¿Habrá un reencuentro de “Los Huizapoles”? ¡Ah chingados, ¿se separaron?! (II)

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Raúl Conde Peraza y Armando Sepúlveda Rocha, “Los Huizapoles”. en entrevista para CULCO BCS. Fotos: Modesto Peralta Delgado.

La Paz, Baja California Sur (BCS). En entrevista para CULCO BCS, Raúl Conde Peraza y Armando Sepúlveda Rocha contaron en exclusiva la historia de “Los Huizapoles”, sus mayores triunfos, la ruptura luego de aproximadamente 30 años de carrera y si desean volver a reunirse o no, juntos, en un escenario. No te pierdas la primera parte de este reportaje AQUÍ.

Habiendo surgido de un concurso nacional de música latinoamericana en la Ciudad de México en 1976, y volverse a ver para tocar en La Paz a principios de los años 80’s, finalmente, Raúl bautizó la formula como “Los Huizapoles” en 1984, justo antes de presentarse en el bar Noche de Ronda, en esta ciudad.

Debut y despedida, con Juan Ramos

Ese mismo 1984, Juan Ramos era el director de Cultura Municipal, recuerda Raúl. Lo conocieron y fue una parte clave en su historia, que también terminó en ruptura, en este caso —y según esta versión—, por cuestiones de repartición del dinero y “porque todos se creían un chingo”. Cuando los conoció le contaron de sus andanzas en México, y “le gustó el esquema y luego él nos platicaba charras”. En 1986 se inauguró el Teatro de la Ciudad, en La Paz, pero “lo estaba manejando una bola de gente mamona”, sin embargo entre 1987 y 88, cuando Lupe Castro fue la directora de este recinto, comenzó la época de oro de Los Huizapoles, con llenos totales en su espectáculo Cantos, bailes y anécdotas de Baja California Sur.

Raúl contó que se le ocurrió que ellos tocarán piezas folclóricas para su maestro, Mauricio Bautista, y la idea les encantó a todos. Ambientado en un rancho sudcaliforniano, fusionaron las anécdotas, chascarrillos y la música popular con la danza típica de BCS. Participaron “Los Huizapoles”, Juan Ramos y alrededor de 12 bailarines del Ballet Folkclórico del Estado bajo la batuta de El Capitán. “Fue la primera vez que nos pusimos ‘la cuera’ a sugerencia de Mauricio Bautista, mi maestro de danza” y el concepto “fue un putazo. Dimos unas 30 funciones y con 20 llenos totales, atascado el teatro. Semana por semana se nos retacaba el teatro, venía gente de todo el estado”, dijo Raúl. Armando recuerda que a esos shows, y bajo la misma tónica, le siguieron Añoranzas rancheras y Los Huizapoles en la playa, en La Ventana y en Hawaii, entre otras. El Teatro de la Ciudad —coincidieron ambos—fue el mejor foro para proyectarlos, consiguiendo llenar decenas de veces el aforo para casi 1,200 personas.

Sin embargo, los problemas con Juan Ramos —explica Raúl— fue desde esas primeras presentaciones, pues lo consideraban “la estrella” del show y pretendía quedarse con más porcentaje de las ganancias. Tras otra gira por la costa, cuando hicieron cuentas en un restaurante en Santa Rosalía, regresaron los desacuerdos por el reparto de ganancias, las que finalmente se distribuyeron a partes iguales, pero que provocó el enojo de Juan Ramos. A partir de ahí, esa mancuerna pasó a la historia.

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La trayectoria

Aunque a uno y otro les fallaba precisión en sus datos, Armando asegura que su consolidación como Los Huizapoles vino entre el 1987 u 88 “cuando grabamos el primer disco” —bueno, cassette, se autocorrigió. El primero de cuatro que grabaron cada año, hasta 1991. Llegaron a grabar un quinto material varios años después: un disco compacto y un video.

No podía dejar de preguntarles sobre El corrido de la palomilla, casi un himno nacional sudcaliforniano, especialmente de los estudiantes fuera de BCS. “Esa canción es un híbrido. Para empezar la música es de Chava Flores, está tomada de la canción “Dos horas de balazos” y se refería a personajes de la América del Norte, fue en California o en Texas y la historia de esos cuatro policías aquí los había los adaptó la palomilla de aquí,  le empezaron a poner otros versos”, señaló Armando, sin dejar de sostener que ellos compusieron otro par de estrofas. Incluso grabaron dos versiones, y “de tal manera que todo mundo le compuso cosas, tendría alrededor de 300 estrofas, si recopiláramos lo que cada quien ha puesto”.

Al preguntarles a ambos sobre el foro principal, o el de más convocatoria en el que estuvieron presentándose, ninguno dudó en citar al Teatro de la Ciudad, en La Paz. Sin embargo, presumen de haber tocado y contado chistes en teatros, parques, estadios y centros culturales de todo el país, desde el Distrito Federal hasta Monterrey o Guadalajara, pero especialmente en el Noroeste Mexicano: pues realizaron varias giras por Sonora, Sinaloa, Baja California y BCS. “Esporádicamente le pegamos un brinco al DF, del 91 al 92, a programas de televisión, lo que es ahora TV Azteca en aquel tiempo era Imevisión. Estuvimos en varios programas, en dos años, con una proyección nacional”, dijo Armando. Sus espectáculos llegaron a oídos de la comunidad latina en California, Estados Unidos, de donde surgieron invitaciones, aunque ninguna se concretó. Y así llegan al 2012 ó 2013, en que el conocido salón Cheve and Music, en La Paz, fue el último escenario que compartieran juntos.

