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Anuncian a Fernando Delgadillo para las Fiestas de Fundación de La Paz 2025

FOTO: Wikimedia Commons.

La Paz, Baja California Sur (BCS). Todo se encuentra listo para la celebración del 490 Aniversario de Fundación de La Paz con actividades artísticas, culturales, recreativas y deportivas que se llevarán a cabo el próximo fin de semana, 3 y 4 de mayo, así lo dio a conocer el Director General de Inclusión y Diversidad del Ayuntamiento de La Paz, Jehú Vázquez Savín.

El titular del área detalló que el evento dará inicio el sábado 3 de mayo, en el kiosco del Malecón, en punto de las 18:00 horas con la presentación del grupo de música tradicional mexicana Son Mi Tierra, dando paso a la escenificación del Desembarco de Hernán Cortés en la Bahía de La Paz, a las 18:40 horas en la playa anexa al kiosco.

A las 19:20 horas, se presentará Amorali, flamenco de la Baja, y a las 20:20 horas se realizará el protocolo de coronación de Ayumi Meza, Reina Calafia 2025, mientras que el cierre de la noche estará a cargo de los artistas invitados, Fernando Delgadillo y Alejandro Filio en concierto.

Las actividades continuarán el domingo 4 de mayo con el concierto Pulsar: 50 aniversario de Dark Side of the Moon y el Festival de Jazz con la presencia del Cuarteto Quinto Grado, Jazz Trío e invitados.

Finalmente, Vázquez Savín puntualizó que de manera alterna se estarán llevando a cabo diversos eventos durante el mes de mayo en conmemoración del 490 aniversario de La Paz, como lo es el concierto homenaje a Joaquín Sabina “Hola y Adiós” el 3 de mayo en el teatro Juárez y el concierto de Peace and Sun Band el 4 de mayo en el mismo recinto, la carrera Dos Mares 500, el Medio Maratón Costero, el Festival Rock Fundación, el festival literario Letras de Mayo, entre otros eventos totalmente gratuitos.




Entrevista con Don Roberto Castro Guerrero, un policía de los de antes

FOTOS: Cortesía.

Vientos de Pueblo

José Luis Cortés M.

 

San José del Cabo, Baja California Sur (BCS). La tarde se desliza lenta en la habitación donde don Roberto Castro Guerrero, de 91 años, reposa en una cama rodeada de fotografías que parecen contar su vida en imágenes. En una de ellas, abraza a un niño que ríe sobre un caballo de madera; en otra, estrecha la mano de un agricultor bajo un sol inclemente. Su hija Patricia, quien me acompaña en esta visita, señala una foto en blanco y negro: “Papá, aquí está con los niños del parque Benito Juárez. ¿Se acuerda cuando los dejaba subir a la patrulla para que jugaran con la sirena?”. Don Roberto sonríe con ojos brillantes: “Eran otros tiempos… más simples”.

Y lo eran. En los ochenta y noventa, San José del Cabo era un pueblo donde las puertas no se cerraban con llave y los niños corrían libres por las calles, sin tablets ni celulares, sólo con la imaginación como compañera. “La gente confiaba —recuerda Adriana, otra de sus hijas, mientras acomoda un álbum familiar—. Si un balón se metía a un jardín, el dueño de la casa lo guardaba hasta que el niño volviera por él. Hoy, con tanta tecnología, los chicos ni se conocen entre sí”.

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Don Roberto, con voz suave pero clara, revive aquella época. “La seguridad no se trataba de armas, sino de presencia —dice—. Si veía a un niño solo en la calle, paraba la patrulla y le preguntaba si necesitaba ayuda. A veces sólo quería jugar fútbol, y yo me quedaba un rato”. Lupita, su hija mayor, interviene: “Nosotras nos enojábamos porque siempre llegaba tarde a cenar. ‘La gente me necesita’, decía. Y teníamos que entenderlo”.

Un vecino, don Arsenio, entra a la habitación con una caja de mangos. “Comandante, le traigo de su árbol —dice, refiriéndose a un ejemplar que don Roberto plantó hace décadas frente a su casa—. ¿Se acuerda cuando lo regaba todas las mañanas? Usted decía: ‘Si el pueblo crece, la sombra debe alcanzar para todos’”.

