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Las convicciones son cadenas…y (con frecuencia) falacias

La demencia de Atenea

Por Mario Jaime

La Paz, Baja California Sur (BCS). Con frecuencia se escucha decir a políticos, comentaristas, analistas, profetas de banqueta y especialistas en muchos campos, la frase reiterativa de: estoy convencido de… y luego vomitan su inferencia o convicción como dogma escrito en piedra.

Habría que recordar a Nietzsche cuando pensó que las convicciones son cadenas. Usted, lector puede estar convencido de cualquier cosa, pero enunciarla no la hace real ni mucho menos verdadera.

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En su libro La filosofía positiva, Auguste Comte predijo que jamás podríamos conocer detalles fisicoquímicos de las estrellas. Escribió: No seremos capaces en absoluto de determinar su composición química o su densidad y cualquier noción sobre la verdadera temperatura nos ha sido negada para siempre. Pero, cómo bien planteó Platón, doxa no es episteme: la opinión no es ciencia.

Es extraño, que el padre de la ciencia positiva, de la religión de la Humanidad que progresa, él que pensó en una Humanidad que alcanzaría la verdad y el grado más alto en su historia…haya también negado la posibilidad de un conocimiento astronómico. (¡Aun cuando el propio Comte arguyó que la astronomía era la más simple de las ciencias!).

Era 1835, ese año el joven Charles Darwin vivió el terremoto de Chile. La física estaba bajo la omnipotencia de la teoría de Newton y el determinismo de Laplace; mientras que la química era una ciencia muy joven después de separarse del idealismo alquimista. Dalton ya había publicado la lista de pesos atómicos, aunque los físicos desconfiaban de la noción del átomo y Avogadro estudiaba las reacciones de los gases. Faltaban años para tener una tabla periódica.

Han pasado más de 180 años. Hoy los astrónomos catalogan las estrellas y las galaxias de acuerdo con sus magnitudes determinadas por características de sus espectros. De acuerdo a su luminosidad las galaxias se dividen en gigantes brillantes, gigantes normales, enanas brillantes, enanas normales, enanas débiles y pigmeas. Mientras que existe una clasificación espectral bidimensional de las estrellas basada en dos índices: la temperatura estelar que determina las características fundamentales de su espectro; y la luminosidad. Actualmente hay más de 100 mil estrellas clasificadas por este sistema.

¿No es acaso un progreso en el sentido mismo del positivismo comtiano? ¿Entonces por qué el optimista francés, apóstol del progreso, fue tan determinante en su negativa?

Hay una especie de ceguera temporal, muy mediocre, en la que caen incluso algunas de las mentes más brillantes. Una especie de falacia ad novum o ad antiquetatem retorcida en la que piensan encerrados en sus propias coordenadas temporales como si no tuvieran en cuenta el porvenir o el universo muriera con ellos. También emerge una convicción a priori, que podría derivar en dogmas o axiomas sin otra base que la fe.

Somos animales de fe. La fe es condicionante de nuestra supervivencia, no sólo física sino hasta psíquica. Si no tuviéramos fe en que hoy no moriremos, muchos de nosotros no seríamos capaces de vivir por el miedo.

Filosóficamente la fe se define como una creencia religiosa, así que suplamos esta palabra por la simple creencia. Somos animales creyentes y la creencia se define como el compromiso en relación con una noción cualquiera.

Si pudiéramos materializar nuestro prejuicios y creencias, mezclados con deseos y falacias tendríamos una pirámide más alta que la Torre de Nemrod. La verdad de hoy es la mentira del futuro y nuestras certezas devienen polvo, anécdotas ridículas, profecías de cantamañanas.

Papías, supuesto discípulo del apóstol Juan previó un futuro utópico: Llegará un tiempo en el que…todos los animales, utilizando este alimento de la tierra (uvas), vivirán en paz y en armonía y estarán completamente sometidos al hombre.

Ya quiero ver a un tiburón comiendo uvas viviendo en paz con sus amigos peces y calamares como los tarados escualos de la película Finding Nemo. Joaquín da Fiore vaticinó que después de 1260 -inmediatamente después- llegaría una edad de paz y armonía.

Antonio Vieira esperó toda su vida, pues había profetizado que no moriría antes de que el rey de Portugal gobernara sobre todos los pueblos del mundo y Lisboa se convertiría en la Jerusalén terrestre como centro espiritual de una Cristiandad triunfante. Murió desencantado en 1697. Todavía hay masas que esperan la dictadura del proletariado como pensó Marx.

Roger Bacon, censurado por el papa por proponer estudios de química y matemáticas para conocer mejor la realidad, creía que el Islam desaparecería en el siglo XIII basado en la interpretación de un horóscopo árabe. Bacon aseguraba que la astrología era la rama más perfecta de las matemáticas y reflejaba el plan de Dios sobre la determinación universal. Han pasado 8 siglos y el Islam se mantiene como una de las religiones más populares en el mundo. Roger equivocó su planteamiento al correlacionar las seis religiones mayores de su época con los seis astros regidos por Júpiter. Claro, él pensaba que había siete astros, ahora nosotros pensamos que hay miríadas de ellos. Conocemos una porción mayor de la realidad, pero seguimos cometiendo una y otra vez falacias de correlación sin percatarnos de ellas.

