Anuncian convocatoria para el Premio Estatal de Ciencia y Tecnología en BCS

La Paz, Baja California Sur (BCS). El Poder Legislativo y Ejecutivo de BCS, a través del Consejo Sudcaliforniano de Ciencia y Tecnología (COSCyT), convocan a la  sociedad civil e instituciones a postular a investigadoras e investigadores científicos y tecnológicos para ser merecedora o merecedor del Premio Estatal de Ciencia y Tecnología 2025.

Las investigaciones deben destacar por haber hecho aportaciones al desarrollo económico y social del Estado, informaron la presidente de la Comisión de Ciencia y Tecnología de la XVII Legislatura de BCS, diputada Lupita Saldaña, y la directora del COSCYT, Sara Cecilia Díaz Castro, acompañadas del diputado Fabrizio del Castillo, secretario de la comisión.

La convocatoria quedará abierta a partir del 20 de octubre y hasta el 14 de noviembre a las 23.59 horas en la plataforma digital https://forms.gle/nAMis5CWbuZbvUB9.

La diputada Lupita Saldaña destacó que la ciencia y la tecnología en BCS se tiene que destacar debido al alto potencial de investigadores de nivel mundial, de ahí es que reiteró que la comunidad científica debe ser reconocida. Recordó que en 2019 se modificó la Ley General que establece el derecho humano a la ciencia y a la innovación tecnológica y en BCS también se aprobó en la Constitución estatal.

Por su parte la directora del COSCyT, Sara Díaz, recordó que son 15 años de otorgar este premio al mérito científico e informó que las instituciones de educación superior, centros de investigación (CIBNOR, CICIMAR, CICESE) y las organizaciones civiles  podrán postular a aspirantes ante el COSCyT.

Por su parte el diputado Fabrizio del Castillo manifestó el respaldo del poder legislativo a incentivar el desarrollo científico de la niñez, pues “son quienes vienen empujando para dar aportaciones, y esa es la parte que el Congreso a través de la comisión, comprometimos para poder hacerlo realidad”.

Los detalles de la convocatoria y requisitos podrán consultarse en la convocatoria una vez publicada; los premios consisten en reconocimiento del Poder Legislativo entregado en sesión solemne y un reconocimiento de 50 mil pesos entregado por el COSCyT.




Martha Reyes: Abrazada por la historia, impulsada por la ciencia (II)

FOTOS: Cortesía.

Tierra Incógnita

Sealtiel Enciso Pérez

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). Es sábado por la mañana y el calor ya empieza a hacerse notar, incluso en la sombra del café donde continuamos esta conversación con la Dra. Reyes Becerril. Entre el sonido de las tazas y el aroma a café recién hecho, retomamos la charla que dejamos pendiente en la primera parte de la entrevista.

Con la misma mezcla de claridad científica y calidez humana que la caracteriza, la doctora nos habla ahora de los retos detrás de sus proyectos, de su pasión por la divulgación y de cómo ha logrado que la ciencia no se quede encerrada en los laboratorios, sino que camine —o mejor dicho, corra— hacia las aulas, los hogares y las mentes más jóvenes. Acompáñenos en esta segunda parte, donde el conocimiento sigue fluyendo como café bien servido: fuerte, estimulante y, por momentos, sorprendentemente cercano.

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¿Cuál ha sido tu mayor hallazgo científico hasta ahora? Me formé desde la maestría y el doctorado trabajando con inmunología de peces, pero principalmente lo que hago es evaluar inmunoestimulantes. Son aquellos aditivos que pueden ser probióticos como bacterias ácido lácticas que vienen en el Yakult que nosotros nos tomamos, que tienen un efecto benéfico en nosotros, que tienen este efecto de estimular el sistema inmune, de prevenir cuando vayamos a estar expuestos a un estrés, por ejemplo, siempre le digo a los estudiantes ¿Cuando llega la época de frío, invierno, que es lo que hacemos? Tomamos el Redoxon, la vitamina C para prevenir y no enfermarnos, bueno trabajo con todo esto.

Había trabajado todo en la maestría y el doctorado con probióticos, bacterias, levaduras que se adhieren al intestino y que tienen un beneficio pero principalmente enfocados en acuacultura, en el 2019 hago un cambio de programa en el CIBNOR de acuacultura, me cambio el programa de agricultura en zonas áridas y ahí me hacen la recomendación, “Bueno pues aquí es agricultura, si nos gustaría, sabemos que tú trabajas mucho con peces y todo esto, pero también nos gustaría que te enfocaras algo de agricultura”, en ese tiempo en acuacultura se estaba trabajando mucho con el área de plantas medicinales y esto es muy nuevo en acuacultura, entonces dije “Ok, es una recomendación que me da el programa, bueno voy a seguir su consejo” y empecé a leer sobre plantas medicinales, principalmente sobre plantas medicinales de aquí, endémicas de Baja California Sur y ha sido para mí algo muy bonito porque me ha gustado muchísimo, he podido conocer sobre diferentes plantas endémicas, he tenido la oportunidad de trabajar con la damiana, con el lomboy rojo, con la ciruela del monte, y bueno, pero todos ellos como aditivos pero enfocados a la salud animal y he tenido la oportunidad de poder descubrir muchos beneficios que nuestros ancestros, los rancheros, los utilizan muchísimo en la medicina tradicional pero de una forma empírica, ellos observan, ven y conforme las tradiciones pues van siguiendo, y dicen, “esto sirve para esto, esto sirve para aliviar esto”, pero no hay un conocimiento científico.

