La vida en la Sierra de La Laguna. La historia de Gustavo Bender Castillo y su legado familiar

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FOTOS: Tatu.

Tierra Incógnita

Sealtiel Enciso Pérez

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). En las entrañas de la Sierra de La Laguna, en Baja California Sur, se encuentra un rincón donde el tiempo parece haberse detenido. Entre cañadas, huertas y un paisaje que combina la aridez del desierto con la frescura de la montaña, vive don Gustavo Bender Castillo, un hombre cuya vida es un testimonio vivo del amor por la tierra natal y la adaptación. Su apellido, Bender, de origen alemán, es una rareza en estas tierras, y su historia familiar está marcada por la migración, la guerra y la lucha por sobrevivir en un entorno que exige tanto como da.

“Bender. Sí, Castillo. ¿Qué apellido es ese? Alemán”, dice don Gustavo con una sonrisa, consciente de la curiosidad que despierta su apellido. Su historia comienza en los albores del siglo XX, durante La Revolución Mexicana. Un soldado alemán, quizás escapando de los conflictos en Europa, llegó a estas tierras y formó una familia con una mujer local, nacida en El Triunfo. De esa unión nació su padre, el primer Bender en México. “Mi tata era alemán, y nació mi papá solo, nomás, sin más familiares, más nada”, relata Don Gustavo.

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Aunque el apellido Bender es poco común en la región, don Gustavo lo ha llevado con orgullo. Su padre, hijo único, tuvo cuatro hijos: tres hombres y una mujer. Hoy, don Gustavo es el único sobreviviente de esa generación. “Me asusto muchísimo cuando me enfermo”, confiesa, recordando los momentos difíciles que ha enfrentado. Sin embargo, su legado continúa a través de sus ocho hijos: cuatro hombres y cuatro mujeres, quienes aseguran que el apellido Bender perdurará en la sierra.

Don Gustavo ha vivido toda su vida en la Sierra de La Laguna. Nació en un “ranchito viejo”, que hoy es sólo un recuerdo, y luego se mudó a su actual hogar, donde ha construido una vida sencilla pero llena de significado. “La conocemos como todo, la sierra”, dice con orgullo, refiriéndose a su profundo conocimiento del terreno y sus recursos.

La subsistencia en la sierra no es fácil. Don Gustavo y su familia dependen de lo que la tierra les ofrece. Cultivan café, mangos, aguacates, cebollas y caña, entre otros productos. “Hacemos lo que podemos, sembramos plantitas y así”, explica. Sin embargo, la falta de lluvia es un desafío constante. “El año pasado no llovió nada”, lamenta. Para obtener agua, dependen de un pequeño manantial que, aunque escaso, les permite mantener sus cultivos y su ganado.

Don Gustavo es un experto en el arte de la agricultura en condiciones adversas. Sabe injertar árboles y cultivar plantas en un terreno que, para muchos, sería infértil. “Yo sé injertar de todo, pongo las plantitas y las injerto y lo inyecto en tierra”, dice con orgullo. Su huerta es un testimonio de su habilidad y dedicación. Entre los cultivos destacan los mangos, de los cuales tiene varias variedades, incluyendo el mango criollo y el mango gordo.

El café es otro de sus orgullos. “Aquí no sabía que se daba café”, comenta alguien del grupo que lo visita. Don Gustavo sonríe y muestra las plantas, explicando cómo sabe cuándo están listas para la cosecha. “Cuando está así rojo, cuando ya se pone rojo”, dice mientras muestra un grano de café maduro. Su conocimiento es empírico, heredado de generaciones que han trabajado la tierra en estas montañas.

La vida en la sierra no sólo implica trabajar la tierra, sino también convivir con la naturaleza en su estado más puro. Don Gustavo habla de los venados que a veces visitan su huerta y de los coyotes que cazan en la zona. “Los pinches coyotes los atacan muy bien, grandes los pillan muy bien”, dice con una mezcla de admiración y resignación. También menciona las dificultades que enfrentan con las plagas, como la mosca que afecta a los frutales, y cómo los fumigadores ayudan a controlar el problema.

A pesar de los desafíos, don Gustavo asegura que se vive a gusto en la sierra. “Es tranquilo, muy tranquilo”, dice. Su hogar, conocido como “El Parralito”, es un refugio donde la familia se sostiene con lo que produce. “Aquí en la Sierra de la Laguna”, repite, como si quisiera recordar a todos que este lugar, aunque remoto, es parte de algo más grande.

Don Gustavo Bender Castillo es un hombre que ha vivido de acuerdo con los ritmos de la naturaleza. Su historia es un reflejo de la historia de muchas familias en la Sierra deLa Laguna: una mezcla de resistencia, adaptación y amor por la tierra. Aunque el mundo fuera de la sierra ha cambiado drásticamente, él y su familia mantienen vivas las tradiciones y los conocimientos que les permiten subsistir en este entorno único.

Al final del día, mientras el sol se oculta detrás de las montañas, don Gustavo mira su huerta con satisfacción. Sabe que, aunque la vida en la sierra no es fácil, es una vida llena de significado. Y mientras sus hijos y nietos continúen cultivando la tierra y llevando el apellido Bender, su legado perdurará en estas montañas, donde la historia y la naturaleza se entrelazan en un abrazo eterno.

Referencia:

Datos obtenidos de un video de la página “Tatul” de fecha 16 de marzo de 2025.

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Tierra Incógnita

Sealtiel Enciso Pérez

Profesor de Educación Primaria, Licenciado en Educación Especial y Maestro en Ciencias de la Educación. Labora en la Secretaría de Educación Pública y comparte su tiempo con su pasión por la historia de la California del Sur. Administra el grupo de Facebook “Conociendo Baja California Sur”. Nació el 22 de septiembre de 1969 en Puerto Vallarta, Jalisco, pero radica en Sudcalifornia desde hace 44 años. Actualmente, es Director de la Unidad de Servicios de Apoyo a la Educación Regular No. 17 y Maestro de Comunicación del Centro de Atención Múltiple “Gilberto Vega Martínez” en La Paz. Escribió la antología (E-Book) “Piratas, Corsarios y Filibusteros en la Antigua California”. Mención Honorífica en el VII Premio Estatal de Periodismo “Jesús Chávez Jiménez”, y ganador en Entrevista por su trabajo “Graciela Tiburcio Pintos, la leyenda de la biología de las tortugas”.

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