Qué se tenga un corpus de conocimiento no significa que nos lleve a la sabiduría y mucho menos a la verdad. La ciencia no es verdad, es acción, investigación y modelaje. Las evidencias modifican las teorías aun cuando muchas de ellas se instauran mediante falacias ad hoc. Por eso, el científico debe cuidarse de afirmar algo tajantemente.

El brillante naturalista Edward Forbes descubrió y describió cientos de especies de medusas y equinodermos vivos y fósiles. Exploró y dragó las costas de Escocia e Irlanda. No era un bisoño, precisamente sino uno de los zoólogos más reconocidos de su época. Bien, pues Forbes, en 1840 propuso que por debajo de los 500 m de profundidad era imposible que existiera la vida. El mar era azoico, sin vida, un páramo acuático donde ninguna criatura podía sobrevivir a falta de luz y oxígeno. Parece lógico. El mar ha sido dividido en varias zonas según penetra la luz solar: la primera se extiende desde la superficie hasta 200 m de profundidad y recibe el nombre de zona eufótica La zona disfótica va de los 100 a los 200 m más o menos, y puede llegar en algunos lugares hasta los 1000 m. La zona afótica comienza a los 200 m y se amplía hasta los 4000 donde el agua ya no recibe ninguna luz. Bajo los 4 mil m se extiende la zona abisal. Si la fotosíntesis depende de la luz solar, y esta es la causa primaria de la oxigenación, las zonas afóticas son zonas anóxicas, parece entonces lógica la afirmación de Forbes.

Pues bien, en 1873, egregios naturalistas como Thomas Henry Huxley y Alfred Russel Wallace entre otros, planearon la expedición del buque Challenger con el objetivo de explorar los fondos marinos y avalar la teoría evolutiva. Con este viaje nació la oceanografía moderna al mando de Wyville Thompson. Navegando durante tres años, el Challenger exploró El Atlántico, el Pacífico, el Índico y el Antártico, descubrió la fosa de las Marianas y 4700 nuevas especies.

Tomó 19 años y 50 volúmenes publicar los resultados completos.

Las redes lanzadas a miles de metros de profundidad rebosaban de organismos, peces, moluscos, gusanos, equinodermos…había vida en las zonas más profundas. La teoría azoica se descartaba.

No es que existan falsos profetas solamente, es que nadie puede serlo si el tiempo no existe, si el tiempo y el espacio son intuiciones que nos sirven como coordenadas y las leyes físicas son el rigor que determinan las posibilidades de la materia. Pero la creencia es una diosa parásita, una garrapata mental.

Por sus frutos los conoceréis, reza el evangelio de Mateo. En él, Jesús clama También guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con vestidos de ovejas. Quizá el maestro se mordió la lengua porque en el mismo Evangelio, cuando Pedro le preguntó cuándo aparecería el Hijo del hombre en el cielo, Jesús le contestó: “De cierto os digo que no pasará esta Generación hasta que todas estas cosas sucedan”. Bueno han pasado muchas generaciones y no sucedió…tal vez por esto los judíos consideran a Jesús como el más dañino de los falsos profetas.

Miles de voces defenderán el despropósito con falacias ad hoc en lugar de aceptar los hechos.

Cuando trabajaba en las librerías del viejo, me reía cuando acomodaba libros sobre el fin del mundo de forma cronológica. Todos decían más o menos lo mismo, fanfarrones al cesto del olvido.

En 1982 Pat Robertson, miembro de la Colación cristiana garantizó que a finales de ese año el mundo sería juzgado. Quizá fue juzgado por su abuela ya que enero de 1983 llegó y no hubo lamentaciones de almas, ni infiernos abiertos.

Doug Clark profetizó que los Estados Unidos colapsarían como imperio en 1976 y desaparecerían como estado. Hoy siguen rigiendo el dólar y jugando a las guerras. El fundador de los Santos de los Últimos Días fue un timador profesional. En 1835 juntó a su grey y les comunicó su conversación privada con el mismísimo Dios. Les auguró que Cristo regresaría en 56 años seguido por el fin del mundo. Smith fue linchado por una turba nueve años después.

Falsas creencias insertadas como caprichos pululan en cada humano que ha vivido en este loco mundo. Qué el vulgo habite emocionalmente de ellas, pase, pero las grandes mentes, los iluminados, los expertos…es el colmo.

Ahora, si las ciencias se constituyeran de hechos, serían una costumbre sin fundamento, pensaba Kant. La ciencia no sería valida, verdadera ni necesaria. Claro, Kant pensaba en la física matemática de su siglo, con su pretensión de axiomas y leyes universales. Pero, trasladar ese tipo de racionamiento hacia cualquier otro es un sesgo y un despropósito cuando se carece de argumentos y evidencias lógicas y racionales.

A veces no son los científicos sino los divulgadores que tergiversan y cantan desgracias exagerando los fundamentos.

