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El Kiosco del Malecón: Un Símbolo de Identidad en la Historia de La Paz, B.C.S.

Tierra Incógnita

Sealtiel Enciso Pérez

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). Baja California Sur, tierra de bellezas naturales y rica en historia, guarda entre sus memorias una estructura emblemática que ha perdurado a lo largo de los años: el Kiosco del Malecón. Construido durante el periodo de gobierno de Carlos M. Esquero (1925-1927), este kiosco forma parte de la historia arquitectónica de la región y ha sido testigo de diversas transformaciones a lo largo del tiempo.

El kiosco fue la última adición al proyecto de embellecimiento del malecón costero, una obra que se extendía frente al centro histórico, abarcando una longitud de 800 metros. Esta primera etapa del malecón quedó concluida e inaugurada el 16 de septiembre de 1926, y su ubicación original se encontraba en la desembocadura de la calle 16 de septiembre.

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Diseñado por Carlos Esquero Jr., la maqueta fue elaborada por el maestro Julián Galindo y su hijo Manuel Galindo. La construcción se llevó a cabo bajo la supervisión de los maestros albañiles Arnulfo Campos y Valente Andrade, quienes contaron con la ayuda de los peones Alejandro Cornejo y Juan Agruel, este último, posteriormente, distinguido como profesor de educación primaria y quien proporcionó estos valiosos datos.

La inauguración del Kiosco del Malecón se llevó a cabo el 5 de febrero de 1927, y desde ese momento se convirtió en el símbolo representativo de la ciudad. La gente se apropió de este lugar, convirtiéndolo en un punto de encuentro y esparcimiento para los habitantes y visitantes de la región. Durante tres décadas y media, el kiosco se mantuvo en el mismo sitio, hasta que inesperadamente, en 1963, fue demolido por orden del General Bonifacio Salinas Leal, quien ejercía el cargo de gobernador de la entidad durante el periodo 1959-1965. Esta decisión causó un gran lamento en el pueblo, que vio desaparecer uno de los íconos más queridos de la ciudad.

Sin embargo, la ausencia del añorado kiosco no sería eterna. En 1978, gracias a la determinación del Lic. Ángel César Mendoza Arámburo, primer gobernador constitucional del estado de Baja California Sur, y tras la remodelación de la explanada del malecón, se tomó la acertada decisión de reproducir arquitectónicamente el kiosco. Esta réplica fue construida a escasos metros de su sitio original, en el centro de la explanada, marcando un nuevo capítulo en la historia de esta emblemática estructura.

Hoy en día, el Kiosco del Malecón cumple un papel fundamental en la imagen costera del puerto y ofrece su funcionalidad para todo tipo de espectáculos masivos en la zona. Su restauración y ubicación estratégica han permitido que esta joya arquitectónica siga siendo un punto de referencia y un espacio de convivencia para los sudcalifornianos y aquellos que visitan la región.

Cada vez que alguien se acerca al Kiosco, lo hace con el respeto y el cariño que merece una estructura que ha sido testigo de la evolución de Baja California Sur. Es un símbolo de identidad y de unidad entre las generaciones, un lazo que une el pasado con el presente y nos invita a mirar hacia el futuro con esperanza y determinación.

​En las páginas de la historia de Baja California Sur, el Kiosco ocupa un lugar destacado, una pieza clave que refleja el espíritu y la esencia de la región. Su restauración y preservación son un recordatorio constante de la importancia de proteger y valorar nuestro patrimonio cultural y arquitectónico.

Así, el Kiosco del Malecón se mantiene firme como un testigo silente de la historia de Baja California Sur, una obra que encierra en sus muros los anhelos, las alegrías y los sueños de quienes han caminado a su alrededor a lo largo de los años. Es un símbolo que nos conecta con nuestro pasado, con nuestra identidad y con la esencia misma de esta hermosa tierra que llamamos hogar.

Referencia bibliográfica

La Paz, ciudad y puerto mexicano. Origen, proceso histórico y símbolos emblemáticos. Gilberto Ibarra Rivera.

