8 de Octubre: el olvido y la lucha por la autonomía de Baja California Sur

FOTO: Modesto Peralta Delgado / Interiores: internet.

Tierra Incógnita

Sealtiel Enciso Pérez

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). El arduo trabajo que nuestros antepasados realizaron para transformar este antiguo Territorio a una Entidad Federativa y lograr que se pudieran elegir a las autoridades mediante el voto ha sido prácticamente olvidado. Son pocos los jóvenes que asocian el «8 de octubre» con algo más que el nombre de dos sectores en una colonia de la ciudad de La Paz. A punto de cumplir 50 años de este suceso, es crucial que nuestras autoridades y líderes sociales recuperen este importante acontecimiento y lo mantengan presente entre la ciudadanía de manera constante.

El 8 de octubre de 1974 se celebró la promulgación del Decreto que reformó la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, otorgando el estatus de Estados Federados a los territorios de Baja California Sur y Quintana Roo. Aunque podría parecer un simple trámite de las cámaras de diputados y senadores, en respuesta a una solicitud del Presidente de México, el 1 de septiembre de ese mismo año, este acto representó para los habitantes de esta península la culminación de una lucha prolongada que, sin temor a equivocarme, comenzó con la adhesión de las fuerzas civiles y militares al Acta de Independencia Nacional en 1822.

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Esta península ha contado siempre con hombres y mujeres capaces de gobernar y de actuar con decoro y valores en lo civil y social. Sin embargo, las dificultades de vivir en una tierra desértica, donde escasea el agua, han llevado a que su población sea una de las más bajas del país, y las fuentes de desarrollo como la industria, la agricultura, la pesca y la ganadería, se han visto limitadas. Además, durante muchos años, la falta de apoyo federal para mejorar la infraestructura necesaria para la modernización de la región dejó que los ciudadanos resolvieran los problemas con sus propios y escasos recursos, mientras el gobernante federal de turno designaba al jefe político y militar que decidía el destino de la región.

Sólo en tres ocasiones, de manera oficial, la administración del Distrito y luego del Territorio de la Baja California Sur estuvo en manos de ciudadanos nativos. Estos fueron Agustín Arriola Martínez (1920-1924), José Agustín Olachea Avilés (1929-1931) y Juan Domínguez Cota (1932-1938), quienes demostraron liderazgo, prudencia administrativa y capacidad para enfrentar los serios problemas de su tiempo. Sin embargo, el gobierno federal seguía ignorando las peticiones de los habitantes del territorio de poder elegir a un gobernante “nativo o arraigado”.

Con la llegada del general Francisco José Múgica Velázquez como jefe militar y político del territorio (1940-1945), se fortaleció la lucha de los líderes políticos locales por un plebiscito que les permitiera elegir a su propio gobernante. Estas demandas fueron apoyadas por el General Múgica, quien incorporó a varios de esos líderes a su gobierno. Así, en 1945, nació el Frente de Unificación Sudcaliforniano (F.U.S.), que fue el catalizador de esas demandas tan sentidas. Entre sus miembros estaban Francisco Cardoza Carballo, José H. Ramírez, Arturo Canseco Jr., Francisco Urcádiz, Jorge S. Carrillo, Francisco C. Jerez, Félix J. Ortega, Miguel L. Cornejo, Estanislao Cota y Félix Rochín C.

Tras la renuncia del General Múgica a la jefatura del Territorio, los integrantes del Frente viajaron a la Ciudad de México para presentar su propuesta: la realización de elecciones libres en el Estado para poder elegir a un gobernante propio. Sin embargo, este anhelo no se concretó de inmediato. El presidente Ávila Camacho sólo accedió a nombrar a un gobernador nativo de Sudcalifornia, el general Agustín Olachea Avilés, pero bajo la supervisión del gobierno federal. El momento de Baja California Sur aún no había llegado.

Casi 20 años después, con la llegada del Lic. Hugo Cervantes del Río a la gubernatura del Territorio (1965-1970), comenzó la era de los gobernantes civiles y las circunstancias sociales y políticas del país favorecieron la demanda de que los habitantes del territorio pudieran elegir a sus propias autoridades y que el territorio se convirtiera en Estado. A medida que se acercaba el final del sexenio de Gustavo Díaz Ordaz y Luis Echeverría se perfilaba como su sucesor, las esperanzas crecieron. El 11 de octubre de 1970, una gran concentración en el Puerto de Loreto presentó de manera formal las demandas de un gobernador nativo o arraigado, elegido por los sudcalifornianos, y la modificación de la Constitución Mexicana para convertir el territorio en el Estado 30 de la República. Miles de personas firmaron esas propuestas, que fueron entregadas al presidente electo, Luis Echeverría Álvarez.