He tenido la oportunidad de que todos estos conocimientos ancestrales poderlos evaluar ahora sí de forma científica y poder decir, qué razón tenían nuestros ancestros al utilizar, por ejemplo, la savia de del lomboy rojo con efecto cicatrizante, que sí lo tiene, ya ahora lo he podido validar de forma científica, que la damiana tiene un poder antioxidante muy muy fuerte, que nos ayuda a poder prevenir, a poder eliminar a esos radicales libres que son tan tóxicos en nuestro cuerpo. La ciruela del monte, el fruto, se utiliza mucho como mermelada, principalmente en la cocina, que lo hacen con chilito y limón, pero tienen propiedades benéficas muy buenas y que nosotros tuvimos la oportunidad de poder dar el fruto de la ciruela del monte liofilizado, o sea, seco. Lo agregamos a dietas para peces y nos encontramos que a los peces les encantó. Subieron de peso y además fortaleció su sistema inmunológico.

Entonces tenido varios hallazgos científicos muy buenos de plantas con propiedades medicinales endémicas de Baja California Sur a las cuales se les puede dar pues un valor adicional y que también para nuestros rancheros, creo que es muy muy bueno. Hemos podido trabajar también con la raíz de choya que ahora, por ejemplo, con el COVID se estuvo tomando mucho el té de raíz de choya que los rancheros dicen, «No, pues es para la tos mala Y si tú la mezclas con esto, vas a ver que te va a aliviar”, y bueno, ellos tienen ese conocimiento y nosotros decimos, «Bueno, pero qué tiene la raíz de choya, qué compuestos químicos tiene que nos van a ayudar.» Y hemos podido hacer investigación en donde encontramos que, efectivamente, la raíz de choya tiene propiedades, incluso hasta anticancerígenas, contra algunas enfermedades. Ahorita estamos en ese trabajo, en esa investigación y creo que son resultados muy buenos y muy favorables para nuestro estado y para todos los sudcalifornianos, los rancheros.

Ahorita estoy realizando un año sabático, una estancia sabática en la UABCS y dentro de esta estancia uno de mis objetivos es escribir un libro, un libro que ahorita puedo decir que va en un 80 % de avance, es sobre plantas medicinales de Baja California Sur, propiedades químicas, fotoquímicas y antioxidantes. Es un libro en donde van a poder leer un poco sobre las propiedades, ya científicas, sobre la raíz de choya, la ciruela del monte, la damiana y el lomboy rojo, la savia del lomboy rojo. Espero que, si no es este año, a principios de enero del año entrante, lo podamos estar presentando y la verdad que, pues eso también a mí me da mucha emoción, poder llevar estos conocimientos ancestrales ya a un punto científico, con evidencia científica.

¿Cómo equilibras el trabajo como científica con tu vocación docente y de divulgadora? Es muy bonito porque ahora las tres cosas las estoy haciendo y me encanta. Me gusta mucho. Ahorita tengo la oportunidad de ser docente en nuestra máxima casa de estudios, la Universidad Autónoma de Baja California Sur. Ahorita estoy dando tres materias que tienen que ver mucho con lo que hago, que cuando a mí me asignaron estas materias, dije, «¡Ups!, pues tengo que prepararme, estudiar y ver cómo se los voy a dar a los jóvenes, pero creo que me ha salido tan natural porque una de ellas es Elaboración de textos académicos, o sea, lo que hago. La otra es Metodología de la investigación, y la otra es Ética profesional, que creo era la que más miedo le tenía, pero que me ha encantado porque he tenido la oportunidad con los jóvenes de poder llevarles a varias personas, a platicar. Los he podido llevar al CIBNOR, hay un comité de ética y han tenido la oportunidad de escuchar a otras personas, con ellos he tenido la oportunidad de hacer debates. Les llevo varios temas y les digo, «Jóvenes, ahora vamos a hacer debate sobre esto», y están encantadísimos, me encanta ver cómo ellos disfrutan hacer el debate, escucharlos. También he tenido la oportunidad de dar la materia de Inmunología, pues es mi rama. Ahora con la divulgación es padrísimo porque dentro de las asignaturas trato de que sean divertidas, didácticas y por ejemplo, para cerrar el semestre, en la materia de inmunología les dije a los chicos, «Vamos a cerrar el semestre con divulgación. Entonces van a hacer material divulgativo de inmunología, pero dirigido a niñas y niños.» y ese es el reto. Los jóvenes, hicieron una lotería con células del sistema inmune, hicieron un serpientes y escaleras del sistema inmune, hicieron cuentos para niños en donde les hablan sobre el sistema inmune, las células del sistema inmune, cómo funciona nuestro sistema inmune y fue padrísimo porque los chicos lo captaron muy bien e hicieron unos cuentos para niños, y ahora con la tecnología, con los avances que hay, pues también se ayudan, solamente creo que a los jóvenes hay que darles ese empujoncito porque son muy creativos.

Ahora puedo poner eh la investigación con la docencia, con la divulgación y a los jóvenes les encanta. Les platico muchos a ellos de mi grupo de “inmunopeques” que fundé en el 2020 a raíz de la pandemia. Justo ayer di una plática en la Universidad y al terminar se me acerca un grupito de jóvenes de segundo semestre, y me dicen, «Doctora, queremos ser parte de “inmunopeques”. ¿Qué tenemos que hacer?» Y yo, «Ay, qué bueno» y me pongo a platicar con ellos, «Primero pues, que te guste, este, la divulgación, que te guste poder trabajar con niños y niñas porque principalmente a este sector nos enfocamos, a los niños y las niñas. Obviamente que te guste la inmunología, pero pues principalmente que te guste el estar enseñando».

