Sembrador de futuro: La huella indeleble de Domingo Carballo Félix

Tierra Incógnita

Sealtiel Enciso Pérez

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). Domingo Carballo Félix fue un educador emblemático de Baja California Sur, considerado uno de los «maestros de maestros» en la historia de la educación sudcaliforniana. Su trayectoria abarcó más de seis décadas de labor docente ininterrumpida, dejando una profunda huella en la formación de generaciones de maestros y alumnos de la región. Nacido a finales del siglo XIX cuando esta región aún era Territorio federal, le tocó vivir tiempos de transformación social y educativa: desde la turbulencia de La Revolución Mexicana hasta la consolidación del sistema educativo local a mediados del siglo XX.

Domingo Carballo Félix nació el 20 de agosto de 1897 en el rancho Los Inocentes, una localidad rural situada en las cercanías de la ciudad de La Paz, Baja California Sur. Sus padres fueron Domingo Carballo Martínez y Felipa Félix York, una familia de orígenes modestos pero valores arraigados. Desde temprana edad, Domingo absorbió de sus padres el amor por el trabajo y una peculiar afición por los refranes populares. Se dice que aprendió el valor del trabajo y cultivó el gusto por expresar sentencias mediante refranes, algo que caracterizaría su personalidad en la vida adulta. Este rasgo reflejaba no solo su inteligencia y creatividad verbal, sino también su capacidad pedagógica innata: a través de dichos y frases proverbiales transmitía enseñanzas morales y prácticas, dejando una impresión duradera en quienes lo rodeaban.

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Siendo aún niño, Carballo Félix se trasladó a La Paz para cursar su educación básica. Allí completó la escuela primaria en 1911, con un desempeño destacado. Su pasión por el aprendizaje pronto se transformó en vocación docente. Con apenas 14 años de edad, en el mismo 1911 solicitó incorporarse como ayudante de profesor en la Escuela Primaria Elemental de la cual egresó. Tras presentar un examen ante las autoridades educativas, obtuvo la aprobación unánime para ejercer como auxiliar docente, marcando así el inicio formal de su carrera magisterial.

Los primeros pasos de Domingo Carballo en las aulas coincidieron con un periodo difícil en México: La Revolución Mexicana. Durante 1912 y 1913, mientras la inestabilidad política y el conflicto armado sacudían al país, muchas actividades civiles se vieron interrumpidas. Baja California Sur no fue la excepción. Las labores escolares tuvieron que suspenderse temporalmente debido a la situación nacional. En esos años, el joven maestro trabajó en el pueblo de Todos Santos y en la propia ciudad de La Paz, pero las circunstancias adversas limitaron sus esfuerzos. No obstante, lejos de apartarse de su vocación, Carballo Félix aguardó el momento propicio para retomarla. Ese momento llegó en 1917, cuando restablecida cierta normalidad tras la revolución, se reanudaron las clases en la entidad. Domingo volvió a las aulas en La Paz, continuando su incipiente labor educativa con renovada determinación.

Inicios de la carrera docente y búsqueda de superación

Tras la Revolución, Domingo Carballo Félix se consolidó como un joven maestro comprometido. Durante los años finales de la década de 1910 impartió clases en escuelas locales de La Paz, ganándose la reputación de educador capaz y entusiasta. Su dedicación llamó la atención de las autoridades del entonces Territorio de Baja California Sur. En 1920, con tan solo 23 años, su excelente desempeño y anhelo de mejorar profesionalmente llegaron a oídos del gobernador territorial Agustín Arriola Martínez. En aquel tiempo, Baja California Sur carecía de instituciones de formación docente de nivel avanzado; los maestros talentosos a menudo debían buscar oportunidades de desarrollo en el centro del país. Así fue que el gobernador Arriola seleccionó a Domingo Carballo para integrar un grupo de jóvenes sudcalifornianos becados que viajarían a la Ciudad de México a proseguir sus estudios.

Domingo Carballo partió entonces hacia la capital como parte de este contingente de futuros docentes destacados. Allí se instaló en la Casa del Estudiante Sudcaliforniano, una residencia destinada a los estudiantes de la península que cursaban estudios en la metrópoli. Debido a su madurez y liderazgo, Carballo Félix fue nombrado responsable de la Casa del Estudiante, quedando al frente de su administración y de la coordinación del grupo desde muy temprano en su llegada. Este encargo adicional, lejos de ser un obstáculo, demostró su carácter inquieto y sus dotes organizativas.

