La llegada de José de Gálvez a la península de California: el despojo y la ambición

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FOTOS: Cortesía.

Tierra Incógnita

Por Sealtiel Enciso Pérez

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). Mucho se ha hablado de la gran odisea que representó el traslado, en el año de 1769, de cientos de soldados, indígenas y sacerdotes de la California peninsular hacia las tierras norteñas, las cuales habían sido bautizadas hacía casi 90 años con el nombre de Nueva Albión, por el corsario y explorador Francis Drake. El impulsor de estas acciones, largamente acariciadas por los Jesuitas y el gobierno de la Nueva España, las trazó y planificó el visitador de la corona española José de Gálvez en el poblado de Santa Ana durante el año de 1768.

José Bernardo de Gálvez y Gallardo, marqués de Sonora, el cual era su nombre completo, fue un destacado jurista español. Fue enviado por el Rey de España, Carlos III, con el propósito de implementar una serie de reformas en la Nueva España, las cuales a la postre se conocieron como Borbónicas y que tenían como objetivo principal el reordenamiento administrativo y hacendario de las colonias españolas en América, así como el promover las acciones necesarias para que la recaudación de impuestos se hiciera mayor y así la entrada de dinero fresco a las arcas reales se incrementara de forma permanente.

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El citado Marqués de Sonora era un hombre muy culto y sumamente inteligente. Desde su más tierna infancia fue detectado por personas de gran abolengo y cargos importantísimos dentro de la Corte española, lo cual garantizó, por un lado, su ascenso en el sistema cortesano y, al mismo tiempo, el que recibiera la mejor educación en una de las universidades más prestigiosas de aquel país. Desde su juventud de Gálvez demostró una gran astucia y planeación de su vida, por lo que contrajo matrimonio en varias ocasiones con miembros de familias destacadas y que le ofrecieran un beneficio en cuanto a poder y relaciones en la Corte.

Tal fue el caso de su segundo matrimonio con Lucía Romet y Richelin, de ascendencia y nacionalidad francesa, cuyas relaciones le permitieron convertirse en abogado de la embajada de Francia en Madrid. Sobra decir que cuando la casa de los Borbones, de ascendencia francesa, subió al trono español, se vio ampliamente beneficiado con puestos de gran responsabilidad y poder, siendo el hombre de la mayor confianza del rey Carlos III y al cual confió su proyecto de reformas, que se encargaría de implementar en la Nueva España.

Cuando en el año de 1765 llega al puerto de Veracruz, empieza una serie de viajes por todo el virreinato con el objetivo de conocer la situación política, social y económica de estas posesiones españolas. Al mismo tiempo, inicia con un sistemático e implacable programa de reordenamiento de la hacienda española con el fin de establecer el programa que habían fijado el rey y él. Dentro de las acciones que llevó a cabo en 1767, se encuentra la expulsión de los Jesuitas de todos los territorios españoles, lo anterior motivado por las constantes quejas que se tenían sobre la negativa de los sacerdotes de esta Orden, de acatar las reformas que se impulsaban y su obstinación a no comerciar con países o corporaciones no católicos. Huelga decir que la aplicación de esta medida tan drástica llevó a confrontaciones sangrientas en las que cerca de un centenar de españoles que se opusieron a la expulsión de los religiosos fueron ahorcados, muchos más azotados y otros tantos encarcelados.

Fue a finales de ese año y la primera mitad del siguiente, que inició una serie de acciones bélicas contra los grupos de indígenas que habitaban las regiones del noroeste novohispano, con el propósito de desmantelar su capacidad de acción y someterlos a las demandas de la Corona. Las acciones emprendidas tuvieron pocos resultados reales, debido a que las tropas españolas desconocían los vericuetos de las montañas donde se ocultaban los naturales, así como la dificultad de conseguir alimento suficiente para sostener tropas que mantuvieran una lucha prolongada en aquellos terrenos. Fue así como dejó por la paz este asunto y decidió dirigir sus energías a concretar un sueño largamente acariciado por el poder virreinal: la colonización de las tierras al norte de la California.

Fue el 12 de julio de 1768, cuando el visitador José de Gálvez arriba al puerto de La Paz, procedente de San Blás, y de inmediato se dirigió a uno de los primeros enclaves no misionales de la California, el Real de Santa Ana. En este sitio se puso en contacto con el potentado minero Manuel de Ocio así como con Gaspar Pisón, a los cuales manifestó su deseo de iniciar la colonización de las tierras del norte de la California, con el objetivo de establecer misiones permanentes en aquellos sitios para que ofrecieran una defensa contra los destacamentos rusos e ingleses, que ya se atrevían a invadir estas tierras que, hasta la fecha, se mantenían ajenas a la presencia de las fuerzas españolas.

Sin embargo las medidas que tomó de Gálvez para aplicar su plan, no fueron nada positivas para este par de caciques. En primer lugar ordenó a de Ocio que le vendiera su almacén, en el cual comerciaba las mercancías a los habitantes de aquellas regiones, lo anterior con el fin de minar el poder absoluto que tenía este rico hacendado con el monopolio en la venta de sus artículos. También promulgó una serie de medidas que buscaban favorecer la entrada de más personas y capitales para la explotación de la minería, ganadería y agricultura, con el objeto de que, al adquirir las tierras e iniciar estas actividades productivas, pagaran los respectivos impuestos a la corona española, cosa que nunca realizaron los sacerdotes jesuitas que por 70 años habitaron en esta península.