Lo mejor es cuando ya los jóvenes se te acercan y te dicen, «Quiero formar parte de su grupo» Entonces, me siento muy afortunada. Si me preguntaran «¿Qué te gusta de la docencia?», respondería que me gusta enseñar, pero si hay algo en lo que me estoy enfocando al ser docente es, ¿Cómo me hubiera gustado que a mí me hubieran dado las clases o me hubieran enseñado? Entonces, creo que es fabuloso. Te platico algo rápido, la vez pasada en la clase de inmunología, pues con mil cosas no la había preparado, y dije, «¡zaz!, no he preparado la clase de mañana. Se me ocurre hacer una dinámica.» Entonces bajo un video corto de sistema inmune sobre tal tema, de dos minutos. Me llevo plumones. En el salón tenía la fortuna de que había dos pizarrones, entonces llego con los jóvenes y les digo, «Hoy vamos a hacer una dinámica, ¿De acuerdo?» Les voy a poner un video y ustedes van a captar todo lo que vean en el video”. Formo dos grupos, y después de ver el video, les di los plumones y les digo, «Van a pasar al pizarrón y van a escribir todo lo que hayan captado del video de la clase de sistema inmune, y después lo van a platicar”, y fue padrísimo porque llenaron el pizarrón. Estaba hasta al frente y escuchaba «Ay, también hablaba sobre estos anticuerpos y también hablaba sobre esta célula.» Cada quien llenó el pizarrón, no dejaron un huequito vacío y al final le decía, «A ver, este equipo, ahora platiquen y ahora este equipo y ahora platiquen.» Entonces, sin haber tenido nada preparado resultó algo magnífico y creo que eso es algo muy bueno, en los jóvenes, no basta con llegar, sentarnos, estar hablando y hablando y hablando, los jóvenes ahora creo que quieren otras cosas diferentes.

La enseñanza ha cambiado. Fui maestra en el 2006 en la Universidad de esta misma materia, recuerdo que llegaba, presentaba, hablaba, hablaba y hablaba. Ahora no. Ahora creo que los métodos de enseñanza tienen que ser más didácticos porque los jóvenes tienen tantas cosas en su cabeza, hay que captar esa atención de muchas maneras y creo que de esta forma didáctica es muy importante. Los jóvenes quieren participar, quieren estar haciendo cosas diferentes, no estar escuchando a un ponente nada más. Entonces me doy cuenta que este tipo de actividades a los jóvenes los captan. Por ejemplo, los miércoles me tocaba nada más una hora y los miércoles era de juegos y los jóvenes ya llegaban preparados, hacía unos juegos didácticos y era “A ver equipo 1 y equipo 2 pasen”, y me llevaba un regalito, llevaba unos borradores en forma de material de laboratorio entonces “equipo 1 contra equipo 2” y ¡fun! los juegos de preguntas y memorias. Los chicos ya sabían que los miércoles eran de juegos en la clase de inmunología y al final a los dos ganadores pues competían entre ellos para llevarse el máximo premio, pero es estar ideando siempre juegos didácticos o cosas didácticas.

La enseñanza va cambiando, no es ya nada más pararnos en frente de los jóvenes, no, no, no, ahora ya lo vemos, está el internet, todas estas tecnologías, la inteligencia artificial que es algo con lo que estamos luchando, entonces creo que si queremos captar a los jóvenes y queremos que ellos aprendan tenemos que también nosotros entrar en esas nuevas tecnologías y hacer muchas dinámicas porque es lo que les gusta a los jóvenes, que ellos estén involucrados, que su mente también se involucre en otras cosas y se olviden por un rato del celular, del exterior y se enfoquen, ahora la enseñanza sí tiene que ser un 50 y 50, didáctico y enseñanza frente a grupo.

¿Qué significó para Martha Reyes recibir el premio Ciencia, Vida y Mujer del CIBNOR? Fue el primer premio que creo que recibí como divulgadora, entonces para mí fue algo muy importante porque apenas iba iniciando en este medio en el cual jamás me había incursionado, era científica de laboratorio 100% y realmente ser reconocida con este premio por la labor de “Inmunopeques” fue para mí muy importante, y obviamente cuando recibes un premio que no lo esperas, realmente es un aliciente y dices “algo estoy haciendo bien”, entonces también eso me impulsó a seguir.

El año pasado, en el 2024, recibí otro premio que otorgó la Red Mexicana Nacional de Divulgación que fue el premio como Sudcaliforniana que fomenta las vocaciones científicas en Baja California Sur y fue un premio que a lo mejor no sonó mucho, pero lo recibí y eso para mí es muy importante, porque aparte de “Inmunopeques” ahorita también pues escribí dos libros en donde impulso el trabajo de la mujer científica sudcaliforniana que fueron estos niños de pequeña científica sudcalifornianas extraordinarias, escribimos el volumen 1 y 2. Me interesa mucho que conozcan lo que hacen las científicas, las mujeres sudcalifornianas con este afán de dar a conocer y de llegar a una equidad. La mujer en la ciencia el año pasado también tuve la oportunidad de escribir el primer libro de Niños divulgadores de la ciencia, no sólo en Baja California Sur, sino que fue un libro a nivel nacional y este año pude llevar a cabo el Primer congreso nacional de niñas y niños divulgadores de la ciencia en México, recibimos a muchísimos niños que vinieron de fuera, que son divulgadores desde pequeños, que ellos siguen nuestros pasos.

Recibir el premio como una persona que fomenta las vocaciones científicas en Baja California Sur pues para mí también ha significado muchísimo y me impulsa, ahora nada más estoy pensando en qué es lo que sigue, y siempre pensando en fomentar las vocaciones científicas para mí es algo muy importante muy positivo.