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Foto: Internet.

La separación, según Raúl Conde

“Mucho obedece a la orientación que tenemos cada uno. A mí, políticamente lo que está pasando me duele mucho y estoy contra el sistema. Yo siempre he tratado de estar abriendo los espacios para hacer esto mejor. La última ruptura fue por eso, empezó a haber muy poco entendimiento, yo sentía muy duro el trato, desde antes, yo sentía muy difícil que el Armando embonara, reclamaba mucho, estaba peor que mi vieja, entonces yo no lo veía mucha salud a esto y sí, de hecho tuvimos algunas discusiones. Él tenía una visión diferente a la que yo tenía, incluso, llegó el momento en que era ya muy engorroso para mí. De hecho una vez le dije, ‘Armando parece que me quieres ver en la lona’”, contó Raúl en una entrevista concedida en el Instituto de Inglés “América”, donde él da clases.

Cuando Balandra y Damiana Conde, hijas de Raúl, empezaron a cantar y éste las llevaba a las giras de Los Huizapoles, comenzó a haber más problemas con Armando, afirmó. “Sentí mucho que al principio, cuando quisieron cantar mis hijas, él sintió muchos celos y de hecho se negó a acompañarme con ellas (…) Yo feliz porque cantaban la Balandra y Damiana, en una de esas me dijo, ‘yo no quiero acompañarlos’. Eso como que marcó, él quiso hacer cantar a sus hijos y no le salieron buenos cantantes (…) En otra ocasión, en Ensenada, porque me llevé a mis hijas, parezco un chismoso pero es parte para que tú te lleves la historia —me dijo—, cuando terminó la función de mis hijas, me dijo en el camerino que ‘son chingaderas, me quieres ganar el show, para qué las traes, para qué las metes. Me gustaría pegarme unos putazos contigo’”.

La bola de nieve llegó hasta los escenarios. Según Raúl, la gente lo consideraba a él como “el bueno” y en algunas ocasiones, ‘rescató’ el show interviniendo en los chistes de Armando, quien además no le gustaba hacerla de su patiño, lo que multiplicó sus diferencias pues “él resentía eso (…) De pronto, me quitaban la atención a mí (el público) y el Armando me veía con ganas de matarme, con odio, de esos pinches celos porque yo tenía prendida a la gente”. Incluso, hubo diferencias partidistas, pues “siempre fuimos la contra políticamente, creo que fue cuando ya decidí. Una vez llegaron los del PRD a pedirnos que tocaran para ellos cuando cuando estaban en el poder, como cuatro cabrones, yo les dije que no, que yo no estaba con ellos, ‘vamos a pagar 20 mil pesos’. No ‘si quieres págaselos al Armando, si yo lo que quiero es que ustedes se vayan a la verga, con su política tercermundista’. Y el Armando sí agarró la chamba esa”, pero anunciándose como Los Huizapoles, lo que Raúl denunció posteriormente hasta en medios locales.

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¿Te reunirías otra vez con él para un show? Le pregunté. “No, ya no. Esto fue para mí, un hartazgo, es como venderle el alma al diablo, a menos que no… —‘a menos que hubiera buen dinero de por medio’, comenté— Ni así. A la mejor, pero no repartirlo mitad y mitad ya, sino lo que yo considere que debo cobrar. Oque él cobre un sueldo y yo cobre el mío”.

Lo que aportaron Los Huizapoles

Al despedirme de cada uno, pregunté si habría algo relevante que no hubiera preguntado. Raúl habló sobre “la relevancia que tienen Los Huizapoles en el campo cultural. El rescate que se hicieron. El Armando hizo un rescate de varias piezas que están ahorita en el ballet folcklórico como La alegría, El romerillo, e hizo una recopilación de El amor apasionado, diferente del que tocan con el acordeón. Es importante que se sepa que fue el Armando el que los rescató; yo también aporte algunas como El Capotín, algunas composiciones nuestras, como La damiana. Y la aportación teatral que hicimos Los Huizapoles. Llegamos a dar 3 ó 4 mil funciones, ¡fácil, si no es que 5 mil en su historia!”. Armando contó que, al final de cuentas, su trabajo lleno de humor ha intentado llevar un mensaje y hacer un rescate cultural: “el humor es un vehículo para podernos comunicar y transmitir los mensajes que queríamos, en la risa va un mensaje (…) Difundir nuestra cultura, y también hicimos un trabajo de investigación, a través de la música y el habla popular”.

 

 

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Modesto Peralta Delgado

Modesto Peralta Delgado

Escritor y periodista. Nació en Ciudad Constitución, BCS, el 26 de febrero de 1978. Licenciado en Cs. de la Comunicación, por la UABC, en Mexicali, BC, en 2002. Autor de “Prólogos a la muerte”, Premio Estatal de Cuento “Ciudad de La Paz” en 2013, y de “Caperucita Roja, muy roja”, Estatal de Dramaturgia en 2015 —en edición—. Fue reportero web y editor de medios digitales. Es director y fundador de CULCO BCS.

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