La vida de don Roberto era un tejido de pequeños gestos. Una mañana de 1993, una niña de 7 años se perdió en el mercado. Él la encontró llorando junto a un puesto de frutas, la subió a su patrulla y recorrió el pueblo con ella hasta reconocer su casa. “No sólo la devolvió —cuenta Patricia—, sino que después llevó despensas a la familia. ‘La pobreza es la primera semilla del miedo’, repetía”.

Alicia, que entonces era adolescente, lo acompañaba a veces en esos recorridos. “Lo veía dialogar con los jóvenes que hoy son padres de familia. Les decía: ‘El futuro no se compra con dinero, sino con trabajo’. Y ellos lo escuchaban porque sabían que no tenía doble cara”.

En las noches, don Roberto no descansaba. Si sonaba el teléfono, fuera por un choque o una disputa familiar, él acudía. “Una vez, una señora llamó porque su esposo, borracho, amenazaba con romper los muebles —recuerda Patricia—. Mi papá llegó, lo sentó en la cocina y le preparó café. ‘La violencia no arregla nada’, le dijo. Al final, el hombre lloraba pidiendo perdón. Así era él: un mediador, no un represor”.

Hoy, a sus 91 años, don Roberto sigue siendo el mismo. Aunque postrado, recibe visitas de quienes lo recuerdan como el guardián que no necesitaba armas para inspirar respeto. “La semana pasada vino un muchacho de 30 años —cuenta Alicia—. Le dijo: ‘Comandante, gracias a usted no me metí en problemas. Siempre me sacaba de la calle para llevarme a la escuela’. Y don Roberto, con su humor intacto, le respondió: ‘Pero si tú eras el más travieso’”.

La tarde se desvanece. Uno de sus yernos le ayuda a don Roberto a beber un poco de agua. “Don Roberto, ¿se acuerda de Doña Rosa? —pregunta—. Hoy me contó que usted le regaló un vestido para el cumpleaños de su hija en 1995. ‘No tenía qué ponerse’, le dijo. Y usted movió cielo y tierra para conseguírselo”.

Don Roberto cierra los ojos y sonríe. En la pared, una foto lo muestra rodeado de niños en un parque. Afuera, el viento mueve las hojas del árbol que plantó. “Este pueblo lo lleva en el alma —murmura Lupita—. Por eso la gente lo sigue queriendo tanto”.

Y en el silencio de la habitación, entre el tic-tac del reloj y la respiración pausada de don Roberto, se entiende que un hombre no necesita titulares para ser inolvidable. Solo manos tendidas, palabras sinceras y un corazón que nunca dejó de latir por los demás.

¿Qué nos falta hoy para recuperar aquellos valores? Mientras observo a don Roberto dormir, rodeado de sus hijas, surge una pregunta inevitable: ¿qué se necesita para que un pueblo vuelva a confiar en sus guardianes, para que los niños jueguen en las calles sin miedo, para que la autoridad sea sinónimo de esperanza y no de sospecha? La respuesta, quizá, esté en las pequeñas cosas que él practicó: escuchar antes de juzgar, tender puentes antes que muros, y entender que la verdadera seguridad nace del respeto, no del miedo.

Un agradecimiento eterno a don Roberto Castro Guerrero, por recordarnos que un uniforme no hace a un servidor, sino el alma que lo lleva. Por enseñarnos que la justicia no siempre está en las leyes, sino en las manos que ayudan a levantarse a quien cae. Y por regalarnos, en tiempos oscuros, la certeza de que un México mejor no es un sueño, sino una semilla que late en cada acto de bondad. Gracias, Comandante. Su legado es un faro que, incluso en la distancia, sigue alumbrando el camino.

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Ascenso al cerro de la Sierra de La Giganta. Crónica de un campamento

FOTOS: Noé Peralta Delgado.

Explicaciones Constructivas

Noé Peralta Delgado

 

Ciudad Constitución, Baja California Sur (BCS). Baja California Sur comparte la media parte Sur de la península de Baja California, y representa un brazo de la República Mexicana. Esta entidad federativa es famosa por sus paradisíacas playas, encontrándose dentro de estas categorías de todo tipo: de oleajes para surfear en el océano Pacífico, playas tranquilas en el golfo de California, incluidos todos tipos de colores y texturas de arenas de playas. Lo que es menos conocidas son sus serranías altas, y es que orográficamente es un Estado que no tiene cadenas montañosas altas dentro de sus territorios.

