La cárcel del pueblo de Mulegé

FOTO: Noé Peralta Delgado.

Explicaciones Constructivas

Noé Peralta Delgado

 

Ciudad Constitución, Baja California Sur (BCS). Las cárceles en el mundo y en México, a veces son sinónimos de siniestros centros de detenciones y privaciones de libertad de personas que cometieron delitos; vienen a nuestra mente tratos inhumanos e infames, donde hacia el exterior no salía nada de información sobre abusos cometidos por la autoridad.

Aunque pocas, pero sí hay y hubo cárceles, donde la vida de los prisioneros es muy apacible y que lograban una rehabilitación muy sana. En México se ha documentado mucho sobre el centro penal ubicado en las islas Marías que en un inicio se creó para ser de máxima seguridad, pero conforme fue pasando el tiempo se hizo una cárcel tipo hogar para los reclusos, donde hasta podían vivir con familia y trabajar de manera libre por toda la isla, pero sin fugarse.

También te podría interesar: 20 Años del Colegio de Ingenieros Civiles en Comondú. Crónica

En Baja California Sur, y en plena etapa de La Revolución Mexicana de 1910, el gobierno centralista del general Porfirio Díaz no existía constitucionalmente, y el gobierno del entonces Territorio, quedaba a cargo de generales nombrados desde la capital del país. En ese tiempo toda la península de Baja California estaba constituido, como un territorio único, denominado Territorio de Baja California, tan lejos del centro y tan deshabitado, que los gobernantes traídos desde el centro mostraban poco interés en la región.

El 18 de julio de 1894, llegó como gobernador del territorio de Baja California, el general Agustín Sanginés Calvillo, oriundo del pueblo de Teotitlán, Oaxaca. Venía a hacerse cargo principalmente de la partida Sur del enorme territorio y que era el que poseía las poblaciones más importantes en población. Hay que recordar que en aquel tiempo la partida Norte (así se le denominaba), era básicamente despoblado, comparado con la partida Sur, y que la capital estaba en el pueblo de La Paz.

No se sabe exactamente la fecha, pero se cree que, en el año de 1900, el general Sanginés, por órdenes de Porfirio Díaz, empezó con la construcción de una cárcel en el Heroico Pueblo de Mulegé, y es que aquí se había hecho una defensa de la soberanía nacional contra la intervención estadounidense en el año de 1847, y era un punto estratégico a media península.

La idea de construir la cárcel, era porque en esa época ya se vivía la efervescencia de la revolución, y al mismo tiempo se pretendía proveer de una guarnición militar que defendiera la escasa población del lejano territorio de la Baja California. Para el año de 1910, ya estaba en funciones la cárcel, y se construyeron dos áreas:

Un patio interno de 12.50 x 12.50 metros, que a su vez estaba rodeado por celdas de 1.50 x 2.50, y estaban reservadas para los reos más peligrosos. Esta parte se construyó con ladrillo recocido y la única comunicación hacia el exterior era una pequeña reja hacia el lado sur, y que estaba fuertemente custodiada por los guardias.

La segunda parte consistía una construcción hecha a base de piedra en muros y paredes de casi un metro de grosor, para evitar alguna embestida desde el exterior; porque serviría también como un cuartel militar en caso necesario. Esta parte mide 35.00 x 35.00 metros y cubría completamente el patio interior, y en paredes contiguas con dicho patio interno, se formaban celdas que servían para los presos menos peligrosos; y hacia el lado sur ya fuera del complejo se construyó una pequeña franja adjunta, que serviría como oficinas, cocina y sobre todo el acceso controlado hacia el interior.

Desde el exterior, se apreciaban cuatro torres en sendas esquinas, y que servían de vigilancia tanto para dentro como fuera del inmueble. La ubicación de la cárcel era privilegiada, porque estaba en una media loma, donde se aprecia todo el arroyo de Mulegé y todo el pueblo; incluso está a una distancia de casi 3 km de la playa, haciéndolo seguro de un posible ataque desde el golfo de California.

Una fuga frustrada

Volviendo a la historia de su funcionamiento, se tuvo que, al estallar La Revolución Mexicana, este edificio ya sirvió de modo efectivo para lo que fue construido, y es que en la región del estero del pueblo de Mulegé, se abastecían los barcos que navegaban por el golfo de California y a su vez, los pocos productores del interior, principalmente La Purísima y San José de Comondú, vendían dátiles y uva pasa.

