Nostalgia por la FIL de Guadalajara

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FOTO: Internet.

Colaboración Especial

Por José Leónidas Alfaro Bedolla

San José del Cabo, Baja California Sur (BCS). Algunas personas me han comentado que en los últimos años han dejado de asistir a tan sonada fiesta, la del libro, la feria más grande y visitada en América Latina. Y es que la verdad, el evento en sí, se ha convertido más en un encuentro de negocios que expone diversidad de stands que atienden bellas edecanes; te invitan a degustar bebidas y bocadillos, información turística y desde luego libros, también sirve el evento como pasarela de personajes, donde como siempre, los políticos intentan aprovechar para vender la imagen, cuidando no encontrarse con algún odioso periodista que los meta en un brete con aquello de: “¿cuáles son tus tres libros preferidos?” Pero a pesar de todo esto, te deslumbra la inmensidad de libros expuestos, y la imaginación se despierta para aprovechar ese universo.

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Desde hace años, los organizadores presumen los números que cada vez son mejores en cuanto a asistentes y negocios realizados, lo cual tiene su razón, pero la esencia importante de la Feria, debería ser la resonancia de los creadores de literatura e intelectuales que en ella participan, pero no ha sido así en los últimos años. Han acaparado más la atención, casos como el tropezón de Enrique Peña Nieto.

Y es que también el listado de escritores de relevancia se ha reducido de manera muy notable, lejos han quedado los tiempos de los que brillaban por la profundidad y el reflejo de sus aportes a las letras, me refiero a talentos como: Octavio Paz, Jorge Ibargüengoitia, Salvador Elizondo, José Emilio Pacheco e Ignacio Padilla. Ellos se fueron y nos dejaron huérfanos, nos hemos quedado sin la brillantez de sus quehaceres que dieron lustre a las letras mexicanas. Aunque de origen extranjero, pero sí de pensamiento y alma mexicana, nos queda, como divina perla, Elena Ponatowska; y David Toscana, un regiomontano que ha alcanzado niveles envidiables dentro del mundo literario, su prosa y estilo son de un poder que ha llamado la atención en Europa y países como Argentina y Chile.

Es de lamentarse también la ausencia de Daniel Sada —1953-2011—, un escritor nacido en Mexicali, quien había logrado la atención de la crítica internacional, en especial la española que lo estimaba como una promesa solida con posibilidades de alcanzar un puesto de honor en las letras latinas, como aquellos de mediados del siglo XX, me refiero a: Octavio Paz, Julio Cortázar, Mario Vargas Llosa, José Donoso, Juan Rulfo, Carlos Fuentes, Gabriel García Márquez y Jorge Luis Borges. Ellos lograron abrir la ostra europea con aquello del Boom Latinoamericano. Incluso, algunos se ratificaron con el máximo galardón: el Nobel de Literatura: de Guatemala, Miguel Ángel Asturias, la chilena Gabriela Mistral y el mexicano Octavio Paz. Quienes también han dado resonancia a la literatura mexicana, y por ello galardonados con el Premio Cervantes, considerado el ‘Nobel latino’, ellos son los mexicanos: Sergio Pitol, Carlos Fuentes, Octavio Paz, José Emilio Pacheco, Fernando del Paso y Elena Poniatowska. Todos ellos han engalanado la FIL, miles de lectores, entre ellos el que esto escribe, visitó la feria con el único propósito de admirarlos. Puedo presumir que tuve muy cerca a don José Emilio Pacheco, Fernando del Paso, Carlos Fuentes, Elenita y en una ocasión cené con don Álvaro Mutis, celebre poeta y novelista colombiano que alguna vez fuera compañero de celda de José Revueltas, también fue compatriota y gran amigo de ‘El Gabo’.

Esta vez Madrid, representando a España, es la invitada. Seguramente presentarán lo mejor de su cultura, entre otras actividades el cante hondo y el tablao. Pero quien llenará el salón Juan Rulfo, ese es el intelectual, novelista, dramaturgo y filósofo: don Fernando Savater Martín. Este gran escritor es especialista en la definición de la ética. Su estilo es irreverente, contestón, con una clarividencia envidiable. Le he visto desarrollar interesantes temas sobre nacionalismo, la naturaleza del poder y la democracia. A la hora de intervenir es sarcástico, pero con un poder de persuasión que no deja dudas del dominio que ejerce por su erudición; es un incansable intervencionista en polémicas culturales, estéticas y políticas. Algunas de sus obras: Apología del sofista, Escritos politeístas, La piedad apasionada y Nihilismo y acción.

De las personalidades que serán reconocidas son: con el premio Sor Juana Inés de la Cruz, la escritora, actriz y guionista de Santiago de Chile, Nora Fernández. Algunas de sus novelas: Mapacho de 2012 y La dimensión desconocida de 2016. Antonio Helguera, caricaturista mexicano será reconocido con el Premio La Catrina, por su interesante e ingenioso aporte con el que distingue a los personajes, esos que se salen del carril… sí, adivinaste, el 95% de sus clientes son los políticos mexicanos. También será galardonada la fotógrafa mexicana Graciela Iturbide, por su alcance de gran valor dentro del mundo periodístico; ha sido reconocido su trabajo en muchos países de América Latina.

Es notable la ausencia de galardones para escritores mexicanos, la creación que inspira la narcopolítica, aún con el poderío de la mafia en el poder, no da para eso; el nauseabundo estiércol ahuyenta toda posibilidad.

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Gobernador Quirino Ordaz Coppel: la nación entera y miles de personas en el extranjero, estamos exigiendo ¡Justicia! ¡Justicia! ¡Justicia! para Javier Valdés Cárdenas y los más de 1300 asesinatos que lleva registrado el primer año de SU gobierno. 

*Leónidas Alfaro Bedolla. Escritor de la novela La agonía del caimán. De venta en librerías: Educal, Gonvill, México y Porrúa.

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José Leónidas Alfaro Bedolla

Nació en Culiacán, Sinaloa en octubre de 1945. Actor experimental de teatro, vendedor, aventurero trotamundos y escritor por necesidad existencial. Autor de la novela “Las amapolas se tiñen de rojo” y “La agonía del caimán”. Vive en San José del Cabo. 
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