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Monumento a Cuauhtémoc: Un Homenaje al Tlatoani Mexica en Baja California Sur

Tierra Incógnita

Sealtiel Enciso Pérez

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). Baja California Sur, una tierra en la cual convergen personas de diferente filiación indígena, social, política, cultural, etc., alberga un monumento que rinde homenaje a uno de los líderes más icónicos de la antigua civilización mexica: Cuauhtémoc.

Ubicado en el extremo sur del jardín Cuauhtémoc, en el punto donde se bifurca el Paseo Álvaro Obregón con la calle Esquerro-Mutualismo, este monumento se alza como un testimonio de admiración y respeto por el último emperador azteca. Inspirado en los trabajos del destacado escultor Rómulo Pozo Peña, el monumento está formado por una estela en forma de prisma rectangular, elaborada en bloques de cantera perfectamente ensamblados.

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En las caras laterales, norte y sur, se encuentran esculpidas las figuras del héroe en bajo relieve, un diseño magistral creado por Víctor Ramos Pocoroba. En este magnífico trabajo artístico, Cuauhtémoc es representado portando el yelmo de Guerrero Águila, símbolo de su valentía y liderazgo.

En una mano sostiene un escudo con la heráldica de su nombre, Cuauhtémoc, cuya traducción del idioma náhuatl es el águila del crepúsculo. Aquí, el águila representa al sol, simbolizando el poder y la grandeza de la civilización azteca. En la otra mano, Cuauhtémoc porta una lanza con tres puntas, dos de ellas más pequeñas y una mayor, que simbolizan los procesos evolutivos de México: los indígenas, los criollos y los mestizos.

Esta última punta representa la nueva y grandiosa raza mexicana surgida de la mezcla de culturas. La base del monumento también es rica en simbolismo. Se encuentra el grifo 4 kin, símbolo del planeta Venus según los antiguos astrónomos de Xochicalco. El grifo, o lucero de la mañana, representa el anuncio de un nuevo amanecer, lleno de esperanza y renovación. Cuatro plumas en la base señalan los rumbos cardinales del universo, mostrando la conexión de Cuauhtémoc con el cosmos y la trascendencia de su legado.

Una parte significativa de esta obra es el uso del atuendo del águila del crepúsculo, que refleja la indumentaria de los antiguos mayas plasmada en las célebres lápidas de Yaxchilán. Esta elección destaca la influencia y las conexiones culturales entre las diferentes civilizaciones mesoamericanas.

El monumento se erigió en un día memorable, el 21 de marzo de 1990, y fue obra del talentoso escultor Carlos González Cázares, quien dedicó su habilidad artística para honrar la memoria de Cuauhtémoc y difundir su legado entre los habitantes de Baja California Sur. Fue entregado oficialmente a la comunidad sudcaliforniana el 3 de mayo del mismo año.

En la base del monumento, grabada con caracteres de eterna solidez, se encuentra una placa con los versos conmovedores del poeta José López Bermúdez. Estos versos expresan la grandeza de Cuauhtémoc como el primer mexicano de la historia y el ala que vuela eternamente, iluminando el cielo de cada día con su heroísmo y coraje.

El Comité Monumento Cuauhtémoc, A. C., compuesto por destacados ciudadanos como Víctor Ramos Pocoroba, Carlos Montero González, María Esther Cota e Irma Rosado Luna, trabajó incansablemente para que este proyecto se convirtiera en una realidad, un regalo eterno para las generaciones presentes y futuras de Baja California Sur.

El Monumento a Cuauhtémoc se erige como un símbolo de identidad, historia y orgullo para la región. Cada vez que los habitantes y visitantes contemplen esta imponente obra de arte, recordarán la grandeza de la cultura mexica y el legado indeleble de uno de los líderes más valientes de la historia antigua. Este monumento es mucho más que una estructura física, es un vínculo perdurable con el pasado, una ventana hacia la grandeza de nuestros antepasados y una inspiración para forjar un futuro lleno de respeto, valentía y unidad.