Una de las cadenas montañosas medulares de Baja california Sur, es la Sierra de la Giganta, la cual se encuentra en su mayoría dentro del municipio de Loreto, pero también abarca partes importantes de los municipios de La Paz y Comondú. Dentro de esta cadena montañosa, se encuentra el cerro La Giganta, que es el punto más alto de dicha serranía con una altitud de 1,668 msnm y a la vez el sexto punto más alto del Estado.

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Su nombre se deriva de cuando llegaron los españoles a conquistar estas tierras, habiendo llegado al poblado indígena de Conchó —actualmente el puerto de Loreto—, preguntaron a los nativos sobre qué había atrás de las altas montañas frente a ellos, a lo que respondieron que vivían gigantes. Fue así como llamaron a esa cadena montañosa como Sierra La Giganta. Paradójicamente, esta sierra no es la más alta de la península de Baja California, simplemente que, como está a la orilla del golfo de California, se ve muy imponente desde el nivel medio del mar.

Para llegar a la cumbre, se ocupa escalar por la parte Norte del cerro, ya que es el acceso menos peligroso y empinado. A su vez, el camino —aunque más largo, es el que lleva menos esfuerzo—, es el que sale de San José de Comondú rumbo a los llanos de San Julio, en la parte baja del cerro La Giganta.

A inicios del mes de marzo del año en curso, hicimos una escalada hacia la cumbre del cerro La Giganta, tomando como punto de partida el pequeño pueblo misionero de San José de Comondú, que está ubicado a una altitud de 300 msnm. Para subir este cerro llevamos un guía de nombre Pablo Pérpuli, y nos hicimos acompañar por dos personas más, que se llaman Alberto “El Güero” Verdugo y Luis Mayoral. En este artículo relato día a día, cómo fue la travesía por los paisajes desérticos antes de llegar a la cumbre.

Día Uno

Se inició la salida en carro doble tracción desde San José de Comondú hacia los llanos de San Julio. En este recorrido se apreció la grave sequía por la que está atravesando el lugar, donde hay muchos árboles sin hojas y otros más ya completamente secos; la presencia de ganado fue escasa: Pablo platicó que el ganado de los lugareños se encuentra flaco y están en los ranchos donde se les da agua de pozo artesanos y algo de alfalfa llevada desde el pueblo.

Como se tenía que subir con mulas y caballos hasta el lugar denominadoEl Aguaje, el Güero y Luis se llevaron las bestias desde el pueblo, por lo que el trayecto de 27 km desde San José de Comondú hasta el lugar llamado El Cerco se hizo en todo un día completo. Llegando al lugar denominado El Cerco, se hizo la comida ya tarde y se levantaron las casa de campaña como a las 5 pm, no nos atrevimos a subir hasta el aguaje por la lejanía y sobre todo porque Pablo Pérpuli tenía 20 años que no subía y desconocía el estado del camino. Algo importante que nos comentó, es que es muy peligroso acampar en cualquier lugar, por la presencia de animales y en ocasiones por no tener una zona libre de ramas y llana.

Día Dos

Después de desayunar unas tortillas de harina con machaca, salimos en mulas y caballos hacia el lugar denominado El Aguaje, que queda a una distancia de 6 km en un camino con mucho monte seco. La altitud de los llanos es de 480 msnm, por lo que básicamente seguíamos a “nivel de piso”.

El recorrido se hizo hasta El Aguaje, y donde sale agua de una cueva en las faldas del cerro la Giganta. En este punto que se encuentra a 700 msnm, inicia el verdadero ascenso de manera casi vertical. Llegamos poco después del mediodía, pero tuvimos que regresar de nueva cuenta hacia El Cerco por víveres y botellas de agua, que se utilizarían en una ruta turística tiempo posterior. Esta ida al lugar donde quedó el vehículo y posterior regreso se llevó todo el segundo día. Según pláticas con Pablo, nos comentó que hacía 20 años que no subía, y en aquel tiempo subió durante un mes de manera diaria, para llevar material para una antena de telecomunicaciones de la empresa Telmex.

Este día se acampó en un pequeño lugar limpio de monte y llano que estaba unos metros antes del aguaje; en el lugar donde brota agua del cerro no se puede acampar por lo difícil del terreno. Como comentario de este día, me admiró que en medio del desierto brote agua de las rocas y que en el lugar haya tres árboles de mango y dos palmeras de taco muy verdes.