En 1908, el astrónomo Daniel Walter Morehouse realizó un análisis espectroscópico del área brillante de un cometa. A partir de los resultados se infirió que el cometa estaba constituido por gases altamente tóxicos como el cianógeno. En 1910, el cometa Halley pasaría cerca de la Tierra y pronto, la tergiversación de ciertas opiniones se agrandó como bola de nieve y devino en paranoia. El fisiólogo Albert Dastré advirtió la posibilidad de que, si los gases de la cola de Halley se mezclasen con la atmósfera terrestre, el cianógeno se transformaría en ácido prúsico o cianhídrico causando la muerte de millones. En un artículo de periódico Camille Flammarion divulgó que la cola del cometa haría contacto con la Tierra el 18 de mayo. En enero aparecieron en el cielo tres cometas, el Drake, el Winnecke y el Daniel. Abundaron teorías y obsesiones. Entre febrero y mayo, varias personas se suicidaron en Valencia aduciendo el fin del mundo. En Estados Unidos, una mujer aterrorizada por la visita del cometa, se arrojó al mar desde el vapor Almirante Scheley ahogándose sin remedio. El cometa pasó y la humanidad no pereció.

Hegel anunció que con él acababa la filosofía y anunció el fin de la Historia (sic), concepto que retomó Fukuyama pensando en que la guerra cada vez sería más difícil en un mundo liberal y democrático (no te rías, lector), Foucault anunció la muerte del hombre y Arthur Danto la muerte del arte. Sin embargo, las guerras siguen, los hombres nacen, crecen, se matan y mueren poblando aún más el orbe, crean arte y como hormigas incansables caminan, escupen y ríen.

A finales del siglo XIX, Lord Kelvin afirmó que la física estaba acabada, que todo se entendía y que las teorías físicas habían alcanzado un grado de ley universal -sobre todo basándose en Newton como un modelo de bronce eterno. En pocas décadas su afirmación quedó ridiculizada con los espectaculares modelos de Einstein y la nueva mecánica cuántica. Hoy, los físicos conocen más y saben menos, se tienen más dudas, modelos casi demenciales sobre múltiples dimensiones y cosmologías que rayan en lo mágico. La física no sólo no acabó, sino que se convirtió en la ciencia más hermosa e impresionantemente especulativa.

Consideremos nuestras hipótesis, nuestras explicaciones, y antes de hablar, pensemos un poco. Y que la humildad nos ilumine para no asegurar sandeces pensando en que hemos llegado a verdades que no son sino un prejuicio más en el devenir de la marabunta humana.

Referencias

Comte, A. (1835). Cours de philosophie positive. Tome II. Discours sur l’esprit positif (No. Tome II). Classiques Garnier.

Delumeau, J. (2002). Historia del milenarismo en Occidente. Historia crítica, (23), 7-20.

Ralph, R. (1995). The Challenger Expedition 1872–1876: a visual index. The Natural History Museum, London: Historical Studies in the Life and Earth Sciences No. 2. 1994. Pp 198; illustrated.

Ruiz-Castell, P., Suay-Matallana, I., & Bonet Safont, J. M. (2013). El cometa de Halley y la imagen pública de la astronomía en la prensa diaria española de principios del siglo XX. Dynamis, 33(1), 169-193.

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Redes tróficas en la Bahía de La Paz

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La demencia de Atenea

Por Mario Jaime

La Paz, Baja California Sur (BCS). Las redes tróficas se representan comúnmente con tres niveles tróficos. Sin embargo, en la naturaleza, las redes tróficas son intrincadas y complejas. Las interacciones directas e indirectas entre las diferentes especies se representan como una red imbricada, por jerarquías entre las especies dentro de los mismos niveles tróficos y por especies omnívoras que se extienden simultáneamente a través de varios niveles (Polis y Strong 1996).

Los depredadores topes se definen como una especie que ocupa el nivel trófico más alto dentro de una comunidad. De manera frecuente son cazadores especializados con cuerpos grandes. Los mesodepredadores ocupan niveles tróficos justo debajo de los depredadores tope. Sin embargo, las definiciones de depredadores tope y mesodepredadores son relativas y medidas a un contexto de dependencia ecológica (Ritchie y Johnson 2009). Por ejemplo, en algunos ecosistemas, los coyotes Canis latrans se consideran depredares tope (Crooks y Soulé 1999), pero en otros son mesodepredadores y esta posición depende si en su ecosistema hay lobos Canis lupus o no (Berger & Conner 2008).

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El fundador del concepto de cadenas tróficas (del griego τροπηοσ, nutrir) fue Charles Elton (1927) quien pensó en que los modelos de las interacciones tróficas, a los que llamó cadenas alimenticias o ciclos tróficos. Según él, estos modelos ofrecen el mejor contexto para entender cómo funcionan los ecosistemas. Posteriormente se amplió la perspectiva de las cadenas tróficas al servir como modelo de flujo de nutrientes y por lo tanto desde un prisma energético (Lindeman, 1942).

Una red trófica es un modelo, una representación abstracta de las relaciones alimentarias entre las especies de un ecosistema. La posición de los organismos de la red se le denomina nivel trófico. Esta posición se define por la manera en la cual cada especie obtiene su energía.