Al asumir la presidencia, Luis Echeverría nombró al Ing. Félix Agramont Cota como gobernador del Territorio de BCS, cumpliendo con lo que establecía la Constitución, pero al mismo tiempo, estudiaba las propuestas recibidas en octubre. Durante los siguientes cuatro años, Sudcalifornia recuperó el régimen municipal en 1972 y recibió una gran inversión en recursos para desarrollar la infraestructura necesaria para transformarse en un Estado más autónomo. Se estaba allanando el camino para lo que ocurriría a finales de 1974.

Con esta breve reseña de los hechos y luchas, invito a los jóvenes de todas las edades a conocer y valorar estos y otros acontecimientos que dieron forma a la Sudcalifornia que conocemos hoy. Quien no conoce su historia, no la aprecia, y está condenado a repetir los mismos errores. Aprendamos de nuestro pasado y contribuyamos a construir un futuro más digno para Baja California Sur y nuestras familias.

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AVISO: CULCO BCS no se hace responsable de las opiniones de los colaboradores, ésto es responsabilidad de cada autor; confiamos en sus argumentos y el tratamiento de la información, sin embargo, no necesariamente coinciden con los puntos de vista de esta revista digital.

 




8 de octubre de 1974. Un nuevo capítulo en la historia sudcaliforniana

IMAGEN: German Medrano

Tierra Incógnita

Por Sealtiel Enciso Pérez

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). El gran esfuerzo que significó el logro del caro anhelo de nuestros padres por convertir a este territorio en una entidad federativa, así como poder elegir a nuestras autoridades a través del sufragio, se ha olvidado. Pocos son los jóvenes que tienen una referencia del día “8 de octubre” más allá de decir que así se denomina a “dos sectores de una colonia en la ciudad de La Paz”. Necesario es que nuestras autoridades y los líderes sociales rescaten este gran suceso y lo difundan permanentemente entre nuestra ciudadanía.

El día 8 de octubre (de 1974) se conmemora la Publicación del Decreto por medio del cual se modificó la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, para dar la categoría de Estados Federados a los entonces territorios de Baja California Sur y Quintana Roo. Este suceso, que pudiera parecer un mero trámite de las cámaras de diputados y senadores ante la petición que realizara el primero de septiembre de ese mismo año el presidente de la república, significó para los habitantes de esta península la culminación de una larga lucha que, me atrevería a asegurar, inició desde la adhesión de sus fuerzas civiles y militares al Acta de Independencia nacional en el año de 1822.

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Esta media península siempre ha tenido hombres y mujeres que han dado sobradas muestras de capacidad para administrar su gobierno y regirse en los actos civiles y sociales con el decoro y los valores necesarios; lamentablemente, las carencias que impone el vivir en una tierra desértica donde el vital líquido escasea, han ocasionado que su densidad poblacional sea de las más bajas de la nación, además de que las fuentes de desarrollo (industria, agricultura, pesca y ganadería) se vean limitadas. También, a lo anterior se sumó durante muchísimos años la falta de un apoyo decidido por las autoridades federales hacia el desarrollo de la infraestructura necesaria para la modernización de nuestra tierra, dejando que sus ciudadanos lo resolvieran con sus escasos medios, pero eso sí, el gobernante en turno de México imponía al jefe político y militar para regir nuestro destino.

Solamente en tres ocasiones, de manera oficial, estuvieron al frente de la administración del distrito y luego territorio de la parte sur de la Baja California, ciudadanos nativos. Nos referimos a los señores Agustín Arriola Martínez (1920-1924), José Agustín Olachea Avilés (1929-1931) y Juan Domínguez Cota (1932-1938), los cuales en su desempeño dieron muestras sobradas de una gran capacidad de liderazgo, administración prudente y la inteligencia para resolver los graves problemas que se enfrentaban en los años que gobernaron. Sin embargo, el gobierno federal seguía sordo a las peticiones que se hacían por diversos sectores de nuestro territorio de tener la posibilidad de elegir a un gobernante “nativo o con arraigo”.

