Crítica: Alien: Covenant

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Alien: Covenant ya está en las salas de cine de La Paz. Fotos: Internet.

Kinetoscopio

Por Marco A. Hernández Maciel

Calificación: ****Entretiene 

 

ADVERTENCIA: Esta reseña contiene spoilers de Alien: Covenant.

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). Al igual que los tripulantes del Covenant, esta película hace un viaje de dimensiones interestelares de momentos alucinantes y emocionantes, a tramos soporíferos y predecibles. Tiene escenas que pueden ser de lo mejor de la franquicia, a secuencias en las que todos sabemos qué, cómo, cuando y porqué va a pasar. Alien: Covenant, es una producción palomitera que es más cercana a un remake que a una aportación a la franquicia que consta ya de seis películas –sin contar las malas bromas que fueron Alien vs. Depredador.

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Y aunque lo más sobresaliente es que nos cuentan el origen del Xenomorfo y lo vemos emerger por primera vez en la línea temporal de la historia, esta aparición no emociona ni sorprende. Incluso se percibe como un personaje innecesario, ya que la amenaza del androide David como el origen y la mente –artificial– maestra detrás de la creación de la mencionada abominación es más terrorífica que la misma aparición del legendario monstruo.

De hecho, el verdadero protagonista de la historia es David, el androide interpretado por Michael Fassbender, quien también interpreta a Walter, el androide bueno, que paradójicamente son los personajes mejor desarrollados de la película, ya que todos los humanos son una bola de llorones  que siguen yendo solos a orinar o van a bañarse en unas ruinas oscuras donde nadie te podrá escuchar aunque grites desgarradoramente. Son una bola de clichés de malas decisiones y de carne, sangre y vísceras que tarde o temprano explotarán en la pantalla. Porque tarde o temprano, a todos, a todos, les llega su hora. Les dije que habría spoilers, aunque eso ya lo sabíamos porque ha pasado en todas las películas de la saga.

Es en esa repetición gastada de la fórmula que la película pierde lo que pudo haber ganado con su premisa de que los seres humanos seremos víctimas de nuestras creaciones. De que somos parte de un ciclo en el cual en la búsqueda de la verdad sobre nuestro origen, está la respuesta a nuestra extinción. En ese sentido, la película es una excelente secuela de Prometeus, ampliando el socavón filosófico en el que nos sumergimos en aquella producción, pero es una pésima precuela de Alien, porque a pesar de que el Xenoformo de sangre súper ácida se muestra en plenitud de facultades gracias a la tecnología digital, de repente el suspenso se convierte en una película de acción más parecida a Transformers que a un thriller de supervivencia al límite.

Al final, la película sufre lo mismo que sus protagonistas. Un guión que intentaba seguir el camino de descubrimiento mediante el suspenso y la angustia, que fue infectado por una idea que le exigía tener muchos aliens, mucha sangre, muchos clichés y un desnudo para mostrar en el trailer y activara las hormonas de un público que jamás había visto al Xenomorfo en pantalla grande. ¿El resultado? Un híbrido sin sabor, con algunas ideas buenas, con una ejecución en la dirección notable, pero que no es suficiente para salvarla de la mediocridad.

 

La calificación de Kinetoscopio:

5 Estrellas: Clásico imperdible

4 Estrellas: Bien actuada, escrita y dirigida

3 Estrellas: Entretiene

2 Estrellas: Sólo si no tienes otra opción

1 Estrellas: Exige tu reembolso

0 Estrellas: No debería existir

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Marco A. Hernández Maciel

Nació en La Paz a inicio de los 80’s. Es Licenciado en Ciencias de la Comunicación por el Tec de Monterrey. En 2006 dirigió el corto “Maldito Murphy” con la beca “Jóvenes Creadores”. Ha sido docente en la UABCS, Universidad de Tijuana y Universidad Mundial en guionismo y producción audiovisual. No puede evitar decir “I’m Batman” con voz rasposa, balbucear diálogos de “Volver al Futuro”, elogiar a Hitchcock o llorar al ver “Toy Story 3”.

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