Decidido a aprovechar al máximo la estancia en la capital, Carballo Félix ingresó a la Escuela Normal de México (también conocida como la Escuela Nacional de Maestros) para formarse profesionalmente como educador. Su paso por la Normal fue ejemplar. A pesar de las obligaciones de dirigir la Casa del Estudiante, encontró tiempo para realizar diversos cursos y talleres que enriquecieron su formación. Destacó en programas como las Misiones Culturales, la Cruz Roja Estudiantil y cursos de comercio, e incluso llegó a trabajar como profesor suplente en algunas escuelas de la capital durante sus años de estudiante. Esta intensa actividad demuestra una sed de conocimiento y un compromiso con la enseñanza que iban más allá del currículo formal.

En 1926, Domingo Carballo Félix concluyó sus estudios profesionales en la Escuela Normal, graduándose como profesor de educación primaria. Por sus méritos académicos y experiencia adquirida, se le ofreció de inmediato una plaza como maestro en la Escuela Anexa a la Nacional de Maestros. Este nombramiento en la capital representaba un honor y reconocimiento a su capacidad. Sin embargo, a pesar de las oportunidades en México, el corazón y la vocación de Carballo estaban ligados a su tierra natal.

Regreso a Baja California Sur y liderazgo educativo

En 1927, apenas un año después de graduarse, Domingo Carballo Félix decidió regresar al Territorio de Baja California Sur para aplicar en su comunidad los conocimientos adquiridos. Su retorno coincidió con un momento en que el sistema educativo local requería cuadros formados y con visión innovadora. Inicialmente fue asignado como inspector de zona escolar en el municipio de Los Cabos, concretamente en San José del Cabo, donde sirvió por aproximadamente un año. Esta función implicaba supervisar y asesorar a los maestros de la región, asegurando la calidad de la enseñanza en varias escuelas. La experiencia en San José del Cabo le permitió conocer de primera mano las necesidades educativas en comunidades rurales y alejadas de la capital.

Al cabo de un año, Carballo Félix fue trasladado nuevamente a la ciudad de La Paz, centro educativo del territorio, donde sus habilidades serían de mayor impacto. Gracias a su sólida preparación y experiencia, recibió nombramientos cada vez más importantes. Primero se incorporó como docente en la Escuela Normal Regional de La Paz, institución dedicada a la formación de maestros para la entidad. Apenas dos años después, en 1929, fue designado director de esta Escuela Normal Regional. Con solo 32 años de edad, Domingo asumía la dirección de un centro formador de docentes, prueba de la confianza que las autoridades depositaban en él y de su capacidad de liderazgo académico.

A inicios de la década de 1930, su carrera continuó progresando. En 1931 tomó el cargo de director de la Escuela Secundaria Número 14 de La Paz. Esta secundaria había sido fundada por el ilustre profesor e historiador Pablo L. Martínez Márquez, figura destacada de la educación sudcaliforniana, lo que añadía prestigio y responsabilidad al puesto. Durante esos años, además de sus roles administrativos, Carballo Félix seguía siendo maestro en el aula, interactuando directamente con alumnos. De hecho, décadas más tarde, autoridades educativas recordarían que el profesor Domingo Carballo, a la par de impartir conocimientos, inculcaba valores en cada clase. Su estilo cercano y formativo dejaba una impresión profunda en sus estudiantes, quienes lo veían como mentor y ejemplo a seguir.

En el ámbito personal, poco se ha difundido sobre su vida privada, pero se conoce que en 1932 contrajo matrimonio con la señorita Francisca Josefina Ruiz Cazessús. La pareja compartió 14 años de vida en común hasta que, lamentablemente, Francisca falleció en 1946, dejando viudo al profesor. No se tiene registro público de que tuvieran hijos, o al menos este dato no ha trascendido en las biografías disponibles, lo cual sugiere que Domingo Carballo enfocó gran parte de su energía vital en su vocación educativa y en sus alumnos, a quienes llamaba simbólicamente “mis niños” o “mis jóvenes” según testimonios de la época.