Con la designación del General Francisco José Múgica Velázquez como jefe militar y político de nuestro territorio (1940-1945), se inició una defensa cada vez más activa por parte de los líderes políticos de aquel entonces por lograr un plebiscito para elegir a nuestro propio gobernante. Estas demandas fueron apoyadas por el Gral. Múgica, el cual incluyó a varios de los destacados líderes en su gobierno. Fue así como en el año de 1945 surge el famoso Frente de Unificación Sudcaliforniano (F.U.S.), el cual catalizó estas demandas tan sentidas. Algunos de sus integrantes fueron: Francisco Cardoza Carballo, José H. Ramírez, Arturo Canseco Jr., Francisco Urcádiz, Jorge S. Carrillo, Francisco C. Jerez, Félix J. Ortega, Miguel L. Cornejo, Estanislao Cota y Félix Rochín C.

Ante la renuncia del General Múgica a la jefatura de nuestro territorio, los integrantes del Frente acuden a la Ciudad de México a presentar su propuesta: que se permita realizar elecciones libres en nuestro estado y poder, con ello, elegir a nuestro propio gobernante; sin embargo, este anhelo aún debía de esperar. El presidente Ávila Camacho sólo accedió a designar a un gobernador nacido en sudcalifornia, pero bajo su tutela, al Gral. Agustín Olachea Avilés. Aún no sonaba la hora de Baja California Sur.

Pasaron cerca de 20 años hasta la llegada del Lic. Hugo Cervantes del Río a la gubernatura del Territorio (1965-1970), iniciando la era de los gobernantes civiles (civilismo) y, al mismo tiempo, se tejían las circunstancias sociales y políticas en la vida nacional para que los sectores que empujaban fuertemente la demanda de elegir a sus propias autoridades, y que nuestro territorio se convirtiera en Estado, se concretaran favorablemente. Conforme se fue acercando el final del sexenio de Gustavo Díaz Ordaz, y Luis Echeverría se perfilaba como el próximo candidato a sustituirlo, se empezó a vislumbrar un panorama más claro para las demandas tan sentidas de esta tierra calisureña. El 11 de octubre de 1970, se realiza una Magna Concentración en el Puerto de Loreto, en donde se plantearon de forma tangible las demandas de tener un gobernador nativo o con arraigo y electo por los sudcalifornianos, así como solicitar que se modificara la Constitución Mexicana para que nuestro territorio pasara a ser el Estado 30 de la República. Estas propuestas fueron firmadas por miles de habitantes y entregadas al entonces presidente electo de México, Luis Echeverría Álvarez.

Al ser investido como presidente, Luis Echeverría anunció que nombraba al Ing. Félix Agramont Cota como el gobernador del territorio de Baja California Sur, y lo hacía de esta forma porque la Constitución así lo mandaba, sin embargo, se analizaban las propuestas entregadas en octubre de ese año. Durante los siguientes cuatro años, a Baja California Sur se le restituye el régimen Municipal (1972) y se le da una gran inyección de recursos, para crear la infraestructura necesaria para convertirlo en un Estado lo más autónomo posible: se estaba preparando el camino para lo que ocurriría a finales del año de 1974.

Con esta breve reseña de hechos y luchas, quiero alentar a los jóvenes de todas las edades para que conozcan y valoren estos y otros sucesos que conformaron la Sudcalifornia que hoy tenemos. Quien no conoce su pasado, no lo valora, y está condenado a repetir los mismos errores. Aprendamos de nuestra historia y sumémonos a otorgarle a Baja California Sur un futuro más digno para nuestras familias.

 

Bibliografía:

 

“EL FRENTE DE UNIFICACIÓN SUDCALIFORNIANO Y LORETO 70” Domingo Valentín Castro Burgoin

LORETO 70. COMPILACIÓN POLÍTICA DE SUDCALIFORNIA

Blog del “Instituto Nacional para el Federalismo y el Desarrollo Municipal”

Fernando de la Toba. El alférez que juró la adhesión bajacaliforniana a la Independencia Nacional – CULCO BCS – Sealtiel Enciso Pérez

El FUS y Loreto 70. Los movimientos que forjaron a Baja California Sur – CULCO BCS – Sealtiel Enciso Pérez

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