Para el año de 1912, empezaron a recluir a los primeros reos que fueron aumentando en número por la situación política del país, en donde la mayoría eran presos políticos contrarios al sistema. Y también algunos eran recluidos por homicidios o robos menores.

En visita reciente que tuve al lugar, la encargada del inmueble nos comentó que la cárcel se cerró en la década de los 60 y de manera paulatina, o sea que era el lugar donde aún había algunos reos desde el lejano valle de Santo Domingo que esperaban cumplir su condena.

Lo interesante de esta cárcel, es que al ser de poca población carcelaria, y sobre todo tener condiciones muy inhóspitas hacia alrededor, era prácticamente una ¨aventura¨ escaparse. Y según se cuenta, sí hubo un solo intento de fuga de un preso de mediana peligrosidad, que al ver la poca vigilancia y sobre todo las ligeras medidas de seguridad, se animó a escaparse hacia la sierra aledaña. Debió haber sido en temporada veraniega la fuga, ya que según se cuenta como anécdota, mandaron al mejor jinete a recapturarlo, qué a pesar de ir bien armado, cuando encontró al reo fugado y perdido, éste le pidió que lo llevara de regreso a la prisión, porque estaba muy deshidratado y con mucha hambruna. Sin duda, buena historia para uns película.

Con el crecimiento de otros centros de población del ya Estado constitucional de Baja California Sur, el pueblo de Mulegé parece que se detuvo en el tiempo; la cabecera del recién creado municipio de Mulegé se instaló en el pueblo de Santa Rosalía, con más población y más actividad económica. Con el pueblo, la emblemática e histórica cárcel de Mulegé, quedó en el abandono, hasta que el gobierno estatal a través de la dirección de cultura, lo convirtió en museo.

Una buena parte de la historia de la península de Baja California, está en esta cárcel de Mulegé; y si tiene oportunidad visítela, y sea testigo directo de cómo vivían los presos y siéntase como uno de ellos, y sin mucha diferencias, porque puede salir también a disfrutar el hermoso y heroico pueblo de Mulegé. La cárcel está ubicada en las coordenadas de 26º 53´ 31.09¨ Norte y 111º 58´ 55.73¨ Oeste, y el pueblo de Mulegé cuenta con una población de 3 mil 834 habitantes, según censo de 2020.

Escríbenos a noeperalta1972@gmail.com

—–

AVISO: CULCO BCS no se hace responsable de las opiniones de los colaboradores, ésto es responsabilidad de cada autor; confiamos en sus argumentos y el tratamiento de la información, sin embargo, no necesariamente coinciden con los puntos de vista de esta revista digital.




20 Años del Colegio de Ingenieros Civiles en Comondú. Crónica

FOTOS: Cortesía.

Explicaciones Constructivas

Noé Peralta Delgado

 

Ciudad Constitución, Baja California Sur (BCS). En el año de 1997 hice mi examen profesional en el Tecnológico de La Paz en la carrera de Ingeniería Civil, y fue una emoción mayúscula porque por fin tendría entre mis manos el anhelado título y la cédula profesional que me acreditaba como Ingeniero Civil con obligaciones profesionales.

Ya en el municipio de Comondú, y con todas las ganas de hacer algo por mi terruño natal, me enteré que una de las actividades principales (entre otras) de un Ingeniero Civil titulado, es ser Director Responsable de Obra dentro de las obras que se construyen dentro de cada municipio; es decir, que por cada construcción que se realice, el propietario está obligado por ley, a contratar a un profesional de la construcción, ya sea ingeniero civil ó arquitecto, entre otros.

También te podría interesar: Las pinturas rupestres de la cueva El Ratón, en San Francisquito de la Sierra

En aquel tiempo, no había en la Dirección de Obras Pública del Ayuntamiento, una figura por parte de los ingenieros civiles, que hiciera como el aval, para analizar qué ingenieros podían realizar esta labor de responsabilidad, y fue así como nació la idea de formar un Colegio de Ingenieros Civiles que hiciera esta función.