El espíritu inquieto de Carballo Félix lo llevó a buscar constantemente nuevos horizontes. En 1936 emprendió nuevamente el viaje a la Ciudad de México, esta vez para enriquecer su experiencia docente a través de la práctica en otros entornos. Durante un período trabajó como profesor en las Escuelas Secundarias Número 5 y Número 13 de la capital del país. Este intercambio le permitió familiarizarse con metodologías educativas de otras regiones y traer de vuelta ideas frescas para aplicarlas en Baja California Sur. Sin embargo, a pesar de sus logros fuera, su valor era mayor en su tierra. Por ello, en 1938 el Jefe Político, General Rafael Pedrajo, solicitó su retorno para que se hiciera cargo nuevamente de la dirección de la Secundaria No. 14 en La Paz. Carballo Félix aceptó el llamado, demostrando una vez más su compromiso con el progreso educativo sudcaliforniano.

Fundador de la Escuela Normal Urbana de La Paz

A inicios de la década de 1940, surgió un proyecto fundamental: la creación de una Escuela Normal Urbana en La Paz. El 5 de febrero de 1944 se fundó formalmente la Escuela Normal Urbana de La Paz, destinada a la formación de profesores de educación básica para toda la entidad. Domingo Carballo Félix, por su experiencia y prestigio, formó parte del claustro fundador de esta institución; inicialmente se integró como docente de asignatura en sus primeros cursos.

Pocos años después, en 1946, Carballo Félix fue nombrado director de la Escuela Normal Urbana de La Paz, posición desde la cual impulsaría decisivamente la consolidación de la Normal. Bajo su liderazgo, la Normal Urbana creció en calidad académica y en número de egresados, convirtiéndose en la principal fuente de maestros para las escuelas sudcalifornianas en las décadas subsiguientes. Sus exalumnos llevarían la impronta de su formación a todos los rincones del territorio, elevando el nivel educativo general. La institución, con el tiempo, llegó a ser tan emblemática que posteriormente fue honrada con el nombre de su director pionero: hoy es conocida como la Benemérita Escuela Normal Urbana «Profesor Domingo Carballo Félix», un tributo permanente a su legado.

Durante los años como director, Domingo Carballo continuó actualizándose y conectando la educación sudcaliforniana con las corrientes nacionales e internacionales. Por ejemplo, en 1964 su trayectoria al frente de la Normal fue reconocida por las autoridades federales, que le invitaron a viajar a Nueva York, Estados Unidos para asistir a un curso de actualización para administradores y directores de escuelas normales rurales. Este curso, impartido por la Universidad de Albany, tenía por objetivo introducir a educadores latinoamericanos en técnicas de gestión educativa modernas. Carballo Félix aprovechó la estancia de un mes para intercambiar experiencias con colegas de otros países, enriqueciéndose así de nuevas perspectivas que seguramente compartió a su regreso con la comunidad educativa local.

Reconocimientos, últimos años y fallecimiento

La larga y dedicada carrera de Domingo Carballo Félix le valió múltiples reconocimientos en vida. Su nombre se volvió sinónimo de magisterio ejemplar en Baja California Sur. En 1966, tras cumplir lo que oficialmente eran 30 años de servicio (aunque en la práctica llevaba más de 50 años enseñando), recibió la Medalla Rosaura Zapata Cano. Esta presea, otorgada por el gobierno del Territorio de Baja California Sur, llevaba el nombre de otra gran educadora sudcaliforniana, Rosaura Zapata, pionera de la educación preescolar en México. Que Carballo Félix fuera galardonado con la medalla que honraba a Zapata Cano subrayaba la continuidad de una tradición de educadores ilustres nacidos en esa tierra.

En 1971, la comunidad educativa le rindió un homenaje por sus 60 años de servicio magisterial ininterrumpido. Es difícil dimensionar el alcance de seis décadas enseñando: significa que Don Domingo había educado posiblemente a varias generaciones de una misma familia, viendo pasar por sus aulas a hijos, y quizá hasta nietos, de antiguos alumnos. Su constancia y amor por la docencia hicieron posible esta trayectoria longeva. Muchos en Baja California Sur lo llamaban ya “el maestro de maestros”, reconociendo que formó no solo a niños y jóvenes, sino también a los propios profesores que después continuarían su labor.