Referencia bibliográfica:

Ibarra Rivera, Gilberto. 2018. La Paz, ciudad y puerto mexicano. Origen, proceso histórico y símbolos emblemáticos. Gobierno del Estado de Baja California Sur, Secretaría de Cultura: Instituto Sudcaliforniano de Cultura: Archivo Histórico Pablo L. Martínez

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El Cambio de Capital: La Transformación de Loreto a La Paz

Tierra Incógnita

Sealtiel Enciso Pérez

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). En el año 1828, la antigua capital de las Californias, Loreto, sufrió una devastadora destrucción material que la dejó en condiciones precarias. Como resultado, surgió la necesidad de trasladar la sede del gobierno a una localidad que pudiera ofrecer mayores garantías y cumplir con esta importante función. La economía basada en la ganadería y el comercio se concentraba en los pueblos del sur de la península, lo cual motivó la iniciativa de cambiar la capital hacia esta región.

Desde 1825, José María Padrés, subjefe político, cumpliendo órdenes, propuso esta idea ante la Diputación Territorial. Posteriormente, el diputado Antonio Cota, representante de San Antonio, planteó establecer la capital en el puerto de La Paz. Sin embargo, debido al desastroso fenómeno meteorológico de 1828, que arrasó gran parte de Loreto, esta decisión se vio alterada. A pesar de ello, San Antonio tuvo la oportunidad de ser capital durante algunos meses, pero finalmente se decidió establecerla en la pequeña comunidad de La Paz, la cual se convertiría en un nuevo municipio y la nueva capital del Territorio de Baja California a partir de 1830.

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Esta decisión, posiblemente influenciada por los cinco años de estudio sobre el cambio de la capital por parte de la Diputación Territorial, tuvo tanto razones políticas como económicas. En 1827, La Paz ya contaba con el cargo provisional de Guarda del Puerto, encargado de recaudar impuestos, así como con la designación de sede de la Comisión Subalterna de Hacienda, convirtiéndose en el puerto de mayor ingreso en la península.

Además, desde ese mismo año se estableció la sede de una autoridad civil denominada alcalde auxiliar. El crecimiento poblacional experimentado en La Paz desde entonces la convertía en el lugar con mayor desarrollo demográfico de la zona. Estas condiciones favorables contribuyeron a que en 1830, el teniente coronel José Mariano Monterde, nuevo jefe político del Territorio de Baja California, estableciera la sede del gobierno en La Paz.

La categoría de Comisión Subalterna de Hacienda otorgaba gran importancia al puerto, que operaba bajo la dirección de don Juan Nepomuceno López Portillo, Comisario General de Occidente. La primera oficina federal establecida en La Paz estuvo a cargo de Juan José López, quien desempeñó el papel de autoridad portuaria como cabo habilitado, y posteriormente fue reconocido como capitán del puerto.

En 1834, Juan José López continuó ejerciendo funciones en La Paz, esta vez como Administrador de la Aduana, en consonancia con los cambios políticos y administrativos implementados ese año.

El traslado de la capital de Loreto a La Paz marcó un hito significativo en la historia de la región. La Paz emergió como un punto estratégico y próspero debido a su desarrollo económico, su ubicación geográfica favorable y el crecimiento poblacional experimentado en la zona. El cambio de capital no sólo obedeció a la necesidad de preservar la función gubernamental, sino también a la importancia del puerto y su destacado papel en el comercio y la recaudación de impuestos.

​La transformación de La Paz en la capital del Territorio de Baja California consolidó su posición como un centro administrativo y político, y sentó las bases para su desarrollo futuro. A lo largo de los años, La Paz ha seguido evolucionando y desempeñando un papel crucial en la historia y la cultura de la región, preservando así el legado de aquel cambio trascendental en 1830.

