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Reseña del Libro Cabeza de Narco de Alejandro Aguirre

Colaboración Especial

Por Pablo Chiw

 

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). Aquí en la Paz, en el mundo de las y los escritores, hay una expresión que se utiliza para bien venir a quienes han logrado alcanzar un nivel suficiente de habilidad para con las letras: tienes buena pluma.

La metáfora me resulta sumamente interesante, así como el chofer de Uber tiene su beat cereza y el pescador su cuchillo, el escritor tiene su pluma. Aquí pudiéramos correr el riesgo de distraernos un poco con la imagen ¿Cómo es la pluma que visualizas? ¿se trata de una pluma metálica con inscripciones medievales? ¿es una pluma fuente con punta dorada y cuerpo de marfil? ¿o una BIC transparente con la tapa extraviada y el extremo mordisqueado? Algún hiperrealista objetará que las plumas ya no se usan, los chavo-rucos usan teclados y los millenials las pantallas. Y quizá tengan razón. Pero yo creo que sería un error darle demasiada importancia a la pluma, para mí, lo que verdaderamente importa es la tinta ¿De dónde sacan la tinta los autores?

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Sé de algunos que la toman de sus sueños lúcidos y nos comparten realidades oníricas, donde mariposas amarillas vuelan liberadas precediendo la llegada del hombre enamorado.

Conozco a personas que escriben desde sus sueños húmedos, desde el deseo más íntimo, más intenso, más perverso incluso. Seducen, envuelven y nos invitan con sus letras a recorrer los cañaverales de frutas fermentadas, a revolcarnos entre sábanas y humerales, entre besos, carnes y sonidos animales.

Con Cabeza de Narco, Alejandro Aguirre extrae la tinta desde su herida más profunda; la del costado izquierdo, por allí entró la daga del cristal y se le clavó hondo. Esto representa un problema existencial sumamente complicado, pues cada vez que su corazón se hincha, se engrandece, se inflama, la punta del cristal se clava. Tampoco se puede andar por la vida con el corazón contraído.

Cómo no le va a doler allí en lo profundo del corazón si él sabe, porque conoce, porque ha escuchado, porque ha estado con tantas personas que le hablan sobre el abismo, que le describen el abismo, que le advierten del abismo mientas van cayendo, mientras se van perdiendo, mientras se van oscureciendo hasta convertirse en una sombra indistinguible del fondo.

Hablamos de vidas que se pierden, pero que no se extinguen inmediatamente, desaparecen de nuestros caminos y allá a los meses, a los años, escuchamos el golpe seco de su cabeza impactar definitivamente el suelo. Ahora si sucedió la última de sus muertes, porque los adictos se mueren muchas veces, se mueren para la sociedad y los amigos, se mueren para la familia y la pareja, se mueren para sí mismos cuando abandonan por fin la esperanza, se mueren cuando muere su cuerpo vacío de todo propósito o sentido y mueren por última vez cuando se pierden para siempre en la fosa común o en la fosa clandestina, nadie pronunciará sus nombres otra vez.

​Cabeza de Narco es un libro sobre el dolor que supura desde las profundas heridas y rupturas abiertas en el tejido social de nuestra Baja California Sur, historias escritas con tanta misericordia que conmueve, más que exceso de realismo es un compromiso obligado con la verdad. Pues quien busca decididamente el cambio social, debe ser los suficientemente honesto para describir la realidad tal cual lo atraviesa.

Debo advertirles que la empatía de Alejandro es contagiosa, el dolor que sufrió durante cada historia escrita será el dolor nuestro durante cada historia leída. Su libro es un llanto agónico que retrata implacablemente la magnitud de nuestra tragedia compartida, es, por lo tanto, un libro que debe llorarse comunitariamente, pues en esa comunión es donde podemos conjurar las fuerzas para hacer frente a este abandono en el que nos encontramos.

Cabeza de Narco cuenta trece historias donde la vulnerabilidad de sus protagonistas me lleva a entender la obra a partir de los atributos metafóricos del cristal.

