Martha Reyes: Abrazada por la historia, impulsada por la ciencia (I)

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Tierra Incógnita

Sealtiel Enciso Pérez

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). Era uno de esos sábados en los que el sol parece tener buen humor. Al llegar al café donde habíamos quedado, la primera en saludarme fue la sonrisa amplia de la doctora Martha Reyes, que me recibió con una frase tan simpática que no pude evitar soltar una risa. Desde ese primer instante supe que la conversación iba a fluir como buen café recién servido. Ella es Doctora en Ciencias en Uso, Manejo y Preservación de los Recursos Naturales (sí, un título tan largo como su currículum), se especializó en Inmunología y Nutrición, dos palabras que juntas suenan a defensa personal celular con una dieta balanceada. No conforme con eso, realizó postdoctorados en la Universidad de Murcia (España) y en la Universidad de Ciencias Marinas de Tokio (Japón), lo que la hace científica internacional con pasaporte sellado por la sabiduría.

Fue coordinadora del Programa de Acercamiento de la Ciencia a la Educación (PACE) en el CIBNOR, de enero de 2021 a enero de 2025, donde conecta la ciencia con la educación como si fueran piezas de un rompecabezas perfectamente armado. Pero eso no es todo: esta científica también se transforma en autora para acercar la ciencia a niñas y niños a través de cuentos con títulos tan épicos como ¡Mami, un coronavirus quiere comerme!, ¡Coronavirus, mis soldaditos me defienden! y Abel y las vacunas. Además, ha dado vida a libros como De pequeña a científica, sudcalifornianas extraordinarias (volúmenes 1 y 2) y Mi libro sobre científicas, donde demuestra que la ciencia también se escribe con C de creatividad.

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Mientras intercambiábamos los típicos comentarios sobre el clima (sí, otra vez ese calor que no se decide a ser primavera o verano), empecé a desplegar mi pequeño arsenal tecnológico: micrófonos, grabadora, smartphone… todo listo para capturar una charla que prometía ser tan amena como reveladora.

Lo primero que hice fue preguntarle ¿Cómo recuerdas tu infancia?, a lo que de inmediato, sin meditar mucho la respuesta me dijo: Recuerdo una infancia muy alegre, muy divertida, y realmente una infancia muy diferente, creo, a lo que están viviendo los niños de hoy, por todas las situaciones de seguridad que hay, pero recuerdo ser una niña muy extrovertida, muy vaga, muy dinámica. Me encantaba participar en todo lo que se me pusiera en frente. Desde el kínder siempre salía en los bailes, en los festivales. En la primaria me encantaba el folclor, la danza folclórica era mi pasión. Obviamente, no iba a escuelas reconocidas, cerca de mi casa estaba el DIF de la Loma Linda y ahí daban cursos. Me iba sola a tomar las clases. Y era muy chistoso porque lo que aprendía lo llevaba a la primaria, los mismos maestros me buscaban, estaba en tercer o cuarto, y me buscaban para que pusiera los nuevos bailes a sus niños, les enseñara. Y me acuerdo muy bien porque los niños iban a mi casa y allí en mi patio recibía a los niños de otros grupos, pero siendo niña también, y les ponía los pasos, los bailes, y me encantaba. Entonces, siempre fui una niña muy dinámica, muy extrovertida, siempre pensando qué hacer y no quedarme quieta.

¿Eras una niña curiosa? ¿Qué tipo de preguntas hacías de pequeña? Era una niña curiosa, pero un poco solitaria. Vengo de una familia en donde perdí a mi padre muy chiquita, a los tres años. Mi madre tuvo que trabajar para sacarnos adelante a mi hermana y a mí. Mi hermana era más pequeña, entonces mi madre se enfocó mucho en mi hermana pequeña. Siento que eso también me dio a mí la libertad de ser muy independiente desde muy chiquita. Sí era una niña preguntona, no recuerdo en este momento qué preguntaba, pero sé que era muy observadora, y eso me gusta porque eso también me ayudó a salir adelante. He viajado mucho, y como mujer a veces no es tan fácil andar por todo el mundo viajando, pero el ser observadora, eso me ha ayudado también.

Tengo un abuelo que es historiador y que ha sido mi maestro de vida, de enseñanza y a quien le debo muchísimo. Creo que he tomado lo mejor. Muchas veces me pregunto en mi situación si hubiera tomado un camino diferente al que tomé, y afortunadamente creo que tuve muy buena guía porque creo que tomé el mejor camino, el camino del bien, el camino de lo que ahora hago, que también me siento muy afortunada de haber encontrado mi vocación, y eso es muy, muy bueno. Soy científica, ahora también soy divulgadora de la ciencia, y eso me encanta, entonces creo que fui una niña y ahora una mujer muy afortunada, por mi familia, por lo que me tocó vivir, y también por la libertad que me dieron en mi casa de ser yo.

¿Jugabas a ser científica o te imaginabas en otra profesión? No, eso es muy curioso y se lo cuento a los estudiantes con los que he tenido la oportunidad de platicar. Encontré mi vocación ya grande. De niña pensaba que iba a ser maestra de danza, porque me gustaba mucho la danza folclórica. También un día llegué de pensar en ser psicóloga, en ser soldado, y decía, voy a seguir los pasos de mi papá, porque mi papá estudió en el Colegio Militar en México, entonces llegó un tiempo en que dije, voy a ser también soldado. Tenía muchas cosas en mi mente.

Lo que sí sabía es que a mí me gustaba mucho la biología, me gustaban mucho los animales, y eso también me ayudó a encontrar realmente una profesión, a enfocarme en una línea, pero aun así todavía no sabía que quería ser científica. Hasta entrar a la maestría, ahí fue donde dije, esto es lo mío, porque cuando salí de la carrera de Ingeniero en Producción Animal, egresada de la Universidad Autónoma de Baja California Sur, cuando salí de la carrera dije, quiero tener un rancho de cerdos. Quiero tener mi rancho, ser productora, ser ganadera, pero pasó algo muy curioso, muy bonito, que mi director de tesis de licenciatura, el cual estudió la maestría en nutrición animal en la UNAM, me dijo, “Martita no te quedes aquí, sal a estudiar, conoce, no te quedes aquí”, y le hice caso.

Entonces solita me inscribí en la maestría de la UNAM, tuve la oportunidad de hacer los exámenes, me fui sola, fui aceptada y me fui a hacer la maestría a la UNAM, una paceña por allá. Fue muy curioso porque estando allá conocí a un doctor que es muy famoso en el área de nutrición animal, el doctor Armando Shimada Miyazaki, y él me dijo, Martha, ¿Por qué no haces tú tesis en La Paz? Allá está el CIBNOR, conozco una persona nueva en ahí, trabaja con nutrición, pero en peces, es algo nuevo, ve para allá y haz tu tesis allá y aquí terminas la maestría. Entonces le hice caso, me vine para acá, por primera vez siendo paceña conocí el CIBNOR, y cuando llegué ahí y vi los laboratorios, que entré por primera vez a un laboratorio, dije: quiero ser científica, quiero estar en un laboratorio, ahí fue donde realmente ya dejé lo de producción de cerdos, mi granja, y donde realmente encontré mi vocación en la maestría, ya grande.

Por eso siempre le digo a los jóvenes, no se preocupen si ustedes no han encontrado su vocación de jóvenes, va a llegar el momento y el día que la encuentren no lo suelten, síganla, agárrense, aférrense a ella. Yo ya lo encontré grande, pero lo encontré y me siento muy afortunada de haber encontrado mi vocación, porque siento que ahorita no trabajo, porque hago lo que me gusta, y aparte de eso me pagan por hacer lo que me gusta, entonces hago la ciencia, hago divulgación, me gusta escribir y lo hago con pasión, no lo hago porque tengo que hacerlo, sino porque me gusta, entonces me siento muy afortunada.

