Los topes en la ciudad ¿solución o molestia innecesaria? (II)

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Explicaciones Constructivas

Por Noé Peralta Delgado

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). Cuando vamos en nuestro vehículo por las calles de la ciudad, y más cuando llevamos prisa para llegar a nuestro destino, yo creo que no hay quien se acuerde de los molestos topes viales (que su nombre en el ámbito de la ingeniería civil, se les denomina reductores de velocidad) que abundan en las avenidas, que aparte si no les ponemos cuidado al cruzarlos, llegan a dañar nuestro vehículo; pero ¿qué tan necesarios son?,  ¿por qué los gobiernos los usan tanto?  Y ¿realmente solucionan el problema, a costo de las molestias que ocasionan?

La construcción de reductores de velocidad en carreteras o caminos que comunican poblaciones, y que no se encuentran debidamente señalizados, han ocasionado accidentes donde el conductor y el vehículo llevan las consecuencias.

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Aquí en el estado de Baja California Sur y en casi toda la República Mexicana, se han instalado topes en carreteras cuando existe una localidad o cuando hay un cruce necesario de personas a ambos lados de la vía de comunicación; en una mayoría de los casos se puede decir que dichos reductores de velocidad  cumplen con las medidas reglamentarias para suavizar y frenar de una manera no tan brusca el vehículo automotor. Incluso se debe colocar de manera preventiva rayas amarillas perpendiculares a la orientación de conducción, y son de muy buena ayuda el uso de vialetas o botones reflejantes, que tienen la finalidad de avisar al conductor con anticipación al llegar al tope principal y no ocasionar algún accidente que lamentar.

Las especificaciones y los trabajos de los reductores de velocidad en las carreteras de México, están supervisadas y autorizadas por la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, que es la dependencia que trata de cuidar las especificaciones más altas, y es por eso que vemos con mucha insistencia que los caminos federales son más seguros en cuanto se refiere al uso de topes. El problema son las vialidades urbanas y los caminos vecinales o carreteras estatales; donde se tiene nula idea de cómo deben de ser los topes, y donde se deben de colocar, por parte de las autoridades gubernamentales.

Por siempre, los gobiernos han buscado solución a la falta de cultura vial por parte de los conductores de vehículos y porque no decirlo, también de los peatones; y es aquí donde los gobiernos y también la cultura de la población pueden evitar medidas tan drásticas para obligar a un vehículo que va a exceso de velocidad a detenerse y respetar los reglamentos de tránsito.

Sin la presencia de los reductores de velocidad, es de pensarse que los choques y atropellamientos serían muy constantes, pero ¿porqué tenemos que acudir a esta medida y hacerla ver como un mal necesario? Según Rene Drucker Colín, un científico, investigador y articulista mexicano: ¨el número de topes es inversamente proporcional al nivel educativo de los ciudadanos. Es decir, entre más topes, menos educación; en este caso, la educación vial es prácticamente inexistente¨

Viendo la otra cara de la moneda, o sea, las desventajas de los topes en las vialidades, se tiene varias a considerar: lo común es que se realizan mal, con materiales de mala calidad y originan que el pavimento donde se colocan, sobre todo si son asfálticos, se vayan deteriorando más rápidamente hasta hacerlos inservibles al rodamiento en poco tiempo, porque los vehículos al momento de frenar a la llegada del tope, van desgastando exponencialmente la superficie de rodamiento del pavimento.

Según estudios recientes de la Universidad Nacional Autónoma de México, los topes generan más partículas de dióxido de carbono, en el momento de que se frena y se vuelve a arrancar el auto; otra desventaja va ligada a los retrasos de los vehículos que llevan emergencia, incluso las ambulancias se ven afectadas en la persona que llevan dentro a prestarles los auxilios médicos; se habla también de los aumentos en los consumos de combustibles, y los desgastes en la suspensión de los vehículos, y podrá haber más inconvenientes.

FOTO: Noe Peralta

La verdadera gran solución al problema de los excesos de velocidad y sus respectivos accidentes, es la educación vial de la población en general, porque se piensa exclusivamente en los conductores y desgraciadamente vemos que también los peatones cometen fuertes imprudencias, cuando sus acciones tienen mucho que aportar para que la cultura de la prevención de los accidentes sea menor.

Si tenemos que convivir con los reductores de velocidad siempre, sería muy importante que las autoridades piensen en el conductor y los vehículos como un problema integral de la velocidad, y en muchas partes urbanas ya se construyen topes adecuados y no tan molestos, porque la función de los reductores de velocidad debe ser precisamente eso: reducir la velocidad, pero de manera amable.

 

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noeperalta1972@gmail.com

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Explicaciones Constructivas

Noé Peralta Delgado

Ingeniero Civil egresado del Instituto Tecnológico de La Paz en 1995. Oriundo de Ciudad Constitución, Baja California Sur, donde nació el 19 de agosto de 1972 y donde actualmente radica; se desempeña como constructor de obra civil y proyectos topográficos principalmente. Tiene en su historial haber fundado el Colegio de Ingenieros Civiles de BCS, sección Comondú, en el año 2005, y participar activamente en cursos y reuniones afines al quehacer de la ingeniera civil. En el trienio 2015-2018, se desempeñó como director de Catastro Municipal en Comondú, donde se especializó en temas relacionados con la tenencia de la tierra, a través del diplomado en catastro multifinalitario en la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla. Actualmente estudia la maestría en Valuación Inmobiliaria, por la Universidad Autónoma de Durango.

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