1. Transparencia: Lo que se dice y la forma de decirlo, aunque se articula de manera bellísima, no oculta la bancarrota ética y moral en la que nos encontramos. Al contrario, acentúa con mayúsculas, rojas y negritas la magnitud de la catástrofe, grita con todas sus fuerzas la condición Odílica del huracán de consumo, extracción, robos y asesinatos que ocurren mientras ignoramos las advertencias.

2. Su Filo: Podemos ver astillas de cristal quebrado repartidas injustamente por los vecindarios más pobres de la ciudad, allí esperan sin prisas, ni preocupaciones, pero nosotros sabemos que es cuestión de tiempo para que un muchachito pase corriendo con su pie descalzo y tenga la mala fortuna de clavarse en el cristal hasta llegarle al hueso, allí donde difícilmente podrá desprenderlo de sí. La clase social si importa y mucho a la hora de repartir desgracias.

3. Fragilidad: Quizá esta es la característica más conmovedora de todos los personajes, su condición sucinta, fugaz, perene. Al final de cuentas, todos mueren, se muere el drogo dependiente, se muere la prostituta, se muere el sicario, se mueren los padrinos y sus ahijados. Para quien revolotea alrededor de la estructura desechable del mercado transnacional de las drogas la vida es tan frágil como el cristal, un poquito de lumbre y se vuelve humo.

Cabeza de Narco es una obra sublime porque en ella Alejandro Aguirre sublima y espiritualmente derrama las lágrimas que materialmente no puede llorar.

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Invitan a presentación de ‘El Sicariato’ de Modesto Peralta Delgado

FOTOS: Cortesía.

 

La Paz, Baja California Sur.- Este jueves 25 de abril, en punto de las 19:00 horas, se realizará la presentación editorial de El Sicariato del escritor comundeño Modesto Peralta Delgado, en el Teatro Juárez de esta ciudad; a través del presente comunicado de prensa, se invita a este evento promovido por el Departamento de Fomento Editorial del Instituto Sudcaliforniano de Cultura (ISC). Por el lenguaje y los temas del libro, es para jóvenes y adultos.

Con elementos de ficción, la obra de teatro aborda los sucesos ocurridos en La Paz en 2017, el año más violento, que registró centenares de muertos por el narcotráfico. En esta historia, una mañana cualquiera un sicario irrumpe en el departamento de unas mujeres inocentes, asesinado a una de ellas, y meses después, alguien le “regala” al presunto homicida a la sobreviviente para que ella decida cómo ejecutar su venganza. La tragedia pretende ser un registro literario de esta dolorosa realidad sudcaliforniana, en especial, desde el enfoque de las llamadas “víctimas colaterales”.

Modesto Peralta Delgado, nació en Ciudad Constitución, BCS, el 26 de febrero de 1978. Es escritor y periodista. Es autor de Prólogos a la muerte, Premio Estatal de Cuento 2013, y Caperucita Roja, Muy Roja, Estatal de Dramaturgia en 2015; obtuvo el Premio Estatal de Periodismo en 2017 por su entrevista a Max Rodríguez en CULCO BCS; y participó con una crónica en Romper el silencio, un libro sobre la censura y asesinatos de periodistas en México. El Sicariato es su segundo trabajo de dramaturgia publicado, mismo que fue seleccionado por el jurado para la Colección Sudcaliforniana 2018.

En los comentarios del libro, estarán los escritores Jorge Peredo Mancilla, autor de Miss Apocalipsis, y Alejandro Aguirre Riveros, autor de Las palabras revoloteaban alrededor de la mierda: el zumbido de sus alas era el de su rutina, ambos trabajos ganadores del Premio Estatal de Cuento que organiza el ISC. La cita es este próximo jueves a las 19:00 horas en el Teatro Juárez , ubicado en el Centro Histórico de esta capital, con entrada libre y donde se dispondrá del libro a la venta.




Escritor de La Paz sobrevivió al Síndrome de Stevens-Johnson. Hoy quiere ayudar

FOTOS: Modesto Peralta Delgado.