¿Cómo describirías el entorno familiar en el que creciste? Fue algo difícil al inicio, por lo que le comento, mi hermana y yo nacimos en Tepic, Nayarit, mi papá era paceño, el mayor de cinco hermanos, y decidió irse a estudiar al Colegio Militar, allá en México conoce a mi mamá, mi mamá es del Estado de México, de Toluca, se enamoran, él termina el Colegio Militar, se casan, se van a vivir a Tepic, Nayarit, ahí nacimos mi hermana y yo. Cuando tenía tres años, mi hermana de meses, pasa una tragedia, a mi papá en un encuentro con narcos, lo matan, fallece, mis abuelos vuelan de aquí de La Paz a Nayarit, y bueno, entre toda la tragedia, mi abuelo, consciente de que mi mamá era de Toluca, pues le dice, Martha, sabemos que eres de allá, y en este momento, si tú quieres regresar a Toluca con las niñas, te vamos a apoyar, pero si tú decides venirte a La Paz, que mi mamá no conocía La Paz, vas a tener también todo el apoyo de nosotros, y las niñas van a estar protegidas. Y mi mamá, sin pensarlo, dijo, me voy a La Paz. Entonces mi mamá, con dos niñas pequeñas, se viene a La Paz, llega aquí y empieza a buscar trabajo.

Mi mamá encuentra un trabajo cerca de su casa, en un kínder, como personal de intendencia, y con ese trabajo, mi madre nos saca adelante a mi hermana y a mí. Ella se enfocó mucho en sacarnos adelante… En ese momento, la doctora Martha dejó escapar una interjección breve, casi como un suspiro que se le escapaba del alma. Fue un intento sutil por contener la emoción, por no dejar que la voz se le quebrara o que una lágrima rebelde asomara sin permiso. Hubo un pequeño silencio, de esos que dicen mucho sin decir nada. Luego, con la misma serenidad que la caracteriza, retomó el hilo de la conversación, como quien recoge con cuidado un hilo fino para seguir bordando su historia… Y recuerdo que sí, ella se enfocó mucho en mi hermana, porque tenía meses, sí fui un poco más independiente, eso me ayudó también a ser una mujer fuerte, guerrera, pero también, obviamente, agradezco mucho a mi mamá.

Mi mamá fue un poco seca, con nosotros, a lo mejor por toda la situación que atravesó, no era una mamá que abrazara, no era una mamá que diera besos, ella demostraba su amor de otra forma, y recuerdo que cada cambio de grado, llegaba a mi cuarto y en mi cama estaba mi uniforme nuevo, mi par de calcetas nuevas, blancas, mis zapatos nuevos, mi mochila, mis útiles, y era la forma en que ella me decía, “te quiero”. Eso es algo que no voy a olvidar nunca, ver el uniforme siempre en la cama. Entonces, mi mamá nos sacó adelante siendo intendente, y bueno, no podía pagarle de otra manera que seguir adelante y estudiar, porque ella me decía, “pues ahora sí que el estudio es lo que te va a dar a ti la fuerza, las herramientas, y esto es lo que te voy a brindar”.

Mencionas a tu abuelo de manera recurrente, al profesor Leonardo Reyes Silva, ¿cómo influyó él en tu amor por el conocimiento y la identidad sudcaliforniana? Híjole, muchísimo, porque cuando llego aquí a La Paz, pues obviamente él acababa de perder a su primogénito, a su hijo que se fue a estudiar fuera, un gran orgullo, pues al igual que todos, pero ese hecho creo que también me acercó mucho, mucho a él y él a mí, formamos un vínculo muy grande mi abuelo y yo, y fue muy bonito porque recuerdo cuando iba en la primaria, y cada vez que me sacaba un 10, él era el que me premiaba, y me acuerdo mucho de que en aquel entonces había aquí un restaurante que se llamaba tortas “Nonis”, y eran 10 que me sacaba y 10 que me llevaba por una hamburguesa y una malteada de nieve de vainilla, entonces llegaba con mi 10 y mi abuelo, te ganaste tu hamburguesa y tu malteada de nieve, nunca lo voy a olvidar, y nos íbamos él y yo, y platicábamos y lo escuchaba.

Cuando entré a la secundaria, fue curioso porque solita me fui a inscribir, igual a la prepa, sí veía a mi mamá con mi hermana, porque mi hermana creció más apegada a mi mamá y yo un poquito más independiente, pero cuando llegó el momento de escoger una carrera, me acuerdo que mi abuelo me acompañó a la universidad a hacer los exámenes, porque en aquel entonces todo era presencial, nada era virtual como ahora, entonces él me acompañó, cuando me dicen a mí que quedé en la carrera de Ingeniería en Zootecnia, pues fue el primero en saberlo, cuando entré a la maestría y les dije me quiero ir a México a la UNAM, pues él fue el primero también en apoyarme, claro mi mamá, pero mi abuelo, y era padre porque mi abuelo y mi abuela fueron los que me fueron a visitar cuando estaba allá, entonces la maestría era de la UNAM, pero el campus estaba en Querétaro, en un pueblo que se llamaba Ajuchitlán, que estaba a 20 minutos de Querétaro, entonces llegaron unas vacaciones, tenía que estar allá, y mi abuelo y mi abuela me anunciaron, te vamos a ir a visitar, y se lanzaron hasta Ajuchitlán, conocieron el internado donde me albergaba, los llevé a pasear a Peña de Bernal, Tequisquiapan, en fin. En Querétaro había una familia que su hijo estudiaba aquí en La Paz, Biología Marina, entonces como que hicimos intercambio y ellos me arroparon allá, fue muy bonito porque ellos me andaban siguiendo a donde fuera.

Con mi abuelo realmente hemos hecho un lazo muy bonito, porque también gracias a él he tenido la oportunidad de conocer a muchas personas, a muchos, a muchos maestros, historiadores, maestras, y me rodeo de ellos y me encanta, porque cada vez que hay una presentación de libro, algún festival de historia, ahí vamos los dos, entonces ya también la gente me reconoce, incluso muchos piensan que mi abuelo es mi papá, oye, ¿Dónde está tu papá? ¿y tu papá? y ya no les digo, no es mi papá, porque también ya me acostumbré y me gusta, y realmente para mí él es como un padre, entonces mi abuelo y yo hemos hecho una mancuerna, un equipo grandioso, y él siempre me ha escuchado de lo que quiero ser, me ha apoyado. Cuando concursé para ser coordinadora del Programa de Acercamiento de la Ciencia a la Educación (PACE), fue el primero en saberlo, cuando me dieron la oportunidad de ser coordinadora fue también el primero en saberlo, entonces creo que él y yo tenemos un vínculo muy especial, y realmente él ha sido una influencia muy, muy grande a lo que hoy es Martha Reyes.

¿Crees que su labor, la de tu abuelo, como cronista, te enseñó a observar y contar historias desde otro ángulo? Creo que sí, crecí viéndolo a él trabajando, escribiendo y también es algo bonito porque siempre lo seguía, ahorita que estoy recordando, cuando él fue director del Archivo Histórico, varias veces fui a visitarlo, al Archivo Histórico y me acuerdo de su secretario, de las personas que estaban ahí, que ya también decían, ahí viene su hija, a visitarlo, y ya me conocían, también cuando mi abuelo fue director de la Casa de la Cultura, a veces me aprovechaba, porque en la Casa de la Cultura cada verano había cursos, entonces aprovechaba y me metía a todos los cursos, me metía a teatro, a folclor, a hawaiano, a todo lo que se podía, estaba ahí, pero ahora que recuerdo es eso, siempre lo andaba buscando y trataba de estar cerca de él y creo que eso también nos unió muchísimo.