¿Qué legado te gustaría dejar en las nuevas generaciones de niñas interesadas en la ciencia? Primero que sí se puede, que todos y todas podemos ser científicos. Te comento rápidamente ahorita que me haces esta pregunta, hace poquito tuve la oportunidad de que uno de mis estudiantes que estaba llevando conmigo la materia de Metodología de la investigación, aquí en la Universidad me dice “doctora quiero hacer mi investigación con usted”, cada quien tenía la oportunidad de buscar a alguien con quien hacer una pequeña investigación científica y él se acerca conmigo y me dice “Quiero hacerlo con usted, con el tema del quelite”. Lo llevo al CIBNOR, él no lo conocía, fue muy curioso porque el estudiante cuando va entrando al Centro dice ¡Wow!, se queda asombrado y me dice “jamás pensé que iba a tener la oportunidad de entrar a un centro de investigaciones y de conocerlo”, y le digo, “Está abierto todo el mundo”. Me replica “Sí pero pensé que, no sé, que esto era para personas de otro nivel, jamás pensé que iba a entrar aquí”. Fue entonces, cuando le llevo al laboratorio, y lo vi tan fascinado, tan emocionado de decir “Estoy aquí y puede ser realidad”, le dije “Claro que es realidad, tú puedes lograr lo que tú quieras y todos estos centros de investigaciones son de puertas abiertas para todos”.

Es importante dar a conocer los centros de investigaciones, es importante dar a conocer las instituciones que hacen ciencia. Baja California Sur es uno de los estados que, claro es un estado pequeño, pero en proporción, es un estado en donde hay muchas instituciones que hacen ciencia y somos de los estados en donde hay más científicos y científicas en todo México, claro en proporción, pero aquí se hace mucha ciencia. Es muy importante que los jóvenes lo sepan, lo demos a conocer nosotros como científicos y científicas, que vayamos a las escuelas desde el nivel preescolar hasta licenciatura y digamos “Estamos haciendo esto”, porque es nuestro deber como científicos y científicas dar a conocer lo que estamos haciendo. Esto para mí es el principal legado, que los jóvenes sepan que están en un estado donde se hace ciencia, en donde todas las instituciones son de puertas abiertas, y eso es algo muy bueno, quieres venir a conocer: ¡Adelante!, somos de puertas abiertas y aquí te enseñamos lo que tú puedes hacer, porque todos somos capaces de llegar a hacer lo que queramos, entonces si tú quieres ser científico o científica adelante, lo puedes llegar a hacer, todos podemos hacerlo.

Si volvieras a ser niña, ¿Qué mensaje te darías a ti misma para el camino que hoy has recorrido? Fíjate que a mí me gustó ser yo, me gustó esa libertad que me dieron mi madre, mi abuelo, de elegir lo que quería ser, me gustó muchísimo ser esa niña extrovertida, bailarina, vaga, porque desde chiquita incluso estuve en el pentatlón, solita me iba con todos mis compañeros, mis vecinos, desde la Loma Linda hasta el pentatlón, que estaba en la 5 de febrero, todos los domingos nos íbamos hasta allá, me iba con mi grupo de amigos y estuve en el pentatlón. Para sacar dinero, le limpiaba la casa a veces a mis tías, a veces les decía, si no quieres alguna ropa me la das, y con lo que me daban me iba a la colonia del panteón con otra amiguita, a vender ropa, y nos íbamos de casa en casa para poder sacar dinero, a lo mejor para el traje del pentatlón o para mis botas o lo que quería, entonces la verdad que fui una niña con mucha libertad de hacer lo que quería.

Volteo atrás y disfruto y agradezco ser esa niña que enfocó y canalizó toda esa energía de una forma buena, porque también pude haberme ido por otro camino con esa libertad que tuve, pero afortunadamente lo canalicé de una forma muy buena, muy positiva y volteo atrás y me gusta, me gusta esa niña llena de vibra, llena de energía, esa niña con ganas de comerse al mundo, agradezco y que encontré mi vocación, y ahorita la verdad que soy muy feliz con lo que hago, lo disfruto plenamente, tengo la fortuna de tener a un esposo que también hace lo que hago, los dos somos científicos, entonces nos compaginamos muchísimo, trabajamos juntos, tenemos a una niña que también pues ha crecido ahora sí que en una familia de científicos, también le damos la libertad de que sea ella, de que vaya indagando, siempre le digo “Sé lo que tú quieras ser, pero eso sí, sé la mejor, quieres ser repostera, sé la mejor repostera, quieres ser de las que pinta las uñas, pero sé la mejor pintadora de uñas, o sea lo que tú quieras ser, pero sé lo mejor, sé la mejor”. Espero que este legado que dejamos a mi hija sea muy bueno, que ella tenga la oportunidad de elegir lo que ella quiera hacer, si ella quiere ir a estudiar fuera, sí le doy esa oportunidad de poder estudiar fuera, la verdad que te abre mucho los ojos y también agradecer pues a todas las personas que han estado conmigo, mi madre principalmente, que con un trabajo en un kinder que ahora ya está jubilada. Pero sigue siendo una persona muy activa, ahorita se dedica a los tianguis, a la venta en los tianguis, no para. Creo que también por eso soy así.

A mi abuelo, a mi abuela que ya no está, he tenido la oportunidad de rodearme siempre de gente muy positiva, que me ha enseñado muchísimo, gente que me quiere muchísimo, a los amigos y amigas de mi abuelo, la maestra Rosita que he tenido la oportunidad de conocer, al maestro Eligio, he tenido la oportunidad de conocer gracias a mi abuelo a muchas personas muy sabios que nos enseñan muchísimo y bueno pues agradezco a todos ellos y también el haber nacido en un estado que me encanta, en el que quisiera retribuirle todo lo que hago pues para mí es mi principal objetivo.

La charla con la doctora Martha Reyes se alargó como esas sobremesas que uno no quiere terminar. Entre anécdotas, ideas compartidas y más de una carcajada, el reloj nos hizo la mala jugada de recordarnos que el tiempo pasa, aunque uno no quiera. Nos despedimos a la puerta del café con ese típico “¡hay que seguir platicando de esto!” que, en nuestro caso, no fue una cortesía sino una promesa. Porque cuando las coincidencias sobran y la conversación fluye, no queda más remedio que seguir buscándose el tiempo para retomarla. Y así nos fuimos, con el sabor del café todavía en los labios y la certeza de que no sería la última vez.