Además de lo anterior, impuso préstamos forzosos a ambos hacendados, de Ocio y Pisón, para poder costear la expedición hacia el septentrión. Los obligó a que cedieran cientos de cabezas de ganado vacuno, porcino, caprino, caballar y mular para trasladarlo hacia las nuevas misiones y así poder alimentar a los colonos en su tránsito y empezar la reproducción de estas especies al arribar a su destino. Aunado a lo anterior, obligó a todos los sacerdotes Franciscanos, que habían tomado posición de las misiones al relevar a sus antecesores Jesuitas, a que cedieran muchos de los artefactos litúrgicos que con tantos trabajos se habían adquirido para estos templos: cálices, sagrarios, candelabros, relicarios, pinturas, grabados, etc. Fue uno de los saqueos más ignominiosos que sufrieron los antiguos templos californianos. Aún muchos de estos artefactos pueden admirarse en las ex misiones que se fundaron en la Alta California.

Como ya se ha mencionado “En cuanto llegó a la bahía de La Paz, de Gálvez convocó al gobernador de California, Gaspar de Portolá, al comandante del presidio de Loreto, don Fernando de Rivera y Moncada, y al presidente de las misiones californianas, fray Junípero Serra. Todos se reunieron en la casa de don Manuel de Ocio, en el Real de Santa Ana con el objeto de planear y organizar la estrategia para ocupar la Alta California.  El plan fue llevar a cabo cuatro expediciones: dos por mar y dos por tierra, las que saldrían de la Antigua California y se reunirían en la Bahía de San Diego para fundar ahí la que sería la primer misión de la Nueva California, la de San Diego de Alcalá, la que actualmente es la ciudad de San Diego (California). De inmediato a esta fundación, saldría una expedición por tierra, la que buscaría la Bahía de Monterrey, para fundar ahí una segunda misión, la de San Carlos Borromeo. Estamos hablando de una gran expedición que recorrería más de 2 mil kilómetros.

Como sabemos, estas expediciones se llevaron a cabo en el transcurso de 1769, hace 250 años, y fueron todo un éxito, no sólo lograron fundar las dos misiones planeadas, y con ello dar inicio a la Nueva o Alta California, sino que además descubrieron la Bahía de San Francisco, la que ninguno de los cientos de navegantes que habían explorado y pasado frente a las costas de la Alta California llegaron a ver, y la razón fue por su boca estrecha y siempre llena de niebla. Solo por tierra llegó a ser descubierta, a fines de 1769. De esta manera fue fundada la Alta California, actualmente California, Estados Unidos.” (1)

Una vez que planeó esta colonización, el Marqués de Gálvez se retiró de nuestra península para nunca volver, dejando en las manos del primer gobernador de nuestras tierra, Gaspar de Portolá, el que comandara esta misión y fuera auxiliado en la parte religiosa por uno de los hombres cuya huella aún persiste hasta nuestros días, Fray Junípero Serra.

La colonización de la Alta California se sustentó en el despojo de las iglesias de sus ornamentos litúrgicos, así como las arbitrariedades contra los hombres que, si bien es cierto habían amasado una gran fortuna sustentada en prácticas no muy benéficas en las relaciones laborales con sus trabajadores, siempre estuvieron plagadas del riesgo de quedar en la ruina, y cada uno de esos pesos fueron obtenidos con lágrimas y a través de grandes carencias. La ambición del Marqués de Gálvez por concretar esta encomienda de hacer producir dinero para las cajas reales y establecer enclaves permanentes en la Alta California fue un éxito, sin embargo, a costa del porvenir de nuestra California peninsular por muchos años.

 

Bibliografía:

“Santa Ana: pueblo olvidado donde se planeó la fundación de la Alta California.” Carlos Lazcano Sahagún

TESIS DOCTORAL “Bernardo de Gálvez y América a finales del siglo XVIII” MEMORIA PARA OPTAR AL GRADO DE DOCTOR PRESENTADA POR Gonzalo M. Quintero Saravia.

AVISO: CULCO BCS no se hace responsable de las opiniones de los colaboradores, esto es responsabilidad de cada autor; confiamos en sus argumentos y el tratamiento de la información, sin embargo, no necesariamente coinciden con los puntos de vista de esta revista digital.

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Tierra Incógnita

Sealtiel Enciso Pérez

Profesor de Educación Primaria, Licenciado en Educación Especial y Maestro en Ciencias de la Educación. Labora en la Secretaría de Educación Pública y comparte su tiempo con su pasión por la historia de la California del Sur. Administra el grupo de Facebook “Conociendo Baja California Sur”. Nació el 22 de septiembre de 1969 en Puerto Vallarta, Jalisco, pero radica en Sudcalifornia desde hace 44 años. Actualmente es Director de la Unidad de Servicios de Apoyo a la Educación Regular No. 17 y Maestro de Comunicación del Centro de Atención Múltiple “Gilberto Vega Martínez” en La Paz. Escribió la antología (Ebook) “Piratas, Corsarios y Filibusteros en la Antigua California”.

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