Te cuento, un día me pongo a escribir, creo que el primer cuento que escribí se llamó El Niño de Enfrente, mi abuelo vive por la calle 16 de septiembre, entonces eso también a mí me marcó mucho, crecí en la 16 de septiembre, ahí me la pasaba los fines de semana, las vacaciones, en aquel entonces cerca de su casa estaba lo que llamamos nosotros la huevera, iba por los huevos que estaba ahí a media cuadra, la CONASUPO que también estaba ahí cerquita, los vecinos, etcétera. Enfrente de la casa de mi abuelo había un niño con ciertas limitaciones que creció con nosotros, nosotros lo veíamos y él siempre que nos veía llegar se emocionaba, gritaba, nos saludaba, entonces crecí con ese recuerdo del Niño de Enfrente y un día me dio por escribir una crónica o un cuento sobre el Niño de Enfrente, lo escribí y me acuerdo que se lo llevé a mi abuelo, era la primera vez que escribía, recuerdo que él lo leyó, creo que hasta se le salió la baba y  me quedé así, y me dijo “¡Qué bonito!”, se quedó tan asombrado de ese primer intento mío y le encantó, entonces de ahí él me empezó a motivar y empecé a escribir varias historias, tengo varios cuentos de la 16, de hecho uno se llama, pues el Niño de Enfrente fue el primero, escribí uno sobre mi tía Cuca que vivía a un lado y que tenía más de 100 pájaros, escribí sobre don Félix, el dueño de una tiendita que estaba cerca de la casa de mi abuelo y donde íbamos a comprar el pan, entonces tengo muchas vivencias en la 16 de septiembre, en su casa y de ahí me agarre escribiendo, entonces mi abuelo ahora sí que era mi principal fan, él era el primero, a ver abuelo aquí le traigo esto y él a veces me los corregía y todo, entonces creo que sí influyó y él siempre me ha dicho, “Martha no dejes de escribir, Martha escribe, escribe”.

Cuando me fui a España, a Murcia a hacer una estancia, escribí también varias vivencias, cuando estuve en Japón, en Tokio, escribí varias vivencias, todo se lo enviaba a él y él todo lo tiene guardado, todo lo que le mando tiene un álbum guardado y dice que a veces lo saca y recuerda, empieza a leer otra vez lo que escribo y siempre, siempre me ha dicho “No dejes de escribir”, me regaña, me dice “No todo es ciencia, no escribas nada más de ciencia, escribe tus vivencias, escribe cuentos, escribe crónicas” y le respondo, lo voy a escribir, y es muy chistoso porque él la vez pasada me describió y me decía, “Es que tú escribes como fulanito escritor (ahorita no lo recuerdo), tienes una forma de escribir como él”, entonces siempre está él motivándome, igual con mi esposo Carlos, siempre le dice “Carlos quiero que escribas, escribe, escribe”, pero a mí siempre me dice “No dejes de escribir, escribe, no dejes de escribir”, y ahorita a mi abuelo le está dando por escribir cuentos y me dice, “Sabes qué me está pasando como tú”. Le digo a mi abuelo, cuando escribo algo me siento, empiezo y termino, no es porque mañana continúo, no, es algo que me nace, que me surge en el momento, inicio y termino, a veces no lo quiero leer cómo quedó, porque ahí está la idea, ya como a los tres días regreso y a ver qué escribí, pero siempre es así, es empezar y terminar, o sea como que me inspiro, como que la musa que llevo dentro sale y termino. Entonces me está diciendo mi abuelo, “Sabes qué me está pasando como tú, ahorita me estoy sentando, escribo, empiezo y termino, no es algo que deje y que vaya empezando así todos los días, no, como tú me está pasando”. Entonces es bonito que me diga eso y que se refiera a que lo estoy inspirando ahora a este tipo de cuentos, de crónicas, algo diferente a lo que él hace en cuanto a la historia.

¿Qué aprendizajes te dejó el postdoctorado en España y Japón? Mucho muy grande. Es que realmente si hay mucha diferencia, aquí, por ejemplo, en México, cuando haces un doctorado, te piden que publiques un artículo, es un requisito para poder egresar de un doctorado. Cuando llego a España, me encuentro con compañeros que también hacían su doctorado, y me dicen, ahorita voy en mi artículo número 8, en mi publicación número 8, 10, 11, 12, ya tengo 15 artículos publicados, y decía, ¿Cómo le hacen? Eso para mí era así como que ¡guau! Con la chica que vivía, Irene Salinas, que ahorita es una investigadora muy reconocida, fue contratada en Estados Unidos, en la Universidad de Nuevo México, en Alburquerque, me motivó muchísimo.

En España crecí, me rodé de personas muy buenas en el laboratorio, que me enseñaron técnicas que afortunadamente pude traerme a México, estandarizar, y que ahora hago muchísimo trabajo con cultivo de células, y eso también lo agradezco muchísimo a las personas de allá. Me enseñaron también a escribir artículos científicos. La doctora María Ángeles, que era mi jefa, Irene, me enseñaron cómo escribir artículos de calidad, con muy buenas investigaciones, muy buenos experimentos. Gracias a ella pude convertirme también en una inmunóloga en peces, que aquí hay muy pocos, entonces, también me siento muy afortunada, que soy de las pocas inmunólogas en peces que hay en México. Pude conocer y entrar en el medio de los inmunólogos, en esta área de acuacultura, entonces, realmente, estar allá me abrió también muchísimo los ojos. Sola, me fui por primera vez por tres meses, luego me fui por dos años, sí fue algo difícil, pero afortunadamente en España, al hablar el mismo idioma, la misma comida, pues era fabuloso estar allá, la gente también es muy cálida, había muchos estudiantes de fuera que me cobijaron, la pasábamos padrísimo, nunca me sentí como que, ¡ay, extraño¡, ya me quiero regresar, no, en la Universidad de Murcia he hecho muy buenas colaboraciones, y creo que en todo este tiempo he regresado como unas siete veces, que voy y vengo, y ahora hace poquito tuve la fortuna de poder llevar a mi hija, entonces, imagínate regresar, estar allá como estudiante y de pronto regresar ya con mi hija, mi familia, pues fue también padrísimo.

En Japón fue muy diferente, Japón es una cultura totalmente diferente a la de nosotros los latinos, no, aquí la sangre es caliente, muy abrazadores, nos damos abrazos, es muy diferente, allá llegué y me encontré con una cultura totalmente diferente, una cultura enfocada al trabajo, 100%, eso sí, el día que llegué me hicieron una comida, muy lindos, al siguiente día era trabajo, trabajo, trabajo, trabajo. Digamos que sufrí un poco porque había días en que no hablaba con nadie, no podía hablar español porque nadie hablaba español, era puro inglés con un acento muy diferente, y ellos están muy enfocados al trabajo, entonces era trabajo, trabajo, trabajo. Llegaba al laboratorio a las 7 de la mañana, les ganaba el llegar, eso sí, llegaba a las 7, todavía no llegaban ellos, ellos llegaban como a las 8, me iba a las 8 de la noche y ellos se quedaban, no sabía a qué hora se iban, estaba de 7 de la mañana a 8 de la noche en el laboratorio trabajando de lunes a lunes. Me acuerdo un día que me solté llorando en el laboratorio porque necesitaba un abrazo, necesitaba hablar con alguien, me sentía más bien, sentí mucha soledad cuando estuve allá, sí conocí, fui al museo nacional de Tokio, fui a varios lugares, pero sola, me sentí muy sola cuando estuve allá, muy muy sola, hubo un día en que me solté llorando en la televisión en mi pequeño departamento que era muy pequeñito, pequeñito, pequeñito, tenía una televisión y ahí me tocó ver películas que aquí había visto, pero todo era en japonés, todo, todo, todo era en japonés.

