La Paz, Baja California Sur (BCS). Cuando sale uno de este tipo de espectáculos, sientes que habrá una alfombra de nubes hacia la puerta y cualquier sonido parece insultar los oídos; así fue la sensación, la noche de este jueves 15 de diciembre que la Orquesta de Cámara de Bellas Artes ofreció el concierto Alegría del mundo en el Teatro de la Ciudad de La Paz, que lució abarrotado, con un público que aplaudió de pie y alguno que otro, con lágrimas de auténtica emoción.

Y es que este tipo de eventos pasan de ser un espectáculo a una experiencia mística. Se crea o no se crea en asuntos religiosos, al nacimiento de Jesús como inspiración para estas hermosas piezas pueden conmover hasta “el lomo más fuerte”, parafraseando al poeta César Vallejo. Éste que escribe así se emocionó con el Adestes fideles y Noche de paz, sin embargo, un par de hombres y mujeres del público, desde las primeras canciones, como el Ave María, ya portaban sus kleenex en las manos.

Alegría por el mundo fue llevado al Teatro de la Ciudad por el Sistema Estatal DIF y el Instituto Sudcaliforniano de Cultura. Con poco tiempo de difusión, realmente, sin campaña publicitaria fuerte, corrió con la misma suerte que la presentación del Ballet Nacional de Cuba, es decir, un boletaje agotado y filas largas para entrar al recinto, aún con una hora de anticipación.

Puntualmente, a las 20:00 horas, inició el concierto navideño bajo la batuta Lanfranco Marcelleti, quien dirigió a la Orquesta del Palacio de Bellas Artes —por cierto, en su sesenta aniversario— y a los cantantes de la Ópera de París, la soprano Emily Bry, y de la Ópera de Berlín, el tenor Mikkel Skorpen; además de las extraordinarias voces de México: las soprano Marcela Chacón y Ana de la Vega, el barítono Amed Lievanos, y el tenor Jorge Maciel. Sin dejar de lado la actuación de la Orquesta Sudcaliforniana Esperanza Azteca.

En el concierto estuvo el gobernador Carlos Mendoza, ¡qué bueno!, ya que poco se le ve en eventos culturales, pero más allá de su presencia, lo realmente importante es que el mandatario también despierte su sensibilidad ante la escena artística, pues hará falta apoyo para que sigan, ante el recorte de fondos de la Secretaría de Cultura a los estados. No hay que dejar de subrayar esta problemática y la necesidad de apoyar el arte y la cultura en Baja California Sur desde el Gobierno del Estado.

Alegría por el mundo fue una noche de gala donde nada importunó; se inició con puntualidad y en orden, quizás al estar cerca nunca se escuchó deficiente el sonido, quién sabe en las butacas del fondo; por supuesto, cada uno de los músicos y sus instrumentos, y los cantantes, ataviados de forma galante para la ocasión, y dando el tono verde navideño los niños y jóvenes de la Esperanza Azteca; apenas tres pinos como fondo, y una iluminación sobria, completaron el cuadro sobre el foro.

Al final el público ovacionó de pie, aunque los “¡bravo!” fueron lanzados desde los primeros temas. De verdad, el concierto difícilmente pudo dejar indiferente a alguien, ya que además de la satisfacción que deja un espectáculo sin falla alguna, la calidad y calidez de las interpretaciones dejaron un sabor de paz y esperanza. Hermoso es ver el dominio escénico de todos ellos, pues siendo un evento titulado Alegría del mundo, sus rostros lo transmitieron perfectamente: siempre sonrieron radiantes, y eso se agradece.