La cárcel del pueblo de Mulegé

FOTO: Noé Peralta Delgado.
Explicaciones Constructivas
Noé Peralta Delgado
Ciudad Constitución, Baja California Sur (BCS). Las cárceles en el mundo y en México, a veces son sinónimos de siniestros centros de detenciones y privaciones de libertad de personas que cometieron delitos; vienen a nuestra mente tratos inhumanos e infames, donde hacia el exterior no salía nada de información sobre abusos cometidos por la autoridad.
Aunque pocas, pero sí hay y hubo cárceles, donde la vida de los prisioneros es muy apacible y que lograban una rehabilitación muy sana. En México se ha documentado mucho sobre el centro penal ubicado en las islas Marías que en un inicio se creó para ser de máxima seguridad, pero conforme fue pasando el tiempo se hizo una cárcel tipo hogar para los reclusos, donde hasta podían vivir con familia y trabajar de manera libre por toda la isla, pero sin fugarse.
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En Baja California Sur, y en plena etapa de La Revolución Mexicana de 1910, el gobierno centralista del general Porfirio Díaz no existía constitucionalmente, y el gobierno del entonces Territorio, quedaba a cargo de generales nombrados desde la capital del país. En ese tiempo toda la península de Baja California estaba constituido, como un territorio único, denominado Territorio de Baja California, tan lejos del centro y tan deshabitado, que los gobernantes traídos desde el centro mostraban poco interés en la región.
El 18 de julio de 1894, llegó como gobernador del territorio de Baja California, el general Agustín Sanginés Calvillo, oriundo del pueblo de Teotitlán, Oaxaca. Venía a hacerse cargo principalmente de la partida Sur del enorme territorio y que era el que poseía las poblaciones más importantes en población. Hay que recordar que en aquel tiempo la partida Norte (así se le denominaba), era básicamente despoblado, comparado con la partida Sur, y que la capital estaba en el pueblo de La Paz.
No se sabe exactamente la fecha, pero se cree que, en el año de 1900, el general Sanginés, por órdenes de Porfirio Díaz, empezó con la construcción de una cárcel en el Heroico Pueblo de Mulegé, y es que aquí se había hecho una defensa de la soberanía nacional contra la intervención estadounidense en el año de 1847, y era un punto estratégico a media península.
La idea de construir la cárcel, era porque en esa época ya se vivía la efervescencia de la revolución, y al mismo tiempo se pretendía proveer de una guarnición militar que defendiera la escasa población del lejano territorio de la Baja California. Para el año de 1910, ya estaba en funciones la cárcel, y se construyeron dos áreas:
Un patio interno de 12.50 x 12.50 metros, que a su vez estaba rodeado por celdas de 1.50 x 2.50, y estaban reservadas para los reos más peligrosos. Esta parte se construyó con ladrillo recocido y la única comunicación hacia el exterior era una pequeña reja hacia el lado sur, y que estaba fuertemente custodiada por los guardias.
La segunda parte consistía una construcción hecha a base de piedra en muros y paredes de casi un metro de grosor, para evitar alguna embestida desde el exterior; porque serviría también como un cuartel militar en caso necesario. Esta parte mide 35.00 x 35.00 metros y cubría completamente el patio interior, y en paredes contiguas con dicho patio interno, se formaban celdas que servían para los presos menos peligrosos; y hacia el lado sur ya fuera del complejo se construyó una pequeña franja adjunta, que serviría como oficinas, cocina y sobre todo el acceso controlado hacia el interior.
Desde el exterior, se apreciaban cuatro torres en sendas esquinas, y que servían de vigilancia tanto para dentro como fuera del inmueble. La ubicación de la cárcel era privilegiada, porque estaba en una media loma, donde se aprecia todo el arroyo de Mulegé y todo el pueblo; incluso está a una distancia de casi 3 km de la playa, haciéndolo seguro de un posible ataque desde el golfo de California.
Una fuga frustrada
Volviendo a la historia de su funcionamiento, se tuvo que, al estallar La Revolución Mexicana, este edificio ya sirvió de modo efectivo para lo que fue construido, y es que en la región del estero del pueblo de Mulegé, se abastecían los barcos que navegaban por el golfo de California y a su vez, los pocos productores del interior, principalmente La Purísima y San José de Comondú, vendían dátiles y uva pasa.
Para el año de 1912, empezaron a recluir a los primeros reos que fueron aumentando en número por la situación política del país, en donde la mayoría eran presos políticos contrarios al sistema. Y también algunos eran recluidos por homicidios o robos menores.
En visita reciente que tuve al lugar, la encargada del inmueble nos comentó que la cárcel se cerró en la década de los 60 y de manera paulatina, o sea que era el lugar donde aún había algunos reos desde el lejano valle de Santo Domingo que esperaban cumplir su condena.
Lo interesante de esta cárcel, es que al ser de poca población carcelaria, y sobre todo tener condiciones muy inhóspitas hacia alrededor, era prácticamente una ¨aventura¨ escaparse. Y según se cuenta, sí hubo un solo intento de fuga de un preso de mediana peligrosidad, que al ver la poca vigilancia y sobre todo las ligeras medidas de seguridad, se animó a escaparse hacia la sierra aledaña. Debió haber sido en temporada veraniega la fuga, ya que según se cuenta como anécdota, mandaron al mejor jinete a recapturarlo, qué a pesar de ir bien armado, cuando encontró al reo fugado y perdido, éste le pidió que lo llevara de regreso a la prisión, porque estaba muy deshidratado y con mucha hambruna. Sin duda, buena historia para uns película.
Con el crecimiento de otros centros de población del ya Estado constitucional de Baja California Sur, el pueblo de Mulegé parece que se detuvo en el tiempo; la cabecera del recién creado municipio de Mulegé se instaló en el pueblo de Santa Rosalía, con más población y más actividad económica. Con el pueblo, la emblemática e histórica cárcel de Mulegé, quedó en el abandono, hasta que el gobierno estatal a través de la dirección de cultura, lo convirtió en museo.
Una buena parte de la historia de la península de Baja California, está en esta cárcel de Mulegé; y si tiene oportunidad visítela, y sea testigo directo de cómo vivían los presos y siéntase como uno de ellos, y sin mucha diferencias, porque puede salir también a disfrutar el hermoso y heroico pueblo de Mulegé. La cárcel está ubicada en las coordenadas de 26º 53´ 31.09¨ Norte y 111º 58´ 55.73¨ Oeste, y el pueblo de Mulegé cuenta con una población de 3 mil 834 habitantes, según censo de 2020.
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