Recuerdo una anécdota: el metro allá es muy grande, es una cosa majestuosa y me acuerdo que un día me perdí, entonces empecé a preguntar en inglés que dónde estaba la estación de Tsushima y preguntaba y ellos, los japoneses caminaban y no me hacían caso y me decían “no, no, no” y seguían su paso y me acuerdo que dije y ahora cómo voy a hacer para llegar a mi casa y me senté en unas escaleras muy triste porque dije “Estoy perdida y ahora qué hago y no me quieren ayudar” y me acuerdo que un japonés se acercó y en inglés me dijo ¿Cómo puedo ayudarte? y le dije “estoy perdida, no sé cómo llegar a esta estación” y me dijo “ven, yo te ayudo”, me llevó hasta la estación del tren, se subió conmigo y cuando ya iba acercándose a la estación, me dijo “ahí está, tóca”, fue algo muy bonito, fue como si fuera un ángel que de pronto llegó y pude llegar a mi casa, entonces eso tampoco lo voy a olvidar porque de la nada salió él y creo que me vio mi cara muy triste, muy acongojada después de estar pidiéndole a varios que me apoyaran y es que no lo hacían de mala gana, simplemente que ellos van como soldados, enfocados a lo suyo, me pasaban y me decían “no, no, no” y yo “please, please, where is the station” y nada, me siento y de pronto llega él, se sube y me lleva claro, ya no se baja pero me dice aquí es, adelante, sigue tu camino y yo me quedo, fueron de las cosas bonitas que me pasó.

También verlos a ellos como japoneses, otra cultura en el metro, casi siempre ellos iban como dormidos y era muy curioso porque faltaba una estación para llegar a donde ellos iban a bajar, inmediatamente abrían los ojos y bajaban, decía ¿Cómo le hacen? o ver que iban leyendo y allá es al revés, empiezan a leer del lado derecho, no como nosotros, del lado izquierdo, llevamos un orden, es que todo era muy diferente aprendí muchísimo obviamente pero sí recuerdo mucha soledad y afortunadamente el último día de estar allá, me hicieron un convivio muy bonito, bailamos, les enseñaba a bailar a ellos salsa, cumbia y ellos, y es que no es que no sean malas personas ni secos ni nada, sino que ellos pues tienen otra cultura que es el trabajo pero eso sí cuando dicen divertirse, ellos saben divertirse, porque tengo videos de ese último día en donde bailaron, llegaron con un tequila, porque una amiga de México, un conocido viajaba a Tokio y me dijo “Martha te quiero mandar algo” y me mandó chiles jalapeños, me mandó tortillas de maíz y se los llevé a mis compañeros japoneses y ellos agarraban los chiles jalapeños y se los comían así enteros y decían que no les picaba, les hice quesadillas, en fin ellos disfrutaron la comida que les hice en ese último día y fue padrísimo. Sí son buenas personas, saben divertirse, pero ellos están educados de una forma que es primero el trabajo y es su cultura y la respeto. Me enseñaron muchísimas cosas de los peces de allá, técnicas, fueron muy muy amables.

Otro dato curioso es que un día expuse sobre mi trabajo en el CIBNOR, claro en inglés y cuando terminé mi ponencia que les gustó mucho, mi jefe de allá el doctor Aoki me dijo aquí está y me entrega un dinero y me quedé sacada de onda, dije “No, porque me está dando dinero” y él me dice “tu presentación” pero no le entendía y decía “Pero porque él me está pagando” y ya llegó otro japonés, otro doctor con un acento en inglés que yo le podía entender mejor y me dice “Es que aquí cuando dan una conferencia es pagada también, a los conferencistas les pagamos”. Me he tocado dar conferencias en muchas partes del mundo y es normal, es como parte de “ok yo soy invitada, yo te ofrezco una conferencia” pero me dijo “No, es que aquí pagamos o sea todo el trabajo que tú haces es remunerado, no es gratuito porque tú tuviste que estudiar, hacer una investigación y eso para nosotros es muy valioso y lo pagamos”, entonces me dieron un pago por la conferencia que hice y yo “¡wow!”, fue algo nuevo.

Y así, entre investigaciones sobre inmunología, experiencias internacionales y una profunda vocación por acercar la ciencia a la niñez, la trayectoria de la Dra. Reyes Becerril se perfila como un ejemplo notable de compromiso científico y educativo. Pero esto es sólo el comienzo. En la siguiente parte de esta entrevista conoceremos más detalles sobre su trabajo actual, los retos que ha enfrentado como mujer en la ciencia y cómo ha logrado transformar temas complejos en herramientas accesibles para la educación.

Muy pronto, una segunda entrega tan interesante como esta… O incluso más.

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Historia sin brújula. La materia perdida en la Nueva Escuela Mexicana

IMÁGENES: IA.

Tierra Incógnita

Sealtiel Enciso Pérez

La reestructuración curricular borra fronteras entre asignaturas,

pero deja sin rumbo claro la enseñanza de la Historia.

La Paz, Baja California Sur (BCS). En el ciclo escolar 2022-2023, todas las escuelas públicas y privadas del país comenzaron a aplicar el nuevo plan de estudios de la Nueva Escuela Mexicana (NEM), un modelo educativo que busca transformar la enseñanza desde la educación inicial hasta la secundaria. Esta reforma, nacida tras la promulgación de la Ley General de Educación en 2019, propone una educación integral, humanista y democrática. El documento rector, construido a partir de una propuesta de la Universidad Pedagógica Nacional y enriquecido por docentes de distintos niveles educativos, plantea una visión crítica y comunitaria del aprendizaje. La diversidad cultural, lingüística y social de México se ubica al centro del enfoque formativo, en un intento por responder a las realidades concretas del país.

Sin embargo, la implementación de este ambicioso modelo no ha estado exenta de controversias. Aunque la Secretaría de Educación Pública (SEP) lideró su desarrollo con el respaldo de autoridades educativas federales y estatales, el consenso con otros actores clave —maestros, padres de familia y especialistas— no fue total. La Nueva Escuela Mexicana avanza, pero lo hace entre cuestionamientos, resistencias y expectativas que aún no terminan de resolverse. A dos años de haber entrado en vigor el Plan de Estudios de la NEM, las aulas del país se debaten entre la promesa de un modelo transformador y la incertidumbre de sus resultados. Maestros, alumnos y padres de familia expresan dudas sobre su efectividad para alcanzar un aprendizaje significativo y duradero. La reforma educativa que planteó una ruptura con la enseñanza tradicional no ha logrado, hasta ahora, disipar el escepticismo que persiste en buena parte de la comunidad educativa.

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Uno de los cambios más profundos —y polémicos— fue la eliminación de las asignaturas como eje estructural del currículo. En lugar de materias como Español, Matemáticas, Geografía o Historia, ahora los contenidos se agrupan en “Campos Formativos”: Lenguajes; Saberes y Pensamiento Científico; Ética, Naturaleza y Sociedades; y De lo Humano y lo Comunitario. Esta reorganización pretende integrar saberes y contextos de forma más coherente, pero ha generado confusión en su aplicación práctica.

