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Nautical Archaeology Society realiza exploraciones en un barco hundido en Bahía Magdalena

FOTO: Sucar, A.

La Última Trinchera

Por Roberto E. Galindo Domínguez

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). En noviembre del 2021, el arquitecto Octavio del Río Lara, senior tutor de la Nautical Archaeology Society (NAS) en su división México y colaborador de larga trayectoria en diversos proyectos de arqueología subacuática del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), realizó varias inmersiones de buceo para explorar y registrar un pecio (barco hundido) en las cercanías de Punta Colorada en Bahía Magdalena, municipio de Comondú.

Los propósitos de la expedición fueron el de abundar en el conocimiento de los restos que integran el contexto histórico-arqueológico sumergido y el de entrenar a estudiantes que cursaron los primeros niveles de preparación teórica y práctica que requiere la NAS, organización con sede en Inglaterra, para certificar como colaborador y hasta instructor y/o tutor a personas interesadas en aprender y poner en práctica los conocimientos básicos de las actividades de registro submarino que se emplean en la arqueología náutica y marítima, a un nivel de profesionalización técnica con estándares mundiales; y es que no se necesita ser arqueológo de profesión para convertirse en un técnico especializado en registro arqueológico subacuático.

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FOTOS: Octavio del Río.

Entre los participantes en los trabajos de exploración y registro se contó con seis estudiantes de diversas partes del país, así como de diferentes disciplinas profesionales. Quienes guiados por Ángel Aguirre Rosales y Reyna Matilde Sánchez, dueños de la única tienda de buceo en Puerto San Carlos: Shark Diving Pilot, llegaron al punto en el que se lanzaron al agua con sus trajes y equipo de buceo para reconocer y registrar, entre bosques de algas y una gran diversidad de fauna, el barco hundido conocido como Propela de bronce, rasgo distintivo de la enorme embarcación; considérese que esta pieza del barco mide 5.75 metros de diámetro (de extremo a extremo de las puntas de las hélices), eso ya nos da una idea del tamaño de la nave naufragada. Y este era un barco de guerra, pues de acuerdo a los registros, dirigidos por Octavio del Río, en la cubierta de la embarcación aun se tienen dos ametralladoras con su caja de munición, así como un cañón antiaéreo e inclusive algunos proyectiles de gran calibre. Y eso apenas es lo que sobresale en la superficie, pues la mayor parte del pecio se encuentra bajo la arena y/o cubierta por concreciones. Lo que indica que la riqueza cultural del sitio debe ser muy grande, así como lo es el tamaño de la nave.

FOTO: Octavio del Río.

Del Río Lara investigó en registros históricos y periodísticos y señala que el pecio Propela de bronce corresponde al barco mercante canadiense SS Westbank Park, nave que fue artillada durante la Segunda Guerra Mundial, y que en 1945 volvía de Inglaterra a su puerto de origen: Vancouver. Sin embargo, el 7 de octubre un huracán alcanzó al navío en Bahía Magdalena y su furia lo hizo sucumbir. Ahí quedó, en las inmediaciones de Punta Colorada, el barco canadiense mercante habilitado como buque de guerra durante el conflicto bélico más grande de la historia. Desde entonces, varios grupos de buceadores lo han explorado tal vez sin saber de que barco se trataba realmente, pues hasta ahora todo lo que se comentaba alrededor de este naufragio eran suposiciones; pero hoy Del Río Lara y su equipo han identificado algunos rasgos de piezas que conforman el pecio y que coinciden con los registros de arquitectura naval del SS Westbank Park y de las piezas de artillería y metralla con que este navío fue adaptado.

FOTO: Allan Wikilson.

FOTO: S. C. Heal.

Durante los tres días de exploración los participantes, guiados por Octavio y apoyados por Arturo y Reyna, realizaron inmersiones de buceo y otras actividades acuáticas para obtener la certificación de los cursos introductorio y parte I (niveles básicos de la certificación NAS). Los estudiantes hicieron diversos ejercicios dirigidos a lograr un control total de su flotabilidad —entre otras habilidades de la práctica del buceo—, con el propósito de poder manejar herramientas para el trabajo de registro e identificación de los datos históricos in situ a partir de elementos diagnósticos del pecio como la propela, el ancla, y otros rasgos de piezas náuticas y de construcción naval. Así mismo, realizaron un reconocimiento y mapeo general del área total visible del contexto arqueológico empleando técnicas como el dibujo, el video y la fotografía. Con lo que lograron generar un registro general incipiente que puede ser usado para planear exploraciones más extensivas del contexto histórico sumergido. Para abundar en la historia del Westbank Park y en los trabajos realizados por Del Río Lara y sus estudiantes puedes consultar la página Arqueología Subacuática México AQUÍ.

FOTO: Octavio del Río.

Las actividades para la certificación NAS de los estudiantes no sólo fueron realizadas en el barco hundido de origen canadiense, también practicaron varios ejercicios en las inmediaciones de la Isla Margarita donde visitaron el submarino hundido USS-H1 Sea Wolf, así como los sitios de naufragios de dos embarcaciones de propulción a vapor localizados cerca de Punta Tosca: el SS Indiana y el Colombia. Sitios previamente registrados por el INAH. Tras los días de exploración y registro subacuático los seis estudiantes lograron superar las pruebas, y ahora deberán ahondar en su capacitación ya que la formación técnica y teórica submarinista de la NAS está integrada por varios módulos: Introductorio, I, II, III, IV, V (especialidad) y VI (diplomado). Una vez completados todos los niveles anteriores se puede aspirar a ser asistente de instructor, instructor o senior tutor. Cabe señalar que es la primera vez que en Baja California Sur se imparte un curso de especialización para el registro subacuático de contextos históricos y/o arqueológicos.