La base de la red son organismos autótrofos- que sintetizan su propio alimento-, fotosintéticos o quimiosintéticos; a los cuales se les denomina productores primarios. Estos, junto con el detritus constituyen el primer nivel trófico. En el mar algunos organismos de ese primer nivel son la cianofitas o bacterias fotosintéticas, algas, todas las especies constituyentes del fitoplancton, los pastos marinos y en los fondos de los mares las bacterias quimiosintéticas. El segundo nivel lo constituyen los consumidores primarios, como los organismos que constituyen el zooplancton, los cuales se alimentan de fitoplancton. Los consumidores terciarios a su vez se alimentan del zooplancton y así sucesivamente aumentan los niveles tróficos hasta llegar a los depredadores tope como las rocas, algunos tiburones, delfines y aves marinas. Complementa la red el grupo de los descomponedores, organismos carroñeros que se alimentan de los cadáveres y los descomponen como peces agnatos, bacterias, hongos, etc.

Existen varias fórmulas de calcular los niveles tróficos, todas ellas toman en cuenta variables como las presas que consumen, su tamaño, índices de diversidad, etc. Por ejemplo, el pasto marino tiene un nivel trófico de 1; la mayoría de los moluscos excluyendo los cefalópodos tienen un nivel trófico de ± 2.1, las tortugas marinas ± 2.4; los decápodos como camarones o langostas ± 2.5; la ballena azul Balaenoptera musculus 3.2 al igual que la sardina Sardina pilchardus y los cefalópodos como pulpos y calamares; la raya torpedo 4.2; las orcas Orcinus orca 4.5 al igual que el tiburón blanco Carcharodon carcharias (Pauly et al 1998; Cortés 1999; Stergiou y Karpouzi 2002).

Se han registrado grandes contrastes entre los ecosistemas marinos y otros ecosistemas. Las redes tróficas marinas tienen más conexiones por especies y las longitudes de sus eslabones entre niveles tróficos son más largos. Estas diferencias pueden deberse a que en el mar hay un número mayor de depredadores omnívoros y organismos generalistas que ocupan niveles altos (Cohen 1994; Link 2002); además poseen una alta riqueza en la interacción de los niveles superiores.

La gran conectividad entre organismos en las redes marinas hace que los ecosistemas marinos sean muy robustos, pero esto ocasiona que un efecto en la red se disperse de manera muy veloz a través de la red.

Las representaciones de las redes tróficas pueden ser muy sencillas, modelos casi meramente ilustrativos, hasta muy complejos, en donde cada conectividad entre los organismos puede ser representada (Figuras 1 y 2).

 

 

Figura 1 – Modelo simplificado de red trófica marina (tomado de Educaixa.com)

Figura 2 – Modelo de red trófica y sus complejas conectividades (tomado de Jordán 2009)

 

La bahía de La Paz, Baja California Sur se considera el ecosistema costero más grande de la zona occidental del golfo de California, con una superficie cercana a los 1200Km2 (Roberts, 1989). Es un ecosistema marino de gran debido a que alberga una gran biodiversidad. Esto hace que las redes tróficas sean muy complejas e imbricadas.

Por ejemplo, Hernández et al. (2019) registraron 287 especies de poliquetos. Tan solo respecto a la ictiofauna González-Acosta et tal. registraron 533 especies de las cuales 73.3% corresponden a condrictios (tiburones y rayas) y 56.7% a teleósteos (peces óseos). Tan solo en el golfo de California se han descrito más de 6 mil especies nominales de macrofauna. La costa suroccidental del golfo entre Isla Espíritu Santo y Cabo San Lucas, es la región con mayor riqueza en especies de cetáceos de las costas mexicanas. Se han registrado tres familias y siete especies de misticetos, y cuatro familias y 19 especies de odontocetos (Ramírez-Urbán et al. 2012).

Toda esta diversidad hace que las redes tróficas sean bastante complejas. No es tan fácil que el pez grande se come al chico, como reza el adagio, sino que muchas criaturas pueden devorarse entre sí dependiendo su talla, hábitat o estado de desarrollo en que se encuentren. En muchas especies se da un cambio ontogenético de su dieta, otros son caníbales como los calamares, hay depredadores especialistas y generalistas oportunistas y cuando la ocasión amerita, hasta carroñeros.

A continuación, se presenta una tabla con algunas de las especies de la bahía de La Paz ordenadas según el nivel trófico, donde el máximo nivel corresponde a las orcas y el tiburón blanco, megadepredadores que, cuando adultos, se alimentan principalmente de mamíferos. Luego siguen diversas especies de tiburones y cetáceos, principalmente ictiófagos y que degustan grandes bancos de calamares. La base de toda red es el fitoplancton y organismos fotosintéticos.

 

Sólo el 10 % de la energía de un organismo se transfiere al que lo devoró. Un consumidor con un nivel trófico alto vive gracias a miles de consumidores primarios y millones de productores lo que forma una pirámide energética. Así, la energía de un bocadillo de 100 g de atún que usted se come equivale a 1 kg de atún que a su vez equivale a 10 kg de peces ingeridos por los atunes; a su vez 100 kg de peces pequeños o sea 1 ton de zooplancton y 10 ton de fitoplancton.

Un lobo marino devorando a un tiburón azul (Tomado del Smithsonian)

El mar no sólo un paisaje tranquilo o tempestuoso, también es un campo de batalla, un coliseo donde millones de seres se devoran unos a otros sin piedad y en concierto. Así, la voluntad de sobrevivir es el único objetivo de la materia ordenada que lucha contra la entropía inmisericordemente.