Por Modesto Peralta Delgado

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). A menos de tres meses de nacido, Alejandro Aguirre Riveros se salvó de morir en el sismo de la Ciudad de México de 1985, cuando su madre lo sacó de la cuna para colocarse debajo de un librero en un departamento en el quinto piso de la Unidad Tlateloco, un edificio que finalmente se desplomó. Su familia migró a La Paz, y 27 años después, recuperándose del síndrome de Stevens-Johnson, la literatura lo volvió a salvar de una sus peores crisis emocionales y físicas al escribir Las palabras revolotean como las moscas alrededor de la mierda: el zumbido de sus alas era el de la rutina, con el que obtuvo el Premio Estatal de Cuento 2015. Ahora no sólo puede haber un libro suyo en los libreros, este año es uno de los pocos escritores de Baja California Sur en presentarse en la Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara.

Si alguien cree que por su historia de vida es un libro ‘color de rosa’, lleno de mensajes de superación personal, anda muy perdido: la crudeza, la violencia y el humor negro son las cargas de dinamita en cada cuento. Este domingo se presentará en la FIL de Guadalajara, y de regreso a La Paz, se concentrará en organizar la subasta silenciosa Mar Canelo del artista Pablo Pajarito, en San José del Cabo —el jueves 7 de diciembre a las 19:00 horas, en El Encanto Inn. Esto con la intención de obtener fondos y ayudar a dos personas de la Ciudad de México que padecen la misma enfermedad de la que él se sigue recuperando; además, con ese evento se presentará formalmente la asociación Uno en un millón que él encabeza, y que será la primera de su tipo en México. El joven escritor, en exclusiva para CULCO BCS, platicó su historia.

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“Las medicinas también matan”

Todo empezó con una leve infección en la garganta, en abril de 2013, cuando trabajaba de fotógrafo en Guadalajara, Jalisco. Fue a consulta y le recetaron amoxicilina con ácido glavulinico y el mismo día comenzaron las reacciones de algo desconocido pero que casi lo mata. “Estaba bien y me echaron a perder, salió más caro el caldo que las albóndigas”, dijo. En esa ciudad se enteró que tenía un mal que le da, en promedio, a uno de cada millón de habitantes: el síndrome de Stevens-Johnson. En los años 60’s, en México se le conocía como “la enfermedad del quemado”. Ahora ya tiene un nombre médico: necrólisis epidérmica tóxica. Y de forma muy burda, podría entenderse como una “súper alergia” causada por medicamentos. Al parecer, casi cualquiera lo podría causar porque el paciente desconoce si es un ‘candidato’ a desarrollar este mal. “Nueve de cada diez se los causó un medicamento, podría ser cualquiera, prácticamente cualquier medicamento podría causarlo, y no se sabe quién lo pueda tener (…) No es que ‘lo tengas’ es que el medicamento lo detona”. Por eso asegura que “las medicinas también matan”.

“Empecé con un dolor en la garganta, y me recetaron amoxicilina con ácido glavulinico, y de inmediato me empezaron a salir puntitos rojos, se fueron expandiendo, se me cerró la garganta. ¡Esto como en un día! No podía ni tragar saliva, se me hincharon las plantas de los pies y los ojos se me empezaron a poner muy muy rojos y los párpados hinchados, de ahí fue evolucionando y evolucionando, y llegó al punto en que era casi un ‘zombie’: con las costras, la boca era sangre —todo por dentro—; en la nariz, tapones de sangre; los ojos ni se diga; cuando iba al baño hacía sangre. Me aventé un mes grave, a punto de morir. Me diagnosticaron en Guadalajara y al segundo día me trasladaron para La Paz y fue aquí donde estuve hospitalizado todo ese mes”. A pesar de todo, se considera con “extremadamente buena suerte”, pues contaba con seguro y con padre y hermano médicos. Aunque él no es doctor, con cuatro años con la enfermedad ya domina el tema.

