Rodolfo Vizcaíno “El Cacho”, una leyenda de la guitarra en El Valle

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FOTOS: Cortesía, excepto donde se señala.

El Beso de la Mujer Araña

Por Modesto Peralta Delgado

 

Ciudad Constitución, Baja California Sur (BCS). En 2017, Rodolfo Vizcaíno López —cariñosamente conocido como El Cacho—, tocó por última vez la guitarra eléctrica. Fue en una invitación que tuvo en Guadalajara, Jalisco, donde le pusieron la pista original de Samba pa ti de Santana, y se la echo de corrido, así, como va, como un día la fue escuchando para irle “sacando” los requintos, y con esa misma destreza y rapidez para tocar la lira que no tienen todas las manos, y que lo convirtió en un importante referente de la música viva en Ciudad Constitución.

Hoy en día, sobrevive un cáncer en los huesos que lo ha mantenido con inmovilidad, saliendo poco de casa, pero rodeado del amor y cuidado de su esposa e hijos. Una tarde de febrero fui a verlo a su casa y platicamos. Hace varios años, cuando intenté tocar la guitarra, fue mi maestro en la Escuela de Música “Vitalina Ayala” en El Valle; pero de toda la vida, me tocó verlo amenizar fiestas en salones o en la Feria Expo Comondú. Los Creyentes, del cual formó parte, siempre habrá de ser recordado como una de las principales agrupaciones musicales que ha tenido Comondú. Luego de esa tarde, compartimos aquí la historia de este excelente músico.

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El Cacho —cuyo apodo le puso su padre—, nació el 1 de enero de 1954 en Cihuatlán, Jalisco. A los 19 años llegó a Ciudad Constitución. “En ese tiempo el grupo ya estaba formado, Los Creyentes ya estaban listos. Llegamos aquí y esperamos a que llegaran también los instrumentos y el equipo de Guadalajara. Después nos empezamos a dar a conocer en las rancherías, como en Palo Bola o Villa Morelos. Eso fue en 1973. Los Creyentes en su momento fueron uno de los grupos más importantes. Aquí no había muchos grupos, sólo Los Maxs, Los Wanders y nosotros; pero los que tocábamos más, éramos nosotros. Tocábamos de todo, rock, cumbia, boleros, rancheras e instrumentales. Siempre amenizábamos la Feria”.

Los Creyentes estaba integrado por una sola familia: Roberto Vizcaíno (fallecido) tocaba el bajo; Librado, el órgano; Ricardo, la batería; y Rodolfo tocaba el requinto. “Mi hermana tocó la armonía, pero se casó en 1975 y dejó el grupo. El vocalista era Ricardo. En ese tiempo contábamos con Alfonso Alcántar, un cantante que nos ayudaba. Todo fue muy bonito. A mi padre le tocó la época del cultivo de algodón y trigo”.

Rodolfo Vizcaíno tenía apenas 18 años cuando el padre decidió convertir a su familia en un grupo musical. “Estábamos en Guadalajara, y mi papá se dedicaba a preparar cueritos en vinagre; entonces, en aquellos días empezó a escasear el cuero. Nosotros teníamos que ir a los pueblos de Jalisco a comprar el cuero con pelo, después volvíamos a Guadalajara y cocinarlos en su punto para quitarle el pelo. Ya estábamos grandecillos cuando mi padre nos compró aparatos musicales para entretenernos y que aprendiéramos un oficio (…) Librado y yo fuimos a estudiar música por nota en el Conservatorio de Guadalajara. Los demás fueron líricos”.

De Los Bukis a Pérez Prado

Aunque Los Creyentes nunca grabaron un disco con temas originales, a la agrupación le tocó el tiempo dorado de El Valle, cuando el cultivo de algodón dejaba ver el dinero en fiestas y fastuosos bailes; recordó que a la Feria de Ciudad Constitución llegaron a ir Juan Gabiel y Vicente Fernández. Y como guitarrista, le tocó amenizar junto a grupos como Los Bukis, Los Muecas y Los Potros, entre otros. Éstos grupos, y otros como Los Babys, Los Freddys y Los Muecas —sostiene— fueron de sus favoritos, con los que se apegó y fue aprendiendo.

Y de entre esos recuerdos, escarba en la memoria para comentar cuando tocó la guitarra eléctrica en el concierto que dio Pérez Prado con la Orquesta Colorado Naranjo de Manzanillo. Sería en los primeros años de la década de los 80’s en Ciudad Constitución. “Se presentó en local “Fierro y acero” del señor Rodarte, su hijo se llama Ramiro Rodarte. En ese concierto Pérez Prado ya no quería tocar otra serie, le habían pagado 80 mil pesos, ¡era mucho dinero, más que ahorita! Y el señor Rodarte sacó una pistola y le dijo “Vas a tocar porque vas a tocar”… Y sí, tocó otra serie. !Bien bonito tocaban!”.

Semillero de guitarristas

Rodolfo Vizcaíno fue fundador de la Escuela de Música “Vitalina Ayala Árciga” de Ciudad Constitución. Allí trabajó 33 años enseñando guitarra acústica y eléctrica. Cuenta que de 1979 a 2012, serían cerca de 100 alumnos los que él tuvo a su cargo. Entre ellos, este que escribe y que salió malo para la música, pero que aún recuerda esas clases en la escuela ubicada en la Unidad Deportiva. Esas clases, ensayando a veces en medio de esas arboledas, eran un disfrute y un sano entretenimiento, que hasta la fecha sigue. “Francisco Céspedes fue mi alumno, también un muchacho que anda con la banda La Trakalosa”, dijo.

FOTO: Ayuntamiento de Comondú.

Que siga el romanticismo

Nuestro querido Cacho lleva 6 años con mieloma múltiple. Para tratar este cáncer en los huesos ha pasado por quimioterapia, y ahora se aplica ese medicamento con pastillas. “No debo mover mucho las manos porque se pueden volver a quebrar. El doctor, un médico muy bueno, me dijo que las fracturas que tenía ya se soldaron, pero no descarta que puedan aparecer otras nuevas (…) Empiezan a doler mucho los brazos, las clavículas. Luego en el ISSSTE me sacan placas y confirman que está quebrado el hueso, luego me ponen yeso.  Sólo queda encomendarse a Dios y a los doctores”.

Rodolfo Vizcaíno López, “El Cacho”, y su familia. FOTOS: Modesto Peralta Delgado.

Es probable que algunos no sepan este mal que le aqueja, y por lo mismo, procura no salir, pues hasta un apretón de manos o un fuerte abrazo, como realmente los amigos quisiéramos darle, puede perjudicar sus huesos. Pese a esto, se ve contento de compartirnos su pasado, un pasado que ha de recordar las glorias de El Valle en tiempos de bonanza… Y de baile y romanticismo. “Que la juventud le eche ganas a la música, que traten de producir y cantar música variada.  Que no dejen el romanticismo, que jamás lo descarten. Que hay que impulsar la música”, fueron las palabras con las que cerró nuestra entrevista.

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