Referencias

González-Acosta, A. F., Balart, E. F., Ruiz-Campos, G., Espinosa-Pérez, H., Cruz-Escalona, V. H., & Hernández-López, A. (2018). Diversidad y conservación de los peces de la bahía de La Paz, Baja California Sur, México. Revista mexicana de biodiversidad, 89(3), 705-740.

Hernández, M. A. T., Salizar, P., & de León González, J. A. (2019). Lista faunística comentada de gusanos poliquetos en la bahía de La Paz, Baja California Sur, México (Annelida: Polychaeta) y nuevos registros. Revista Mexicana de Biodiversidad, 90(4), 1-25.

Jaime-Rivera, M., Labrada, V., & Hernández, P. (2018). Bioacumulación y trasferencia de metales y contaminantes emergente a través de las cadenas tróficas marinas.

Pauly, D., Christensen, V., Dalsgaard, J., Froese, R. and Torres, F. Jr. (1998) Fishing down marine food webs. Science 279, 860–863.

Pauly, D., Trites, A. W., Capuli, E., & Christensen, V. (1998). Diet composition and trophic levels of marine mammals. ICES journal of Marine Science, 55(3), 467-481.

Polis GA Strong DR . 1996. Food web complexity and community dynamics. American Naturalist 147: 813–846.

Ramírez, J. U., Hinojosa, G. C., & Gómez-Gallardo, A. Los cetáceos de la costa suroccidental del Golfo de California.

Ritchie, E. G., & Johnson, C. N. (2009). Predator interactions, mesopredator release and biodiversity conservation. Ecology Letters, 12(9), 982–998. doi:10.1111/j.1461-0248.2009.01347.x

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Cuando el policloruro de vinilo clorado (CPVC) hizo económica la instalación hidráulica

Explicaciones Constructivas

Por Noé Peralta Delgado

Ciudad Constitución, Baja California Sur (BCS). Aún recuerdo cuando de niño miraba a los plomeros del barrio trabajar en alguna instalación hidráulica de baños, utilizaban la tubería de cobre en toda la alimentación del propio baño, y también me emocionaba ver como derretían con soplete de fuego los rollitos de estaño para pegar la tubería con sus uniones, codos, etcétera.

En aquel tiempo, ni me imaginaba, ni pasaba por mi mente los riesgos de la contaminación al utilizar el estaño derretido para unir el cobre, pero mucho menos podría saber, que con el aumento de la delincuencia las tuberías de cobre iban a ser un botín preferido de los ladrones, para venderlo posteriormente en las empresas recicladoras.

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A pesar de ser el cobre, el mejor metal para la conducción del agua y sobre todo el agua caliente, por ser un elemento metálico bueno para la conducción del calor y ayuda a mantener la temperatura del agua durante su recorrido, en la actualidad resulta tener un gran defecto, sobre todo para familias de economía baja, y es su elevado costo.

Como aportación técnica de construcción, les comento que, al mismo tiempo en mi niñez, era muy común el uso del material policloruro de vinilo, llamado más comúnmente PVC, y su más generalizado uso era para la conducción de agua desde la toma municipal hasta el tinaco, o para conducir agua potable a distancias grandes dentro de nuestro predio. Este material de color blanco era muy poco usado en los interiores de las viviendas, donde el “rey” seguía siendo la tubería de cobre, y más por el uso de agua caliente proveniente de los calentadores de gas o de leña en aquel tiempo.

No recuerdo los precios en aquel entonces, pero debo suponer que en costos no debería de haber mucha diferencia entre el cobre y el PVC, ya que las ventas de la tubería de cobre seguían su curso en las casas comerciales.

Según se leyó en varias páginas de Internet, el PVC lo inventó en su fase inicial el científico francés Henri Victor Regnault (1810-1878), haciendo mezclas químicas con distintos elementos del que resultó un polvo blanquizo tipo vidrioso; varios años después y retomando las mezclas hechas por Regnault, el químico alemán Eugene Baumann de alguna manera fusionó el polvo y ya solidificado fabricó tubos con dicho material, resultando que era muy resistente a los líquidos solventes, y que, aunque según otros científicos de la época los materiales eran muy contaminantes, vinieron en gran medida a solucionar el transporte de líquidos por conductos que no se deterioraran con el paso del líquido ni con el paso del tiempo.

Estamos hablando de este gran descubrimiento en el año de 1872, y con el paso del tiempo se fueron agregando materiales mas comunes y económicos hasta llegar al año de 1913, con el químico alemán Fritz Klatte, le da la forma actual utilizando elementos clorados y acuñando el nombre con que se le conoce actualmente: Policloruro de Vinilo (PVC).

Hoy en nuestros días se nos hace tan cotidiano hablar del PVC, pero en sus inicios era mas su uso en pequeñas cantidades y en la conducción de solventes, principalmente. La fabricación en el siglo XX creció exponencialmente, cuando se utilizó en la conducción de agua potable en las grandes ciudades del mundo. Incluso, actualmente ya se utiliza mucho también en la conducción de aguas negras en ciudades medianas a través de las calles y avenidas.