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Bandidos en la Historia de Baja California Sur

FOTOS: Internet

Colaboración especial

Ramón Amador Victoria

La Paz, Baja California Sur (BCS). El bandolerismo o bandidismo, como línea de investigación histórica, surgió a partir de dos obras del historiador británico Eric J. Hobsbawm: Rebeldes primitivos (1959) y Bandidos (1969). Su concepto de bandido social desató un gran debate entre historiadores. En general, no fue tan aceptada la idea de ladrones nobles que tras su muerte se convertían en héroes por actuar en defensa o favor de su pueblo. Ese carácter de rebeldía no se ajustaba a todos los entornos y circunstancias objeto de estudio.

Para el caso de Baja California Sur, resulta mayormente útil apegarse a la definición de Víctor M. Gómez, quien en su tesis doctoral ofrece una visión panorámica del fenómeno del bandidaje, argumentando que se considera bandido al individuo que se apropiaba de bienes ajenos por medio del asalto y que, para hacerlo, recurría a estrategias que lo colocaban en situación de ventaja y control sobre sus víctimas. No debemos olvidar que la inestabilidad política, económica y social que imperó en México entre la consumación de la Independencia y la primera presidencia de Porfirio Díaz produjo un escenario idóneo para el desarrollo del bandidaje por todo el país. Así, la inseguridad en los caminos coadyuvó a la formación de gavillas que parecían incontrolables.

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Dentro del Archivo Histórico Pablo L. Martínez (La Paz, BCS) se localizan un par de documentos que evidencian episodios de bandidaje en el sur de la península durante la época porfiriana. Uno data de 1882 y otro de 1886, en los años de gobierno del General José María Rangel (1880-1889). Si bien, la información sustentada por la documentación primaria no es abundante, el análisis minucioso de cada suceso permite inferir ciertas cuestiones que nos aproximan al submundo del bandolerismo. Se trata además de una línea de investigación que, en Baja California Sur, no ha sido abordada por los historiadores y que ayudaría a ampliar el panorama de discusión frente al centralismo historiográfico de la región centro-sur del país.

Sobre el primer caso: en 1882, las autoridades de San Antonio reportaron que algunos ranchos de su municipalidad fueron asaltados por un grupo de hombres montados, disfrazados y armados quienes robaron lo que encontraron a su paso y estupraron a una mujer. Se dijo que la gavilla de bandidos estaba integrada por Donaciano Mendoza, Jesús Castillo y otros revoltosos y desertores, capitaneados por Manuel Romero. El Gobierno y Comandancia Militar autorizó su persecución. Se movilizaron fuerzas armadas para explorar una amplia región que abarcaba desde las municipalidades de San Antonio hasta Todos Santos. Luego de un mes, las autoridades dijeron lograr exterminar por completo a los salteadores. Sin embargo, después de un mes se emitió desde Santiago un comunicado que expresaba que su población se encontraba intranquila a consecuencia de algunos hombres sospechosos que llegaban a los ranchos a proveerse de lo necesario para vivir.

Las resoluciones de este caso no fueron encontradas en otros documentos, pero la información contenida en los registros judiciales nos muestra un bandidaje relacionado más a una práctica criminal que a una forma de protesta. La lectura de este episodio ayuda a conocer el accionar de las autoridades locales, para las cuales fue muy importante garantizar la paz social. Aunque se revelan ciertas carestías del régimen, como lo fue los escases de armas y bestias necesarias para la persecución, el Gobierno organizó un cuerpo de fuerza con ayuda de rancheros para capturar a los denominados malhechores. demostrando así que, al tratarse de un crimen que afectaba los intereses de la población, algunos estaban dispuestos a colaborar.

Sobre el segundo caso registrado: una tarde dominical de agosto 15 del año 1886, a inmediaciones de El Zalate (antiguo paraje ubicado en el camino público entre La Paz y El Triunfo) fueron asaltadas y asesinadas tres personas de nacionalidad China. Las autoridades judiciales dieron cuenta oficial de los autores del crimen: Eulogio Verdugo, Catarino Montaño, Bonifacio Parra, Ramón Lara, Arcadio Martínez, Estanislao Martínez, Daniel Martínez y José Leyva. Se dijo que estos mismos bandidos, bien organizados en cuadrilla, habían ejecutado varios robos días antes. Reconocieron por cabecilla a Eulogio Verdugo, quien para ese entonces ya había extinguido una pena de prisión impuesta por robo (1879- 1885).