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Así se ven los espermatozoides del callo de hacha

FOTOS: Marian Camacho

SudcaliCiencia

Por Marián Camacho

ADVERTENCIA:

Este artículo incluye imágenes explícitas y descripciones

gráficas de células sexuales. Se recomienda discreción.

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). Callo de hacha” es el nombre común de los moluscos bivalvos (almejas) de la familia Pinnidae.

En el Pacífico mexicano, estos organismos se encuentran representados por cuatro especies: Atrina maura (hacha china o callo media luna), Pinna rugosa (hacha larga o callo redondo), Atrina tuberculosa (hacha botijona) y Atrina oldroydii (hacha lisa).

FOTO: Internet

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Las hachas viven semi-enterradas (se asoma solo un pedacito de su concha) en bahías y lagunas costeras sobre fondos blandos constituidos de arena fina y lodos de limo-arcilla, a profundidades que van de 0.5 a 15 m. Son moluscos dominantes en la comunidad de los sitios que habitan, en donde pueden llegar a formar densos bancos de tamaño y persistencia variable (como el caso de un banco de Atrina oldroydii que tenía una extensión de varios kilómetros en la costa de Sinaloa).

Estos bivalvos cuentan con una larga tradición en la pesca ribereña del noroeste de México, en especial en Baja California Sur, donde incluso en ciertos cuerpos de agua (por ejemplo, la Ensenada de La Paz) son el recurso pesquero de mayor importancia con el cual subsisten varias familias. La principal parte comercializable de estos organismos es su gran músculo aductor o “callo”, debido a que tienen una textura firme y un sabor suave, ¿a poco no? Este músculo, además de ser el ingrediente perfecto de un coctelito, es el órgano del cuerpo de estas almejas que les permite cerrar su concha.

En las hachas, los sexos están separados, es decir, hay machos y hembras; aunque, algunas veces ciertos individuos “deciden” cambiar de sexo y podemos encontrar  hermafroditas, con ambos sexos presentes al mismo tiempo. Así, cada sexo presenta diferentes tipos de células reproductoras: los machos espermatozoides y las hembras ovocitos.

Almejas machos y sus espermatozoides

Hace un tiempo, aproximadamente cuatro años, un equipo de biólogos marinos, incluida quien escribe estas líneas, decidimos observar muy de cerca -y cuando digo cerca es realmente cerca-, cómo se veían las células sexuales del hacha china Atrina maura. Para eso, con ayuda de la entusiasta comunidad de pescadores del barrio paceño El Manglito y de Noroeste Sustentable, recolectamos algunos organismos de la Ensenada de La Paz para tomar una muestra de sus gónadas, es decir, los órganos reproductores donde se encuentran los gametos o células sexuales, y que en las almejas machos se llama testículo, y en las almejas hembras se llama ovario.

Una vez obtenidas estas muestras, me las llevé a la Ciudad de México, a la Escuela Nacional de Ciencias Biológicas (ENCB) del Instituto Politécnico Nacional, para verlas con un microscopio electrónico de transmisión. Este gran aparato, a diferencia de un microscopio de luz, permite ver a través de las células utilizando electrones y no fotones, además de lograr visualizar los organelos, es decir ¡los pequeños órganos que componen las células! No exageraba cuando les dije que las queríamos ver muy de cerca.

En esta entrega les mostraré una versión resumida de lo que obtuvimos con los machos (para ver las descripciones completas, el estudio original se puede consultar aquí). Y bueno, pues sin más preámbulos con ustedes, los espermatozoides de un “callo de hacha”:

Querido público lector, si se ha sorprendido, y tal vez decepcionado un poco, porque no está viendo lo que tenía en mente o porque no comprende muy bien qué es lo que está viendo, permítame decirle que a mí me pasó lo mismo la primera vez que me asomé a este tipo de imágenes que arroja el microscopio electrónico. Asimismo, concédame unas líneas para compartirle lo que aprendí.

Los espermatozoides de las almejas, al igual que los de otros seres vivos (incluidos los humanos) alcanzan su forma característica parecida a la de un renacuajo, con una “cabeza” y “colita”, no sin antes pasar por un proceso de desarrollo. Este proceso se inicia con unas células redondas “grandes” (4-8 micras; milésima parte de un milímetro) llamadas espermatogonias (como las de la imagen anterior).

Posteriormente, las células se van haciendo más pequeñas y comienzan a desarrollar una proyección (acrosoma) en la parte anterior, que les da un aspecto de “cabeza”; y un flagelo en la parte posterior, que les da un aspecto de “cola”.

Finalmente, los espermatozoides del “callo de hacha”, miden aproximadamente 2 micras, y adquieren la forma clásica de renacuajo con la cual podrán ser expulsados al agua de mar para encontrarse con los ovocitos de las hembras y llevar a cabo la fertilización y formación de nuevas almejas. Para esto, los espermatozoides “nadarán” utilizando su flagelo que tendrá energía suficiente gracias a las cuatro mitocondrias que lo rodean (en las imágenes siguientes se ven, con mucha imaginación y atención, como círculos grandes alrededor del flagelo). Asimismo, el acrosoma en la “cabeza” contiene enzimas que permitirán atravesar la capa protectora del ovocito para poder penetrarlo y hacer la unión del material genético de la nueva almejita que se formará. Increíble si no lo viéramos, ¿cierto?

