Desafíos educativos en BCS. Un Llamado a la Innovación

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Vientos de Pueblo

José Luis Cortés M.

 

San José del Cabo, Baja California Sur (BCS). En las soleadas tierras de BCS, el rezago académico se erige como un obstáculo que frena el desarrollo regional. La falta de carreras especializadas afecta la formación de los jóvenes y, por ende, el crecimiento económico.

Según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), BCS presenta una alarmante tasa de deserción escolar del 25.4% en educación media superior, lo que significa que uno de cada cuatro jóvenes no concluye su formación. Esta tendencia no sólo limita sus oportunidades laborales, sino que repercute negativamente en el crecimiento económico del Estado, que depende en gran medida de la capacitación de su fuerza laboral.

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La oferta educativa en la región no se alinea con las necesidades del mercado. Un estudio del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACYT) indica que se requieren al menos 10 mil nuevos profesionales en áreas como medicina, tecnología de la información y turismo para satisfacer la demanda actual. Sin embargo, la carencia de programas académicos específicos limita las oportunidades de formación en estas disciplinas, perpetuando el ciclo de pobreza y desigualdad.

La incorporación de carreras en ingeniería ambiental y turismo sostenible es esencial. Estos campos no sólo generan oportunidades laborales significativas, sino que también contribuyen a la preservación de los recursos naturales. Según la Secretaría de Turismo de BCS, este sector representa el 10% del Producto Interno Bruto (PIB) estatal, lo que subraya la necesidad de formar profesionales capacitados que impulsen este motor económico. La falta de formación adecuada en estas áreas puede poner en riesgo el crecimiento de uno de los sectores más vitales de la región.

Además, la educación en medicina es crucial para mejorar la calidad de vida de la población. Actualmente, hay un médico por cada mil habitantes en BCS, muy por debajo de la media nacional de 2.4. Esta escasez evidencia la urgente necesidad de más profesionales de la salud. La falta de programas de formación en esta área no sóolo limita el acceso a servicios médicos de calidad, sino que también impacta negativamente en la salud pública.

Es fundamental garantizar que la educación sea accesible y equitativa para todos los sectores de la sociedad en BCS. La insuficiencia de opciones educativas perpetúa la desigualdad y el estancamiento económico. Al introducir programas innovadores que respondan a las demandas del mercado laboral, se abre un abanico de posibilidades para los jóvenes, promoviendo un crecimiento inclusivo.

El desafío del rezago académico en BCS exige una respuesta audaz que promueva la innovación y el cambio. Reconocer la necesidad de nuevas carreras y fomentar aquellas que beneficien a la región puede establecer las bases para un futuro más próspero y equitativo. La colaboración entre el gobierno, las instituciones educativas y el sector privado será fundamental para transformar el panorama educativo y asegurar que todos los jóvenes tengan acceso a una formación de calidad.

La urgencia de estos cambios es evidente. BCS tiene el potencial de convertirse en un modelo de desarrollo educativo y económico, pero para lograrlo es necesario actuar de manera decidida y estratégica. La educación es la clave para desbloquear las oportunidades que la región necesita para avanzar hacia un futuro más brillante y sostenible

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AVISO: CULCO BCS no se hace responsable de las opiniones de los colaboradores, ésto es responsabilidad de cada autor; confiamos en sus argumentos y el tratamiento de la información, sin embargo, no necesariamente coinciden con los puntos de vista de esta revista digital.




Breve historia de los camiones con mezcladoras de concreto (Trompos mezcladores de hormigón)

FOTO: Noé Peralta

Explicaciones Constructivas

Noé Peralta Delgado

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). Las grandes construcciones de la ingeniería moderna no sería la misma sin la existencia del invento llamado en la mayor parte del mundo como Hormigón y que en México se le conoce como concreto hidráulico o simplemente concreto. Y es que esta mezcla de agregados gruesos (gravas) con agregados finos (arenas), donde revueltos con agua y un material cementante (cemento portland), forman una verdadera roca artificial con una dureza semejante.