La policía capturó a la mayoría, salvo a Catarino Montaño y Daniel Martínez. Eulogio Verdugo, por su parte, logró escapar y ocultarse en las zonas serranas del sur. Las autoridades estaban conscientes de que la acción de la justicia se podía entorpecer si los prófugos recibían protección por parte de la gente de los ranchos adonde llegaban.

Bonifacio Parra, una vez aprehendido, confesó pormenorizadamente la ejecución del acto delictivo: resulta que el policía José Leyva fue quien indujo y aseguró impunidad a los asaltantes. Estos, ya organizados y localizados en sus respectivos puntos estratégicos, despojaron a las víctimas de sus bestias y les atacaron en binas, apuñalando y dándoles balazos en sus respectivas cabezas. Al finalizar su crimen, los bandidos se repartieron el botín ($ 600 pesos) y se dispersaron.

A los procesados se les aplicó la pena de muerte, conforme al Decreto sobre salteadores de caminos del 17 de mayo de 1886. Fueron pasados por las armas en El Triunfo el 21 de agosto del mismo año. A su vez, quedaron abiertas las diligencias para los prófugos. Al día de hoy no se han encontrado documentos que testifiquen si lograron aprehenderlos.

La dinámica comercial de aquellos años entre el mineral de El Triunfo y el Puerto de La Paz tuvo un peso importante dentro de esta acción bandidista. Es muy probable que esos individuos sucumbieran a la violencia como forma de sobrellevar tal dinamismo. Cabe señalar que la gavilla estaba compuesta en su mayoría por personas inmigrantes provenientes de Álamos, Sonora, y se dedicaban a actividades mineras en condiciones salariales pauperizadas. A pesar de ello, no termina de quedar inteligible si perseguían fines meramente económicos.

Este breve repaso, de índole histórica, permite comprender un fenómeno de larga duración como el bandidaje. Las experiencias aquí presentadas han demostrado que en la historia de Baja California Sur también hubo individuos del común a los que se les asignó la identidad social de “bandido” por llevar a cabo formas de violencia que iban desde el asalto hasta el homicidio. Las autoridades en turno tuvieron nula tolerancia con los transgresores y sus actos, así lo manifestaron con sus castigos y penas aplicadas, como lo fue la perdida de todas las garantías.

Archivos

Archivo Histórico Pablo L. Martínez, La Paz, Baja California Sur.

El presidente municipal de San Antonio remite al jefe político un informe sobre el asalto, robo y homicidio ocurrido en el camino de La Paz a El Triunfo en agravio de tres personas de nacionalidad china (1886. El Triunfo, agosto 15), Porfiriato, Gobernación, IV, vol. 200, leg. 8, doc. 215, 48FF. IMPRESO: Decreto referente a la suspensión de garantías a los salteadores de caminos. México, mayo 17 de 1886. 4FF.

Medidas tomadas por el Gobierno del Territorio para la persecución y arresto de una gavilla de ladrones que se ha dedicado a asaltar a los pobladores de las municipalidades de San Antonio, Santiago y San José del Cabo(1882. El Triunfo, octubre 1), Porfiriato, Gobernación, IV, vol. 174, leg. 10, doc. 327, 31FF.

Referencias

Gómez, Víctor M. (2018).El Perjuicio y la trasgresión: prácticas y representaciones del bandidaje salteador en Aguascalientes, 1861-1886 [Tesis para obtener el grado de Doctoren Historia, El Colegio de San Luis, A. C.] Repositorio Institucional del Colegio de SanLuis, A. C. 

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El papel de la educación en la construcción de la identidad nacional

Tierra Incógnita

Sealtiel Enciso Pérez

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). La construcción de la identidad nacional es un proceso complejo que involucra múltiples factores, y la educación desempeña un papel fundamental en este proceso. A través de los sistemas educativos, se transmiten conocimientos, valores, tradiciones y símbolos que contribuyen a forjar la identidad colectiva de una nación.