“Los médicos le llaman síndrome por un conjunto de síntomas, porque todavía no es enfermedad (…) Pero hoy tiene un nombre mas específico: necrólisis epidérmica tóxica. Hay una muerte de tejido, la capa de la piel que se muere y es causada por una agente tóxico que no es una bacteria, no es un virus, es una intoxicación, generalmente causada por medicamentos. Es como una ‘súper alergia’. Aunque supe que a una señora le dio por comer pulpo y a otro por inhalar cocaína (…) Un agente externo entra al torrente sanguíneo y confunde a los glóbulos blancos, y en vez de atacar a la enfermedad, los glóbulos blancos atacan al propio cuerpo; se van contra unas proteínas que son como unos ‘clips’ que hace que la piel se quede donde está, entonces la dermis y epidermis se empiezan a separar, y el daño que se genera en su cuerpo es como si se estuvieran quemando (…) Sí es dolorosa, no es como si estuvieras cerca del fuego, sí incomoda y sí duele pero es más por el interior por donde duele que en el exterior; hay una gama de lo leve a lo peor: lo peor es como si te hubieran bañado en ácido, tu piel es carne viva”.

Hoy en día, su piel luce sana, y es que, explicó, que de esa gama de ‘quemaduras’, la de él fue en la mitad de lo más grave. Sin embargo, Alejandro Aguirre Riveros siempre anda con lentes oscuros, y el motivo es que su mayor afectación fue en los ojos, como a todos los que sufren del síndrome de Stevens-Johnson. “En el ojo es prácticamente como si me estuvieran poniendo gotas de ácido cada diez segundos. Eso genera que la superficie del ojo se deshace completamente y también la superficie de los párpados. Eso trae como consecuencia que el ojo no produce lágrima, es un ojo seco total, cero lágrimas (…) Se te enrojecen, se te inflaman y es mucho más fácil que te dé una infección”. Dentro de lo “afortunado” que se siente y que le ayudó a recuperarse, es que pudo obtener una prótesis ocular que usa diariamente, “son como lentes esclerales, son como lentes de contacto más grandes y duros y están hechos a tu medida (…) Te los pones y puedes llevar una vida normal, de otra manera, tus párpados estarían raspando el ojo”.

¿Cómo ayudar?

Tras cuatro años con la enfermedad, el joven escritor paceño quiere ayudar a quienes la padecen. Con el fin de recabar fondos para dos personas que ocupan operaciones y medicamentos, organiza la subasta silenciosa de la colección Mar Canelo del artista plástico Pablo Pajarito —de Tonalá, Jalisco—, quien donó casi 30 piezas para este fin. El evento se realizará el próximo jueves 7 de diciembre en el hotel El Encuentro Inn en San José del Cabo, a partir de las 19:00 horas. Es ‘silenciosa’ porque se parte de un precio base y los asistentes meten dentro de una caja un papelito con su propuesta, y al final, el mejor postor se queda con el objeto inspirado en el Mar de Cortés. 

“El maestro trabaja una técnica ancestral, prehispánica, que él heredó de su familia que es como una dinastía de artesanos; es como cerámica con barro (…) La colección se compone de esculturas, mosaicos, platos, vasijas y joyería (…) Pablo Pajarito ha expuesto en Europa y Asia”. El evento también servirá para dar a conocer la asociación civil Uno en un millón que integran el propio Alejandro Aguirre Riveros; su padre, el doctor Francisco Alejandro Aguirre Chávez; y la maestra Yeimi Pamela Reyes Ramírez; además, se tendrá la asesoría del oftamólogo Isaac Zúñiga —quien trató el problema de sus ojos—; y el optometrista César Enoc Sandoval Pérez; así como familiares de pacientes. Será la primera asociación civil en el país, dedicada a informar sobre el síndrome de Stevens-Johnson y apoyar a los casos que, hoy en día, gracias al Internet, es más fácil conocer, como las dos personas a quienes se pretende apoyar.

Ambos son de la Ciudad de México. Uno es “Erik”, rapero de 26 años, quien en mayo de 201, resultó con este problema; al no saber de qué se trataba, le mantuvieron vendados los ojos y eso complicó su recuperación, “fue lo peor, todo lo contrario a la indicación, el ojo esta ‘quemándose’ y esa costra se tiene que quitar, si no el ojo se queda como un callo y no se puede mover”; de ahí que el joven requiere una operación de alrededor de 30 mil pesos de costo. Una mujer de 27 años —cuya identidad quiere mantener en anonimato— es otra afectada; es madre soltera, y como la enfermedad le dificulta trabajar, se le complica el hecho de tener una hija a quien mantener y que su padre perdió su trabajo; en este caso, se necesita dinero para los costosos medicamentos que incluyen lágrimas artificiales y otros. Para los que padecen esta enfermedad “es como si tus ojos pagaran renta de aquí en adelante”.