La enseñanza de la Historia, por ejemplo, ya no se aborda de forma independiente. Ahora comparte espacio con Geografía, y Formación Cívica y Ética dentro del campo formativo Ética, Naturaleza y Sociedades. La SEP argumenta que esta nueva configuración busca evitar una visión fragmentada del conocimiento, proponiendo en su lugar una formación que fomente el sentido de pertenencia y comunidad en un país profundamente diverso. Sin embargo, en la práctica cotidiana, la transición ha resultado compleja y no exenta de tensiones.

En medio de los cambios que trajo consigo la NEM, la enseñanza de la Historia ha sido una de las áreas que más desconcierto ha generado entre docentes de educación básica. A dos años de haberse implementado el nuevo plan de estudios, acudimos a diversas escuelas primarias de la ciudad de La Paz, Baja California Sur, para conocer directamente la percepción de los maestros sobre esta transformación educativa.

El arrebato de la Historia local

La pregunta fue directa: ¿Qué aspectos positivos y negativos ha habido en la enseñanza de lo que antes se conocía como la asignatura de Historia, comparado con la forma en que se imparte ahora en el Campo formativo de Ética, Naturaleza y Sociedades? Las respuestas que recogimos reflejan una mezcla de entusiasmo, preocupación y, sobre todo, una serie de dudas persistentes sobre cómo —y con qué resultados— se está enseñando ahora esta disciplina clave para la formación cívica y social de niñas y niños.

La profesora Laura (*), quien cuenta con 26 años de servicio y es maestra de un grupo de 6° grado de primaria, respondió: Ahorita tenemos la facilidad de acomodarnos a las fechas, al contenido en el momento que lo ocupemos, viene más abierto, que uno lo trabaje y se acomode a las fechas a los momentos. El problema es involucrarlo en los diferentes campos, en qué momento lo voy a trabajar, que muchas veces optamos porque hoy toca el tema de “La Revolución”, ahorita lo voy a meter y lo doy aparte, porque no sé  cómo lo voy a meter en este proyecto que tengo ahorita, entonces se me dificulta mucho y más, porque una ya tiene y llevaba todo este proceso con el plan anterior, se nos está dificultando más, entonces cómo lo meto, donde lo meto. Primero lo tengo que trabajar y lo voy a trabajar separadito, entonces el estarlo metiendo en los nuevos proyectos que me cuadre con todo lo que estoy haciendo ahorita, ¿cómo le hago? Esa es la dificultad. La respuesta evidencia una problemática central en la implementación del nuevo modelo educativo: la falta de capacitación clara y efectiva para integrar los contenidos históricos dentro de los nuevos proyectos interdisciplinarios propuestos por la NEM. Aunque se valora la flexibilidad del plan, esta apertura ha generado incertidumbre sobre el «cómo» y «cuándo» abordar temas clave como, por ejemplo, de La Revolución Mexicana. La docente recurre a estrategias del modelo anterior, mostrando que el cambio ha sido más teórico que práctico. Sin una guía pedagógica concreta, el riesgo es que los aprendizajes pierdan coherencia y profundidad, debilitando el objetivo formativo del nuevo enfoque.

El profesor Carlos, con 14 años de servicio y el cual labora en una escuela primaria impartiendo el 6° grado, comentó: Positivos, en nuestro nuevo plan es la necesidad de que el mismo docente se vuelva parte de la identidad del lugar en el que está trabajando, principalmente eso, cuando un maestro ya tiene esa identidad puede transmitir ese sentido a sus alumnos, me refiero con esto a que si yo soy una persona de otro estado y considero que mi estado es mejor que donde estoy, no puedo transmitirles identidad, no puedo transmitirle esa identidad porque yo estoy directamente transmitiendo mi identidad, pero no se las puedo brindar a ellos. Un decir, para que quede un poquito más claro, yo soy del Estado de Guadalajara, el Estado es el mejor en todos los sentidos, yo manifiesto que tengo una identidad, pero no puedo transmitirle a ti para que tengas lo mismo, porque yo siempre voy a decir que es mejor, ¿no? Tendremos que buscar la identidad nosotros y partir de esa conciencia y ese profesionalismo, y esa ética que tenemos qué tener para que el niño busque su propia identidad, pero nosotros somos los conductores para que lleguen a un lugar donde ellos digan es que yo me identifico de esta manera, no que me identifico con otros Estados que son mejores o que son peores, pero queda la perspectiva de cada maestro. A pesar de la entrada en vigor del nuevo plan de estudios de la NEM, la realidad en muchas aulas muestra que la transformación no ha logrado permear con claridad en el trabajo cotidiano de las y los docentes. La flexibilidad que propone el modelo, lejos de empoderar a los maestros, ha generado en muchos casos confusión sobre cómo abordar los contenidos y actividades dentro de los nuevos esquemas pedagógicos. Este panorama expone una falla en el acompañamiento institucional. Las autoridades educativas, en particular los equipos técnicos de la SEP en BCS, enfrentan el reto urgente de brindar un seguimiento más cercano, puntual y pertinente a las escuelas. Sin embargo, la duda persiste: ¿están los directivos y asesores técnicos realmente preparados para orientar e incidir de forma efectiva en la práctica docente bajo el enfoque de la NEM?

La falta de dominio teórico y metodológico por parte de quienes deberían liderar la implementación revela un vacío preocupante. La reforma, más allá de su diseño, requiere de una operación pedagógica sólida, sistemática y con sentido. Es un tema que, a juicio de muchos en el ámbito educativo, sigue pendiente y merece ser abordado con mayor seriedad por las autoridades responsables.

La profesora Karina, una docente con 7 años de servicio y que atiende un grupo de 6° grado respondió: Pues aspectos positivos, que se está enseñando, afortunadamente, no ha quedado completamente en el olvido, pero sí siento que le faltan más estructura, más organización de decir esto se va a enseñar así, porque queremos lograr eso. Y pues negativo se podría decir que nada más se está enseñando la Historia nacional, no se está enseñando la Historia local, no hay temas que las aborden. Con la implementación del nuevo plan de estudios de la NEM, la desaparición formal de la asignatura de Historia ha dejado una sensación de vacío entre muchos docentes. La estructura progresiva con la que antes se abordaban los contenidos —desde lo local hasta lo nacional— se ha diluido, según relatan maestras y maestros de educación básica. Hoy, denuncian, se priorizan temas históricos de alcance nacional, mientras que la historia estatal o comunitaria ha quedado relegada, sin un lugar claro dentro de los nuevos campos formativos. Para muchos educadores, esto representa una pérdida significativa: la oportunidad de fortalecer el sentido de identidad y pertenencia desde el contexto inmediato del alumno. La Historia de la comunidad, del Estado, parece haberse convertido en una materia olvidada dentro del nuevo enfoque educativo.

Identidades diluidas

Como parte de este recorrido, también se dio voz a quienes viven día a día los efectos del nuevo modelo educativo: los alumnos. Se realizaron entrevistas a estudiantes de 6° grado en diversas escuelas primarias de La Paz, y sus respuestas arrojaron puntos de vista reveladores. Lejos de ser ajenos a los cambios, los niños expresaron opiniones claras sobre cómo perciben ahora sus clases, qué entienden por Historia y qué temas les parecen importantes. Sus testimonios ofrecen una mirada fresca y directa sobre la aplicación real del nuevo plan de estudios en las aulas, y aportan elementos clave para comprender cómo está siendo recibida la NEM por parte de sus principales protagonistas: los estudiantes.

