Dark: un poema alemán televisivo

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Kinetoscopio

Por Alejandro Aguirre Riveros

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). Es difícil hablar de Dark sin hacer spoilers. En un nivel superficial se podría decir que la serie se sitúa en la pequeña ciudad ficticia de Winden, Alemania, donde una serie de desapariciones extrañamente ligadas a la planta nuclear ubicada en dicha localidad, comienzan a develar secretos y conexiones ocultas entre cuatro familias, conforme sale a la luz una siniestra conspiración relacionada a los viajes en el tiempo a través de tres generaciones. Así es como el suicidio de un hombre, una misteriosa cueva, la desaparición de un niño y una carta con instrucciones precisas de no abrirse hasta dentro de cuatro meses, a las diez con once minutos de la noche exactamente, son el disparador de un laberinto narrativo que funciona con la precisión de un reloj suizo.

En Dark cada detalle, cada giro de tuerca y cada final de temporada dan pie a nuevas y más complejas incógnitas conforme se van develando los secretos de una trama que parece concebida por un Borges pasado de Red Bull.

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Las mentes creativas detrás de esta alucinante producción son Baran do Obar y Jantje Friese, el dúo marido y mujer, quienes han declarado en varias ocasiones que una de sus principales inspiraciones fue la exitosa producción de Lost. Haciendo referencia a la manera en que esta serie -reconocida internacionalmente como una de las mejores de todos los tiempos- hacía uso de una compleja trama y una gran diversidad de personajes cuyos pasados se iban develando, conforme los giros de tuerca abrían diversas incógnitas con cada nueva temporada. Sin embargo, para la mayoría de sus espectadores la referencia más cercana a Dark es Stranger Things: ambas producciones de Netflix estrenadas en fechas cercanas y cuyas historias se desenvuelven en un frenético ambiente de ciencia ficción. Sin embargo, esta referencia hace gala de un juego de contrastes: Stranger Things es ágil, con un gran ritmo y personajes agradables y divertidos; mientras que Dark es pesada, compleja y sus protagonistas son hoscos y amargos. Además de que, a diferencia de esa constante descarga de adrenalina tan característica de la televisión gringa de los últimos años, Dark ofrece una historia cuya elaborada épica resulta tan silenciosa como frágil y melancólica. Se trata de una tonalidad que rememora más a series europeas recientes como la historia francesa de fantasmas The Returns o el thriller británico-francés The Missing.

En este sentido, el misterio central de Dark es tan abismal como el elemento mismo al que hace referencia su título. A través de una trama tensa y aterradora, se nos devela lentamente una historia generacional que utiliza los viajes en el tiempo como pretexto para hacernos reflexionar sobre el libre albedrío y la insoportable incertidumbre asociada a la condición humana. El resultado es un poema alemán televisivo cuyo lenguaje audiovisual utiliza lo mejor del film noir para adentrarnos en un espeluznante argumento que desborda tensión. El espectador hace frente así a una historia de terror que va más allá de lo físico para desbordarse hacia cuestiones existenciales.

Dark hace constantes referencias a otras películas y series de ciencia ficción como The Time Machine (1960), Donnie Darko (2001), 12 Monkeys (1995), Twin Peaks’ (1990-2017), Stalker (1979), The Butterfly Effect (2004), Primer (2004) e incluso Rick and Morty (2013– ), para alzarse de manera indiscutible como el referente obligado en cuanto a viajes en el tiempo hasta ahora.

Dark es la primera serie original de Netflix en idioma alemán; debutó el 1 de diciembre de 2017 y culminó con una aplaudida tercera temporada el pasado 27 de junio. En términos generales, se trata de unos de los grandes éxitos de Netflix y una de sus primeras apuestas de series producidas en otros idiomas ajenos al inglés junto con la mexicana Club de cuervos y la brasileña 3%. Dando pie a la creación de contenidos que permiten a otras formas de ver el mundo encontrar su voz y deleitarnos con tramas tan originales como entretenidas.

 

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AVISO: CULCO BCS no se hace responsable de las opiniones de los colaboradores, esto es responsabilidad de cada autor; confiamos en sus argumentos y el tratamiento de la información, sin embargo, no necesariamente coinciden con los puntos de vista de esta revista digital.

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Alejandro Aguirre Riveros

Originario de la Ciudad de México (30 de junio de 1985). Licenciado en Ciencias de la Comunicación por el ITESO. Ganó el premio al Mejor Documental en la Semana Municipal de Video de Guadalajara, obtuvo el primer lugar en la categoría Fotografía del Festival Universitario de la Comunicación y dirigió un corto experimental seleccionado por el Festival de Arte Chroma y el Tijuana Freakfilm Festival. Al egresar trabajó como videoasta y fotógrafo hasta que una enfermedad autoinmune devoró la superficie de sus ojos obligándolo a volcar su creatividad en la literatura. Premio Estatal de Cuento Ciudad de La Paz 2015 y finalista del Primer Torneo de Guión de Escribe Cine A. C. Actualmente dirige el taller de guión cinematográfico del Instituto Sudcaliforniano de Cultura.

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