Desde el año 2002, aproximadamente, y con los pocos amigos ingenieros civiles con título, que conocía y que radicaban en el municipio de Comondú, se intentó formar un colegio de profesionistas; lo que no sabía es que los colegios se rigen por medio de la ley de profesiones de la Secretaría de Educación Pública estatal.

Según esta ley, los colegios deben estar integrados por lo menos por 50 integrantes afines de profesión y con título universitario ó cédula profesional, y fue cuando entró la decepción, porque era imposible juntar esta cantidad de ingenieros civiles en el municipio de Comondú.

A mediados del año 2004, ya construía vivienda para créditos hipotecarios de Infonavit y Fovissste, fue cuando fui a hacer un trámite al Fovissste estatal en la ciudad de La Paz, ubicada en la avenida Abasolo a pocas cuadras del malecón. El encargado de la oficina era el Ing. Valente Guluarte, quien con trato amable me atendió, y cuando supo que era ingeniero civil, me comentó si estaba integrado a algún colegio de profesionistas. Fue cuando me dijo que en La Paz había un colegio de ingenieros civiles bien organizado a nivel Estado; también me explicó que por ser pocos ingenieros en Comondú, era imposible formarlo, según el reglamento de profesiones.

Ese mismo día, acudí a las oficinas del colegio estatal ubicadas en la calle La Goleta, colonia El Manglito, y me atendió la secretaria Tere. Me comunicó vía telefónica con el Ing. Julio Burgoin Romero, quien era el presidente del colegio estatal en aquel momento. Una vez platicando con él, me comentó lo que ya sabía: que no éramos en tamaño suficiente para formar un colegio de profesionistas. Pero me dijo que según los estatutos propios (cada colegio debe tener estatutos oficiales), existía la figura de las secciones en los municipios, y que únicamente se ocupaban 5 integrantes, eso sí, con título universitario y cédula profesional.

Regresé muy emocionado con una tarea más fácil: conseguir al menos 5 ingenieros civiles. Lo complicado fue tener que asistir a 3 reuniones mensuales a los colegios ya establecidos, y que eran el colegio de Ingenieros Civiles de Baja California Sur sede La Paz, la sección Los Cabos y la recién creada sección Loreto.

En un principio, la idea planteada a mis compañeros fue aceptada, pero trasladarse a cumplir con la cuota de 3 asistencias resultó ser complicada, porque todos trabajaban. Aun así, asistimos a 2 reuniones a La Paz y una tercera a la sección Loreto. Debo decir que en la sección de Loreto fueron y ha sido grandes anfitriones, porque después de la reunión organizaron un cena de bienvenida a nosotros los comundeños. En ese tiempo la Ing. Conchita Sanjuan fungía como presidenta de esa agrupación.

Se llegó el tiempo, y por fin logramos tener nuestro colegio de profesionistas en el municipio de Comondú, se le denominó Colegio de Ingenieros Civiles de Baja California Sur, sección Comondú, y las reuniones mensuales acordamos hacerlas el último viernes de cada mes. La primera reunión fue el último viernes de mayo del 2005.

Hoy, en este año del 2025 y 20 años después, se tiene un colegio muy establecido con 10 dirigencias bianuales, y hasta edificio propio, donde se llevan capacitaciones, actualizaciones y eventos acordes a nuestro quehacer profesional. El primer comité directivo de la sección Comondú, estuvo conformada por el Ing. Noé Peralta Delgado como presidente, el Ing. Raymundo Loya Flores como secretario y el Ing. J. Ángel Cervantes Tovar como tesorero;  y también es importante mencionar como miembros fundadores a los ingenieros Alfonso Lizárraga Niebla, Miguel Ignacio Langarica Delgadillo y José Honorio Armenta, este último ya fallecido.

Escríbenos a noeperalta1972@gmail.com

—–

AVISO: CULCO BCS no se hace responsable de las opiniones de los colaboradores, ésto es responsabilidad de cada autor; confiamos en sus argumentos y el tratamiento de la información, sin embargo, no necesariamente coinciden con los puntos de vista de esta revista digital.




Las pinturas rupestres de la cueva El Ratón, en San Francisquito de la Sierra

FOTOS: Noé Peralta Delgado.