Esquirlas de narco y violencia

Las palabras revolotean como las moscas alrededor de la mierda: el zumbido de sus alas era el de la rutina será presentado este domingo 3 de diciembre en la FIL de Guadalajara, luego de casi un año de promoción. Alejandro Aguirre dijo que fue una colección de cuentos escritos a los dos meses de caer en la enfermedad, en La Paz, “a modo de terapia ocupacional, son cuentos muy viscerales que mezcla la vida urbana y realismo mágico, donde la realidad se rompe, pasan cosas que no podrían pasar”.

Por último, le preguntamos por lo que hace ahora, en cuanto a literatura. “Estoy escribiendo otro libro de cuentos que espero concluir el año que sigue, y que habla de la situación de violencia que se vive en el país, muy cortos”. Aunque aún no tiene título, se nos ocurrió bromear que siendo relatos tan cortos, sería como ‘esquirlas’, a lo que sonrió. Por lo pronto, este domingo 3 de diciembre se presenta en la FIL de Guadalajara, en el salón Alfredo R. Palencia (planta alta) a las 16:00 horas, y de regreso, seguirá promocionando la subasta silenciosa de Pablo Pajarito en San José del Cabo.




Las palabras revoloteaban como las moscas… de Alejandro Aguirre Riveros

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El librero

Por Ramón Cuéllar Márquez

La Paz, Baja California Sur (BCS). Los jóvenes escritores de Baja California Sur están haciendo cosas importantes y destacan de modo sobresaliente, como es el caso de Alejandro Aguirre Riveros, quien ha creado un libro de cuentos bienarmados, pero sobre todo narrados con destreza e ingenio, y aun con agudo sentido crítico de la realidad, utilizando el sarcasmo como un vehículo de confrontación con el lector, que es al final quien decidirá los vínculos que más le agraden o que le impacten.

Y es que eso es lo que hace un libro con nosotros: nos revela, nos incomoda, nos hace vernos en el espejo del otro, en una especie de identidad momentánea de la que salimos cuestionados o fortalecidos. Tengo el prejuicio de que los libros que me hacen sentir bien son aquellos que están condenados al olvido porque no causan ningún escozor intelectual y difícilmente permanecerán en el estante de nuestra cotidianidad. Un buen libro es un soundtrack de por vida.

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Conocí a Alejandro hace unos años y de entonces a la fecha se observa la evolución literaria que ha permeado en él, pues ahora sus relatos están definidos sobre todo por la unidad al momento de contarnos una historia. Todo ocurre en Las palabras revolotean como las moscas alrededor de la mierda: el zumbido de sus alas era el de la rutina; título por demás extenso pero profundamente llamativo, que trata de hacer hincapié en los detalles de la vida diaria y de lo que sacude y trastoca.

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Eso constatamos en cada unos de los cuentos que nos ofrece el libro, cada uno es capaz de despertar la carcajada, la sonrisa irónica, pero también la repulsión a lo grotesco por asuntos que hoy en día nos trae desolación y miedo, como son el narcotráfico y los secuestros. Sin embargo, en el universo de Alejandro Aguirre Riveros las cosas no transcurren tal y como lo percibimos en los noticiarios o en el Internet, sino desde la visión inteligente y lúdica de un escritor que sabe erigir mundos imposibles que en realidad no lo son, desde pequeñas narraciones, a historias más desarrolladas, como son los de la segunda y tercera parte.

Al leerlo, uno se queda con la sensación de haber presenciado un mundo irreal, pero de pronto nos conectamos en ese acto de traer la fantasía a la realidad que, dicen, es superior a ésta. Cada una de las narraciones parecieran sacadas de la insólita manera en que muchos ven los acontecimientos sociales, e
incluso en aquellas viejas formas del surrealismo, el realismo mágico latinoamericano y o el realismo fantástico de Alejo Carpentier.

