Crítica: Spiderman, de regreso a casa

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Kinetoscopio

Por Marco A. Hernández Maciel

Calificación: ****Bien actuada, escrita y dirigida

La Paz, Baja California Sur (BCS). Un nuevo Hombre —adolescente, mejor dicho—  Araña regresa a casa, a Marvel, donde lo recibe su máxima estrella de su universo cinematográfico, nada menos que Iron Man, que ya empieza a denotar un cansancio de ser el héroe que salve al mundo, así como Robert Downey Jr. que empieza a sentirse un poquito desgastado por el papel (¿o seremos nosotros los espectadores que ya tuvimos demasiado?). Un regreso que le sentó bien después del reboot de dos películas que dirigió Marc Webb y que no logró afianzarse dejando más cabos sueltos que cualquier episodio de Game of Thrones.

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Este comentado regreso a Marvel ha entregado una película divertida, con un guión ágil y una dirección coherente. Con un ritmo adecuado y un humor básico pero eficaz. Este regreso a casa es una comedia de acción, donde se extraña el épico Hombre Araña. Ese mismo que ya una vez derrotó a un duende verde con máscara de Power Ranger y al mejor villano que ha salido de las películas Marvel, o sea el Doctor Octopus. Y sé que es una ociosidad enorme el comparar películas, pero en este caso es inevitable, y si por ende el tener una nueva película de Spidey aviva el debate de cuál versión es mejor, es la primer señal de que esta nueva película no logró superar a aquella primera trilogía dirigida por Sam Raimi.

Ahora, hay que ser justos con las situaciones de cada quién. En su momento, aquellas películas protagionizadas por Tobey Maguire eran su propio universo, digamos el Spiderman Cinematic Universe. No había vengadores, ni guardianes de la galaxia, ni Thanos ni guanteletes del infinito, y no los necesitaba. Con la tía May, con Mary Jane, con el inolvidable J. Jonah Jameson, con los Duendes Verdes, con eso era más que suficiente. En esta versión, el héroe de las telarañas revivió gracias a un acuerdo de último minuto entre Sony y Marvel para juntar sus universos cinematográficos y lo primero que hicieron fue meter “a güevo” a Peter Parker en la trama de Civil War, y de ahí pensar en su propia película.

Y ante esa situación, donde cualquier movimiento en falso podría provocar una catástrofe más grande que La Amenaza de Electro, Marvel Studios confirma que tiene perfectamente delineado su plan de trabajo y han desarrollado un músculo fuerte y tonificado en la elaboración de sus historias entregando una película en la que nuestro simpático vecino con poderes arácnidos siempre ha sido parte de este universo. Así que, aunque los guionistas se hayan sacado todos los ases bajo la manga que tenían para recrear y adaptar a este super héroe para compartir pantalla con Tony Stark y demás, ese requisito de pertenecer a un mundo ya establecido le quita mucho al ADN de nuestro trepamuros.

Porque así como Peter fue mordido por una araña para mutar en un ser que escala paredes con superfuerza y un sentido arácnido, el universo cinematográfico de Marvel vino a morder a esta saga para apoderarse de ella, quitarle su individualidad y dotarla de un servilismo mercantil que funciona y entretiene, pero con muy poco que heredar a la memoria colectiva del cine. Aquellas películas de Sam Raimi exudaban epicidad —palabra no reconocida por la RAE— en cada fotograma, y aun muchos podemos recordar con emoción las palabras del tío Ben o la sabiduría de la tía May que parecía que no se daba cuenta de nada. Acá, tenemos algunas escenas que seguramente inundarán las redes en forma de memes y una frase muy chaquetera en el más cómico e íntimo sentido de la palabra que puede ser vehementemente recordada.

Así que este rejuvenecimiento de la franquicia nos trae a un Peter de 15 años que aún no controla sus poderes del todo —¡pero aún así Tony Stark lo llevó a pelear contra el Cap!— y mucho menos sus hormonas, sumamente inseguro pero bien intencionado, deseoso de ser tomado en cuenta y dejar su huella. Todo esto muy bien representado por Tom Holland que se adueña del papel. Y en el bando contrario, tenemos a Michael Keaton como El Buitre, mostrando su portentoso talento histriónico y dándole profundidad y tono a un personaje que podría haber caído muy fácil en el cementerio de villanos muy olvidables del universo Marvel, siendo mucho más atemorizante cuando no tiene el traje puesto, lo cual es un logro enorme de su interpretación.

¿Debemos resignarnos a este Spiderman con sabor light? Espero que no. Como un paso introductorio para el ensamble de superhéroes me parece que ha salido muy bien librado, pero el amigable vecino tiene mucho para madurar en su propio universo, con su propio tono y su propia voz. El director Jon Watts supo transitar perfectamente en esa cuerda floja de seguir al pie de la letra la receta preestablecida dándole su sabor personal, pero con una vez fue suficiente. Ahora, hay que dejar que el sentido arácnido no se equivoque y recuerden que con un gran poder, viene una gran responsabilidad.

 

La calificación de Kinetoscopio:

5 Estrellas: Clásico imperdible

4 Estrellas: Bien actuada, escrita y dirigida

3 Estrellas: Entretiene

2 Estrellas: Sólo si no tienes otra opción

1 Estrellas: Exige tu reembolso

0 Estrellas: No debería existir

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Marco A. Hernández Maciel

Nació en La Paz a inicio de los 80’s. Es Licenciado en Ciencias de la Comunicación por el Tec de Monterrey. En 2006 dirigió el corto “Maldito Murphy” con la beca “Jóvenes Creadores”. Ha sido docente en la UABCS, Universidad de Tijuana y Universidad Mundial en guionismo y producción audiovisual. No puede evitar decir “I’m Batman” con voz rasposa, balbucear diálogos de “Volver al Futuro”, elogiar a Hitchcock o llorar al ver “Toy Story 3”.

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