Explicaciones Constructivas

Noé Peralta Delgado

 

Ciudad Constitución, Baja California Sur (BCS). El arte rupestre se refiere a las manifestaciones artísticas que se daban en la era prehistórica de la civilización humana; entendiéndose que la prehistoria es el periodo de tiempo donde aún no existían sociedades de humanos como organización. La palabra rupestre se acuñó derivado del latín rupestris, que significa «sobre roca». En todo el mundo, cuando aparecieron los primeros homínidos, estos se sentían atraídos por dejar plasmados en cuevas y cavernas, todo lo que miraban a su alrededor de su vida cotidiana. Utilizando materiales del lugar, fabricaban pinturas principalmente de color rojo y negro, para elaborar vistosos murales sobre roca.

En México también se dibujaron murales prehistóricos sobre cuevas, siendo las más espectaculares por su tamaño y belleza las que se encuentran en el Estado de Baja California Sur, sobre todo en los municipios de Comondú y Mulegé, siendo éste último donde mejor están conservadas y desarrolladas actualmente como atractivo turístico.

También te podría interesar: Ascenso al cerro de la Sierra de La Giganta. Crónica de un campamento

En el periodo de Semana Santa de este año, tuve la fortuna de regresar después de muchos años, al pequeño pueblo de San Francisco de la Sierra, enclavado en las alturas de la sierra de San Francisquito, precisamente. En la actualidad, existe un recién pavimentado camino de acceso al pueblo de manera que, en menos de una hora, se puede llegar desde la carretera transpeninsular, desde el km. 117 del tramo Santa Rosalía a Guerrero Negro. El pueblo de San Francisco de la Sierra tiene una población de 1,136 habitantes (según censo 2020) y está en las coordenadas geográficas de 27°35’51» Norte y 113°00’54» Oeste.

Estando investigando sobre el pueblo y su fama a nivel mundial por las pinturas rupestres elaboradas por los antiguos californios, se tiene que el fundador del poblado fue don Buenaventura Arce, que era un soldado que cuidaba de las misiones, hasta que durante la expulsión de los jesuitas en el año de 1767, según se sabe, fundó el rancho de San Francisco en la cumbre de la sierra, y que con toda su descendencia se logró formar un pueblo. Muy posiblemente este personaje sabía de la existencia de los murales rupestres, pero no fue hasta su nieto Cesáreo Arce (Tacho Arce), quien las dio a conocer hacia el exterior. Ya en el siglo XX fue el escritor y fotógrafo estadounidense Erle Stanley Gardner en 1962 con su revista y fotografías, y W. Crosby a través de su libro The Rock Art, Baja California, quienes le dieron notoriedad a nivel mundial.

Para llegar al pueblo se debe subir desde el desierto de Vizcaíno (200 metros sobre el nivel medio del mar), por una carretera pavimentada en excelentes condiciones, hasta llegar al lugar que se encuentra a 1150 msnm. Esto significa que el ascenso es de casi mil metros de altitud. Esto nos indica porque, en el pueblo se tiene un clima muy agradable, y qué según pláticas con los lugareños, en temporada invernal llega a escarchar el agua de las pilas y tener temperaturas bajo cero.

También es importante aclarar, que la pintura rupestre más famosa a nivel mundial, es el gran mural que se encuentra en la cueva La Pintada dentro del cañón de San Pablo; pero en el lugar se encuentran más lugares qué visitar para admirar estos impresionantes recuerdos prehistóricos.

Para visitar todo el complejo de murales rupestres se ocupa de acampar varios días y sobre todo, tener habilidad para el senderismo extremo y manejo de mulas o caballos. En el pueblo de San Francisco de la Sierra, existen una oficina del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).

La única cueva que está totalmente accesible desde la carretera es el sitio denominado cueva El Ratón. Si no se dispone de mucho tiempo, estas pinturas rupestres son totalmente recomendadas; desde el lugar donde se deja el vehículo se camina en escalones muy bien construidos a una distancia de poco más de 100 metros en subida. La cueva está protegida por una malla ciclónica, para que los visitantes tengan que ir forzosamente a comprar los boletos de acceso hasta el pueblo, ubicado a una distancia de 1,400 metros del lugar.

