A botepronto
Por Gladys Navarro
La Paz, Baja California Sur (BCS). Atrás quedaron los días en que el entonces candidato a gobernador, Carlos Mendoza Davis, alardeaba que sabía bien cómo erradicar el crimen en Baja California Sur. En donde tenía oportunidad lo decía. Dependiendo del lugar, lo enfatizaba todavía más. Los loretanos lo recordarán, por ejemplo, porque les tocó recibirlo en su arranque de campaña el 5 de abril del 2015 y entonces admitió que la violencia repuntó en el periodo de su antecesor, Marcos Covarrubias (cuatrienio del que formó parte desde la Secretaría General una temporada) y se lanzó muy seguro: “vamos a limpiar el estado, y lo vamos a hacer rapidito”. Creo que muchos nos preguntamos cotidianamente cuál es su definición de rapidez porque justo el pasado viernes 10 de marzo se cumplió un año y medio de su gestión y es evidente que la inseguridad no sólo no ha disminuido, sino que se ha agudizado y los hechos violentos a los que llaman “de alto impacto” se han extendido de La Paz al resto de los municipios sobre todo a Los Cabos, el motor económico de la entidad. Sólo tomando en cuenta la estadística del Sistema Nacional de Seguridad Pública, el mes de enero BCS tuvo una cifra histórica junto a Colima se ubicaron como las dos entidades que más homicidios dolosos registraron por tasa poblacional, en el caso de nosotros, tuvimos 55, esto es 7 veces más que la cifra de enero de 2016, una tasa de 7.7 homicidios por cada 100 mil habitantes (como referencia, la media nacional para enero fue de 1.8 muertes violentas por cada cien mil habitantes). Pero si las cifras no les dicen mucho, o les dicen pero hacen como que no (y me refiero a los defensores y aplaudidores del Gobernador), basta con contabilizar los eventos violentos de la última semana: 11 personas asesinadas del lunes 6 de marzo hasta la tarde de ayer, incluyendo dos mujeres, una de ellas con una amenaza en una manta, una adolescente lesionada al quedar en un fuego cruzado y una captura de un presunto narcomenudista en pleno lobby del hotel Hyatt Ziva en San José del Cabo. Un clima de violencia, pues, nunca registrado en aquel destino y que sin duda repercutirá negativamente por más que lo nieguen. La imagen del destino, cuya economía depende del turismo y es impulso importante para el resto del estado, ya está dañada, y no se advierte que se haga algo contundente para revertir esta situación. ¿Qué pensarán los empresarios que decidieron contratar a Carlos Mendoza? A un año y seis meses de su gestión conviene recordar aquellos discursos esperanzadores para muchos, simuladores para tantos, y seguramente que ahora coincidirán varios, plagados de mentiras. ¿Necesita el empleado más tiempo de prueba? ¿Qué no dijo con tal seguridad que sabía como hacerlo y “rapidito”? Durante su campaña enmarcaba la inseguridad de BCS en el contexto nacional y no en las fallas locales. Hoy como Gobernador responsabiliza a la familia. Culpa al núcleo familiar de producir ciudadanos consumidores de drogas y que al tiempo se convierten en delincuentes. Y la tarea ya no le parece tan sencilla de atender, hoy nos dice que el problema “duerme en nuestras casas”, acusa la falta de atención a jóvenes y los problemas de violencia entre padres, y la sola presencia policíaca no lo frenará, ha dicho. Lo entendemos en parte, porque es un problema que se dejó crecer como en el resto del país. Pero el cambio en el discurso y el panorama que enfrentamos día a día muestra que la situación no sólo está peor de lo que se pensaba, sino que confirma la opinión de quienes no le creyeron antes. Ratifica, pues, que el aspirante mintió una y otra vez y con demagogia barata en su carta de presentación, por.que la experiencia presumida no se ha traducido en resultados significativos. No hay una postura enérgica hacia la Federación para que enfrente su parte y tampoco se advierte que la llamada estrategia coordinada se traduzca en resultados positivos contundentes como aseguró una y otra vez, o sea “rapidito”. Hasta aquí de momento, queridos. Gracias por leerme. Los leo en abotepronto@gmail.com
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