Al hacerles la pregunta ¿Me puedes decir qué estás estudiando actualmente de Historia en el campo formativo de Ética, Naturaleza y Sociedades? La alumna Camila, de 11 años respondió: De historia, pues ahorita no vemos mucho porque las materias se mezclaron y en los libros, nada más, o sea lo último que vi fue El Porfiriato.. Algo así… Y no me acuerdo mucho. La siguiente pregunta fue ¿Qué cambios has notado en lo que era la asignatura de Historia y lo que te enseñan ahora en el campo formativo de Ética, Naturaleza y Sociedades? Respondió: Ahora nos enseñan menos Historia porque se mezclaron las materias y en un libro vienen varias materias, entonces nos enseñan menos de cada materia.

Lo anteriormente expresado no sólo revela su capacidad para adaptarse a los cambios, sino también una sorprendente conciencia crítica sobre el contenido que recibe. La alumna expresó con claridad lo que muchos de sus compañeros también sienten: los nuevos libros de texto carecen de una estructura clara y organizada. Según su testimonio, la información parece desordenada y dispersa, lo que ha generado en ellos la impresión de que están aprendiendo menos que con el plan anterior. Esta percepción, compartida por otros estudiantes, pone en tela de juicio la efectividad del nuevo enfoque y abre una interrogante mayor: ¿están los nuevos materiales realmente cumpliendo con su propósito formativo?

Otro de los entrevistados, Jaime, respondió lo siguiente: ¿Has notado algún cambio en cómo te enseñaban Historia antes y ahora? Sí. Eh… Antes eran libros para cada… Para Historia y veíamos más cada día o algún día de la semana veíamos ese tema. Y ahora nos enfocamos más en… En otras cosas como lenguajes o saberes. ¿Has notado algo diferente en cómo se enseña ahora en comparación de antes? Pues… Sí, porque antes yo creo que era más… Más… Como… A detalle se veía más… Más… Cosas más… Era más… Sobre todo… Era más… Mucho más… Mejor la enseñanza, mucho mejor. Es claro que este alumno percibe un empobrecimiento en la forma de enseñar con la NEM, concluyendo que con el anterior plan de estudios se enseñaba mejor así como las temáticas eran muchas más.

Una entrevista más se aplicó a Perla, la cual nos expresó: ¿Has notado algún cambio de cómo te enseñaban antes en Historia, a lo que te enseñan ahora? Sí, pero se ha estado como degradando poco a poco, porque a veces te dan más Historia y ahorita es como menos, y menos, y menos, y menos, hasta no enseñar nada. ¿Qué cosas nuevas te han gustado y cuáles no? Me ha gustado que me han enseñado bastante Historia en primero y en segundo y tercero, pero del cuarto, quinto y sexto pues casi no he aprendido nada de Historia. Las respuesta obtenida no requiere un análisis extenso. Reflejan con contundencia la percepción que comparten numerosos estudiantes sobre la manera en que se les enseña y el contenido que reciben bajo la NEM, especialmente, en lo que respecta a la enseñanza de lo que antes era la asignatura de Historia. Estas opiniones revelan, sin necesidad de mayores interpretaciones, las inquietudes y preocupaciones que surgen en el aula frente a los cambios educativos recientes.

Ahora bien, ¿de qué manera repercutirá esta forma en que la NEM aborda lo que era la asignatura de Historia en la formación de la identidad de los alumnos y las alumnas. Ante esta pregunta, la profesora Laura comentó: Pues que en los otros planes tenían mayor conocimiento los niños, de Historia, mayor conocimiento de las fechas cívicas, mayor conocimiento de por qué se empezaron las huelgas de cuándo y cómo la mujer logró el voto, todo ese proceso lo iban aprendiendo, lo iban adquiriendo, porque llevábamos ese proceso, ahorita no llevamos el proceso porque aquí logré meter este contenido, pero en el siguiente proyecto no metí nada. Entonces esa secuencia nos hace falta, llevar esos pasos y ver que por más que queramos, le digo, no podemos meterlos por que no me cuadra este proyecto con el tema de darle esa secuencia, esa secuencia es lo que hace falta.

El profesor Carlos, contestó: Siento que los niños tienen una mala percepción de la identidad, se identifican con personas que tienen, digámoslo así, una vida resuelta, una vida, por así decirlo vacía, la identidad de ellos es con fulanito cantante, fulanito personaje, con alguien que un futbolista famoso, un artista famoso, más que con el anterior donde soy como mi papá, soy como mi abuelo, porque ya no existe identidad, después de varios eventos importantes de la libertad por ejemplo de las mujeres donde ya se les dio la oportunidad de trabajar de manera abierta y demás, afectó, afectó a las familias, ya no había una figura que siguiera los patrones de la identidad. Los niños pasan mucho tiempo solos, los niños buscan su propia identidad, no es culpa de ellos, pero no hay alguien que los guía, los niños siguen creciendo, no tienen una identidad, no tienen un piso firme, por lo cual pueden divagar entre si hoy quiero, hoy no quiero, mañana así, entonces no hay esa identidad, ¿qué pudiera hacerse? ¿Qué cosas pudiéramos rescatar? Que en su momento los niños eran atendidos desde casa, desde la escuela y su casa, los atendía la misma sociedad, la misma comunidad, no los absorbía lo digital, todo era vivencial, uno se identifica con lo que viven, no con lo que imagina que pudiera pasar. Entonces creo que los niños están careciendo de ese contacto directo, de esa realidad en la que viven, pero, tristemente, se puede decir que la realidad de la que viven es virtual, entonces los videos que ven son de otros lugares, no tanto de una visita virtual por mi Estado, no existe, hay muchos proyectos, hay muchos programas, pero todo queda en eso, proyectos y programas, no se bajan a las escuelas, no se bajan a las comunidades y sigue esta parte sin favorecer la identidad propia de los niños.

La profesora Sara, con 17 años de trabajo docente, manifiesta lo siguiente: Pues, insisto no se han trabajado muchos temas, no pudiera yo hacer mención como tal de que yo creo que tengan una identidad sólida, la verdad no, pero sí pudiera comentar que se observan que antes en cuestiones de Historia que se trabajaban, nos lo hacían ver como algo separado, como ver los de Oaxaca son los de Oaxaca, los de México son los de México, los de la Baja son, y ahorita como que es un conjunto de todo, como que dentro del tema que se está viendo nos damos cuenta que son nuestra identidades es nuestra, aún así compartimos muchas cosas en conjunto pues con personas de otros lugares, entonces pues sí es una identidad sólida como tal, pero no necesariamente como por el cambio de los temas de la historia, así lo veo yo, sí tienen su identidad porque incluso ese tema sí lo hemos manejado, ya se trabajó, pero no me atrevo a decir que sea por el cambio de la Historia.

Tras analizar las respuestas de varios maestros, queda claro que el Plan de Estudios de la Nueva Escuela Mexicana no ha logrado superar las problemáticas históricas ya presentes en la enseñanza de esta materia. La profesora Laura, una de las entrevistadas, señala incluso un retroceso en el aprovechamiento escolar en Historia, ahora el campo formativo de Ética, Naturaleza y Sociedades, atribuible, según ella, a una deficiente organización en la programación de los contenidos. Este testimonio pone en evidencia que, a dos años de su implementación, el nuevo modelo aún enfrenta importantes retos para consolidar una educación histórica efectiva y coherente.

