Cuando La Buena Mujer se desfoga sin planear

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FOTOS: Roberto Galindo

La Última Trinchera

Roberto E. Galindo Domínguez

La Paz, Baja California Sur (BCS).  En la pasada temporada de lluvias y por efecto de la Tormenta Tropical Javier, así como por el influjo del Huracán Kay se presentaron intensas y prolongadas precipitaciones en Baja California Sur, con efectos devastadores en el norte de la entidad y con gravísimas consecuencias en el sur del estado. En el municipio de La Paz las lluvias se concentraron en la sierra inmediata a la ciudad, ubicada al sureste de la zona urbana; y mucha del agua precipitada se acumuló en la Presa de La Buena Mujer.

Tras semanas de intensas lluvias y para evitar un desbordamiento o incluso el deterioro de la cortina de acero y concreto que contiene al líquido, así como de las laderas de la cañada que conforman el reservorio, la Comisión Nacional del Agua (CONAGUA) tomó la decisión de desfogar la presa. Todos tenemos presente que el Arroyo El Cajoncito se convirtió en un río embravecido con el paso del Huracán Liza en 1976 y al desbordarse sin control arrasó con gran parte de la ciudad de La Paz causando miles de muertes. Por ese lado, sin duda se entiende, que la CONAGUA en coordinación con el Consejo de Protección Civil estatal y municipal hayan tomado la determinación de liberar millones de litros de agua. Y como escribió la alcaldesa Milena Quiroga Romero el 7 de septiembre en su cuenta de facebook: Les platico que el desfogue que se vive en este momento es un proceso natural de la presa y no significa riesgo para la población que no pueda evitarse esperando a que baje el caudal en los vados para poder cruzar. Y tiene razón, ese desfogue no representó un peligro inmediato para la población, pero sí significa un altísimo riesgo a largo plazo.

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Por necesidad y por un bien mayor desfogan la presa de La Buena Mujer, pero nunca se les ocurre limpiar antes los arroyos, no tienen cultura de la prevención. Así el gobierno con medidas drásticas y no planeadas con visión social y ambiental evita el desbordamiento no controlado de la presa y, posiblemente, una catástrofe mayor, pero solo para contribuir a otra tragedia: la contaminación del mar; pues el caudal liberado se sumó al de las lluvias que ya mantenían grandes avenidas de agua en los arroyos dependientes de El Cajoncito y, por supuesto, al de este. Entonces, con más fuerza el flujo del agua, que se vuelve un río, arrastra más basura, muebles y llantas en su recorrido a la desembocadura del arroyo, pues su lecho seco es a lo largo de poco más de 7 kilómetros, en los que está flanqueado por la mancha urbana, el tiradero ilegal más grande de neumáticos, muebles, cascajo, partes inservibles de automotores y basura de todo tipo de la ciudad.

En el inicio de la carretera La Paz-San Juan de Los Planes se encuentran a orillas del arroyo asentamientos humanos irregulares, deshuesaderos de autos, y más hacia el mar, colonias urbanizadas; en todos los casos, la gente usa las laderas del arroyo e incluso su cauce más bajo para tirar desperdicios de todo tipo. Así mismo, en el lecho del arroyo hay refugios de personas en situación de calle, quienes los erigen con llantas y otros desperdicios; y, obviamente, ahí mismo esparcen la basura que generan. Aunado a lo anterior, en las inmediaciones de la desembocadura de El Cajoncito se han emplazado diversas áreas deportivas: campos de beisbol, motocross y futbol en las que los usuarios emplean neumáticos para delimitar los espacios y hasta para erigir gradas.

Además de que, cada que las usan dejan su basura por ahí, la que los perros callejeros esparcen o que simplemente se queda a la espera eterna de los servicios municipales de limpieza.

Con acciones sin la debida planeación, la contaminación por basura, llantas y residuos de todo tipo llega a la desembocadura del Arroyo El Cajoncito, donde desde hace décadas hay una gran acumulación de desperdicios de todo tipo en el delta de este, contaminantes altamente tóxicos entre el fango, el manglar y el mar, que de ahí se esparcen a la Bahía de La Paz, afectando a las especies marinas que la habitan o que la usan como zona de resguardo temporal en sus travesías marítimas, como el tiburón ballena; y, por supuesto, también contaminan las playas del malecón, en las que se bañan los turistas. Esta contaminación incluso alcanza las mesas de los hogares paceños y las de los restaurantes de alta cocina internacional, pues los pescadores locales capturan peces y moluscos en las aguas inmediatas al Puerto de Ilusión; animales que pueden alimentarse de la basura que flota a media agua en las corrientes de agua marina, fragmentos de plásticos, partículas de llantas y químicos de baterías. En fin, cualquier desperdicio, que rodando por el lecho o arrastrado por el caudal más violento llegue al mar, en partículas, fragmentos o entero es un peligro para el ambiente, para los organismos marinos y un riesgo inminente que llega allá, hasta el plato en la mesa de su hogar.

Polilla política: Para tomarse la foto y el selfie en mitad de la tempestad basta un impermeable y un celular, para desfogar una presa hace falta conocer y planear para no dañar más de lo que se pretende ayudar.

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AVISO: CULCO BCS no se hace responsable de las opiniones de los colaboradores, esto es responsabilidad de cada autor; confiamos en sus argumentos y el tratamiento de la información, sin embargo, no necesariamente coinciden con los puntos de vista de esta revista digital.

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La Última Trinchera

Roberto E. Galindo Domínguez

Sudcaliforniano por decisión. Escritor. Maestro en Apreciación y Creación Literaria (Casa Lamm) y en Ciencias en Exploración y Geofísica Marina (Instituto de Geofísica-UNAM). Licenciado en Diseño Gráfico (Facultad de Artes Plásticas-UNAM), en Arqueología (ENAH) y en Letras Hispánicas (UAM). Investigó barcos hundidos y restos culturales sumergidos (INAH). Fue profesor en la ENAH y la UnADM. Tiene un libro y ensayos científicos en publicaciones nacionales e internacionales. Escribe en “Contralínea” y “El Organismo”. Ha colaborado en “Gatopardo”, “M Magazine” y otras revistas. Red Voltaire Internacional (París) seleccionó y publicó 29 de sus textos. Doctorante en Investigación y Creación de Novela (Casa Lamm). Miem

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