La noche de campamento en este lugar fue terrible, por los remolinos que forma el viento en el lugar, y que en la noche pareciera que se volaría la casa de campaña por los aires como si fuera un huracán ó tornado.

Día Tres

Desde una altitud de 700 msnm, se inició el verdadero reto de escalar el cerro La Giganta. Al comenzar a subir casi de manera vertical notamos muy montado el camino, y la meta era llegar al lugar denominado Los Dormitorios, donde se ve claramente los campos agrícolas de San Juan Londó y el golfo de California; en el camino nos hallamos un par de baterías abandonadas que recordó nuestro guía, cuando subió el material hacía 20 años.

Para llegar a Los Dormitorios, se nos llevó como dos horas completas por lo empinado del camino y monte secos llenos de espinas que con el paso nos rasgaban las manos. Pero una vez que llegamos al lugar, la vista panorámica es espectacular y eso que apenas llegamos a 950 msnm. En este lugar se dejaron las mulas que llevaban los víveres, porque el ascenso de ahí en adelante era muy resbaloso para los animales.

Durante los siguientes recorridos llegamos a subir hasta 1,250 msnm, y por el tiempo que llevábamos no pudimos seguir adelante. Fue aquí donde tomé las fotos mas espectaculares hacia el océano Pacífico, desde el valle de Santo Domingo hasta el lejano pueblo de San Juanico. El golfo de California no lo pudimos apreciar, por quedarnos a nuestras espaldas del cerro La Giganta. Después de comer unos bocaditos en el lugar y apreciar el maravilloso paisaje, procedimos a retornar a El Aguaje, que era donde teníamos nuestro campamento. Esa noche volvimos a sufrir dentro de nuestras casas de campaña, los vientos remolinados del lugar.

Día Cuatro

Después de no haber alcanzado la cumbre, me quedé en el campamento, por los calambres en las piernas que me dejaron en el día anterior; por lo que Pablo, Luis y El Güero, volvieron a intentar llegar a los casi 1,700 msnm de la cumbre, o lo que es lo mismo, ascender casi mil metros desde el campamento. Dentro del campamento me quedé con una radio de comunicación, donde iba monitoreando el ascenso de mis compañeros.

Este día me tomé un gran descanso a la sombra del árbol de mango que estaba en El Aguaje y que pareciera que estaba en un retiro espiritual en medio de la nada y si con algún temor que me pudiera encontrar con alguna víbora de cascabel o puma de la sierra. Debo comentar que en todo el trayecto nos hallamos dos venados y que son animales completamente ligeros, los cuales, al menor ruido salían corriendo a gran velocidad.

Según el radio de comunicación con el que me quedé, los muchachos no pudieron llegar a la cumbre, por lo resbaloso del terreno y por el tiempo que llevaban recorriendo no les permitía regresar al campamento. El punto donde llegaron está a una altitud de 1,550 msnm y según fotos tomadas por ellos, les faltó muy poco, pero a la vez era muy peligroso hasta la cumbre final.

Pablo, Luis y El Güero, regresaron al campamento donde yo me encontraba, a las 6 pm y totalmente rendidos de cansancio; procedimos a hacer la fogata de costumbre y en lugar del café arriero nos tomamos una botella de tequila para celebrar en el lugar. Fue nuestra última noche de campamento y el tiempo se mostró benévolo con nosotros al estar en calma toda la noche el viento. Es de disfrutarse las noches sin contaminación de luz artificial, donde el cielo completamente estrellado nos da momentos totalmente relajantes.

Día Cinco

Por la mañana, y muy temprano, procedimos a levantar todo el campamento e iniciar el largo retorno a San José de Comondú. Después de llegar a El Cerco, tomamos un descanso y una comida final, para luego emprender a bordo del vehículo el regreso a través de los llanos hasta el pueblo misionero de San José.

El total de 5 días de exploración del cerro La Giganta, nos hizo ver, primeramente, las dificultades para ascender un cerro muy vertical, pero también las dificultades que deben de pasar los rancheros del lugar con las sequías recurrentes, que aun así siguen con su vida lejos del ruido citadino, y eso sí, en contacto directo con la naturaleza.