Con mucha alegría les comparto que este estudio 100% sudcaliforniano es el primero que muestra con microscopía electrónica los espermatozoides de esta especie de “callo de hacha”. En este sentido, por si usted se está preguntando, “y esto, además de ser bello e interesante, ¿para qué sirve?”, pues déjeme decirle que los estudios de ultraestructura espermática -así se llaman los que utilizan microscopio electrónico-, han demostrado ser útiles para distinguir entre las diferentes especies cuando hay problemas taxonómicos o saber cuál es su origen (filogenia). Además, las descripciones ultraestructurales sirven como un punto de partida para estudios que comparan anormalidades causadas por contaminantes o enfermedades.

Finalmente, querido público lector, si después de terminar este artículo, continúa interesado en ver lo que obtuvimos con las hembras, por favor, deje un comentario en las redes sociales de CULCO.

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Del niño inquieto de Santa Rosalía al astrónomo más importante de México (I)

FOTO: Fernando Guerrero.

Por Modesto Peralta Delgado

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). Omar López Cruz es considerado uno de los astrónomos más importantes de México y del mundo, representando un orgullo para Baja California Sur; en su trayectoria, destaca el haber encabezado una investigación que encontró el agujero negro supermasivo más grande del universo. Te compartimos la entrevista exclusiva que concedió a CULCO BCS, en esta primera parte, centrada en su historia de vida: cómo pasó de ser un niño juguetón y curioso en un pueblito que hasta la fecha no creció, hasta estudiar en el extranjero y convertirse en el respetado científico que es hoy en día.

Nació en La Paz, BCS, el 20 de noviembre de 1964, aunque no le desagrada la idea de decir que «es» de San Lucas, un pueblo pequeño costero a escasos kilómetros de Santa Rosalía, donde pasó su infancia y que recuerda de forma tan vívida. Es astrónomo por el Department of Astronomy and Astrophysics, de la University of Toronto en Canadá, donde realizó su Maestría en 1991, y su Doctorado en 1997. Con 53 años de edad, actualmente es investigador titular del Instituto Nacional de Astrofísica, Óptica y Electrónica (INAOE) en Puebla, Puebla.

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Por el trabajo de su padre —subteniente Leonardo López Toral— , quien era mecánico de la Fuerza Aérea Mexicana, nació en La Paz, pero la familia se trasladó a San Lucas en 1965, un poblado que a su madre —Austrebertha Cruz de López— le parecía «más que un lugar alejado de Dios», sin embargo, su papá quiso quedarse. «Debido a que en San Lucas había una pista de aterrizaje, mi padre fue comisionado allí para reabastecer a los aviones de Ensenada a La Paz. El comandante era el capitán César Atilio Abente —conocido como el Che Abente, por ser originario de Uruguay. Había tres militares que iban a San Lucas, pasaban cuatro meses y regresaban a La Paz. Era muy tardado ir y venir, el viaje tomaba más de una semana en un camión que llevaba el correo desde Santa Rosalía a La Paz. Mi papá solicitó al Che Abente que lo dejara en San Lucas permanentemente. Todos pensaron que estaba loco. ¿Qué iba a hacer en ese lugar tan solo?».

Los caminos de la vida —y el hambre de conocimiento—, llevarían a Omar López Cruz a estudiar en la Escuela Superior de Física y Matemáticas del Instituto Politécnico Nacional en la Ciudad de México, en 1987 y dos años después fue becado por Conacyt para estudiar astronomía en Canadá, regresando a México en 1996. Pese a ese enorme salto, sigue recordando su infancia contemplando el cielo nocturno y el mar, en un tiempo en que no había ni siquiera electricidad.

«En ese tiempo era el lugar más cercano al paraíso, era un lugar virgen, donde los peces se daban en abundancia; el fondo del mar que no era tan profundo, estaba sembrado de callos de hacha; escarbando un poquito entre la arena salían las almejas. No podías caminar por la playa sin encontrarte con las jaibas y las mantarrayas. Los esteros de San Lucas además de ser criaderos de peces y camarones también eran excelentes criaderos de zancudos. En mis años en San Lucas, siempre traía la piel pinta de los piquetes de zancudos. Así crecí, sin electricidad, sin agua potable, sin televisión. La radio era nuestra única conexión con el mundo. Recuerdo que oímos por la noche algunos programas de la XEW. No recuerdo haber conocido el aburrimiento, me pasaba todo el día en la playa, era el terror de las jaibas, no se me escapaban. Mi papá me había mandado a hacer una fisga para atrapar a las jaibas, lisas, lopones, pulpos y calamares. Armado con un cuchillo que traía en una funda que ceñía con un cinturón a la cintura y mi fisga me creía Chanoc. Sólo salía del agua cuando mi mamá me llamaba a comer. Comía lo más rápido posible y me regresaba a la playa».

FOTOS: Cortesía.

Fue al jardín de niños en Santa Rosalía, y a la primaria en la escuela rural «Emiliano Zapata» en San Bruno; su profesora fue la Tati Ahumada. «Era muy cariñosa, recuerdo que salíamos a los arenales de San Bruno de excursión. Los niños nos peleábamos por encontrar florecitas silvestres, por cada flor que le llevábamos nos dada un beso. Fue un tiempo muy feliz, pero no aprendí mucho (…) Recuerdo el famoso Libro mágico, mi padre me trató de enseñar a leer con ese libro, pero eran más duros los reglazos que lo que yo aprendía. El método con el que mi papá había aprendido, no funcionaba para mí. Y lo que es peor, el famoso Libro mágico me traumatizó. Es el único libro que quemaría».