También para aquellos que alguna vez disfrutamos la vieja serie estadounidense La dimensión desconocida, podemos identificarnos y hallar lo insólito y desconcertante en este cuentario, pues lindan con universos alternos y metáforas incomodantes. Asimismo, para los ojos avizores de Alejandro no escapan los cuentos infantiles, convertidos en una cruel relación con los secuestros, como es el caso de la historia del hombre de negocios que fue abducido por un grupo criminal para pedir su rescate; y tal como ‘la gallina de los huevos de oro’, aquel hombre comienza a cagar dinero. O en esa otra de las pizzas y la querencia de un hijo.

Al hacer el recorrido completo, nos enfrentaremos a revólveres, adictos, dealers, dinero fácil, dinosaurios y un hombre que se hace gigante, una extraordinaria parábola del ego redimido en una época en que pareciera que más bien hay que ocultarlo.

Con este libro Alejandro Aguirre Riveros se abre calle muy bien armado, con una capacidad narrativa que ha madurado desde que tomara la decisión de aventurarse en las fangosos y nada rentables rutas de la literatura.

Un primer libro de cuentos brillantemente escrito, con la agilidad mental del cineasta que sabe trasladar en palabras las escenas justas, ni más ni menos, poniendo todo en su lugar para que las cosas sucedan ante nuestros ojos expectantes y ávidos por conocer los finales a veces sorpresivos, a veces anunciados. Sin duda que Alejandro Aguirre Riveros nos seguirá atrapando con su escritura, pues ya con Las palabras revolotean como las moscas alrededor de la mierda: el zumbido de sus alas era el de la rutina, se ha establecido como uno de los mejores escritores de su generación.




“Inevitable” que surja la narcoliteratura en BCS: Eduardo Antonio Parra

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Eduardo Antonio Parra dio un taller de novela en La Paz. Fotos: Modesto Peralta Delgado.

La Paz, Baja California Sur (BCS). El novelista Eduardo Antonio Parra —uno de los autores más importantes en la literatura del México actual—, estuvo presente en la pasada Feria del Libro La Paz 2017CULCO BCS consiguió una entrevista exclusiva donde el escritor habló de lo inevitable que podría resultar la irrupción de la narcoliteratura en BCS, los planes de llevar a la pantalla grande su novela Nostalgia de la sombra, y sobre la potencialidad de los escritores sudcalifornianos que le ha tocado conocer y leer, entre otros temas.

Justo el día de la entrevista —el pasado 31 de marzo, cuando Parra daba un taller de novela en La Paz—, recibió un mensaje de un director de cine interesado en llevar a la pantalla grande su novela Nostalgia de la sombra, sin embargo, no quiso revelar su nombre; “durante un año y medio no supe nada, y ahora me acaba de llegar un mensaje telefónico de que se reavivó el interés, y a ver qué pasa, simplemente estaba a la expectativa (…) Fue justo hoy, el que mandó el mensaje es el que la quiere dirigir, pero anda buscando productor”, dijo.

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La cultura no es un lujo

Luego de que el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta) fuera convertido en la Secretaría de Cultura federal, en su presupuesto para este año no dio nada en varios estados, incluyendo a Baja California Sur, que tuvo echar mano de recursos estatales. Le preguntamos a Parra su opinión al respecto, quien está ya poco sorprendido de esta carencia puesto que “estamos viviendo tiempos demasiado tristes en ese sentido con los presupuestos, se disminuyen, y lo primero que sale bailando, que sufre, es la cultura”.

“Siempre los políticos piensan que la cultura es un adorno, o que dar dinero a Cultura es como para que la gente tenga con qué divertirse, cuando en realidad olvidan que lo que se está haciendo es una filosofía nacional, una idiosincracia, un conocimiento más profundo de lo que es ser un mexicano y un ser humano universal”; aunque de algún modo —explicó— celebra que los gobiernos de los Estados aporten, pues antes “se hacía patos porque la Federación era la que repartía”. Para el escritor, los tres niveles de gobierno deberían tomar conciencia de que “el apoyo a la cultura no es un apoyo a la diversión, tampoco es un lujo, tampoco es algo superfluo”.