Del mismo modo, en sus inicios, la preparación de la mezcla significó una tarea muy ardua para los trabajadores de la construcción, donde implicaba un gran esfuerzo físico para realizar la revoltura y no se diga para los ingenieros, donde el factor tiempo y calidad iban aumentando con las exigencias de los clientes cada vez más abundantes. Por cierto, en gran parte del mundo y sobre todo en Europa, a esta mezcla se le conoce como hormigón, mientras que en el continente americano se le conoce como concreto.

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Ya que el concreto se empezó a comercializar en los Estados Unidos a inicios del siglo XX, y debido a la gran demanda se empezó a buscar un método de solución rápida para realizar las mezclas, y fue que en 1909 el ingeniero de origen Armenio y radicado en Estados Unidos, Stephen Stepanian, en donde ya había creado una mezcladora de concreto consistente en una olla con paletas interiores acomodadas de tal manera que realizaban la labor de las paladas que realizaban de manera manual los trabajadores de la construcción; esta máquina era estática, o sea que una vez elaborada la mezcla se vaciaba en camiones de volteo y se llevaban al sitio final.

Pero fue hasta 1916, cuando intentó patentar el primer camión con una mezcladora de concreto adaptada en su interior, y que se pretendía que se accionara con el mismo motor del camión. Pero una vez que llegó a la oficina de patentes de Estados Unidos se rechazó al año siguiente, porque se creía que el camión no iba a poder soportar el peso de la olla de concreto totalmente llena.

Después de varios intentos exitosos, el invento tuvo un retroceso en la década de los años veinte debido a que los camiones fabricados no se fabricaban con motores de potencia mayor que se requería para más cantidad de concreto mezclado; y eso imposibilitaba elevar la cantidad de concreto que se podía trasladar al lugar de la obra.

La idea del camión con planta concretera seguía muy vigente en el año de 1930, y fueron los fabricantes de los camiones que decidieron poner en práctica la elaboración de un chasis adaptado para este fin, y que, con la potencia de motores ya más modernos de la época, se inició con la fabricación de los primeros prototipos llamados: mezclador de tránsito motorizado de concreto con descarga automática.

Según se cuenta como leyenda urbana, el rechazo a la patente del ingeniero nacido en Armenia fue precisamente por ser de origen no americano, pero siguió insistiendo y el 21 de diciembre de 1928 volvió a hacer la solicitud, dándole respuesta satisfactoria a su patente hasta el año de 1933, cuando por fin la oficina de patentes de Estados Unidos otorgó al ingeniero Stephen Stepanian la autoría del primer mezclador de concretos de tránsito o que comúnmente llaman también motohormigoneras.

Con el tiempo y con los avances tecnológicos más recientes se fueron creando revolvedoras manuales más prácticas para pequeñas cantidades de concreto y que pueden mezclar un saco de cemento con los agregados y el agua dosificada adecuada.

En Baja California Sur y en la república mexicana se les llama comúnmente trompos, por la forma que tienen, y que se asemeja a los trompos de juego que usaban los niños mexicanos de antaño. Como quiera se le llame, pero este invento vino resolver el gran problema de mezclar grandes cantidades de sacos de cemento y sobre todo que se pueda trasladar al lugar final de la obra y descargar de manera automatizada.

Los camiones mezcladores de concreto actuales y más comunes en el mercado pueden llevar consigo hasta 8 metros cúbicos de concreto, suficientes para una losa maciza de 80 metros cuadrados e igual número de metros cuadrados de piso o banqueta, y qué si se hicieran a mano, aparte del tiempo y esfuerzo utilizado por los trabajadores, se podría perder la calidad en el mezclado.

Hay inventos o creaciones que no son tan admirados o tan señalados, pero si nos imaginamos un mundo sin trompos mezcladores de concreto, también dejaríamos de imaginarnos los grandes rascacielos, los grandes puentes o las grandes presas hechas por los ingenieros civiles modernos.

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noeperalta1972@gmail.com

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