La cueva del Ratón, se encuentra a una altitud de 1,170 msnm y está en las coordenadas geográficas de 27°35’27» Norte y 113°01’27» Oeste. Los murales que se pueden observar están de muy buen tamaño y según el guía de nombre Francisco Arce, nos comentó que le pusieron de nombre Ratón, porque en el mero centro del mural se encuentra un dibujo que asemeja un ratón, pero en realidad es un león americano ó puma.

Investigando en Internet, la Universidad de Barcelona hizo un estudio para hallar la edad, y se encontró que tiene una antigüedad de casi 5 mil años, en contraste con las otras pinturas rupestres que datan de hasta 8 mil años, lo que indica que posiblemente a los nativos se le acabaron las cuevas donde pintar y subieron hasta esta cueva. Las otras cuevas se encuentran muy por debajo de esta altitud, y tienen ojos de agua en donde pudieron vivir por largas temporadas; lo que llama la atención es que esta cueva de El Ratón, no tiene suministro de agua de los cerros, lo que hace suponer que un tiempo hubo un aguaje y aprovecharon los antiguos californios para asentarse en el lugar.

Visitar el lugar y apreciar los grandes murales prehistóricos, es una verdadera experiencia, y más que lo podemos hacer en un solo día llegando desde Guerrero Negro o desde San Ignacio en vehículo; este lugar se llama cueva El Ratón, que es testigo silencioso, de los grandes artistas que rodeados de una absoluta tranquilidad del desierto, y que nos quisieron dejar su mensaje a través de los grandes murales de pintura rupestre. Si tiene oportunidad visítelos y admírelos.

Escríbenos a noeperalta1972@gmail.com

—–

AVISO: CULCO BCS no se hace responsable de las opiniones de los colaboradores, ésto es responsabilidad de cada autor; confiamos en sus argumentos y el tratamiento de la información, sin embargo, no necesariamente coinciden con los puntos de vista de esta revista digital.




Ascenso al cerro de la Sierra de La Giganta. Crónica de un campamento

FOTOS: Noé Peralta Delgado.

Explicaciones Constructivas

Noé Peralta Delgado

 

Ciudad Constitución, Baja California Sur (BCS). Baja California Sur comparte la media parte Sur de la península de Baja California, y representa un brazo de la República Mexicana. Esta entidad federativa es famosa por sus paradisíacas playas, encontrándose dentro de estas categorías de todo tipo: de oleajes para surfear en el océano Pacífico, playas tranquilas en el golfo de California, incluidos todos tipos de colores y texturas de arenas de playas. Lo que es menos conocidas son sus serranías altas, y es que orográficamente es un Estado que no tiene cadenas montañosas altas dentro de sus territorios.

Una de las cadenas montañosas medulares de Baja california Sur, es la Sierra de la Giganta, la cual se encuentra en su mayoría dentro del municipio de Loreto, pero también abarca partes importantes de los municipios de La Paz y Comondú. Dentro de esta cadena montañosa, se encuentra el cerro La Giganta, que es el punto más alto de dicha serranía con una altitud de 1,668 msnm y a la vez el sexto punto más alto del Estado.

También te podría interesar: ¡Chale! ¿Y el puerto turístico?

Su nombre se deriva de cuando llegaron los españoles a conquistar estas tierras, habiendo llegado al poblado indígena de Conchó —actualmente el puerto de Loreto—, preguntaron a los nativos sobre qué había atrás de las altas montañas frente a ellos, a lo que respondieron que vivían gigantes. Fue así como llamaron a esa cadena montañosa como Sierra La Giganta. Paradójicamente, esta sierra no es la más alta de la península de Baja California, simplemente que, como está a la orilla del golfo de California, se ve muy imponente desde el nivel medio del mar.

Para llegar a la cumbre, se ocupa escalar por la parte Norte del cerro, ya que es el acceso menos peligroso y empinado. A su vez, el camino —aunque más largo, es el que lleva menos esfuerzo—, es el que sale de San José de Comondú rumbo a los llanos de San Julio, en la parte baja del cerro La Giganta.