A muy temprana edad —aseguró—, soñó que ya leía: «Dicen que uno no se da cuenta cuando aprende a leer, yo recuerdo haber soñado que ya sabía leer, que todos esas sílabas que no podía conectar, de repente se hacían claras y que las reconocía en todas las palabras, largas o cortas. Cuando desperté ya sabía leer». Y en esa etapa, comenzó a crear su biblioteca: «Mi padre me había regalado el primer libro con el que fundé mi biblioteca personal, un diccionario enciclopédico Pequeño Larousse. Los demás los comencé a comprar por correo al Readers Digest. Era un placer recibir aquellos libros de historia, del mar, de la naturaleza, del uso del lenguaje, etcétera. Me compré mi primera enciclopedia, la cual leía todos los días. Al regresar de la escuela, después de comer, tomaba uno de los tomos y lo abría al azar, y comenzaba a a leer».

Aún recuerda, también, el restaurante «Playa San Lucas» que su madre había abierto en ese lugar, improvisando una hornilla donde preparaban mojarras fritas y cócteles de almeja y ostión. «La gente comenzó venir los fines de semana desde Santa Rosalía, San Bruno, Mulegé y hasta San Ignacio a las mojarras de doña Bertha, mi madre. Llevamos más tiempo fuera de San Lucas, que lo que duró en restaurante, pero la gente sigue recordando a Toral (mi padre), a doña Bertha y las mojarras de San Lucas. La última vez, cuando estuve en el Archivo Histórico «Pablo L. Martínez», en La Paz, salió una persona que vino a saludarme que dijo que me conoció en San Lucas, en el restaurante de mi mamá».

De vuelta a La Paz

En 1972 regresaron a su padre a esta ciudad. Con cariño, dijo que aún graba en su memoria a algunos de sus profesores, desde que estuvo en la Escuela «Miguel Hidalgo», hasta la «Torres Quintero» con la profe Lupita; en tercero, en la «Ignacio Zaragoza», la profe María de los Ángeles Domínguez; y en cuarto año la profe Olga Silva Lara que «no fue muy grato. No me había dado cuenta que era diferente a mis compañeros», confensando la discriminación que sintió: «Mis padres son de Oaxaca. Yo me creía tan sudcaliforniano como los chuniques, pero mi profe Olga me hacía ver que era diferente y me enfrentaba. Mis compañeros a veces me llamaban tahualila, pero no entendía por qué, yo había nacido en La Paz, creía que los tahualilas eran de otros lados. En quinto, con los profesores Nelson Arnaud y Raúl de Borja Alvarado Ruíz, recobré la confianza y me lancé de lleno a aprender todo lo que podía. Todo cristalizó en sexto año, con el profe Raúl Acevedo García».

«Ese tiempo marcó mi vida, nunca me ha causado tanto placer aprender, como en ese tiempo. Me hice el especialista en el Ciencias Sociales; aún recuerdo en contenido de algunas páginas, incluyendo el texto y las ilustraciones. Gregorio Chávez Montiel era el experto en Matemáticas. Teníamos pique, siempre estábamos tratando de mostrar quién sabía más. Creo que eso, ha de haber enfadado a nuestro compañeros. Goyo y yo éramos unos presumidos odiosos, pero más bien lo que hacíamos era poner una máscara de sabelotodo para cubrir nuestra timidez».

«Descubre» el cielo

En el verano de 1977 regresaron a San Lucas, siendo ya cinco hermanos —Nereida, Rosa Elia, Zoraida y Javier—, y fue este el momento en que decidió ser astrónomo. «Hasta entonces creía que no era bueno para las matemáticas. Pero conocí a la profe María de Jesús Hernández Real, quien me enseñó que las matemáticas no sólo era hacer sumas, restas, multiplicaciones y divisiones —creo que aun sigo siendo malo para hacer cuentas—, pero la profe Mary me enseñó que las matemáticas también eran crear e imaginar, y para eso creo que sí soy bueno. Entonces, convencido de que sería abogado apenas un año atrás, me dediqué a aprender matemáticas.  Fue una noche de verano cuando sentado a la orilla del mar en San Lucas, tenía una radio de baterías sobre mis piernas y escuchaba Oxígeno de Jean Michel Jarre. Miraba hacía Guaymas donde se veían mucho relámpagos, de repente el cielo se despejó y el cielo se lleno de estrellas. No teníamos el servicio de electricidad, lo que hacía una noche pura.  En ese momento supe que quería ser astrónomo«.

Al regresar a La Paz, quiso ingresar a la Escuela Secundaria «María Morelos y Pavón», pero no fue admitido en el turno de la mañana, «años más tarde me enteré que algunos de mis “amigos” comenzaron una campaña para que no ingresara a la Morelos, pues decían que yo era igual de sangrón que mi amigo Goyo Chávez, quién era el mejor estudiante de toda la secundaria», pero a los pocos días entró a la Secundaria 3 que el maestro Ernesto Romero Lucero abrió cerca de la Zona Militar. «Allí la recepción fue muy diferente (…) La Secundaria 3 necesitaba alumnos, admitió alumnos rechazados de otras secundarias (…) Por azares del destino la profe Mary volvió a ser mi maestra de matemáticas, quien también se había mudado a La Paz. Cada determinado tiempo, le hablaba para visitarla en su casa para resolver dudas. La relación educativa se fue transformando en una relación de amistad que perdura hasta la fechas, ahora es la ‘comadre Mary’, madrina de 15 años de mi hermana Nereida».

«La preparatoria la hice en el Instituto Tecnológico de La Paz, el mejor bachillerato de Noroeste del país. La prueba de fuego era que todos los egresados del Tec que hacíamos examen de admisión en la UNAM, IPN, UAM y en otras universidades, lo pasábamos sin problemas. Quién más influyo en mi carrera en ese tiempo fue la licenciada Silvia Moreno Bravo, maestra de cálculo diferencial e integral. Cuando le dije que quería estudiar astronomía, me dijo que tenía que ir la Ciudad de México a estudia física o matemáticas».

