Doctor Strange: entre ciencia, hechizos, kung fu y Wi-Fi

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Kinetoscopio

Por Marco A. Hernández Maciel

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). Marvel Studios tiene la fórmula dominada a la perfección. Sus producciones tienen un sello y un molde definido y lo manejan con soltura, con autoridad. Este es el caso de Doctor Strange, donde si bien exploran el lado más psicodélico de su universo, este se mantiene apegado a las reglas que Kevin Feige –presidente de Marvel Studios– tiene férreamente definidas y no altera en absoluto la existencia del mismo. En este universo donde todo es posible, las reglas de su existencia son bastante estrechas, pero también son la base para el éxito descomunal que han conseguido sumando la experiencia de más de diez películas desde el el estreno de Iron Man en 2008.

Doctor Strange, basada en los comics de Marvel creados por Stan Lee y Steve Ditko, nos cuenta la historia del doctor Stephen Strange, talentoso y exitoso cirujano que tras un terrible accidente necesita encontrar una cura para él mismo que le permita recuperar su talento y su vida. Es en esa búsqueda donde conoce los poderes mágicos que lo convierten en el Hechicero Supremo, defensor ante las entidades místicas que acechan la Tierra.

De un inicio, esta historia de 115 minutos de duración, escrita y dirigida por Scott Derrickson, asume que estamos plenamente empapados del universo Marvel por lo que nos hacen transitar muy rápidamente a la acción y debido a ello pareciera que estamos ante un héroe que sale, literalmente, por arte de magia. Esta rapidez, que por un lado golpea y debilita la construcción de personajes más sólidos, permite irnos en fast track a las secuencias de enfrentamientos entre los antagonistas que son los puntos más fuertes del film.

Con una agilidad vertiginosa, el film arrebata elementos místico-científicos de filmes como 2001 de Stanley Kubrick, Inception de Christopher Nolan, la saga Harry Potter, Matrix de las hermanas Wachowski, Superman de Richard Donner, Hugo de Martin Scorsese; y los utiliza de manera magistral para alimentarnos visualmente con una serie de planos que nos sumergen en los multiversos que apenas estamos por conocer.

Y el arrebato no se queda ahí. Al ser un mundo que toma también prestados elementos de la cultura oriental, tenemos kung fu, tenemos té, tenemos meditación y algo parecido a un sable –yo diría tenemos Kill Bill–, y ¿saben qué? también tenemos wi-fi y por ahí radica el gran acierto de la dirección, mezclar la ciencia, con la magia, misticismo, multiversos, viajes astrales, conocimiento, paciencia, la vida cotidiana y el kung fu sin perder el rumbo, trayendo a la vida una obra que lubrica y opera de manera magistral esos engranes visuales que parece le pertenecen a máquinas muy diferentes. Pese a ello el concepto total deja un sabor de haberlo probado antes en otro lado; sorprende la manufactura, mas no la originalidad.

En la interpretación, Benedict Cumberbatch como el Doctor Strange cumple a la altura del encargo, si bien el guión no le exige un trabajo a fondo, su presencia física y su enigmático tono de voz le dan el poder suficiente para ser el dueño del papel por mucho tiempo. Y lo mismo podemos decir de todo el reparto: Tilda Swinton, Chiwetel Ejiofor, Benedict Wong, son convincentes y cumplen su cometido. Caso aparte la actuación de Rachel McAdams que llega  a ser intrascendente para la historia y del villano Mads Mikkelsen, quien fiel a la tradición de las producciones de Marvel, es un villano que se queda corto ante el potencial que presumía.

Y ante multiversos, entidades místicas, conjuros y Wi-Fi, la fórmula Marvel sigue intacta, y a la vez se renueva. Ahí está el héroe que surge sin saber muy bien porqué, humor familiar que estuvo a una rayita de volverse molesto, conexión a otras películas e historias, el cameo de Stan Lee, dos escenas post-créditos –que los empleados del cine seguramente odian porque tienen que esperar a que terminen las letritas para poder realizar su trabajo, y los que estamos en fila esperando nos tenemos que aguantar las ganas de entrar a la sala aunque las palomitas se pongan aguadas con el chile y el refresco se vaya calentando–. Doctor Strange es un viaje vertiginoso en un sueño  lúcido que sería genial ver en formato IMAX, lástima que para La Paz eso se ve muy lejano.

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Marco A. Hernández Maciel

Nació en La Paz a inicio de los 80’s. Es Licenciado en Ciencias de la Comunicación por el Tec de Monterrey. En 2006 dirigió el corto “Maldito Murphy” con la beca “Jóvenes Creadores”. Ha sido docente en la UABCS, Universidad de Tijuana y Universidad Mundial en guionismo y producción audiovisual. No puede evitar decir “I’m Batman” con voz rasposa, balbucear diálogos de “Volver al Futuro”, elogiar a Hitchcock o llorar al ver “Toy Story 3”.

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