El Pato Ayala: Recuerdos salobres de un niño del malecón

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FOTOS: YouTube.

Tierra Incógnita

Sealtiel Enciso Pérez

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). La historia de un lugar no se mide solamente por sus edificios, ni por sus monumentos, sino por las voces que la han caminado, respirado y sentido. Una de esas voces que aún resuenan con la fuerza del mar de La Paz es la de don Alberto Ayala Luken, conocido cariñosamente como El Pato. Entrevistado por Juan Romero el 25 de septiembre de 2020, El Pato desentrañó un cofre de memorias que nos llevan de vuelta a un tiempo en que la ciudad era más costa que asfalto, más palomilla que tráfico.

Alberto nació “allí donde está El Bismarkcito, en la casa de la esquina”, en pleno corazón del malecón paceño. Su infancia transcurrió entre arenas cálidas y aguas transparentes, acompañado por personajes entrañables como don Miguel Aguilar, con quien exploraba los callitos, ese lugar donde el esterito empezaba sin caminos ni carreteras. En aquellos años, los postes de luz, o arbotantes, aún estaban colocados en medio de la calle, y los árboles, crecidos con libertad, se enlazaban de lado a lado como si se tomaran de la mano.

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La palomilla y los juegos del mar

La niñez de El Pato Ayala estuvo definida por su entorno: el mar. Mientras algunos niños crecían con canicas o trompos, él nadaba, buceaba y lanzaba la atarraya que le regaló su padre. Fue amigo de personajes como Arturo Winkler y Ángel César Mendoza Arámburo, quienes formarían parte de su círculo íntimo por años. Su escuela, la 20 de Noviembre, ubicada cerca del jardín Velasco, era un salón de madera donde reinaban la camaradería y los sueños pequeños de los grandes hombres del mañana.

Entre historias risueñas,El Pato recuerda también una de las primeras tragedias aéreas de La Paz: un avión que cayó cerca de la Hacienda, mucho antes del conocido accidente por la ETI No. 1. Era la época en la que los rumores eran tan veloces como las bicicletas, y cualquier suceso importante quedaba para siempre en la memoria oral del pueblo.

Travesías a nado y exploraciones submarinas

Uno de los pasatiempos favoritos de El Pato era nadar hasta El Mogote, acompañado de amigos como Tecolote Estrada y Alejandro Osuna. La pandilla cruzaba kilómetros de mar para sacar callos de hacha, buceando hasta el cansancio y regresando a casa con el orgullo de haber conquistado las aguas. En ocasiones, usaban una panga que les prestaba Poncho Rodríguez, aunque eso no evitaba que en más de una ocasión terminaran chapoteando con el agua hasta las rodillas por sobrecargarla.

El tiempo de las carreras y los motores

Ya adolescente, la pasión por el mar se mezcló con la velocidad. En 1955, El Patoparticipó en una carrera automovilística que salía desde La Paz rumbo a San José del Cabo y regresaba. En un tiempo donde no existían carreteras pavimentadas, esta travesía representaba tanto un reto como una aventura. Junto a Manuel Parra, el Güero Angulo, El Campanita y un puñado de valientes, recorrieron el trayecto en poco más de seis horas, enfrentando ejes rotos y arroyos crecidos. Aquella carrera, que sólo concluyeron siete de catorce autos, fue una hazaña para la época.

Aventuras en Guerrero Negro

En 1956, Alberto partió rumbo a Guerrero Negro junto a otros veinte hombres, contratados por el Sr. McCarthy. A bordo de un barco comandado por el Capitán Suárez, llegaron a un sitio aún en gestación. Allí trabajó en talleres, reparando vehículos y más tarde, gracias a su conocimiento del inglés, fue asistente del comodoro McFarland, parte de la poderosa flota del empresario Rudick.

Durante diez años, El Pato fue testigo del desarrollo de Guerrero Negro. Aprendió a maniobrar barcos, a enfrentar tempestades y a hacerse respetar en un mundo dominado por el mar y la sal. Llegó a ser capitán de puerto por parte de la compañía, y sus recuerdos de aquella época están llenos de trabajo duro, pero también de camaradería y aprendizajes inolvidables.

Las memorias que flotan como espuma

La vida de El Pato es la vida de muchos paceños de antaño: marcada por el mar, la tierra y la gente. En su relato, no hay nostalgia amarga, sino una alegría vibrante, una carcajada que se mezcla con los recuerdos. Habla de personajes como Carlos El Negro Benseman, el Liborio, el Güero Angulo, y tantos otros que tejieron con él la historia no oficial de La Paz.

Su paso por la gasolinera, sus travesuras en el malecón, las panquitas, las carreras, las tiendas como la de Chale Arámbulo, todo eso forma parte de un mural invisible que hoy cobra vida en sus palabras.¿

Un legado contado en voz viva

Al concluir la entrevista, El Pato no duda en agradecer. Sabe que su historia, aunque simple, tiene valor. Es un testimonio de una época más humana, más libre, donde las aventuras no venían en pantallas, sino en la experiencia vivida al aire libre. El 30 de diciembre de 2021, el Sr. Ayala Luken partió a su última morada. Que en paz descanse.

Este testimonio no sólo rescata las anécdotas de un hombre entrañable, sino también la esencia de una La Paz que ya no existe, pero que aún respira en la memoria de sus habitantes más antiguos.

Gracias, Pato, por compartir tu historia. Que nunca se pierda el eco de las voces que nacieron del mar.

Referencia

Video de Youtube https://www.youtube.com/watch?v=v54rnsSiLMA realizado por el Sr. Juan Romero.

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AVISO: CULCO BCS no se hace responsable de las opiniones de los colaboradores, ésto es responsabilidad de cada autor; confiamos en sus argumentos y el tratamiento de la información, sin embargo, no necesariamente coinciden con los puntos de vista de esta revista digital.

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Sealtiel Enciso Pérez

Profesor de Educación Primaria, Licenciado en Educación Especial y Maestro en Ciencias de la Educación. Labora en la Secretaría de Educación Pública y comparte su tiempo con su pasión por la historia de la California del Sur. Administra el grupo de Facebook “Conociendo Baja California Sur”. Nació el 22 de septiembre de 1969 en Puerto Vallarta, Jalisco, pero radica en Sudcalifornia desde hace 44 años. Actualmente, es Director de la Unidad de Servicios de Apoyo a la Educación Regular No. 17 y Maestro de Comunicación del Centro de Atención Múltiple “Gilberto Vega Martínez” en La Paz. Escribió la antología (E-Book) “Piratas, Corsarios y Filibusteros en la Antigua California”. Mención Honorífica en el VII Premio Estatal de Periodismo “Jesús Chávez Jiménez”, y ganador en Entrevista por su trabajo “Graciela Tiburcio Pintos, la leyenda de la biología de las tortugas”.

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