Deseo concluir recordando una respuesta que me dio Juan Luis, un alumno de 6° grado de primaria, un niño muy maduro y reflexivo para su corta edad. La pregunta fue ¿Has notado algo diferente en cómo se enseña ahora la Historia, en comparación como antes? Y la respuesta que me dio me dejó sorprendido: Que ya no se toca mucho ese tema, ya casi no se habla de la Historia. Y es algo muy malo, algo muy triste, porque el pueblo cada vez se va a olvidar de su Historia, y ya en un futuro el pueblo ya no va a reconocer su Historia, ya no va a reconocer lo que fue la Independencia, lo que tanto se trabajó en luchar para la democracia, y las libertades, los saberes y la autodeterminación, pues ya se va a ir perdiendo con el paso de las generaciones futuras.

Este mensaje final revela que la Nueva Escuela Mexicana aún presenta áreas significativas que requieren ser atendidas. El éxito de sus reformas no será posible si sólo se escuchan algunas voces y no se considera la opinión de la totalidad del cuerpo docente, quienes son los responsables de traducir el currículo en aprendizajes reales dentro y fuera del aula. Ignorar su experiencia en futuras revisiones sólo profundizará la brecha entre lo que se planea y lo que se ejecuta en las escuelas. Además, es indispensable involucrar a la sociedad en general, principal beneficiaria del sistema educativo, para asegurar que las adaptaciones de la NEM respondan a las demandas de un mundo cada vez más complejo y exigente, garantizando así una educación sólida y pertinente para las nuevas generaciones.

Fuentes:

Plan de Estudio para la Educación Preescolar, Primaria y Secundaria 2022. Primera edición, 2024. Secretaría de Educación Pública.

Sugerencias para la concreción del Plan y Programas de Estudio 2022 en Educación Básica, 2023. Secretaría de Educación Pública.

Programa Sintético de las Fases 2 a 6, 2023. Secretaría de Educación Pública.

Un libro sin recetas para la maestra y el maestro fase 3, 4 y 5, 2023. Secretaría de Educación Pública.

(*) Los nombres de los profesores y alumnos entrevistados fueron cambiados para proteger su identidad. El autor de este reportaje cuenta con las grabaciones de las mismas.

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Harumi Fujita presenta libro «Covacha Babisuri» en la UABCS

FOTO: Congreso del Estado.

La Paz, Baja California Sur (BCS). Para preservar y cuidar el patrimonio de Baja California Sur se trabaja en una iniciativa de ley, reveló el presidente de la Comisión de Educación del Congreso del Estado, diputado Martín Escogido Flores, al presentar el libro Covacha Babisuri, 12 mil años de Prehistoria en la Isla Espíritu Santo BCS, de la arqueóloga Harumi Fujita Kawabe, investigadora del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).

Este tipo de presentaciones y conferencias que hemos impulsado desde la Comisión de Educación del Congreso del Estado tienen la intención de preservar nuestras riquezas culturales, dijo el legislador quien fue acompañado por la secretaria de la comisión, diputada Lourdes Cornejo y autoridades.

“Somos parte de la historia de la población,  parece que América Latina estaba borrada del mapa de la historia, pero con estas obras estamos desmitificando, por eso es importante difundirlos”, dijo Escogido Flores.

Por su parte la autora Fujita Kawabe expuso que vestigios arqueológicos de la excavación en la zona denominada Covacha Babisuri en la isla Espíritu Santo, BCS, revelan que la ocupación humana de la isla inició hace 12 mil años.

Adelantó que en el libro podrán encontrar los temas del poblamiento temprano de la península de Baja California; los resultados de la excavación arqueológica en la Covacha Babisuri; la antigüedad de distintas ocupaciones: materiales arqueológicos, restos de flora y fauna, incluyendo concha, entierro humano con objetos de metal, así como la subsistencia de los antiguos pobladores, cultura de la madreperla y factores de larga ocupación, por lo que invitó a la ciudadanía a adquirir la obra en el INAH o descargar la versión en PDF.

Por su parte el Dr. David Piñera Ramírez, escritor, investigador e historiador hizo comentarios acerca de la obra, “Es propicia la ocasión para invitar a ampliar el horizonte, a fin de reflexionar en  considerar a BCS como unidad peninsular, una unidad geográfica e histórica, pues así lo consideran los hechos”.




Destacan obra del Padre Kino en Congreso del Estado

FOTO: Congreso del Estado.

La Paz, Baja California Sur (BCS). El paso y la obra de Eusebio Kino por la península de Baja California es fundamental para la identidad de estados como Baja California Sur; no se imagina su actualidad sin su intervención, afirmó el historiador Carlos Lazcano Sahagún, quien impartió la conferencia “Eusebio Kino en California”, en el marco de la semana en su honor en el Poder Legislativo.

Está actividad extra legislativa fue impulsada por la Comisión de Cultura y Artes que preside el diputado Fabrizio del Castillo Miranda y la diputada Karina  Olivas Parra, iniciadora del homenaje a Kino en 2025.

Ante representes de asociaciones civiles, el historiador de las Californias hizo un breve recuento del arribo del misionero a México, desde su natal Italia en el año de 1681, y a la bahía de La Paz en abril de 1683, siendo el primer misionero en la región, fundador de la primera misión, además de que se inicia aquí su misión de evangelización.

El estudioso elogió el homenaje del poder legislativo al misionero, puesto que había estado olvidado pese a la trascendencia para la vida contemporánea de Sudcalifornia. Dijo que su investigación contenida en los libros de su autoría, son los primeros en plasmar la obra del Eusebio Kino.

A nombre de la Comisión de Cultura y Artes que integra junto con la diputada Lupita Saldaña y el diputado Martín Escogido, el presidente Fabrizio del Castillo Miranda comprometió seguir respaldando actividades extra legislativas que impulsen sus homólogos.

Por su parte, el doctor Sealtiel Enciso Pérez, de la Sociedad de la Antigua California, comentó que estas actividades han despertado gran interés a nivel internacional, del que se reconozca obra y vida de Francisco Kino. En Italia, ejemplificó hay gran expectativa, país de origen del misionero.




De Hamburgo a Las Vinoramas: La huella de los Möller en Baja California Sur

FOTOS: Cortesía.

Tierra Incógnita

Sealtiel Enciso Pérez

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). A principios del siglo XX, cuando los vientos de Europa agitaban las rutas del Atlántico y los sueños migratorios empujaban a miles de personas hacia América, una pareja originaria de Hamburgo, Alemania, cruzó el océano con rumbo a México. Eran los bisabuelos de María del Rosario Castro Möller, maestra normalista e historiadora oral de su linaje, quien hoy da testimonio de una saga familiar marcada por el trabajo, la adaptación y el arraigo en tierras bajacalifornianas.

Corría la década de 1920, cuando Antonio Möller llegó a Guaymas, Sonora. Con él traía no sólo su idioma y costumbres alemanas, sino también un espíritu de aventura en compañía de una mujer de origen italiano: Guadalupe Lizardi. De esa unión surgiría una nueva generación, que integraría lo europeo con lo mexicano en una tierra de transición. Antonio y Guadalupe Möller-Lizardi descansan, aunque ya en tumbas perdidas, en el antiguo panteón de Guaymas. El paso del tiempo ha borrado muchas huellas físicas, pero la memoria familiar persiste. Su nieta, María del Rosario, recuerda que no sabe con certeza cuántos hijos tuvo Antonio, pero entre ellos destaca su abuelo, Adolfo Möller.

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La historia da un giro cuando Adolfo, ya adulto, recibe una inesperada herencia de su tío, Otto Möller, radicado en el entonces incipiente Territorio Norte de Baja California. Adolfo se traslada a Rosarito, en una región que aún era más conocida por sus viveros que por el turismo de playa. Pero su destino no era quedarse ahí. En una segunda migración dentro del país, Adolfo se desplaza hacia el Sur peninsular.

