Epigrafilia, la poesía adnominal de Raúl Cota Álvarez

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El librero

Por Ramón Cuéllar Márquez

La Paz, Baja California Sur (BCS). Raúl Cota Álvarez es sin duda uno de los poetas e intelectuales sudcalifornianos más influyentes dentro del contexto de la ciudad de La Paz. Ha logrado concebir importantes proyectos culturales que han beneficiado a un gran número de jóvenes interesados en la Poesía, a través de talleres literarios y de ediciones de revistas y colecciones de plaquetas con poesía, cuento y ensayo. Su labor incansable ha permeado en varios sectores, lo cual ha facilitado la difusión y promoción de la Literatura en todos sus ámbitos.

Por otro lado, también es un poeta que ha sabido construir su poesía a base de esfuerzo, constancia y dedicación. Iniciación al fuego es su primer libro de poemas y con el que dio pauta para que conociéramos algo de su producción. Ese libro entraña una búsqueda profunda de la significación de la realidad, una propuesta sobre los impactos del silencio y el cómo la poesía termina siendo nuestra forma de solucionar cada uno de esos frentes. Iniciación al fuego es una exploración que reivindica a su autor de sus propios exilios de la vida cotidiana y nos pone como lectores ante la posibilidad de entender las contingencias que significa vivir.

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Recientemente se publicó su libro, Epigrafilia, con el que ganó el Premio Regional de Poesía Ciudad de La Paz 2016, dando un paso importante hacia la consolidación de su obra personal, donde encontramos a un poeta más maduro, con sus mismas obsesiones y con un empecinado decir sobre las cuestiones sensorias, destacando su ritmo envolvente que nos lleva de la mano hacia un canto que trata no de revelarnos algo, sino de desnudar sus propios descubrimientos.

Escribir poesía no es fácil y él lo sabe, pero logra superar los escollos con cada nuevo poema y con un nuevo tratamiento. Los espejos, las errancias, la piel, las caricias, los silencios, la sensualidad, el mar, la arena, el agua son elementos que se despliegan y juegan un papel importante en la construcción de sus tropos. Nada más agradable que leer un poeta que va hacia el objeto para mostrarlo en sus diversas interpretaciones.

La poesía de Raúl Cota Álvarez no es fácil ni podemos esperar entenderla a la primera, porque su apuesta poética no va en ese sentido, sino en el de explorar la palabra, el verso y el poema como producto final, jugando con imágenes, metáforas y quitando las máscaras a la realidad con una actitud honesta. Y justamente su actitud honesta es lo que deja ver que su poesía va creciendo con él. No obstante, como lector veo que hay algunas construcciones sintácticas dentro del poemario que debilitan su escritura, que son manías u obsesiones que al escribir pasamos por alto porque no nos damos cuenta por estar imbuidos en el ritmo o en la idea del poema.

Así, a lo largo del libro hallamos 194 formas de agregarle al sustantivo adjetivos o complementos adnominales, que para un libro breve y poemas breves, resultan un exceso, pues tienden a ser monótonos y corren el peligro de ser una letanía, excepto en aquellos casos donde se libera de esas formas de escribir. Aquí algunos ejemplos:

  1. cobijo del suspenso,
  2. espasmo de la ausencia,
  3. olvido de la voz
  4. pájaros del miedo.
  5. engaño de la rosa
  6. la noche de tu cuerpo,
  7. el humor insano del silencio
  1. el naufragio del origen,
  2. el pulso del vientre
  3. fuerza del bullicio.
  4. el oficio del silencio.
  1. el vino espeso de los sueños,
  2. errante en la memoria
  3. el acecho del reflejo en los cristales,
  1. catarata de transparencias ancestrales
  2. piel de la ventisca.
  3. ascensión de olas enclaustradas
  4. íntimo horizonte del instante.
  5. astillas de luz a la deriva
  6. hallazgo hecho carne en el aliento.
  7. recuerdo del silencio
  8. memoria en la aduana del olvido.
  9. la entraña de la sangre
  10. el vaho cardinal del tiempo.
  1. la silueta de los nombres,
  2. el filo del silencio
  3. la piel del tacto
  4. la breve eternidad de su reflejo.
  5. la veleta de su sangre
  1. la sombra del silencio,

Todos ellos reflejo de un poeta que conoce el lenguaje, pero que al basar el hilo conductor de sus poemas en ese fraseo, hace que el salto poético se obstruya y no logre la sorpresa estética que hizo en su primer libro. Incluso en su otro libro Canto de las mutilaciones se repite ese modelo retórico. Estoy más que convencido que Raúl Cota Álvarez es un poeta que impacta, que convence, que resuelve sus cuitas diarias con la búsqueda de una poesía que hable por él, donde aprendemos de él y disfrutamos de una poesía que se desgaja y promete nuevos y mejores tiempos.

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Ramón Cuéllar Márquez

Nació en La Paz, en 1966. Estudió Lengua y Literaturas Hispánicas en la UNAM. Actualmente se desempeña como productor y guionista en Radio UABCS, donde dirige el programa “Letras Vivas, la voz de los escritores sudcalifornianos”. Ha publicado los libros de poesía: “La prohibición del santo”, “Los cadáveres siguen allí”, “Observaciones y apuntes para desnudar la materia” y “Los poemas son para jugar”; las novelas “Volverá el silencio”, “Los cuerpos” e “Indagación a los cocodrilos”; de cuentos “Los círculos”; y de ensayos: “De varia estirpe”.

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