A inicios del mes de marzo del año en curso, hicimos una escalada hacia la cumbre del cerro La Giganta, tomando como punto de partida el pequeño pueblo misionero de San José de Comondú, que está ubicado a una altitud de 300 msnm. Para subir este cerro llevamos un guía de nombre Pablo Pérpuli, y nos hicimos acompañar por dos personas más, que se llaman Alberto «El Güero» Verdugo y Luis Mayoral. En este artículo relato día a día, cómo fue la travesía por los paisajes desérticos antes de llegar a la cumbre.

Día Uno

Se inició la salida en carro doble tracción desde San José de Comondú hacia los llanos de San Julio. En este recorrido se apreció la grave sequía por la que está atravesando el lugar, donde hay muchos árboles sin hojas y otros más ya completamente secos; la presencia de ganado fue escasa: Pablo platicó que el ganado de los lugareños se encuentra flaco y están en los ranchos donde se les da agua de pozo artesanos y algo de alfalfa llevada desde el pueblo.

Como se tenía que subir con mulas y caballos hasta el lugar denominadoEl Aguaje, el Güero y Luis se llevaron las bestias desde el pueblo, por lo que el trayecto de 27 km desde San José de Comondú hasta el lugar llamado El Cerco se hizo en todo un día completo. Llegando al lugar denominado El Cerco, se hizo la comida ya tarde y se levantaron las casa de campaña como a las 5 pm, no nos atrevimos a subir hasta el aguaje por la lejanía y sobre todo porque Pablo Pérpuli tenía 20 años que no subía y desconocía el estado del camino. Algo importante que nos comentó, es que es muy peligroso acampar en cualquier lugar, por la presencia de animales y en ocasiones por no tener una zona libre de ramas y llana.

Día Dos

Después de desayunar unas tortillas de harina con machaca, salimos en mulas y caballos hacia el lugar denominado El Aguaje, que queda a una distancia de 6 km en un camino con mucho monte seco. La altitud de los llanos es de 480 msnm, por lo que básicamente seguíamos a «nivel de piso».

El recorrido se hizo hasta El Aguaje, y donde sale agua de una cueva en las faldas del cerro la Giganta. En este punto que se encuentra a 700 msnm, inicia el verdadero ascenso de manera casi vertical. Llegamos poco después del mediodía, pero tuvimos que regresar de nueva cuenta hacia El Cerco por víveres y botellas de agua, que se utilizarían en una ruta turística tiempo posterior. Esta ida al lugar donde quedó el vehículo y posterior regreso se llevó todo el segundo día. Según pláticas con Pablo, nos comentó que hacía 20 años que no subía, y en aquel tiempo subió durante un mes de manera diaria, para llevar material para una antena de telecomunicaciones de la empresa Telmex.

Este día se acampó en un pequeño lugar limpio de monte y llano que estaba unos metros antes del aguaje; en el lugar donde brota agua del cerro no se puede acampar por lo difícil del terreno. Como comentario de este día, me admiró que en medio del desierto brote agua de las rocas y que en el lugar haya tres árboles de mango y dos palmeras de taco muy verdes.

La noche de campamento en este lugar fue terrible, por los remolinos que forma el viento en el lugar, y que en la noche pareciera que se volaría la casa de campaña por los aires como si fuera un huracán ó tornado.

Día Tres

Desde una altitud de 700 msnm, se inició el verdadero reto de escalar el cerro La Giganta. Al comenzar a subir casi de manera vertical notamos muy montado el camino, y la meta era llegar al lugar denominado Los Dormitorios, donde se ve claramente los campos agrícolas de San Juan Londó y el golfo de California; en el camino nos hallamos un par de baterías abandonadas que recordó nuestro guía, cuando subió el material hacía 20 años.

Para llegar a Los Dormitorios, se nos llevó como dos horas completas por lo empinado del camino y monte secos llenos de espinas que con el paso nos rasgaban las manos. Pero una vez que llegamos al lugar, la vista panorámica es espectacular y eso que apenas llegamos a 950 msnm. En este lugar se dejaron las mulas que llevaban los víveres, porque el ascenso de ahí en adelante era muy resbaloso para los animales.

