El legendario Método zahorí que se usó para encontrar agua en el Valle de Santo Domingo (I)

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Explicaciones Constructivas

Por Noé Peralta Delgado

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). Desde tiempos antiguos, el ser humano siempre le ha interesado tener una fuente permanente de abastecimiento de agua, desde el momento que decidió dejar el nomadismo como forma de vida. Al estar cerca de los ríos o lagos es fácil recurrir a esta fuente de agua para poder satisfacer la sed, incluso, la siembra de cultivos necesarios para la alimentación, pero en lugares donde no hay agua superficial se descubrió que bajo la superficie terrestre o en los mantos de subsuelo a veces brotaba de manera extraña ¨ojos de agua¨, y fue aquí donde los primeros humanos sedentarios hicieron todo lo posible por descubrir si existían fuentes de agua por debajo de donde estaban asentados.

Según cuenta la leyenda que, en la antigüedad, Moisés se encontraba en pleno desierto de Sinahí cuando utilizó su bastón para tocar el suelo y cotejar si habría una veta de agua disponible en el subsuelo para cavar y satisfacer la sed del pueblo. Al encontrar agua, hizo uso de una técnica que aunque asombra sigue usándose actualmente, sobre todo en países subdesarrollados, y que se llama la Radiestesia, también llamada rabdomancia y más comúnmente como el Método de zahorí.

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El término zahorí significa que es una persona capaz de descubrir lo que está oculto, que piensan o sienten lo que otras personas no pueden y se le asocia, principalmente, con la habilidad de poder deducir si hay manantiales de agua en el subsuelo. Según se investigó en redes sociales, proviene del árabe zuharí y este del término azzuharah, que significa venus —a esta diosa se le atribuía el arte de adivinar.

Como quiera que sea, en la década de los sesentas, cuando se iniciaba con la gran apertura a tierras de cultivo del Valle de Santo Domingo, ubicado en el municipio de Comondú, en el Estado mexicano de Baja California Sur, esta práctica tuvo su apogeo entre varias personas, que incluso se volvió de una buena fama que después en toda la entidad eran solicitados sus servicios para indicar de manera precisa donde había una fuente abundante de agua en los mantos inferiores de la corteza terrestre. Esta práctica consiste en utilizar varas de árbol, dos varillas metálicas o incluso un péndulo, una vez en contacto con las manos de zahorí, le van indicando —mediante impulsos ¨magnéticos¨—, qué camino seguir en el monte, algo así como los aparatos para buscar tesoros enterrados.

Cuando se tiene mucha habilidad, se puede deducir que tan profundo se encuentra el venero de agua, incluso, dependiendo del movimiento que realicen las varas se puede saber que tanta corriente o gasto del vital líquido existe. En la actualidad, esta práctica aun continua a pesar de que ya hay técnicas científicas modernas para poder deducir con precisión donde se puede encontrar agua; en cierto modo, la cuestión económica es lo que más hace que las personas o rancheros opten por no contratar los servicios de un geólogo o técnico especialista en estudios de las capas terrestres.

Lo más curioso de este método es que, no a cualquier persona se le da el don de poder deducir donde existe la posibilidad de extraer agua, también son muy pocas las que van mejorando con el tiempo su habilidad para ¨leer¨ y decir con gran aserción donde se puede construir un pozo de extracción. Los científicos no creen en esta técnica y la catalogan como una pseudociencia que no existe, según ellos, una prueba que demuestre su veracidad y creen que su resultado es una adivinación al azar, que en cualquier superficie de la corteza terrestre se puede hallar agua en el subsuelo, eso sí, a mucha profundidad y en cantidades variadas que sería difícil no atinar.

Según los que se dedican a la radiestesia —sobre todo en países africanos—, existen aparatos que miden la vibración del agua del subsuelo y se revisó en páginas de ventas por internet tienen demanda y ya se pueden comprar en línea. Estos aparatos son la varilla de Hartmann y la Antena Lecher.

En el Valle de Santo Domingo, según pláticas, la mayoría de los pozos de riego que se abrieron en los inicios de la región fueron explorados por personas zahoríes que se dedicaban a la excavación de pozos y que en la actualidad, la mayoría de sus excavaciones aún extraen suficiente agua, con la excepción de algunos casos que el vital líquido se está encontrando a más profundidad.

Las ¨herramientas¨ más usadas por los zahoríes comundeños son una especie de horqueta de olivo o mango, la cual se corta a una medida que se pueda acoplar en ambas manos y se deja un tercer brazo libre con el que se indica hacia donde se debe caminar en busca del agua, llegado el momento de indicarnos, se mueve en sentido hacia la tierra con una fuerza, que muchas veces vence a la persona que lo trae. El tamaño, el tipo de árbol, la edad del árbol y el tiempo que pasa desde que se corta la rama que se usa como buscador de agua, es un verdadero estudio y habilidad del zahorí; y es que dependiendo de estas características es el éxito obtenido para hallar el yacimiento de agua.

Foto ilustrativa de Internet

En el Valle de Santo Domingo se ha tenido mucho éxito en encontrar agua del subsuelo, principalmente, en las cuencas que forma en los arroyos de Las bramonas, Buenos Aires y Santo Domingo, es por obvias razones, al ser superficies de gran escurrimiento en tiempos de lluvias, se cree que el agua se filtra por sus capas haciendo más abundante el líquido subterráneo en esos lugares. Donde no se ha podido conseguir extraer de buena calidad y en cantidades suficientes es la zona sur del extenso valle, aun a pesar de tener un gran reservorio natural como lo es el llano o laguna de Hiray.

Ya con estudios científicos, se tienen dos principales análisis de hallar agua en el subsuelo. Según la hidrogeofísica, que es la rama de la geofísica que se encarga de estudiar los recursos hídricos utilizando aparatos de medición tanto de corriente continua eléctrica, como reactividad por vía magnética, con ello se puede saber con certeza como están compuestas cada una de las capas terrestres hasta cierta profundidad y la existencia de agua u otros elementos fluidos.

A pesar del avance de la ciencia, las técnicas humanas a base del empirismo —y a veces con un poco de chamanismo—, siempre van a tener gran aceptación entre la población ya que se aplica el hecho de que con fe y el buen tino del zahorí se puede hallar una buena respuesta desde las entrañas de la tierra. Es lo que pasó y sigue pasando en la localización de pozos de agua en el Valle de Santo Domingo.

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noeperalta1972@gmail.com

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Explicaciones Constructivas

Noé Peralta Delgado

Ingeniero Civil egresado del Instituto Tecnológico de La Paz en 1995. Oriundo de Ciudad Constitución, Baja California Sur, donde nació el 19 de agosto de 1972 y donde actualmente radica; se desempeña como constructor de obra civil y proyectos topográficos principalmente. Tiene en su historial haber fundado el Colegio de Ingenieros Civiles de BCS, sección Comondú, en el año 2005, y participar activamente en cursos y reuniones afines al quehacer de la ingeniera civil. En el trienio 2015-2018, se desempeñó como director de Catastro Municipal en Comondú, donde se especializó en temas relacionados con la tenencia de la tierra, a través del diplomado en catastro multifinalitario en la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla. Actualmente estudia la maestría en Valuación Inmobiliaria, por la Universidad Autónoma de Durango.

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