El peligro de los “antivacunas”

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Hilo de media

Por Elisa Morales Viscaya

 

La Paz, Baja California Sur (BCS). Cual obsequio navideño, a México llegó el primer lote de vacunas contra la COVID-19 a finales de diciembre. Lo que para muchos –la gran mayoría, quiero pensar– fue una excelente noticia, porque implicó que las primeras personas comenzarían a ser vacunadas y el camino hacia el fin de la pandemia daba su primer paso, aunque aún quedara un largo camino por recorrer. Pero no para todos.

Las vacunas salvan millones de vidas al año. Para los académicos de la salud, la vacunación está dentro de los máximos logros de la medicina del siglo XX. Sin embargo, y a pesar de esto, un sector de la sociedad la rechaza y se niegan a vacunar a sus hijos y a ellos mismos; se les conoce como “movimiento antivacunas”, y aunque con la ayuda de las redes sociales y la tecnología actualmente tienen mucha más difusión y sus cuestionables postulados son popularizados, lo cierto es que son tan antiguos como la misma vacunación.

 

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Desde el siglo VII, en la India, monjes budistas bebían veneno de serpiente para adquirir inmunidad frente a la picadura de estos reptiles y existen documentos del siglo XVII donde se plasma que en China se espolvoreaba intranasalmente el polvo de pústulas desecadas con objeto de prevenir la viruela, pero la era moderna de las vacunas inicia alrededor de 1880, con el científico inglés Edward Jenner.

En 1796, Jenner realizó un experimento raspando el brazo de un niño de 8 años con material de una llaga de viruela bovina. Luego, repitió el experimento, pero esta vez agregó una pequeña cantidad de viruela al mismo niño. Él esperaba que el procedimiento inmunizara al niño contra la mortal infección de la viruela. Y de hecho, lo hizo. Cinco años más tarde, el descubrimiento de Jenner se estaba utilizando en toda Europa contra la viruela y una década después se había vuelto global.

Pero la oposición fue rápida y brutal. Al iniciar la vacunación generalizada este metodo de inmediato surgieron los opositores. Algunos, incluida la iglesia, creían que la vacuna “no era cristiana” porque provenía de un animal; otros reflejaban su desconfianza general ante la medicina oponiéndose a la vacunación. Así, en la Inglaterra victoriana decenas de miles de personas salieron a las calles en oposición a las vacunas obligatorias contra la viruela. Hubo arrestos, multas y algunas personas incluso fueron enviadas a la cárcel.

Hacia el final del siglo XIX, la historia se repitió en los Estados Unidos: opositores a la vacunación estadounidenses libraron batallas en los tribunales para derogar las leyes de vacunación en varios estados, sin éxito. Pero las ligas antivacunas perduraron.

Para 1970, se disparó la paranoia contra la vacuna del DPT (tosferina, disfteria y tetanos) tras un informe del Hospital para Niños Enfermos Great Ormond Street en Londres, que declaraba que 36 niños habían sufrido problemas neurológicos después de recibir esta vacuna, hasta los Estados Unidos impactó la noticia y generó un gran revuelo mediático. Aunque posteriormente se desestimó el caso ya que no se encontraron pruebas de que hubiera relación alguna entre las supuestas reacciones adversas a la inmunización, el daño estaba hecho: el movimiento antivacunas moderno había nacido para quedarse.

Años después, en los 90, surge un nuevo ímpetu antivacunas ahora contra la de la Triple Vírica, que protege contra el sarampión, la rubeola y las paperas. Surgió en Holanda y se dispersó por todo el mundo: el bulo de que esta vacuna podía generar autismo en los niños. Seis años más tarde se demostró que el informe con el que se inició esta controversia era fraudulento y varios de los coautores del trabajo se retractaron de las conclusiones del mismo.

Así, aunque finalmente la teoría fue desmontada y el vínculo entre el autismo y las vacunas fue descartado por la comunidad científica, esto parece no importarle ni en lo más mínimo a la comunidad antivacunas que mantiene una alta actividad en redes sociales sosteniendo que la vacunación es peligrosa para los niños. Lo realmente peligroso son ellos, los antivacunas, de hecho, la OMS a principios de este año declaró a “las dudas y el rechazo a las vacunas” como una de las 10 principales amenazas para la salud mundial.

La historia y la ciencia son muy claras, la vacunación es el medio más efectivo para combatir enfermedades epidémicas y sólo a través de una intensa campaña de vacunación es posible inmunizar a toda la población y, con los años, aspirar a erradicarlas. Las vacunas tienen beneficios individuales y sociales. Si se vacunan suficientes personas, la llamada «protección de rebaño» protege a quienes, por un sistema inmunológico débil o por reacciones alérgicas no pueden vacunarse.

En medio de un rebrote de la pandemia que se cobró la vida de casi 120 mil mexicanos, México fue el primer país de América Latina en vacunar a su población contra la COVID-19, de hecho, nuestro país es reconocido por su Programa de Vacunación Universal, el cual es público y gratuito.  A nivel mundial, es uno de los esquemas más completos, lo que ha permitido hacer frente a amenazas de enfermedades prevenibles por vacunación.

Es muy probable que el inicio de la vacunación contra la COVID-19 no sea la solución milagrosa e inmediata que todos deseamos. Pero la vacuna es la herramienta que eventualmente nos va a sacar de esta crisis sanitaria, sin dejar de lado las demás medidas. Cuando te toque, vacúnate. Por ti, por tu familia, por tu país y por el mundo.

 

REFERENCIAS

https://www.healthychildren.org/Spanish/safety-prevention/immunizations/Paginas/History-of-Immunizations.aspx

https://www.historyofvaccines.org/es/contenido/articulos/historia-de-los-movimientos-en-contra-de-la-vacunaci%C3%B3n#Source%203

https://www.bbc.com/mundo/noticias-50952151#:~:text=La%20historia%20comienza%20en%201798,brindaba%20protecci%C3%B3n%20contra%20la%20viruela.

https://www.elconfidencial.com/cultura/2020-11-15/movimiento-antivacunas-amenaza-covid-vacunas_2829055/

http://ene-enfermeria.org/ojs/index.php/ENE/article/view/580/vacunas_internet

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Elisa Morales Viscaya

Nacida en La Paz de los ochentas. Maestra en Administración de Empresas por el Instituto Tecnológico de La Paz; Licenciada en Derecho por la Universidad Autónoma de Baja California Sur; editora y reportera web en CULCO BCS. Escritora por afición y ciudadana del mundo.

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