Durante los siguientes recorridos llegamos a subir hasta 1,250 msnm, y por el tiempo que llevábamos no pudimos seguir adelante. Fue aquí donde tomé las fotos mas espectaculares hacia el océano Pacífico, desde el valle de Santo Domingo hasta el lejano pueblo de San Juanico. El golfo de California no lo pudimos apreciar, por quedarnos a nuestras espaldas del cerro La Giganta. Después de comer unos bocaditos en el lugar y apreciar el maravilloso paisaje, procedimos a retornar a El Aguaje, que era donde teníamos nuestro campamento. Esa noche volvimos a sufrir dentro de nuestras casas de campaña, los vientos remolinados del lugar.

Día Cuatro

Después de no haber alcanzado la cumbre, me quedé en el campamento, por los calambres en las piernas que me dejaron en el día anterior; por lo que Pablo, Luis y El Güero, volvieron a intentar llegar a los casi 1,700 msnm de la cumbre, o lo que es lo mismo, ascender casi mil metros desde el campamento. Dentro del campamento me quedé con una radio de comunicación, donde iba monitoreando el ascenso de mis compañeros.

Este día me tomé un gran descanso a la sombra del árbol de mango que estaba en El Aguaje y que pareciera que estaba en un retiro espiritual en medio de la nada y si con algún temor que me pudiera encontrar con alguna víbora de cascabel o puma de la sierra. Debo comentar que en todo el trayecto nos hallamos dos venados y que son animales completamente ligeros, los cuales, al menor ruido salían corriendo a gran velocidad.

Según el radio de comunicación con el que me quedé, los muchachos no pudieron llegar a la cumbre, por lo resbaloso del terreno y por el tiempo que llevaban recorriendo no les permitía regresar al campamento. El punto donde llegaron está a una altitud de 1,550 msnm y según fotos tomadas por ellos, les faltó muy poco, pero a la vez era muy peligroso hasta la cumbre final.

Pablo, Luis y El Güero, regresaron al campamento donde yo me encontraba, a las 6 pm y totalmente rendidos de cansancio; procedimos a hacer la fogata de costumbre y en lugar del café arriero nos tomamos una botella de tequila para celebrar en el lugar. Fue nuestra última noche de campamento y el tiempo se mostró benévolo con nosotros al estar en calma toda la noche el viento. Es de disfrutarse las noches sin contaminación de luz artificial, donde el cielo completamente estrellado nos da momentos totalmente relajantes.

Día Cinco

Por la mañana, y muy temprano, procedimos a levantar todo el campamento e iniciar el largo retorno a San José de Comondú. Después de llegar a El Cerco, tomamos un descanso y una comida final, para luego emprender a bordo del vehículo el regreso a través de los llanos hasta el pueblo misionero de San José.

El total de 5 días de exploración del cerro La Giganta, nos hizo ver, primeramente, las dificultades para ascender un cerro muy vertical, pero también las dificultades que deben de pasar los rancheros del lugar con las sequías recurrentes, que aun así siguen con su vida lejos del ruido citadino, y eso sí, en contacto directo con la naturaleza.

Agradezco la invitación que me hizo primeramente Luis, luego Pablo y El GÜero por esta aventura inolvidable que muy pocas personas han logrado subir hasta la cumbre del cerro La Giganta.

Escríbenos a noeperalta1972@gmail.com

—–

AVISO: CULCO BCS no se hace responsable de las opiniones de los colaboradores, ésto es responsabilidad de cada autor; confiamos en sus argumentos y el tratamiento de la información, sin embargo, no necesariamente coinciden con los puntos de vista de esta revista digital.




¡Chale! ¿Y el puerto turístico?

FOTOS: Noé Peralta Delgado.

Explicaciones Constructivas

Noé Peralta Delgado

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). Hablar de las ballenas grises, es sinónimo de hablar de Baja California Sur; y es que durante la temporada invernal, e inmediatamente a la entrada de la primavera, se observan estos grandiosos animales marinos que dan un espectáculo único a nivel mundial. Tan así, que durante su periodo genera una derrama económica impresionante a los pobladores ribereños que viven de paseos turísticos para ver en su hábitat las ballenas y tocarlas.

