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El arco y las flechas. Herramientas básicas de los Californios

Tierra Incógnita

Sealtiel Enciso Pérez

 

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). Los antiguos habitantes de la media península sur de Baja California, desarrollaron una serie de herramientas que les permitían defenderse de animales y de otros grupos humanos así como para obtener sus alimentos. El análisis de estos instrumentos ha permitido a antropólogos, arqueólogos e historiadores el poder conocer sobre su forma de vida y evolución a través del tiempo.

En todos los grupos humanos que habitaron nuestra península fue el arco y la flecha las armas-herramientas más utilizadas, de tal forma que con el pasar del tiempo se fueron integrando a todas sus actividades con lo que se hicieron hábiles y expertos en su manejo. En la actualidad se conoce sobre ellas debido a que se les ha encontrado en los campamentos que habitaban de forma más o menos permanente. Sin embargo, también, se han localizado en entierros funerarios y sitios ceremoniales. De a cuerdo a las conclusiones a las que se ha llegado por los expertos, el arco y la flecha eran únicamente utilizados por los hombres.

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Invertían una gran cantidad de tiempo en su elaboración: la selección de los materiales para construirlos, su construcción propiamente dicha, y largas jornadas de entrenamiento para ser diestros en su utilización. Como es bien sabido, los grupos étnicos originarios de nuestra California eran cazadores-recolectores, por lo que alternaban espacios en los que tenían asentamientos temporales con otros intervalos en que se trasladaban a nuevos sitios, por lo general este tránsito lo dictaba la escases o abundancia de alimento y agua. Debido a lo anterior por lo general los integrantes de estos grupos viajaban ligeros de equipaje y sólo cargaban con aquello que pudiera ser de gran utilidad, en este caso con un arco, algunas flechas elaboradas y puntas de flecha, entre otros objetos.

El Misionero Juan Jacobo Baegert comenta lo siguiente Así resulta que toda la ciencia, trabajo y actividades de los californios del sexo masculino, consisten en la hechura de arcos y flechas que suelen llevar siempre consigo donde quiera que vayan.

El Misionero jesuita Juan Jacobo Baegert, que por 17 años realizó su trabajo en el sitio de San Luis Gonzaga Chiriyaqui, menciona que los Guaycuras que vivían asentados en su misión realizaban sus arcos de la siguiente manera Los arcos de los californios tienen más de una braza de alto (1.67 mts.), son poco curvos y, por lo general, se hacen de la raíz del sauce silvestre; tienen en el centro un grosor de cinco dedos, redondos, que poco a poco va reduciéndose hacia los dos extremos puntiagudos. La cuerda o cordel, la hacen de tripa. La flechas se elaboraban de esta forma son de carrizo común y corriente, que suelen enderezar perfectamente sobre la lumbre; tienen muy bien sus seis palmos (1.38 mts.) de largo y en su extremo inferior se ve una muesca para el asiento de la cuerda, y tres o cuatro plumas del largo de un dedo, que no sobresalen mucho y que quedan embutidas en unas ranuras hechas a propósito. El otro extremo está provisto de una varita de madera pesada, de palmo y medio de largo, puntiaguda e inserta en la caña, en cuya punta queda comúnmente fijado todavía un pedazo de pedernal, de tres picos, como la lengua de la serpiente, y recortado como los dientes de una sierra. Finalmente acota que Desde su infancia, se ejercitan en el arte de lanzar la flecha, y, por tanto, hay buenos tiradores entre ellos.

El sacerdote jesuita Miguel del Barco también hace una completa descripción sobre cómo elaboraban los arcos y sus flechas los Cochimíes de su misión de San Francisco Javier Vigge-Biaundó, con lo que se puede concluir que cada grupo coincidía en el uso del arco, flechas y puntas de flecha con un diseño más o menos estandarizado, sin embargo realizaban adecuaciones en los tipos de materiales de que los elaboraban, así como la composturas, dependiendo del tipo de elementos con los que contaban en su entorno. Por ejemplo, los guaycuras de La Paz utilizaban la riolita para construir sus puntas de flecha, y en la parte sur de la península, los pericúes las hacían de andesita y pórfido. Con el paso del tiempo y la llegada de los colonos europeos, los californios fueron incorporando elementos traídos por estos colonos en los materiales con los que hacían sus puntas de flecha, por ejemplo en la región del Médano en el municipio de Los Cabos se han encontrado puntas de flecha elaboradas de vidrio y cerámica.

Como ya mencionamos, la austeridad del medio ambiente peninsular así como la gran cantidad de tiempo y energía que debían utilizar para hacer las puntas de las flechas de piedra, obligó a los californios a escatimar su uso, como aquí lo describe el misionero del Barco: Mas para la guerra, o para cazar venados u otros animales grandes, aunque sirven bien las ya dichas (sólo de madera), suelen añadirlas un pedernal en la punta en forma de lanceta, para que haga mayor herida y no pueda desprenderse del cuerpo herido. Este pedernal le afianzan en la punta del palo de la flecha con nervios, como lo demás que queda dicho.

Como ya se mencionó, la elaboración del arco, flechas y puntas de las mismas era básicamente artesanal, un proceso largo y complicado que involucraba la pericia de los fabricantes, por lo que cada uno de los objetos finalizados llevaba el sello de su constructor, y hablaba ante los demás de la pericia, o no, del fabricante. Para los colonos europeos que llegaron a nuestra California, cada uno de estos instrumentos era indistinto, sin embargo para los integrantes de estos grupos étnicos era fácilmente diferenciable a quién de su grupo pertenecía una flecha, lo anterior se pone de manifiesto en esta observación que hizo el sacerdote del Barco Todos respondieron que no lo sabían; mas, por la misma flecha, se vino a descubrir, quién la disparó; porque cada uno de los indios hace o fabrica las flechas de que usa, y aunque a nosotros nos parezcan todas las de una nación perfectamente semejantes, ellos saben distinguir, entre multitud de flechas, cuál es de cada uno, al modo que nosotros, viendo la letra de una carta o manuscrito, conocemos la mano que la formó. Uno de los indios había guardado la flecha, de que hablamos, mostro a éste, y luego, por mandado del teniente, dijeron otros cuya era, al cual hizo comparecer. Pero se disculpó diciendo que era verdad que la flecha era suya, pero que él no la había disparado sino que otro llamado Juan Bautista se la había pedido prestada, y se la dio, sin saber él qué quería hacer con ella.

Conocer estos y otros aspectos de nuestros antiguos habitantes de la península hace que se refrende nuestro sentido de pertenencia e identidad a esta hermosa península de California.

Bibliografía:

Barco, Miguel del, Historia natural y crónica de la antigua California. Adiciones y correcciones a la noticia de Miguel Venegas (formato PDF), 2a. ed. corregida, estudio preliminar, notas y apéndices por Miguel León-Portilla, México, Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Históricas, 1988, 482 p., dibujos y mapas (Serie Historiadores y Cronistas de las Indias

Baegert, J.J. (2013). Noticias de la península americana de la California. La Paz: Archivo Histórico Pablo L. Martínez

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