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Espiritismo en el Archivo Histórico Sudcaliforniano

Fotos: Gilberto Manuel Ortega

California Mítica

Por Gilberto Manuel Ortega Avilés

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). La historia del Archivo Histórico Pablo L. Martínez seguramente no es muy distinta de la de otros. Un almacén situado en la azotea de un viejo edificio conocido como El Sobarzo fue, por muchos años, el lugar de refugio de buena parte de la memoria histórica-documental de la península californiana.

Además de la humedad, los hongos y otros bichos, los estragos y las pérdidas que sufrió este valioso legado vienen de tiempo atrás. Varias incursiones filibusteras, invasiones extranjeras y conflictos políticos internos, sufridos a lo largo del siglo XIX en la península, provocaron que las autoridades locales ordenaran el traslado de los archivos a distintos lugares con el afán de salvaguardarlos. Si era tomada a tiempo, esta medida favorecía, no sin sacrificar algunos en el tránsito, la conservación de los documentos; pero si no, la destrucción y el saqueo de éstos eran inevitables.

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Un ejemplo de pérdidas documentales notables tuvo lugar durante el enfrentamiento bélico contra los invasores norteamericanos, en 1847: la falta de armas y municiones obligó a los defensores de la tierra bajacaliforniana a utilizar “los papeles más viejos” para confeccionar cartuchos de pólvora. De esta forma, la historia de la ocupación jesuita de las Californias, y parte de la del siglo XVIII, se convirtió casi por completo en patrióticas cenizas.

Gracias a la actitud conservacionista de los funcionarios del siglo XIX, la maltrecha y cada vez más reducida memoria histórica peninsular pudo ser rescatada una y otra vez -la existencia de nuestro archivo histórico es la mejor prueba de ello-.

A fines de los años sesenta, historiadores, estudiosos de la historia y ciudadanos preocupados, impulsaron el rescate de nuestro acervo documental con el propósito de crear el Archivo Histórico Sudcaliforniano, ideal que vieron cristalizar el 9 de mayo de 1969. Vaya un reconocimiento para ellos y lo mismo valga para quienes cotidianamente dedican parte de su vida a la conservación y ordenamiento del valioso acervo histórico.

La gran variedad de documentos que aquí se albergan es tan diversa como la población sudcaliforniana, aquí acuden investigadores a buscar genealogías, títulos de propiedad, fotografías y hasta evidencias de fenómenos paranormales. Entre los miles de documentos y libros fascinantes que se encuentran en este acervo, uno  llamó la especial atención de un servidor.

Esta obra se titula “El espiritismo en el mundo moderno”, de la editorial Valencia, Imprenta Católica de Pires, publicación del año 1872. En ella, se habla de la doctrina -por algunos considerada religión- llamada espiritismo, y se encuentra en muy buen estado a pesar de su antigüedad que ronda los 150 años.

El espiritismo es una doctrina originada en Francia a mediados del siglo XIX, cuyo máximo exponente ha sido Allan Kardec (1804-1869). Esta doctrina establece como principios la inmortalidad del alma, naturaleza de los espíritus y sus relaciones con los hombres, las leyes morales, la vida presente, la vida futura y el porvenir de la humanidad, según la enseñanza dada por los espíritus superiores con la ayuda de diversos médiums.

Kardec define al espiritismo como la ciencia que estudia la naturaleza, origen y destino de los espíritus, además de su relación con el mundo corporal y como filosofía, ya que estudia las consecuencias morales que resultan de esas relaciones.

Los conceptos o doctrinas espiritistas tienen seguidores en varios países del mundo, tales como Alemania, Argentina, Brasil (el país con la mayor cantidad de espiritistas), Paraguay, Colombia, Cuba, España, Estados Unidos, Francia, Haití, Japón, Perú, Portugal, Panamá, Puerto Rico, ​Reino Unido, Uruguay y Venezuela.

¿Cómo consultar este libro?

Siguiendo los lineamientos del Archivo Histórico Pablo L. Martínez.

  1. Registrarse e identificarse como usuario
  2. Utilizar guantes y cubrebocas
  3. No tomar fotografías con flash
  4. Cuidar el material prestado (préstamo sólo dentro de las instalaciones)

¿Existen más títulos o documentos similares en el Archivo?