En la costa Oeste de BCS, es por donde llegan estos cetáceos gigantescos, que según los científicos vienen a aparearse lejos de las gélidas aguas del océano Ártico, y encuentran en los complejos laguneros el lugar ideal, por su protección de la quietud de las corrientes marinas y depredadores del mar abierto. Recorriendo de Norte a Sur la costa sudcaliforniana, se tiene que la laguna Ojo de Liebre, en el municipio de Mulegé y la bahía Magdalena en el municipio de Comondú, son los lugares donde más se pueden apreciar, e incluso palpar con las manos el dorso gigantesco de las ballenas grises.

También te podría interesar: La Reforma Infonavit: el control gubernamental sobre su funcionamiento

Comondú inicia una tradición

El municipio de Comondú fue el pionero en consolidar una atracción turística para avistamiento de la ballena gris, y es en el año de 1995, se inició con el proyecto denominado Festival de la Ballena Gris en Puerto Adolfo López Mateos. Unos años después, la población vecina de Puerto San Carlos también entró en la competencia turística, aunque con menor intensidad.

En el caso de la laguna Ojo de Liebre, no se tiene una infraestructura tan importante, pero el turismo ecológico siempre ha sido el fuerte, de manera que desde el 14 de enero de 1972 se publicó en el Diario Oficial de la Federación el decreto para nombrar al lugar refugio de la Biósfera de El Vizcaíno, tratando de evitar la caza furtiva. En la actualidad existe una Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (CONANP), la cual trabaja en la vigilancia del lugar.

El municipio de Los Cabos ha estado atrayendo turistas con la finalidad de avistar las ballenas grises, y aunque no tiene lagunas o bahías, salen con la esperanza de encontrar alguna especie en las salvajes aguas del océano Pacífico; muchas agencias de turismo, mejor optan por trasladar a los turistas a la bahía Magdalena por vía terrestre.

La bahía Magdalena, como se mencionó, es el mejor lugar para la observación de la ballena gris, y este cuerpo de agua está ubicado mayormente en el municipio de Comondú, pero comparte una pequeña porción en la parte Sur con el vecino municipio de La Paz, y es este lugar se encuentra el pequeño campo pesquero de Puerto Chale, que está habitado por unas cuantas familias y se dedican a la pesca ribereña.

Puerto Chale y su intento de puerto turístico

La Presidencia Municipal de La Paz decidió en el año 2019, implementar una zona de avistamiento de ballenas con potencial turístico dentro de la bahía Magdalena. El proyecto causó mucho entusiasmo entre los habitantes del lugar, y a la vez inquietud entre las poblaciones costeras del municipio de Comondú, por tener una competencia seria, donde los turistas del Sur del Estado hallarían más cerca los traslados a Puerto Chale, evitando un camino más largo hasta Puerto López Mateos.

Puerto Chale se encuentra lejos de los servicios indispensables de agua y red eléctrica; pero aun así, el Municipio de La Paz ha hecho lo posible por dotar de unas instalaciones acorde a los visitantes qué, aunque pocos, si llegan a al avistamiento de ballenas grises. Y la noticia reciente que decepcionó a los lugareños es que se canceló un proyecto turístico de malecón ecológico, que ya se traía desde hace algunos años atrás.

La importancia del turismo de avistamiento de ballenas grises, se debe de planear con tiempo y sobre todo con dinero; el Gobierno Municipal de La Paz trae más ganas que dinero, para poder crear un detonante en Puerto Chale, y por lo pronto, los visitantes siguen siendo pocos, y los turistas locales se quedan con una mala imagen de la atención, no de los pobladores, sino de la falta de infraestructura.

El problema de la tenencia de la tierra en el pueblo es mayor, ya que ningún predio cuenta con documentos en regla que acredite la propiedad, y según noticias recientes, el tema de la introducción de la red eléctrica se complica por estas cuestiones.

Cuando se tiene un proyecto bien elaborado y se toma en cuentas a inversionistas o la iniciativa privada, se pueden crear buenos polos turísticos; y ojalá que en el futuro no muy lejano Puerto Chale este a la altura de los festivales ya establecidos en Puerto López Mateos y Puerto San Carlos.

Escríbenos a noeperalta1972@gmail.com

—–

AVISO: CULCO BCS no se hace responsable de las opiniones de los colaboradores, ésto es responsabilidad de cada autor; confiamos en sus argumentos y el tratamiento de la información, sin embargo, no necesariamente coinciden con los puntos de vista de esta revista digital.