Se dispara la narcoliteratura

Desde el 2012, Eduardo Antonio Parra ha viajado alrededor de siete veces a La Paz para dar conferencias o talleres. “Desde que la conocí, es una ciudad que hace honor a su nombre. Ahora con lo que me dices y he visto en los periódicos, de que ya hay más violencia, creo que era inevitable, porque también es un estado norteño, está en camino a los Estados Unidos, está dentro de la rutas del narcotráfico, de alguna manera ese había librado un poco, y yo espero que se vuelve a librar,  porque es una ciudad que no merece tal violencia, es una ciudad pacífica, hace honor a su nombre, es una ciudad hermosa, un paraíso; a mí me gusta caminar por el malecón y sentir que puedo caminar con seguridad”.

Y en sus visitas a esta capital, al leer a los jóvenes escritores sudcalifornianos ha podido apreciar que en las historias de éstos “está mucho más asimilada la violencia, el lado oscuro de la sociedad”. Al charlar con Parra, parecería claro que este tipo de literatura es una tendencia nacional, posiblemente sea una moda y no tarde en aparecer como tal en Baja California Sur.

“Es inevitable. Te voy a decir una cosa, ya se hablaba de narcoliteratura y no había nada, más bien había alusiones a las actividades criminales, ni siquiera la novela negra se metía con la narcoliteratura, pero últimamente sí ha habido bastante literatura dedicada a las actividades del narco y es inevitable, es un contexto nacional, no se puede eludir. Es como cuando la novela de la Revolución Mexicana, era algo muy parecido a lo que estamos viviendo ahorita, claro que ya quedó prestigiada por la historia y porque llegaron ideólogos a decir después que ‘ha sido para alivianar a los pobres’ y ese tipo de cosas, era un ambiente de ‘la bola’; yo creo que estamos viviendo un ambiente ‘de bola’, de lo mismo que en aquella época: no había ley, no había protección de ningún tipo, y eso tiene que quedar registrado de alguna manera. Ahora, de la manera en que lo registre cada escritor, eso depende de él: si quiere hacer historias de sicarios, historias de capos; a mí me parece mucho más interesante de cómo ésto repercute en la gente, en un clima de zozobra, de incertidumbre”.

Sin embargo, quizá tendría que pasar un par de décadas para que los literatos hayan asimilado con más calma la violencia del narcotráfico, qué es lo que está pasando, al igual que le ocurrió a la llamada literatura de la Revolución Mexicana. “Yo creo que eso es lo que va a pasar, la mayoría de los libros (sobre el narco) son periodísticos, eso es indiscutible (… ) pero para tener un panorama mucho más amplio tiene que pasar mucho tiempo. En la novela de la Revolución Mexicana, salvo la novela Los de abajo de Mariano Azuela —que sí se escribió en medio de los trancazos—, podemos decir todos los demás tardaron entre 15 y 20 años en escribirlas. Es lo que yo creo que tarda un narrador, un escritor de a de veras, en asimilar lo que esta ocurriendo”.

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Por último, al preguntarle a Eduardo Antonio Parra sobre su experiencia en los talleres literarios en La Paz, de qué escriben los escritores sudcalifornianos y cuáles podrían ser una promesa, comentó que “como en todos lados, se escribe de todo, he visto historias bastante intimistas y también de violencia. Ahora me tocó ver unas mucho más asimilando la violencia, el lado oscuro de la sociedad, escritores que ya los veo un poco mas formados, y lo seguirá si sigue habiendo talleres, ejercicios literarios (…) Y se mantengan los concursos y los premios. Esos concursos son los que hacen que los jóvenes se animen a escribir”.

Dijo que “básicamente lo que veo son obras en formación, espero que de repente cuajen bien. Me llama mucho la atención Alejandro y Jorge, ya se ven mucho más formados, a uno de ellos me ha tocado verlo desde el principio y se ve prácticamente su evolución”. Parra se refiere a Alejandro Aguirre Riveros, autor de Las palabras revoloteaban como las moscas alrededor de la mierda; el zumbido de sus alas era el zumbido de la rutina, Premio Estatal de Cuento “Ciudad de La Paz” 2015, y a Jorge Peredo, autor de En pedazos, ganador del más reciente Premio Estatal de Cuento.