Pero la verdadera joya de la corona del PVC, se dejaría sentir en el año de 1960, con el invento o la adaptación de este material hecha por la empresa norteamericana Lubrizol, y que “agregando” más material clorado, creó un material altamente resistente a las altas temperaturas, y fue cuando se hicieron las primeras pruebas en la conducción de agua caliente, dando como resultado un material amarillento y altamente resistente a la corrosión, pero lo mas importante: a muy bajo costo.

En México se intensificó su uso en la década del 2010, sustituyendo la cada vez más cara tubería de cobre. Y sobre todo, se comprobó que este material no tiene ningún atractivo para los ladrones de viviendas semiabandonadas. Es curioso ver en la actualidad viviendas de antaño abandonadas, en cuyos baños están los canales hechos por los ladrones, de donde sustraen el cobre para venderlo.

El material denominado policloruro de vinilo clorado (o CPVC), ha venido a cambiar la vida de muchas familias, que ven en este material como con mucho menos dinero pueden hacer instalaciones en los baños al ser éstos, buenos conductores de agua caliente y no deformarse ni agrietarse.

Por hacer una comparación, el costo del tramo de CPVC de ½ pulgada anda alrededor de 70 pesos el tramo de 3 metros, mientras que el mismo tramo de tubería de cobre anda costando poco más de 380 pesos. Como se puede ver, la diferencia es abismal en el precio.

Hay inventos de ingeniería que hacen más fácil la vida al ser humano, pero sin duda una creación que vino a economizar intensamente algo tan común, como es la conducción del agua caliente, es el policloruro de vinilo clorado, mas conocido entre la población como CPVC.

Escríbenos:

noeperalta1972@gmail.com

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Memoria molecular

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La demencia de Atenea

Por Mario Jaime

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). ¿Las bacterias que habitan el intestino de una ballena saben lo que es la ballena? Quizás no, su astroconciencia se restringe a escalas distintas; a una microconciencia circunscrita a su entorno inmediato.

Pero no quiere decir que no posean estrategias mnemotécnicas aún sin sistema nervioso. En la evolución de la cognición, las bacterias son un modelo de una memoria que les permite tomar decisiones.

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Landmann mostró como las bacterias se adaptan a entornos fluctuantes mientras aprenden regularidades estadísticas como los nutrientes correlacionados. Este investigador piensa que los microorganismos deben verse más como una red, una urdimbre.

Todo sistema vivo habita en un mundo cambiante, por lo que su evolución depende de las estrategias que responden a estas fluctuaciones. Pero, no basta con sentir las variables ambientales, también se deben predecir para aumentar la probabilidad de supervivencia.

Los relojes circadianos permiten a las algas fotosintéticas reorganizar su metabolismo para prepararse para el amanecer y recibir los rayos solares, esta adaptación es predictiva, así como el comportamiento anticipatorio de la bacteria Escherichia coli que le permite prepararse para el cambio de ambiente bajo su ciclo a través del tracto digestivo de su hospedero mamífero.

Las bacterias no solo utilizan canales de sodio para comunicarse unas con otras, sino que poseen la habilidad de retener información sobre sus estados anteriores. Se han codificado patrones complejos de memoria en biofilmes de bacterias cambiando el potencial de membrana celular de Bacillus subtilis.

Adaptaciones predictivas implican memoria en la que los sistemas vivos aprenden de su experiencia en el curso evolutivo.

¿Podemos llamar memoria a la acumulación de la experiencia con el tiempo?

Dos condiciones participan en la memoria: la conservación de los conocimientos pasados en determinadas formas, lo que se denomina retentiva; la segunda, es la evocación de esos conocimientos y traerlos al presente, lo que se denomina recuerdos.

Y aunque en la Antigüedad, algunos idealistas como Plotino negaron la base física de la memoria al ver en los cuerpos un obstáculo más que una ayuda para ella, en esta realidad material no entendemos el software sin el hardware, no entendemos cómo puede haber memoria sin materia.

Se asume que no todo recuerdo de los hechos constituye conocimiento acerca de ellos. Pero, ¿es la memoria una mera representación mental o una capacidad corporal?

Nosotros sobrevivimos gracias a nuestra memoria celular. ¿En qué se basa el sistema inmune sino en este principio?

No solo las células poseen memorias, sino los procesos genéticos y metabólicos de las bacterias pueden contribuir a mejorar la memoria en los cerebros de sus hospederos.

Se ha relacionado que el lactato sintetizado por Lactobacillus que habitan los intestinos mejora la memoria en ratones y quizá… en humanos también.

En el cerebro, la memoria se desarrolla gracias a neuronas “engram” presentes en el hipocampo. La formación y preservación de estas neuronas está influida por modificaciones epigenéticas –alteraciones químicas de la cromatina (DNA más proteínas) que controlan si un gen puede ser accesible o no. De esta forma, las neuronas pueden formar más dendritas y ampliar su rango de sinapsis.

La memoria no implica necesariamente un sistema nervioso complejo, ni siquiera tejido u órganos, los sistemas ordenados obtienen memoria a través de sus interacciones materiales.