Culminando sus reconocimientos, en mayo de 1972 el gobierno federal de México le concedió la Medalla Ignacio Manuel Altamirano, máxima presea nacional para maestros por más de 40 años de servicio docente. Para Domingo Carballo, recibir la Altamirano era un sueño largamente acariciado; de hecho, había expresado que ese galardón sería la culminación perfecta de su carrera. Sin embargo, a sus 74 años, su salud ya estaba seriamente deteriorada y le fue imposible viajar a la capital para la ceremonia oficial. En un gesto excepcional, el entonces presidente de la república, Luis Echeverría Álvarez, hizo entrega personal de la medalla en La Paz, acudiendo hasta el lecho del profesor. Este hecho sin precedentes muestra la enorme estima y respeto que Domingo Carballo Félix se había ganado a nivel nacional; pocas veces un Presidente se desplaza para condecorar a alguien en persona, lo que da cuenta de la estatura moral de este educador.

Lamentablemente, la vida de Domingo Carballo Félix llegaba a su ocaso. Apenas unos meses después, el 17 de agosto de 1972, falleció en la ciudad de La Paz, tres días antes de cumplir 75 años de edad. Con su muerte, Baja California Sur perdió a uno de sus más grandes maestros, cuya “fructífera existencia” —como la describieron los cronistas— estuvo “signada por la vocación magisterial, la enseñanza y el ejemplo de servicio docente”. Sus restos fueron sepultados inicialmente en el panteón de Los San Juanes, en La Paz. A manera de homenaje póstumo, años después el gobierno estatal decidió trasladar sus cenizas a la Rotonda de los Sudcalifornianos Ilustres (espacio dedicado a las figuras más destacadas del Estado). La reinhumación ocurrió el 15 de mayo de 1986, fecha desde la cual Domingo Carballo Félix reposa en ese recinto de honor, junto a otros prohombres y promujeres de la historia sudcaliforniana.


Legado y vigencia de su influencia

El legado de Domingo Carballo Félix perdura de múltiples formas en la sociedad sudcaliforniana. Ante todo, permanece vivo en la Benemérita Escuela Normal Urbana «Profr. Domingo Carballo Félix» de La Paz, institución que lleva orgullosamente su nombre y que continúa formando docentes para todo el Estado. Generación tras generación de maestros normalistas se gradúan inspirados por el ejemplo de don Domingo. Muchos de ellos conocen su historia y sus aportes, y encuentran en su figura un modelo de vocación y servicio. No es casualidad que una de las preseas académicas locales sea la Medalla al Mérito en la Investigación “Maestro Domingo Carballo Félix”, instaurada por la propia Escuela Normal para incentivar la investigación educativa en honor a su antiguo director. De esta manera, su nombre sigue asociado al impulso de la calidad educativa y la búsqueda de conocimiento.

Asimismo, Domingo Carballo es recordado cada año en fechas significativas. El 17 de agosto, día de su aniversario luctuoso, suele haber actos conmemorativos en la Rotonda de los Ilustres y en la comunidad educativa. Por ejemplo, en 2023, al cumplirse 51 años de su partida, autoridades de los tres niveles de gobierno montaron guardia de honor en su tumba y resaltaron su figura en discursos públicos. En esos homenajes se le evoca como “el maestro de maestros en Baja California Sur”, reconociendo que con su ejemplo “enseñó que el verdadero maestro promueve en sus alumnos aprendizajes para ser mejores personas y transformar su entorno”. Testimonios de exalumnos ilustres, como la propia Secretaria de Educación estatal (quien fue discípula de Carballo Félix en la materia de español), dan fe de cómo “en cada una de sus clases, además de impartir conocimientos, fomentaba valores en sus estudiantes”. Este énfasis en la formación integral del alumno –conocimientos y valores– es quizás una de las huellas más profundas que dejó su práctica docente.

La influencia de Domingo Carballo Félix trasciende incluso el ámbito educativo para impregnar la identidad regional. Se le considera un prócer sudcaliforniano, al punto de que en 2022 el Congreso del Estado de Baja California Sur decretó nombrar ese año oficial como “2022, Año del Profesor Domingo Carballo Félix”. Esta declaratoria, aprobada por unanimidad legislativa, coincidió con el cincuentenario de su fallecimiento y con el “Mes de la Sudcalifornidad”, exaltando los valores que él defendió. Gracias a ese acuerdo, la documentación oficial de las dependencias públicas llevó durante todo el año la leyenda con su nombre, asegurando que la ciudadanía en general recordara su figura y su legado al menos con una nota al pie de cada oficio. Este acto simbólico demuestra el amplio consenso en torno a la importancia histórica de Carballo Félix para la comunidad.