Agradezco la invitación que me hizo primeramente Luis, luego Pablo y El GÜero por esta aventura inolvidable que muy pocas personas han logrado subir hasta la cumbre del cerro La Giganta.

Escríbenos a noeperalta1972@gmail.com

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Inicia 9° Coloquio Universitario del Libro Sudcaliforniano en la UABCS

FOTOS: UABCS.

La Paz, Baja California Sur (BCS). En el marco del Día Mundial del Libro y los Derechos de Autor, la Universidad Autónoma de Baja California Sur (UABCS), en coordinación con el Instituto Sudcaliforniano de Cultura (ISC), dio inicio este 22 de abril al 9° Coloquio Universitario del Libro Sudcaliforniano, evento que se celebra en honor al destacado poeta Raúl Antonio Cota.

La ceremonia inaugural tuvo lugar en el Poliforo Cultural Universitario y estuvo encabezada por el rector de la UABCS, Dr. Dante Salgado González, quien estuvo acompañado en el presídium por el Prof. José Ángel García Borrego, Subdirector del ISC en representación de su titular, Lic. Víctor Hugo Caballero Gutiérrez; el Lic. Jorge Ricardo Fuentes Maldonado, Director de Difusión Cultural y Extensión Universitaria de la UABCS; y como testigo de honor, el Arq. Raúl Cota Álvarez, hijo del poeta homenajeado.

En su mensaje, el rector Salgado González subrayó que el coloquio se ha convertido en un espacio para abrir horizontes y fomentar la reflexión sobre el papel del ser humano en la cultura y la sociedad.

Mencionó que la literatura es la posibilidad de recordar quiénes somos y, en la medida de lo posible, encontrarle sentido a la existencia. Por ello, reconoció en el coloquio una forma de resistencia sensorial y humanística en un mundo cada vez más acelerado.

Recordó además su experiencia personal con Raúl Antonio Cota, a quien consideró su iniciador en el mundo de la poesía durante su paso por el CBTIS 62. “Fue quien me introdujo al universo fabuloso de la escritura poética, y por ello este homenaje tiene un significado profundamente emotivo”, puntualizó el Rector.

Por su parte, el Mtro. José Ángel García Borrego destacó la estrecha colaboración entre el ISC y la UABCS en actividades culturales, señalando que el área de Fomento Editorial tiene como misión promover y difundir la obra de grandes escritores sudcalifornianos.

Por esta razón, el ISC participa en esta gran actividad, que mantiene viva la memoria y la obra de quienes han puesto en alto el nombre de Baja California Sur, apuntó el funcionario de cultura.

El 9° Coloquio Universitario del Libro Sudcaliforniano se desarrollará del 22 al 25 de abril con una serie de conferencias, mesas de lectura, presentaciones editoriales y actividades artísticas dirigidas tanto a la comunidad universitaria como al público en general. Quienes deseen conocer el amplio programa de actividades, pueden consultar las redes sociales de la universidad o del propio ISC.




En La Paz, invitan al Festival del Día Mundial del Libro y el Derecho de Autor

FOTO: ISC.

La Paz, Baja California Sur (BCS). Con el propósito de promover la lectura y la escritura, así como reconocer la importancia del derecho de autor, el Gobierno del Estado, a través del Instituto Sudcaliforniano de Cultura (ISC), la Coordinación de Fomento Editorial y la Coordinación Estatal de Bibliotecas Públicas, te invitan al Festival del Día Mundial del Libro y el Derecho de Autor.

El evento se llevará a cabo este jueves 24 de abril en el Jardín Velasco, ubicado en el Centro Histórico de La Paz, en horario de 10:00 a 20:00 horas, donde se mostrarán presentaciones editoriales y artísticas, venta y exposiciones de libros.

El Día Mundial del Libro y el Derecho de Autor, es una conmemoración celebrada cada 23 de abril a nivel internacional con el objetivo principal de fomentar la lectura, la industria editorial y la protección de la propiedad intelectual por medio del derecho de autor. Desde 1988, es una conmemoración promovida por la UNESCO.

Estas actividades están dirigidas a todas las edades. Para mayores informes, podrás consultar las redes sociales del ISC, Librería ISC y la Coordinación Estatal de Bibliotecas Públicas, o bien, comunicarte al 612 1221116 y 1228358.