De La Paz, se fue al entonces Distrito Federal, a la Escuela Superior de Física y Matemáticas del IPN. «La Ciudad de México me comió y me escupió. Fueron cuatro años muy duros, por lo contaminado y sobrepoblado de la ciudad», donde le tocó vivir de cerca la explosión de gas de San Juanico en 1984 y el sismo de 1985. Dos años más tarde se mudó al INAOE en Puebla, «fue hasta entonces que me pude dedicar a la astronomía de lleno. Terminé mi tesis en diciembre de 1987. El 8 de enero de 1988 el INAOE me brindó el primer contrato como investigador. En 1989 me fui a la Universidad de Toronto a hacer la maestría y el doctorado. Antes de regresar a México, hice una estancia en la Universad de Harvard en 1995. Regresé a INAOE en 1997″. Es así que antier se cumplieron exactamente 30 años en que entró a laborar en la INAOE.

Fue en las últimas semanas del año pasado, que el astrónomo Omar López Cruz vino a La Paz, a dar una conferencia en el Archivo Histórico «Pablo L. Martínez», donde ante un nutrido público abundó sobre el tema de los agujeros negros y otros de divulgación científica. Al día siguiente pudimos charlar con él, y además de abrir su cajón de recuerdos, también comentó sobre un ambicioso proyecto para Baja California Sur, mismo que, de continuar la violencia, puede verse afectado. No te pierdas la segunda parte de esta entrevista que aborda éste y otros temas de divulgación científica.

 




¡Alerta! Los científicos choyeros se van a escapar

Imágenes: Internet.

SudcaliCiencia

Por Marián Camacho

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). Tal vez usted no lo sepa, querido lector, pero Baja California Sur tiene el enorme orgullo de encontrarse en el cuarto lugar, a nivel nacional, con respecto al número de investigadores con conocimientos científicos y tecnológicos dentro del Sistema Nacional de Investigadores (SNI) en relación a cada 1,000 individuos de la población económicamente activa. Es decir, ya hay varios científicos de BCS sobre interesante proyectos.

El SNI contribuye a la formación y consolidación de los científicos del más alto nivel en México como un elemento fundamental para incrementar la cultura, productividad, competitividad y el bienestar social. Es decir, pertenecer al SNI es uno de los mayores reconocimientos que un investigador puede adquirir en nuestro país. Por lo tanto, que la pequeña Baja California Sur (en cuanto a población) esté sólo detrás de la Ciudad de México, y de sus vecinos, Morelos y Querétaro, es algo digno de reconocerse y celebrarse.

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La investigación de alta calidad que se genera en nuestro Estado, se lleva a cabo principalmente en los siete centros de investigación y siete posgrados (maestría y doctorado) considerados dentro del Padrón Nacional de Posgrados de Calidad (PNPC) del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACyT). Entre los Centros de Investigación, con estudiantes de posgrado, destacan la Universidad Autónoma de Baja California Sur, el Centro Interdisciplinario de Ciencias Marinas (CICIMAR) del Instituto Politécnico Nacional, el Centro de Investigaciones Biológicas del Noroeste (CIBNOR) y el Instituto Tecnológico de La Paz (ITLP).

Sin embargo, a pesar de estos buenos resultados, existe una situación que tristemente empaña la realidad sudcaliforniana.

BCS no invierte en divulgación científica

De acuerdo a una entrevista realizada a la doctora Laura Mónica Treviño Carrillo, directora general del Consejo Sudcaliforniano de Ciencia y Tecnología (COSCyT), Baja California Sur es el Estado que menos presupuesto le dedica a la comunicación pública de la ciencia, por lo que existe una gran necesidad de impulsar la ciencia, la tecnología y la innovación a través de actividades que refuercen su apropiación social.

Esta situación es realmente grave, porque el acercamiento de la ciencia a la sociedad es un compromiso que los científicos debemos tener como una prioridad y uno de los fines últimos después de la generación de nuevo conocimiento. La importancia de la comprensión de conocimiento científico para la humanidad ha sido maravillosamente explicada por el famoso divulgador Carl Sagan en varios de sus libros y entrevistas. Aquí unas infografías al respecto.

Semana  de escape

En este sentido, los centros de investigación y posgrado en BCS llevan a cabo, cada año, un evento denominado Semana del Posgrado en Baja California Sur. En el cual, durante cinco días, los científicos de BCS dejan sus laboratorios (en edificios o en el mar) para acercarse a la comunidad sudcaliforniana y platicarle, de una forma muy sencilla, sus proyectos de investigación.

La Semana del Posgrado en Baja California Sur tiene dos grandes objetivos: uno, promover un espacio para la divulgación de los resultados de investigación de los estudiantes. Esto se logra a través de exposiciones de carteles, videos, entrevistas en radio y ponencias orales, donde se abordan críticamente temas relacionados con las áreas de acuicultura, biología y ecología marina, oceanografía y ambientes costeros, pesquerías, bioeconomía, biología y ecología terrestre, ciencias agropecuarias y zootécnicas, biotecnología, administración, ciencias sociales y humanidades, y sistemas informáticos.

La segunda es potenciar el intercambio de experiencias y conexiones entre pares. Esto quiere decir que hay una oportunidad para que los investigadores se conozcan entre sí y lleven a cabo conexiones que les permitan colaborar en conjunto para realizar posibles investigaciones futuras.

A lo largo del tiempo, la Semana del Posgrado en Baja California Sur ha comprobado tener un impacto positivo tanto en los programas de posgrado y alumnos; como con la comunidad sudcaliforniana y los sectores social y productivo.

Finalmente, podemos ver a esa Semana como una oportunidad maravillosa para escuchar a todos estos científicos que nos comparten sus increíbles proyectos para hacer de este mundo, un mundo mejor (sí, aunque suene muy romántico). Da click aquí para ver más información de la XVII Semana del Posgrado en Baja California Sur 2017.