Almas liberadas

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FOTO: Cortesía

Especial Día del Padre

 

Mención honorífica del concurso “Carta al Padre” 2022

Por Nikté Izel

 

 

Querido padre:

Escribo estas líneas con tinta de nostalgia y las lanzaré al viento como bandada de pájaros para que las atrapes con tus manos callosas, esculpidas por grasa y fierros oxidados por el olvido. En ellas te cuento un hermoso sueño con un final feliz. En mi sueño, tú realmente eras un padre.

Cerré mis pupilas dilatadas y caí en letárgico descanso, soñé que tus ojos no me veían con malicia, yo era la luz de tus ojos, tu princesa, veías en mí los años gloriosos de tu niñez, yo representaba los días más felices de tu vida.

Soñé que tus manos no robaban mi inocencia, tus manos sanaban los raspones de mis rodillas, me empujaban en los columpios y me sostenían cuando estaba a punto de caer.

Soñé que no oscurecías mi infancia con tu pecado, alumbrabas mis noches con historias y cuentos fantásticos, me hacías soñar con hadas y sirenas llenas de encanto.

Soñé que tus puños no me dejaban tatuajes en mi piel, tus puños mataban mis monstruos y mi piel de durazno brillaba con la luz de la luna y era la envidia del sol.

Soñé que me amabas como se ama a una hija, soñé que me amabas como se ama a Dios.

Soñé, solo fue un sueño…

Pero este sueño he decidido hacerlo realidad, los recuerdos tristes los he sepultado muy hondo, en las entrañas de la tierra, donde han quedado atrapados entre raíces con nudos apretados para que no intenten regresar a mí.

Hoy padre, la paz llegó a mi alma y me atrevo a decirte que yo si te amo como se ama a un padre. Tu ADN ha sobrevivido en mí, hoy es mi santuario de vida, mis células amontonadas son tus células, no reniego de ellas, y no porque lo digan las sagradas escrituras Honraras a tu padre y a tu madre, no, es porque he ganado la batalla, dejé ir al pasado, me he quedado con lo mejor de tu esencia. A pesar de todo, siempre te admiré por tu honradez y tu amor al trabajo, son las únicas cosas buenas que tengo de ti y con eso me quedo. Ya dejé de sacar el hilo negro de tus memorias aflorando tus errores y tu pecado, no soy juez recto y soberano para sentenciarte. He lamido yo misma mis heridas para poder sanarlas, sangraron por muchos años, pero por fin han cicatrizado, ¿por qué dicen que las cicatrices son feas? las mías son hermosas y representan la victoria de mi pasado. Dejé que pasara lentamente el tiempo y corrí detrás del viento en busca de mi verdadera identidad.

Ya no lloro más por ti, por mí, por nosotros, prefiero seguir bordando sueños de amor contigo, sueños en donde tú eres ese padre que me dio la vida y su vida misma, que luchó incansablemente por verme feliz, que mis sonrisas eran tu alimento de cada día.

Quédate en paz padre, que yo ya he sanado, volví a nacer, pero esta vez nací completa, entera, lo suficientemente fuerte como un roble para albergar cientos de pájaros y con mi alma desatada del tormento. Las lagunas de mi memoria se asentaron en el olvido, mi corazón roto ha sido remendado, hoy florece en todas las estaciones del año y guarda un espacio para ti.

A través del perdón me libero y te libero padre, vuela, vuela muy alto, no dejes de volar hasta alcanzar el cielo vasto de estrellas y conviértete en una de ellas, yo alzaré mi vista para buscarte cada noche, mi alma desencadenada intentará escuchar tu voz junto con el canto de los grillos y el murmullo del aire. Te abrazaré en cada puesta de sol, extenderé mis brazos hasta el horizonte para poder alcanzarte, guardaré el olor de las rosas cada primavera para enviártelo como regalo de reconciliación en día de muertos, a través de alguna alma mensajera.

Entre salmos y proverbios elevaré mi pegaría al cielo y pediré una sola cosa, que estés donde estés, seas absuelto de tu pecado, para que se te abran las puertas celestiales y te unas al coro de ángeles, porque creo en los milagros.

Finalizo estas líneas cargadas de esperanza, en donde el borrador ha terminado con mi llanto y la tinta de mi conciencia reconoce que heredé tu carácter fuerte, esto te lo agradezco, es lo que me ha mantenido viva para florecer en desiertos y tierra estéril. Que encuentres la paz eterna y tu descanso regocije tu espíritu.

Nikté Izel

P.D: Deseo que renazcas en colibrí, te poses en el árbol de bugambilias de mi jardín y con tu canto me digas que tu alma a encontrado el esplendor de Dios.

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Nikté Izel

Mención honorífica del concurso “Carta al Padre” 2022

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