¿Casualidad o causalidad? ¿Cuánto depende la suerte de nosotros?

26-Mar-2019

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). Históricamente, han tenido lugar ciertos sucesos que han impactado a la sociedad, a veces a nivel local y otras a escala mundial, cambiando así nuestra manera de percibir las cosas e incluso, en muchos casos, el propio comportamiento. Si indagamos un poco, descubriremos que al viernes 13 se le atribuye la mala suerte; aparte del dicho “ni te cases ni te embarques”, Wall Street vivió una de las más fuertes caídas en ese día. Hoy hemos llegado al punto en el que si un viernes cae en 13, un elevado porcentaje de personas decidirá posponer eventos o decisiones “por si acaso”.

En Baja California Sur comenzamos el año con la noticia de que un premio mayor de la Lotería Nacional —concretamente 7 500 000 pesos— cayó en La Paz. Un motivo de regocijo, pero ya se comentaba que el año pasado dicho premio mayor también fue a parar en otras tres ocasiones en nuestro Estado. ¿Casualidad? Podría ser que la suerte esté del lado de la media península; sin embargo, esto también puede ser propiciado por un comportamiento que se retroalimenta y se amplifica.

Es decir, conociendo estos resultados, millones de personas perciben como algo más factible el hecho de tener un boleto ganador, en cualquier rincón de Baja California Sur, por lo que se compra más lotería en esa zona. Estadísticamente, si se adquiere un mayor número de boletos en algún lugar, también habrá más probabilidades de que el premio caiga ahí. Sería un buen ejemplo de causalidad, siendo el aumento de premios obtenidos una consecuencia directa de que cada vez más participantes compren.

Así como dejamos de hacer cosas porque pensamos que pueden conllevar mala suerte, otras veces creemos en remedios milagrosos o simplemente confiamos en ellos porque no tenemos nada que perder al intentarlo; estas pociones o hechizos, como limpiar el alma con un huevo crudo, pueden hacernos pensar que la suerte ha cambiado para nosotros y que las cosas nos salen mejor porque hicimos ese ritual. Les atribuimos nuestro éxito, pero en muchas ocasiones, simplemente suponen un punto de inflexión que provoca que cambiemos de actitud o algún comportamiento, lo cual desencadena variables que sí son responsables de la mejora.

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