Claro, pero sería imposible enlistarlos en un artículo, por lo que si el lector se interesa por estos documentos puede consultar el catálogo en línea en www.archivohistoricopablolmartinez.com.mx y posteriormente acudir a las instalaciones de lunes a viernes de 8 am a 3pm

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¿Conoces la leyenda de El Sobarzo, en La Paz?

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Actual Biblioteca “Justo Sierra”, ubicada en la zona centro de La Paz. Fotos: Archivo Histórico “Pablo L. Martínez”.

Colaboración Especial

Por Gamaliel Valle Hamburgo

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). Sobre la calle Altamirano esquina con Constitución, en el Centro Histórico de La Paz, se encuentran las instalaciones de la Biblioteca Pública Estatal “Maestro Justo Sierra”. El edificio construido en 1918 por el ingeniero Manuel Balarezo se erige en paredes de piedra cantera y techos de madera, y en su primera función fungió como casa habitación para el general Manuel Mezta; en la década de 1930, la viuda del General vendió el lugar al Gobierno del Estado y es así que se convierte en un hospital antituberculoso con el nombre del “General Manuel Sobarzo”.

Así, comentan sus trabajadores, que tal vez por su pasado histórico el sitio guarda cierta vibra mística en donde con cierta regularidad se observan fenómenos paranormales como ruidos de pasos y siluetas que avanzan. ¿Es posible que este sitio sea un punto de encuentro para vivos y muertos?

Al caer la noche algunos vecinos comentan que se pueden escuchar varios sonidos que provienen del interior del recinto sin que nadie esté dentro de él. Llantos, gritos y temibles sombras pueden ser divisadas por los grandes ventanales con vista a la calle Altamirano. En sus inicios cuando aquel hospital era anti tuberculoso murieron docenas de personas debido a la tuberculosis, enfermedad que abrazaba al entonces Territorio Sur; algunos años más tarde aquel recinto de piedra cantera se convirtió en cárcel pública, barandilla y más tarde en Delegación de gobierno.

Los empleados, así como los presos, fueron presa del terror en innumerables ocasiones, ya que se decía que en los pasillos de aquel lugar merodean las almas de aquellos que no descansaron en paz.

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El relato más conocido ocurrió en 1932 al sargento Agustín Loera, encargado de la Policía, y muy querido en el entonces denominado Territorio Sur. Agustín dijo haberse sentido muy mal una noche mientras estaba de guardia, pues unos incesantes ruidos parecían provenir de todas direcciones, escuchó llantos, golpes en el techo y en más de una ocasión las farolas se apagaron. Varios —entre ellos los internos—, se burlaron de él e incluso estuvo a punto de perder su trabajo, sin embargo, días después al tocarle la guardia, de nueva cuenta, le tocó ser participe de esta manifestación paranormal, pues por la mañana un segundo guardia llegó para tomar el turno y al ver que Loera no estaba alertó a los presentes diciendo que Agustín había abandonado la guardia sin autorización.

Un gendarme, finalmente, encontró a Loera en el calabozo número cinco. Se encontraba muerto bocabajo recostado en el piso. Lo impresionante de este asunto es que las llaves de aquel calabozo tenían por lo menos dos años perdidas y estaba cerrado en su totalidad, fue necesaria una veintena de hombres y un automóvil para tirar la reja y de esta manera sacar al Sargento Loera, pero lo que todavía era más notable el rostro de aquel hombre se encontraba desfigurado y con la cara desencajada de dolor perpetuo.

Aquella fue la historia más comentada entre la sociedad paceña, sin embargo otra historia tiene que ver con una de sus ilustres internas llamada Nastia Pavionovera Pondolovoc, quien fue detenida por enriquecimiento inexplicable y que escapó poco antes del huracán Liza, para jamás volver. Aquella mujer tenia lujos en la cárcel y según algunos documentos de época se descubrió un túnel que conectaba su celda al exterior por el cual ella salía y entrada mientras todos dormían.

Actualmente, el inmueble es la biblioteca pero se dice que aún ocurren situaciones poco explicables: que en más de una ocasión han hecho partícipe a los empleados quienes pensando que se trata de un lector más, lo ignoran, hasta que a la mala se dan cuenta de que es un alma en pena.

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