Los procariontes también poseen un sistema inmune adaptativo basado en el RNA el cual adquiere fragmentos de DNA de virus o plásmidos. Estos fragmentos reemplazan secuencias de su propio DNA como una forma de copiar y pegar rompecabezas de ácidos nucleicos. Este fenómeno se conoce como CRISPR/Cas.

Gracias a este proceso se seleccionan fragmentos de DNA extraños a la bacteria y son incorporados en su genoma. Datsenko (2012) mostró como deviene la inmunidad molecular a través de estos agregados, lo que permite a las bacterias defenderse contra virus mutantes que, a su vez intentan eludir la defensa.

Esto es un ejemplo de memoria molecular. Si las moléculas tienen memoria, entonces esta capacidad basal se extiende a todo lo que constituyen como sistema vivo.

Referencias:

Datsenko, K. A., Pougach, K., Tikhonov, A., Wanner, B. L., Severinov, K., & Semenova, E. (2012). Molecular memory of prior infections activates the CRISPR/Cas adaptive bacterial immunity system. Nature communications, 3(1), 1-7.

D. Bell-Pedersen, V. M. Cassone, D. J. Earnest, S. S. Golden, P. E. Hardin, T. L. Thomas, and M. J. Zoran. (2005) Circadian rhythms from multiple oscillators: lessons from diverse organisms, Nature Reviews Genetics 6, 544.

Landmann, S., Holmes, C. M., & Tikhonov, M. (2020). A simple regulatory architecture allows learning the statistical structure of a changing environment. arXiv preprint arXiv:2101.00051.

Yang, C. Y., Bialecka-Fornal, M., Weatherwax, C., Larkin, J. W., Prindle, A., Liu, J., … & Süel, G. M. (2020). Encoding membrane-potential-based memory within a microbial community. Cell systems, 10(5), 417-423.

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AVISO: CULCO BCS no se hace responsable de las opiniones de los colaboradores, ésto es responsabilidad de cada autor; confiamos en sus argumentos y el tratamiento de la información, sin embargo, no necesariamente coinciden con los puntos de vista de esta revista digital.




Las abejas son seres racionales

FOTOS: Internet

La demencia de Atenea

Por Mario Jaime

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). El prejuicio de que los animales no humanos no poseen conciencia, ni raciocinio y otros argumentos monomaniacos poco a poco se reconsidera.

Las abejas europeas Apis mellifera han sido usadas como un modelo para estudiar las capacidades cognitivas de los insectos. Tienen pensamiento abstracto a través de un lenguaje simbólico, deciden, planean y presentan cambios neuroplásticos. Esto hace que puedan contar y combinar conceptos. Les confiere diversas habilidades como la de encontrar las distancias más cortas entre diversos árboles o flores.

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Se ha inferido que pueden entender conceptos como: arriba-abajo; largo-corto; izquierda-derecha o similar-diferente; y seguir patrones para resolver problemas. También, son capaces de reconocer letras independientemente de su tamaño, color o estilo. (Gould & Gould 1988; Zhang et al. 2000; Giurfa et al. 2001; Avarguès et al. 2013; Avarguès et al. 2014; Howard et al. 2017). En las pruebas de inteligencia humana, uno de los parámetros que se evalúan es la habilidad para reconocer objetos que han rotado. Tanto las abejas como los abejorros poseen tal habilidad (Gould & Gould 1988; Plowright et al. 2001).

Howard y sus colaboradores en 2019 se preguntaron si las abejas eran capaces de sumar y restar un elemento de entre una formación de ellos. Prepararon comederos especiales junto a colmenas para marcar catorce abejas que fueron entrenadas para usar el azul y el amarillo como claves para el cálculo. También, fueron entrenadas para usar un laberinto en forma de Y en cuya entrada se colocaban placas con círculos, cuadrados y triángulos. Cuando las abejas veían un elemento azul, debían sumar y cuando detectaban el amarillo debían restar.

 

 

Aparato experimental para abejas entrenadas para sumar y restar. (Tomado de Dyer et al. 2019)

La abeja entraba a una cámara de decisión dividida en dos. Si había una placa azul, la abeja debía sumar. En la primera había tres figuras geométricas y en la otra solo una. Si la abeja escogía la placa con las tres figuras, entonces había sumado y recibía como recompensa una gota de agua con azúcar. Si se equivocaba recibía agua con quinina, horrendo sabor. Si había una placa amarilla, la abeja debía restar. En la primera había dos figuras geométricas y en la otra tres. Si la abeja escogía la placa con las dos figuras, entonces había sustraído y recibía su azuquítar.

Esto sucedió en la fase de aprendizaje. Cada una de las abejas repitió el ejercicio cien veces usando las figuras y los colores aleatoriamente. Las decisiones correctas que tomaron los insectos fueron del 80%. De ahí se infiere que aprendieron a sumar y restar a partir de los colores. Lo interesante es que cada individuo aprendió a una tasa distinta. Cada una tenía una capacidad cognitiva diferente.