En el plano historiográfico y cultural, la vida de Domingo Carballo Félix ha sido objeto de estudios, libros y crónicas regionales. Historiadores y escritores locales han documentado su trayectoria en obras biográficas y en el contexto de la evolución de la educación en Baja California Sur. Por ejemplo, el investigador Gilberto Ibarra Rivera publicó en 1983 “Vida y obras de Domingo Carballo Félix”, un texto que explora detalladamente su biografía y contribuciones. Asimismo, Carballo Félix aparece referido en diccionarios históricos y compilaciones de sudcalifornianos ilustres, asegurando que las nuevas generaciones tengan acceso a la memoria de su obra. Todo este acervo bibliográfico, junto con los relatos orales de sus antiguos alumnos, configura un retrato vívido de un maestro ejemplar que supo “defender los valores de la Sudcalifornidad” formando ciudadanos comprometidos.

Conclusión

La trayectoria de Domingo Carballo Félix nos muestra cómo un educador con visión, entrega y amor por su tierra puede impactar profundamente en el desarrollo de su comunidad. A lo largo de sus 75 años de vida –y más de 60 de servicio docente–, Carballo Félix participó en la profesionalización de la enseñanza en Baja California Sur, desde la creación de instituciones clave como la Escuela Normal Urbana de La Paz hasta la formación directa de decenas de maestros y miles de estudiantes. Fue testigo y actor en un periodo crucial: vio la transición de un territorio aislado con escasos recursos educativos, a una entidad con un sistema formador de docentes propio y con un creciente sentido de identidad cultural. Su legado perdura en las instituciones que fundó o dirigió, en las medallas y reconocimientos que llevan su nombre, y sobre todo en el recuerdo de sus enseñanzas.

Para el público general latinoamericano, la historia de Domingo Carballo Félix es inspiradora y aleccionadora. Nos recuerda el valor de los educadores como agentes de cambio social. En tiempos donde la calidad educativa sigue siendo un desafío en muchas regiones, el ejemplo de Carballo Félix –quien inculcó conocimiento y valores a la vez– cobra relevancia. Su vida demuestra que la educación no se trata solo de impartir materias, sino de formar seres humanos íntegros, orgullosos de su cultura y capaces de mejorar su sociedad.

En perspectiva futura, el modelo que legó Domingo Carballo sigue vigente: la apuesta por la educación con identidad y sentido comunitario. Sus sucesores en las aulas de Baja California Sur y de toda Latinoamérica pueden mirar su ejemplo para reafirmar la noble misión del magisterio. Como solía hacer él, tal vez debamos recurrir a la sabiduría de un refrán para cerrar esta biografía: “Educar es sembrar en el presente para cosechar en el futuro”. Sin duda, Domingo Carballo Félix sembró en su presente las semillas del futuro educativo de Sudcalifornia. Hoy esas semillas son árboles frondosos: profesionales de la enseñanza, instituciones sólidas y generaciones de sudcalifornianos con valores, todos frutos del trabajo incansable de un maestro ejemplar.

Referencias

Vida y obras de Domingo Carballo Félix – Gilberto Ibarra Rivera (Ed. Gobierno de BCS, 1983).

Maestros Domingo Carballo Félix y Jesús Castro Agúndez, sudcalifornianos ilustres – Francisco J. Carballo Lucero et al. (Gobierno de BCS, 1986).

Sudcalifornianos ilustres de la rotonda: Vida y obra de Manuel M. de León, Rosaura Zapata, Domingo Carballo F., etc. – Instituto Sudcaliforniano de Cultura (ISC, 2016).

Historia de la educación en Baja California Sur, siglo XX – Gilberto Ibarra Rivera (ISC, 1994).

Diccionario Sudcaliforniano: Historia, Geografía y Biografías de BCS – Gilberto Ibarra Rivera (ISC, 2016).

CONMEMORAN ANIVERSARIO LUCTUOSO DEL MAESTRO DOMINGO CARBALLO FÉLIX – Gobierno de Baja California Sur.

Aprueba Congreso declarar el año 2022 como: “2022, año del profesor Domingo Carballo Félix” y “2022, año de los Pueblos Indígenas y Afromexicanos”.

Domingo Carballo Félix, de aquellos maestros que hicieron historia – CULCO BCS.

Crónicas sudcalifornianas.

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