaleza. En ese entonces él empleó una palabra de “mucho peso”: Mesías, la cual con el tiempo derivó en una postura antiobradorista que permeó en gran parte de la sociedad. Desde entonces Krauze planteó una posición abiertamente contraria a las aspiraciones políticas de AMLO.

Con las recientes revelaciones de Clouthier y Sevilla, que descubren la participación de Krauze en la Operación Berlín, el intelectual derechista bien puede ser llamado Enrique Fakerauze, pues el elaborado entramado de la campaña negra se basó en memes, perfiles falsos y fake news dirigidos para descarrilar de la elección presidencial a Obrador. En las acciones realizadas dentro de la operación se puede determinar si se cometieron o no delitos electorales, pues todo estuvo patrocinado por empresarios nacionales, y en México la utilización de recursos económicos de empresas privadas para campañas que incidan en un proceso electoral está regulado, por lo que sin duda se requiere una investigación a cargo de la Fiscalía Especializada para la Atención de Delitos Electorales, La unidad de Inteligencia Finaciera de la Seceretaría de Hacienda y Crédito Público y demás instancias pertinentes.

Enrique Krauze

Después de que fue expuesto el Complot Berlín, en una de sus conferencias mañaneras, AMLO dijo que: Enrique Krauze es un buen historiador. Tiene una postura política no precisamente afín a la nuestra, pero merece todo nuestro respeto. Yo he tenido con él algunas diferencias, pero tiene toda la libertad para expresarse, para manifestarse. Nosotros no vamos a perseguir a nadie por sus ideas. No vamos a utilizar […] al Estado para perseguir a críticos. Lo que estamos buscando es que el Estado ya no proteja a escritores, que no haya intelectuales orgánicos.

Y es correcto que no sea Andrés Manuel López Obrador quien dirima esta batalla político-mediática, pues como Presidente ya no le toca a él medir las palabras de sus críticos, y más en el caso de Krauze, quien ha sido uno de sus más férreos detractores. Krauze respondió a AMLO mediante un tweet: Yo también lo respeto a usted, Señor presidente López Obrador. Mi crítica ha sido franca y pública. He apoyado su proyecto social y moral. Y agradezco que reitere usted su postura de proteger las libertades. En un sólo tweet, Krauze olvidó su dura crítica y “abrazó” el proyecto obradorista; únicamente le faltó decir que aceptaba con el “corazón abierto” el advenimiento del “Mesías Tropical” en la Cuarta Transformación.

Enrique Krauze, devenido de adalid de la palabra y la verdad en propagandista de memes y fake news, ya sabrá por donde dirimir estas acusaciones, incluida la vía legal para responder a lo expuesto por Tatiana Clouthier y Sevilla. Por lo pronto todo parece indicar que el afamado intelectual de derecha poco tiene de demócrata y que es capaz de inventar la trama más ruin e inverosímil, como aquella basada en una supuesta injerencia rusa, misma que AMLO tomó como bandera para hundir la campaña negra en su contra al llamarse a sí mismo Andrés Manuelovich.

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