Luego se realizó una fase de prueba con dos exámenes de suma y dos de resta en donde a las abejas ya no se les ofrecía azúcar, sino una gota de agua simple. En la fase de prueba a las abejas se les hizo un examen en el que no había premios o castigos al aplicar los conceptos aprendidos de la suma y la resta. En lugar de la gota de agua azucarada o de quinina, se les puso una gota de agua. En el examen de la suma las abejas escogieron la respuesta correcta en el 72% de las veces, en el caso de la resta lo hicieron en el 63 %.

En los primates, la corteza parietal y la corteza prefrontal del cerebro son áreas en dónde se lleva a cabo el proceso numérico (Nieder 2005). El cerebro de las abejas no contiene estas áreas pues es un insecto, no un mamífero por lo que los investigadores piensan que estas áreas no son necesarias para que un insecto procese problemas numéricos.

Hace unos años algunos biólogos conjeturaban una “inteligencia de colmena”, una especie de instinto grupal o comunitario que permitía a los himenópteros como hormigas, termes, avispas o abejas diversas conductas complejas como danzar, esclavizar, cosechar o memorizar rutas.

Los estudios neurológicos han cambiando esta percepción. Las capacidades cognitivas se encuentran en cada individuo, es su pequeño cerebro con cerca de 1 millón de neuronas —suficientes para desarrollar estas capacidades cognitivas—.

Los insectos poseen un cerebro ligado a una serie de ganglios nerviosos en el tórax y el abdomen. Ese cerebro se divide en protocerebro, deuterocerebro y tritocerebro. Los nervios de los ojos y los ocelos inervan el protocerebro, los de las antenas el deuterocerebro y los segmentos premandibulares y los labros son controlados por el tritocerebro. Tras el cerebro hay un ganglio subesofágico que controla las mandíbulas y las glándulas salivales.

Modelo virtual de cerebro de abeja (Tomado de Lieff)

Comparado con otros insectos, el cerebro de abeja es más grande —la mosca de la fruta Drosophila melanogaster tiene un cerebro 50 veces más pequeño—. El cerebro himenóptero integra los sentidos en cuerpos nerviosos llamados “de champiñón” que representan el 20% del volumen cerebral con 200 mil neuronas.

Un mapa cognitivo se define como una transformación mental que permite a un animal formular un plan para realizar una decisión cognitiva. Originalmente, se acuñó este término evaluando la conducta de humanos y de… ratas (Tolman 1948).

Algunos experimentos en donde han secuestrado abejas y soltado en lugares desconocidos para ellas, han mostrado de lo que son capaces, estos insectos pueden seguir estrategias para encontrar nuevas rutas hacia su colmena (Menzel et al. 2000). Si una definición de razón inferida por sus etimologías latinas e indoeuropeas es el ajuste del pensamiento mediante el cálculo…y las abejas pueden calcular: entonces las abejas son seres racionales.

Referencias:

Avarguès-Weber, M. Giurfa, Conceptual learning by miniature brains. Proc. R. Soc. B 280, 20131907 (2013).

Dyer, A., Garcia, J., & Howard, S. (2019). Bees can learn higher numbers than we thought-if we train them the right way. Science Education News, 68(4), 48-49.

Menzel, R., Brandt, R., Gumbert, A., Komischke, B., and Kunze, J. (2000). Two spatial memories for honeybee navigation. Proceedings of the Royal Society of London Series B Biological Sciences 267: 961–968.

S. Zhang, A. Mizutani, M. V. Srinivasan, Maze navigation by honeybees: Learning path regularity. Learn. Mem. 7, 363–374 (2000).

A. Avarguès-Weber, A. G. Dyer, M. Giurfa, Conceptualization of above and below relationships by an insect. Proc. R. Soc. B 278, 898–905 (2011).

M. Giurfa, S. Zhang, A. Jenett, R. Menzel, M. V. Srinivasan, The concepts of ‘sameness’ and ‘difference’ in an insect. Nature 410, 930–933 (2001).

A. Avarguès-Weber, D. d’Amaro, M. Metzler, A. G. Dyer, Conceptualization of relative size by honeybees. Front. Behav. Neurosci. 8, 80 (2014).

S. R. Howard, A. Avarguès-Weber, J. E. Garcia, D. Stuart-Fox, A. G. Dyer, Perception of contextual size illusions by honeybees in restricted and unrestricted viewing conditions. Proc. R. Soc. B 284, 20172278 (2017).

S. R. Howard, A. Avarguès-Weber, J. E. Garcia, A. G. Dyer, Free-flying honeybees extrapolate relational size rules to sort successively visited artificial flowers in a realistic foraging situation. Anim. Cogn. 20, 627–638 (2017).

L. Chittka, K. Geiger, Can honey bees count landmarks? Anim. Behav. 49, 159–164 (1995).

Nieder, Counting on neurons: The neurobiology of numerical competence. Nat. Rev. Neurosci. 6, 177–190 (2005).

Gould, J. L. (1988). A mirror-image ambiguity in honey bee visual memory. Animal Behaviour 36: 487–492.

Plowright, C. M. S., Lamdry, F., Church, D., Heyding, J., Dupuis-Roy, N., Thivierge, J. P., and Simonds, V. (2001). A change in orientation: Recognition of rotated patterns by bumble bees. Journal of Insect Behavior 14: 113–127.

Tolman, E. C. (1948). Cognitive maps in rats and men. Psychological Review 55: 189–208.

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