Si eres buzo, sin duda puedes visitar Puerto San Carlos, y en Shark Diving Pilot, Ángel Aguirre y Matilde Sánchez te pueden llevar en alguna de sus tres embarcaciones a bucear el submarino, el barco de guerra canadiense o los vapores, además de un barco atunero hundido en la bahía de Santa María, pecio que se encuentra a 15 metros de profundidad o el naufragio conformado por los restos de un atunero de vara que se encuentra a casi 30 metros del espejo del agua; buceo para el cual tienes que ser un buzo más experimentado, pero incluso sólo teniendo el nivel Open Water o Una estrella puedes tomar un curso más avanzado con Ángel y Matilde para poder bucear a esa profundidad. Además, puedes ir a bucear con tiburones piloto, al avistamiento y esnórqueling con ballenas jorobadas o a nadar con el pez marline y con lobos marinos, entre otras actividades acuáticas.

FOTO: Ángel Aguirre.

Para abundar en la historia del barco, los planos constructivos y las imágenes se puede consultar las siguientes fuentes y enlaces:

Heal, S. C., 2000. A Great Fleet of Ships: The Canadian Forts and Parks, Chatham Publishing.

Wilkinson, Alan (2016) The Loss of the Westbank Park Nauticapedia.ca 2016. 

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Y tú, ¿ya conoces a la chiluda?

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Almeja chiluda Panopea sp. Foto: Internet.

SudcaliCiencia

Por Marián Camacho

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). Esta almeja tiene varios nombres: 1) El oficial, o sea el mismo para todo el mundo, también conocido como nombre científico, que es Panopea globosa; 2) El políticamente correcto: almeja generosa o de sifón, y 3) El de la palomilla, que es almeja chiluda.

Esta almeja, evidentemente, se distingue por la descomunal estructura que emerge de su delgada concha, y que no es nada más que su sifón. Los sifones son las partes del cuerpo que utilizan para introducir el agua que será fuente de alimento y oxígeno, y para expulsar desechos y células reproductoras. Los sifones, son estructuras tubulares que utilizan principalmente las almejas que viven enterradas en la arena o el lodo. Y, cuanto mayor es la profundidad en la que ésta vive bajo el sedimento, más largos son sus sifones, tal como sucede en las chiludas, que son los bivalvos excavadores más grandes del mundo. Se entierran en el sustrato desde que son juveniles, pero es hasta después de alcanzar su madurez sexual que lo hacen a mayor profundidad, donde quedan a resguardo de casi cualquier depredador. Como resultado de esto, las poblaciones están compuestas principalmente por individuos adultos que superan los diez años de edad y que pueden llegar a ser muy longevos (hasta 168 años). La edad de adultos y juveniles se puede estimar a partir de las líneas de crecimiento que se observan en la concha.

Debido a la profundidad en la que habitan las almejas chiludas, son difíciles de extraer cuando se les intenta recolectar como alimento. Sin embargo, esto no detuvo a los pescadores de Bahía Magdalena para iniciar una interesante pesquería de esta singular almeja.

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Así se hizo famosa

Cuentan las anécdotas que entre el 2002 y el 2004, llegó a San Carlos un extranjero preguntando a los pescadores locales por una almeja de características muy particulares. Fue tanta la insistencia y la preguntadera del recién llegado, que algunos pescadores, incluido “El Meche”, aceptaron ir a buscar las que, según el extranjero, podía reconocer dada su experiencia en otras zonas del mundo. Efectivamente, había un gran banco de almeja chiluda que los pescadores locales no habían explotado nunca. Esto no es de sorprender, porque para los sudcalifornianos esa almeja había sido vista muy pocas veces y, además, no tenía ningún valor porque no había a quién vendérsela.

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Pescador de Bahía Magdalena. Foto Marián Camacho.

Sin embargo, el mercado existía. Allá muy lejos, del otro lado del mar, había cientos de asiáticos que estaban listos para pagar muchos dólares por esas extrañas criaturas. Y así fue, el primer banco de almeja chiluda que comenzó a explotarse comercialmente en Baja California Sur, se bautizó como “El banco del Meche” y dio inicio a una de las pesquerías con mayor valor económico en la región, solo por detrás del abulón y la langosta.

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Almejas chiludas exhibidas vivas en un mercado en China. Foto: Internet.

Un valioso tesoro

Actualmente, las zonas de explotación de la almeja chiluda dentro de Bahía Magdalena, son monitoreadas por el Instituto Nacional de Pesca, quien a través del Centro Regional de Investigación Pesquera (CRIP) en La Paz, lleva a cabo evaluaciones para estimar el tamaño de la población y establecer una cuota de captura. Asimismo, se llevan a cabo recolectas regulares de muestras para establecer la temporada reproductiva de las almejas y sugerir los periodos de captura que permitan a los pescadores obtener el mejor aprovechamiento de su valioso recurso.

El CRIP-La Paz es ese edificio blanco que está pasando El Molinito, en La Paz, recordado por muchas personas porque antes había un acuario ahí y se exhibía una escafandra como la que usaban los buzos en las películas viejas. El día de hoy, en este lugar se realizan los estudios necesarios para que la almeja chiluda, al igual que otros muchos recursos pesqueros, sigan representando una importante fuente de ingresos económicos para Baja California Sur. No dudes en visitar este Centro de Investigaciones y conocer la labor de las personas que trabajan en beneficio de nuestros valiosos recursos marinos.

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Instituto Nacional de Pesca. Centro Regional de Investigación Pesquera La Paz. Foto: Cortesía.