Fue en la región cercana a Todos Santos donde Adolfo conoció a Palemona Espinoza, mujer fuerte y longeva, casi centenaria al morir, con quien formó una nueva familia. Su única hija, María Luisa Möller Espinoza, nacería en el Territorio Norte de Baja California, pero crecería entre el rancho y la ciudad, entre Las Vinoramas y La Paz.

En los años 40, Adolfo y Palemona compran un extenso rancho llamado Las Vinoramas, ubicado en la Baja California Sur —aún considerada Territorio. Allí, el apellido Möller comenzaría a echar raíces más profundas. En ese rancho no sólo se criaba ganado; también se producía un pinole especial de maíz, molido con maquinaria eléctrica alimentada por baterías. Esta mezcla particular era tan apreciada que llegaba incluso a la ciudad de La Paz.

Para María del Rosario, el rancho es más que un recuerdo: es símbolo del ingenio de su abuelo. “Era un pinole especial, y mi abuelo lo fabricaba con un molino eléctrico… Lo llevaba hasta La Paz”, relata con orgullo.

La hija única de Adolfo, María Luisa, estudió primaria y secundaria en La Paz, bajo el cuidado de su madrina, una maestra. Pese a sus anhelos de convertirse también en educadora, María Luisa no logró concluir sus estudios. Su vida se dividía entre la ciudad y el rancho familiar, a donde regresaba cada fin de semana.

Tiempo después, María Luisa conocería a Astolfo Castro Verduzco, originario de Caduaño, con quien formó una numerosa familia de once hijos. El apellido Möller se convirtió entonces en el puente entre dos mundos: el del campo ganadero y el de la ciudad en crecimiento. Fue también en esos años que su apellido sufre una mutación, debida principalmente a los tan comunes errores en la escritura de las actas de nacimiento en las oficinas del registro civil de aquellos años. Los apellidos de los descendientes se escriben sin la diéresis, propia de muchos apellidos alemanes, y de ahí pasaron a denominarse “Moller”. Lo anterior afectó incluso la pronunciación de su apellido, puesto que fonéticamente se pronuncia, en idioma alemán: “Mouler”, y con el cambio ya mencionado, se pronuncia fonéticamente como “Moller”.

La familia Castro Möller (o Moller) se estableció en una manzana completa en La Paz. Astolfo, además de dedicarse al ganado y la molienda de caña para producir piloncillo, también sirvió en el ejército. Fue parte del 48 Batallón de Infantería y luego, tras su baja, se convirtió en chofer de confianza del hijo del ex presidente Abelardo L. Rodríguez.

Ese empleo lo conectó, literalmente, con figuras de alto perfil. Durante vacaciones, cuidaba la casa de Bing Crosby, el célebre cantante estadounidense, y su familia era invitada a eventos en el rancho de la familia Abelardo Rodríguez, llamado “Las cruces”. “Ahí estaba el padre Luis Ruggera, los Rodríguez… y hasta artistas de Hollywood”, recuerda María del Rosario. Aquellas fiestas eran un oasis para los hijos de los trabajadores de confianza, una mezcla de lo cotidiano y lo extraordinario.

María del Rosario, sexta hija del matrimonio Castro Möller, cuenta que en su niñez no notaba el peso del apellido. Fue hasta la secundaria y, más aún, durante sus estudios en la Ciudad de México, cuando comenzó a notar la rareza de su apellido. “Sí me llamaba la atención cómo lo pronunciaban. Aquí en La Paz era más común, pero fuera sí preguntaban”, explica.

A pesar de que el apellido perdió su diéresis por un error en los registros civiles, su esencia permanece. En la maestra Möller el apellido no es sólo un nombre, es identidad. “Me da placer, y también nostalgia, sé que el apellido Möller continuará en nuestra línea familiar. En otros lados hay Möller, pero no son de nuestra familia”. Al preguntarle sobre el nombre de sus hermanos, hace una pausa y como recitando una genealogía que ha repasado de memoria muchas veces, empieza a citar a cada uno de sus nueve hermanos: Rafael, Guadalupe, Juan, María Luisa, Astolfo, Rodolfo, María de Jesús, María del Carmen y Antonio.

Pese a sus orígenes europeos, la familia no conservó muchas tradiciones alemanas o italianas. No se hablaban otras lenguas en casa, ni se transmitieron recetas, cantos o costumbres claras. Tal vez lo más tangible fue un reloj alemán, traído por su abuelo desde Europa, hoy en manos de uno de sus hermanos. Los hermanos mayores convivieron más con el abuelo Adolfo, mientras que los menores, como María del Rosario, apenas lo conocieron. “Desde que yo tenía cuatro años, él ya había fallecido”, comenta con cierta melancolía.

Aunque ha viajado, María del Rosario nunca visitó Alemania. No obstante, su hermano menor Antonio, sí lo hizo. También Gabriela, la hija de Antonio, estudió idiomas en Alemania y hoy reside en Suiza. “Ella sí lo vivió, conoció esos lugares, y eso me da gusto”.

Hoy, María del Rosario vive en Chetumal, junto a su hija Nallely y sus dos nietos, Andrés y Nared. Aunque la geografía cambió, las raíces siguen firmes. “A mis nietos les enseño fotografías, les platico… Pero ya no es lo mismo”, admite. No obstante, su esfuerzo por transmitir la historia familiar no ha cesado. Desde La Paz hasta el Caribe Mexicano, el eco de los Möller (o Moller) sigue resonando.

Y es que detrás de cada apellido extranjero integrado a la cultura nacional, hay una historia de adaptación, de amor, de trabajo, y de identidad. La familia Möller, desde su arribo a Sonora hasta su establecimiento definitivo en Baja California Sur, representa la fuerza discreta de quienes se integran sin olvidar quiénes son.

Su legado no sólo está en los archivos del Registro Civil, ni en los terrenos de Las Vinoramas, ni en las fiestas con estrellas de Hollywood. Está, sobre todo, en la memoria de quienes —como María del Rosario— siguen pronunciando su apellido con el orgullo de quien sabe que su historia importa.

Resumen Profesional de María del Rosario Castro Moller

Formación Académica

  • Profesora de Educación Primaria, egresada de la Escuela Normal Urbana de La Paz, Baja California Sur.
  • Licenciatura en Pedagogía, cursada en la Benemérita Escuela Normal Superior de México (Ciudad de México).
  • Maestría en Ciencias de la Educación, también realizada en la Ciudad de México.

Trayectoria Laboral

Profesora de Educación Primaria (1974–1983)

Inició su carrera docente en el sistema de educación básica, donde laboró aproximadamente  9 años, combinando durante un tiempo sus horas en primaria con su ingreso paulatino a la educación normalista.

Docente por horas en la Escuela Normal Urbana “Profr. Domingo Carballo Félix” de La Paz (1979–1988)

Mientras completaba sus estudios superiores, comenzó a impartir clases en la Escuela Normal Urbana, primero con carga parcial.

Docente de tiempo completo en la Escuela Normal Urbana (1988–2003)

A partir de 1988, tras cumplir con los requisitos y presentar un proyecto académico en asamblea, obtuvo su plaza de tiempo completo en la Escuela Normal. Dejó entonces la educación primaria y se dedicó exclusivamente a la formación de futuros docentes.

Jubilación (2003)

Se retiró de la docencia tras 28 años de servicio oficial, aunque su trayectoria educativa inició desde antes con comisiones y colaboraciones en bibliotecas universitarias y escolares.

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