Analizaremos el papel de la educación en la construcción de la identidad nacional, analizando su influencia en la historia y el presente de nuestra sociedad.

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La educación desempeña un papel crucial en la formación de la identidad nacional al proporcionar a las generaciones jóvenes una comprensión de su historia, cultura y valores compartidos. Los sistemas educativos establecen currículos que incluyen la enseñanza de la historia nacional, la literatura, las artes y los símbolos patrios. A través de estos contenidos, se busca transmitir un sentido de pertenencia y fomentar el amor y el respeto hacia la propia nación.

También, la educación, desempeña un papel importante en la cohesión social al brindar a los ciudadanos una base común de conocimientos y experiencias. Al proporcionar a todos los individuos acceso a una educación de calidad, se fomenta la igualdad de oportunidades y se promueve la integración social. Contribuye a generar un sentido de comunidad y solidaridad, al tiempo que promueve el respeto y la tolerancia hacia la diversidad cultural y étnica presentes en nuestra sociedad.

La educación tiene un impacto significativo en la memoria histórica de una nación. A través de los contenidos curriculares, se seleccionan y presentan ciertos eventos y figuras históricas que se consideran relevantes para la construcción de la identidad nacional. Sin embargo, es importante destacar que debe ser objetiva y basada en una investigación rigurosa, evitando la manipulación o la omisión de hechos históricos que puedan distorsionar la comprensión del pasado y la formación de una identidad nacional equilibrada.

En la actualidad, se reconoce la importancia de adoptar un enfoque intercultural en la educación, especialmente en sociedades diversas como la nuestra. Este enfoque busca reconocer y valorar la diversidad cultural, promoviendo el diálogo y el respeto entre diferentes grupos étnicos, religiosos y lingüísticos. La educación intercultural contribuye a la construcción de una identidad nacional inclusiva, que abarca y respeta las múltiples identidades presentes en nuestra sociedad.

La educación tiene el poder de transformar y moldear una sociedad. A través de ella, se pueden promover valores de justicia, igualdad, tolerancia y respeto hacia los demás. La educación crítica y transformadora puede impulsar cambios sociales positivos, fomentando la participación ciudadana, la conciencia cívica y el compromiso con la construcción de una sociedad más justa y equitativa. También puede desafiar estereotipos y prejuicios, promoviendo la empatía y la comprensión entre diferentes grupos sociales.

Para que la educación cumpla su papel en la construcción de la identidad nacional, es fundamental garantizar que sea inclusiva y de calidad para todos los ciudadanos. Esto implica el acceso equitativo, sin importar el origen étnico, socioeconómico o geográfico. También implica contar con docentes capacitados y recursos adecuados que permitan brindar una educación que promueva el pensamiento crítico, la creatividad y el desarrollo integral de los estudiantes.

La educación no solo tiene un impacto en el presente, sino que también juega un papel fundamental en la construcción del futuro de nuestra sociedad. A través de ella, se prepara a las nuevas generaciones para enfrentar los desafíos del mundo moderno, dotándolas de habilidades y conocimientos necesarios para su desarrollo personal y profesional. También puede fomentar el espíritu emprendedor, la innovación y la búsqueda de soluciones a los problemas sociales y ambientales.

La educación desempeña un papel crucial en la construcción de la identidad nacional al transmitir conocimientos, valores y tradiciones que conforman nuestra historia y cultura. Se fomenta la cohesión social, se promueve la memoria histórica y se construye una identidad nacional inclusiva y respetuosa de la diversidad. Sin embargo, es necesario garantizar una educación inclusiva y de calidad, así como promover un enfoque intercultural y una educación crítica y transformadora. Es el puente hacia el futuro de nuestra sociedad, preparando a las nuevas generaciones para enfrentar los desafíos y contribuir al desarrollo sostenible y equitativo de nuestra nación.

Fuentes:

Ministerio de Educación

UNESCO

Centro de Investigación y Documentación Educativa (CIDE)

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